II Macabeos 8 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 29 versitos |
1

Primera actividad de Judas
1 Mac 3

Mientras tanto, Judas el Macabeo y sus compañeros, entrando a escondidas en los poblados, convocaban a sus parientes y reunían a los que habían permanecido fieles al judaísmo. Así, juntaron unos seis mil hombres.
2 Suplicaban al Señor que mirase al pueblo pisoteado por todos y se compadeciera del santuario profanado por hombres impíos;
3 que se compadeciera de la ciudad destrozada, a punto de ser arrasada por completo; que escuchara el clamor de la sangre que clamaba al cielo;
4 que recordara el injusto exterminio de niños inocentes y las blasfemias pronunciadas contra su Nombre, y que mostrara su rigor contra el mal.
5 En cuanto el Macabeo organizó a su gente, se hizo invencible a los enemigos, porque la ira del Señor se cambió en misericordia.
6 Llegaba inesperadamente a ciudades y poblados y las incendiaba, tomaba posiciones estratégicas y ponía en fuga a numerosos enemigos,
7 aprovechando sobre todo para estas operaciones la complicidad de la noche. La fama de su valentía se extendía por todas partes.
8 Al ver Felipe que aquel hombre progresaba poco a poco y que conseguía éxitos cada vez más frecuentes, escribió a Tolomeo, gobernador de Celesiria y Fenicia, para que defendiese los intereses reales.
9 Tolomeo eligió inmediatamente a Nicanor, hijo de Patroclo, del rango superior entre los Grandes del Reino, y lo envío al frente de no menos de veinte mil hombres de todas las naciones, para exterminar a toda la raza judía, y le agregó a Gorgias, un general con mucha experiencia militar.
10 Con la venta de esclavos judíos, Nicanor contaba completar los sesenta mil kilos de plata del tributo que el rey debía a los romanos.
11 Despachó enseguida mensajeros a las ciudades de la costa, invitándolas al mercado de esclavos judíos, prometiendo entregar noventa esclavos por treinta kilos de plata, sin sospechar el castigo del Todopoderoso que se le venía encima.
12 Cuando le llegó a Judas la noticia de la expedición de Nicanor, informó a su gente de la proximidad del enemigo,
13 los cobardes y los que no esperaban la venganza de Dios huyeron a refugiarse en otros sitios;
14 pero los demás vendían todo lo que les quedaba, rogando al mismo tiempo al Señor que librara a los que el impío Nicanor había vendido ya antes de la batalla.
15 Rogaban al Señor que hiciera esto si no por ellos, al menos por las promesas hechas a sus padres y por invocar sobre ellos su Nombre augusto y magnífico.
16 El Macabeo reunió a sus seguidores en número de seis mil y los arengó a no asustarse ante el enemigo ni temer a la inmensa multitud de gentiles que los atacaba injustamente. Al contrario, que luchasen con valentía,
17 teniendo ante los ojos la insolencia criminal de aquellos contra el lugar santo, las injurias y burlas contra la ciudad y además la supresión de las costumbres de sus antepasados.
18 Dijo:
– Ellos confían en sus armas y en su audacia, pero nosotros confiamos en el Dios Todopoderoso, que con un gesto puede deshacer a nuestros atacantes y al mundo entero.
19 Les enumeró las intervenciones de Dios en favor de sus antepasados, aquella del tiempo de Senaquerib, cuando perecieron ciento ochenta y cinco mil,
20 y la batalla contra los gálatas en Babilonia, cuando ocho mil judíos entraron en acción junto con cuatro mil macedonios, y a pesar de verse desbaratados los macedonios, los ocho mil judíos, gracias a la ayuda del cielo, aniquilaron a ciento veinte mil enemigos y consiguieron un gran botín.
21 Enardecidos con aquellas palabras, quedaron dispuestos a morir por la patria y las leyes. Entonces Judas dividió al ejército en cuatro cuerpos;
22 puso al frente de cada uno a sus hermanos Simón, Josefo y Jonatán, asignando mil quinientos hombres a cada uno.
23 Además ordenó a Eleazar que leyera el libro sagrado. Y después de darles como contraseña ¡Dios ayuda!, él mismo se puso al frente del primer cuerpo, y atacó a Nicanor.
24 Y con el Todopoderoso como aliado, mataron más de nueve mil enemigos; dejaron heridos y maltrechos a la mayoría de los soldados de Nicanor, y los hicieron huir a todos.
25 Recogieron el dinero de los que habían ido con intención de comprarlos. Y después de perseguirlos bastante tiempo, se volvieron, frenados por lo tarde que era,
26 porque era víspera de sábado, y por eso no pudieron perseguirlos más lejos.
27 Les recogieron las armas, despojaron los cadáveres enemigos y celebraron el sábado, alabando y agradeciendo solemnemente al Señor por haberlos conservado hasta aquel día señalado por Dios como comienzo de la misericordia.
28 Después del sábado dieron parte del botín a los damnificados, a las viudas y a los huérfanos; el resto se lo repartieron entre ellos y sus hijos.
29 Después de hacer el reparto tuvieron rogativas públicas, pidiendo al Señor misericordioso que completara su reconciliación con sus servidores.

30 Lucharon también contra los de Timoteo y Báquides, y les mataron más de veinte mil; se apoderaron de muchas plazas fuertes de montaña, y distribuyeron un cuantioso botín por partes iguales entre ellos, los damnificados, los huérfanos y las viudas, y también los ancianos.

31 Les recogieron las armas y las almacenaron cuidadosamente en sitios estratégicos; el resto del botín lo llevaron a Jerusalén.

32 Mataron al comandante de las tropas de Timoteo, un hombre de lo más impío, que había hecho mucho mal a los judíos.

33 En las fiestas de la victoria en la capital quemaron vivos a los que habían incendiado las puertas santas y a Calístenes, que se había refugiado en una casilla. Así él recibió el castigo merecido por su impiedad.

34 El bandido Nicanor, que había llevado a mil comerciantes para la venta de judíos esclavos,

35 humillado, gracias a Dios, por los que él consideraba los últimos, despojado de sus ropajes suntuosos, como un esclavo fugitivo, solitario, a campo traviesa, llegó a Antioquía, muy afortunado en comparación con su ejército derrotado.

36 Y el que esperaba pagar a los romanos un tributo con la venta de esclavos de Jerusalén, proclamaba que los judíos tenían un defensor y que eran invulnerables por seguir las leyes que él les había impuesto.

Patrocinio

 
 

Introducción a II Macabeos

2 MACABEOS

¿Un libro histórico? No estamos ante una historia en sentido clásico, sino más bien ante la transformación de datos reales en una especie de parábola o símbolo, desarrollado sobre un esquema que se podría resumir así: un Reino de Dios en la tierra, del que forman parte un pueblo de escogidos, y los demás quedan fuera. Los de dentro están ligados a su Dios, que es su verdadero rey: si no lo obedecen son escarmentados; si le son fieles participan de los bienes de esta vida y de una vida después de la muerte. Hay una comunidad entre los ciudadanos vivos y muertos: algunos difuntos viven más allá e interceden por los que viven acá; algunos mueren con culpas que los vivos pueden expiar con oraciones y sacrificios.
Todo era bello y pacífico bajo Onías; pero por el pecado de algunos judíos el Señor se encoleriza y castiga a su pueblo, culminando en el martirio de Eleazar y de los siete hermanos con su madre. Este momento es como una expiación: el Señor pasa de la cólera a la misericordia, y los acontecimientos, incluso los más adversos, se vuelven triunfalmente a favor de los judíos.
Los de fuera, o sencillamente no entran en la representación, o son extras que contemplan, o son ejecutores providenciales de un escarmiento, o son agresores que sufren un castigo ejemplar.

Estilo literario.
El autor dice en el prólogo que su tarea no ha sido fácil, y da a entender en el epílogo que ha quedado satisfecho de su trabajo y espera que les guste a los lectores. ¿Es cierto? ¿Ha conseguido el libro agradarnos a nosotros, como quizás agradó a sus contemporáneos? Hay en el libro una serie de cosas que nos desagradan: el recurso a las apariciones crea la impresión de un «deus ex machina» para los momentos de crisis; las mismas apariciones resultan de una magnificencia infantil; la tendencia a exagerar y esquematizar; el estilo hinchado y retorcido; el patetismo teatral; el placer de contar y multiplicar las bajas enemigas. Algo así sería nuestro libro en clave narrativa.
Leyendo el libro podríamos pensar en un auto sacramental barroco con mucho de tramoya y aparato escénico. El público tiene que quedar prendido en la intensidad de la pasión o de su expresión. Los personajes son más bien símbolos; el tiempo se concentra en los momentos dramáticos; los diálogos, como el de la madre de los Macabeos y sus hijos frente al tirano, están compuestos de cara a un público. También adquieren valor escénico las intervenciones corales de la multitud anónima, creando un clima e induciendo el contagio de los espectadores.
Para disculpar semejantes impresiones algunos apelan a la historia literaria: el libro es producto de su época. Pero la respuesta no basta; tener valor de documento no es tener valor literario. Además, la época no justifica el valor de sus libros, sino que los libros recomiendan o condenan una época literaria. Si lo típico de aquella época eran semejantes producciones, la época no es un momento estelar de la literatura. La obra puede ser objeto de estudio, no de disfrute.

Mensaje religioso. A favor del libro están algunas enseñanzas importantes: la fe en la resurrección, justificada por el poder creativo de Dios; la valentía de los mártires sin distinción de edad; el templo como tesoro de limosnas para los pobres; la protección divina como respuesta a la oración confiada; el triunfo del bien sobre el poder tiránico y su violencia. Son valores que fácilmente se entresacan del libro y se imprimen favorablemente en la memoria.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Patrocinio

Notas

II Macabeos 8,1-368:1-10:8. El autor resume en tres momentos la rebelión macabea: la aparición victoriosa de Judas Macabeo (8,1-36), la muerte de Antíoco IV (9,1-29) y la purificación del Templo (10,1-8).

8:1-36 Primera actividad de Judas. Al comenzar a leer este capítulo pareciera que fuera continuación de 5,27. El autor centra toda su atención en Judas. No menciona a Matatías ni a sus hermanos, más aún, le señala a Judas funciones organizativas propias de su padre (1Ma_2:19-48).


II Macabeos 8,2-4Antes de cualquier acción, el ejército macabeo hace una oración que parte del análisis de la realidad social y política, y que se convierte en clave teológica para justificar su lucha. La realidad presenta un pueblo pisoteado, un Templo profanado, una ciudad destrozada, la sangre del pueblo clamando al cielo, el exterminio de inocentes y las blasfemias contra Dios.
II Macabeos 8,5-36En el versículo 5 tenemos la clave teológica más importante de toda la sección: «la ira del Señor se cambió en misericordia». Y la misericordia hace invencible a Judas.
En 1Ma_2:46 y 3,8 Judas purificaba las ciudades aniquilando a los «renegados» y circuncidando los niños. Aquí lo hace a través del fuego como si fuera un sacerdote ofreciendo un sacrificio.
De acuerdo al valor de la época, 30 kilos de plata era una cifra irrisoria por 90 esclavos. Esto demuestra el desprecio de Nicanor por los judíos (11; cfr. Sal_44:13).
El texto establece un claro contraste entre Nicanor que confía plenamente en el poder de sus armas, y Judas Macabeo que confía ciegamente en el poder misericordioso de Dios (18). La fe del ejército macabeo la resume Eleazar en la frase «Dios ayuda» (23). En las grandes batallas, aún en las que pensamos que están pérdidas, hay que confiar en la ayuda misericordiosa de Dios. Judas Macabeo, siguiendo la tradición religiosa judía, motiva sus tropas para el combate (19s), haciendo un breve recuento de las intervenciones de Dios en la historia (Éxo_12:23; 2Re_19:35).
Otro contraste interesante se da en la persona de Nicanor, quien esperaba apropiarse de muchos esclavos judíos para venderlos (10s), sin embargo, él mismo será quien termine como un esclavo fugitivo (35), que se salvó de caer prisionero porque era víspera de sábado (24-27). Nicanor termina reconociendo el poder misericordioso de Dios para con el pueblo judío (36).
Desde una perspectiva cristiana notamos el contraste entre la misericordia de Dios que actúa para salvar a su pueblo y la actitud inmisericorde del ejército macabeo con sus enemigos, a quienes por venganza quema vivos (33).
Judas Macabeo le imprime al botín de guerra una dimensión social destinando parte de éste a los más necesitados (28). El mundo de hoy espera que parte del botín que acumulan los países y multinacionales más ricos del mundo, lo redistribuyan entre las naciones más pobres de la tierra.