Rut 4 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 22 versitos |
1

La boda
Dt 25,5-10

Booz, por su parte, fue a la plaza del pueblo y se sentó allí. En aquel momento pasaba por allí el pariente del que había hablado Booz. Lo llamó:
– Oye, fulano, ven y siéntate aquí.
El otro llegó y se sentó.
2 Booz reunió a diez ancianos y les dijo:
– Siéntense aquí.
Y se sentaron.
3 Entonces Booz dijo al otro:
– Noemí ha vuelto de los campos de Moab y ha puesto en venta la tierra que era de nuestro pariente Elimélec.
4 He querido ponerte al tanto y decirte: Cómprala ante los aquí presentes, los ancianos, si es que quieres rescatarla, y si no, dímelo; porque tú eres el primero con derecho a rescatarla y yo vengo después de ti.
El otro dijo:
– La compro.
5 Booz prosiguió:
– Al comprarle esa tierra a Noemí adquieres también a Rut, la moabita, esposa del difunto, con el fin de conservar el apellido del difunto junto con su herencia.
6 Entonces el otro dijo:
– No puedo hacerlo, porque perjudicaría a mis herederos. Te cedo mi derecho; a mí no me es posible.
7 Antiguamente había esta costumbre en Israel, cuando se trataba de rescate o de una compra-venta: para cerrar el trato se quitaba uno la sandalia y se la daba al otro. Así se hacían los tratos en Israel.
8 Así que el otro dijo a Booz:
– Cómpralo tú.
Se quitó la sandalia y se la dio.
9 Y entonces Booz dijo a los ancianos y a la gente:
– Hoy los tomo por testigos de que adquiero todas las posesiones de Elimélec, Kilión y Majlón de manos de Noemí,
10 y de que adquiero como esposa a Rut, la moabita, mujer de Majlón, con el fin de conservar el apellido del difunto junto con su herencia, para que no desaparezca el apellido del difunto entre sus parientes, ni sea olvidado en este pueblo. ¿Son testigos?
11 Todos los allí presentes respondieron:
– Somos testigos.
Y los ancianos añadieron:
–¡Que a la mujer que va a entrar en tu casa la haga el Señor como Raquel y Lía, las dos que construyeron la casa de Israel! ¡Que tengas riqueza en Efrata y renombre en Belén!
12 ¡Que por los hijos que el Señor te dé de esta joven tu casa sea como la de Fares, el hijo que Tamar dio a Judá!
13 Así fue como Booz se casó con Rut. Se unió a ella; el Señor hizo que Rut concibiera y diese a luz un hijo.
14 Las mujeres dijeron a Noemí:
– Bendito sea Dios, que te ha dado hoy quien responda por ti. El nombre del difunto se pronunciará en Israel.
15 Y el niño te será un descanso y una ayuda en tu vejez; porque te lo ha dado a luz tu nuera, la que tanto te quiere, que te vale más que siete hijos.
16 Noemí tomó al niño, lo puso en su regazo y se encargó de criarlo.
17 Las vecinas le buscaban un nombre, diciendo:
–¡Noemí ha tenido un niño!
Y le pusieron por nombre Obed. Fue el padre de Jesé, padre de David.
18 Lista de los descendientes de Fares: Fares engendró a Jesrón,
19 Jesrón engendró a Ram, Ram engendró a Aminadab,
20 Aminadab engendró a Najsón, Najsón engendró a Salmá,
21 Salmá engendró a Booz, Booz engendró a Obed,
22 Obed engendró a Jesé y Jesé engendró a David.

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Introducción a Rut

RUT

El libro. El breve libro de Rut -de sólo siete páginas en esta edición-, está considerado como una de las obras maestras de la narrativa hebrea. El escenario geográfico es elemental: la región de Moab aparece en la introducción y pasa pronto a una lejanía recordada, el resto se desenvuelve en la aldea de Belén. En cuanto al tiempo, todo sucede en un día, una noche y una mañana, saltando tiempos intermedios.
Ni la sustentación narrativa está desarrollada ni los personajes son analizados. Muchas circunstancias se suponen conocidas de los lectores. El patetismo se concentra en algunas frases y unas pocas lágrimas, el júbilo estalla en breves felicitaciones. Todo el relato discurre bajo el signo de la contención; pero la sencillez es uno de los atractivos del relato.
El autor construye sabia y discretamente su relato. Se puede reducir a cuatro escenas centrales con su respectivo cortejo de preparación, desenlace parcial y pasajes de enlace. La sucesión de las escenas es lineal, en sugerente alternancia: no sería difícil transformar la narración en un drama de cuatro actos.

Autor, fecha y valor histórico. No conocemos al autor ni tenemos medios para adivinarlo. Tampoco sabemos con certeza la fecha de composición. Algunos indicios hacen pensar en una fecha tardía, otros en un origen antiguo. La historia se sitúa en el pasado, en tiempos de los jueces: puede ser el modo de hablar durante la monarquía o bien un intento de enlazar con el pasado remoto un presente en que ya no hay monarquía.
El interés por David, su patria y su tribu, puede ser recuerdo nostálgico en tiempos de desolación y de esperanza. La actitud frente a matrimonios con extranjeras es liberal, como en textos antiguos; o bien puede ser polémica frente a la reforma de Esdras y Nehemías.
El análisis interno del libro no permite su datación, aunque entre los comentaristas actuales, predomina la datación tardía, post-exílica, que define el sentido. La misma incertidumbre se extiende al valor histórico, aunque la mayoría de los expertos lo consideran hoy un relato de ficción

Lectura religiosa del libro.
A primera vista, el libro de Rut es un hermoso cuento que narra la vida doméstica de dos mujeres. Este libro se mueve de la tristeza a la alegría, de la angustia a la esperanza, del desamparo a la protección, y de la escasez a la abundancia. Rut y Noemí como personajes principales, emergen con la fortaleza de la amistad/amor en la narración, para poder vencer todos los obstáculos que se les presentan.
El libro comienza con una hambruna generalizada, muerte inesperada de todos los hombres de una familia, expatriación, incertidumbre, «abandono» de parte de Dios y soledad de unas viudas desamparadas en medio de una cultura machista. Después que el autor nos dramatiza esta historia con tantas calamidades, nos presenta el valor, la creatividad, la fortaleza y fidelidad de estas dos mujeres que saben amarse y solidarizarse para descubrir la presencia de Dios en medio de sus tragedias.
A pesar de que Noemí y Rut son dos mujeres de fe, que confían plenamente en Dios, el Señor «interviene» solamente dos veces en todo el relato. En 1,6 Noemí ha escuchado que Dios se ha compadecido de su pueblo y ha puesto fin a la época de hambre. En 4,13 Dios bendice a Rut al darle un hijo. En el resto de la narración Dios está en «silencio», no se comunica a través de sueños, no envía a sus ángeles para aliviar necesidades, tampoco se nos narra ningún ser celestial que anuncie profecías.
La audiencia es invitada a descubrir la presencia callada de Dios, que provee pan/sustento, que engendra vida, que bendice la tierra, que manda la lluvia, que multiplica las cosechas, y que suscita un redentor -Booz- para hacer justicia a las mujeres viudas. Al final de la narración la audiencia tendrá que descubrir que Dios esta «detrás» de cada evento, solidarizándose con las personas pobres, marginadas, extranjeras y viudas.
El libro, sin embargo, puede también ser leído como parábola del destierro y la repatriación. Apoyándose en el esquema: emigración a Moab-vuelta a Belén. Noemí podría representar a la comunidad judía, antes madre fecunda, ahora viuda y sin hijos; antes, hermosa y feliz, ahora desgraciada, desterrada y volviendo vacía; y con todo, puede esperar un futuro dichoso de fecundidad en su tierra, pues todavía la comunidad del Señor es fecunda, todavía la tierra dará sus frutos. Todavía se espera a un nuevo David que entronca con Jesé y hunde sus raíces en Belén de Judá. De ahí es fácil dar el salto a la escatología realizada: Belén, patria de Jesús el Mesías. Así lo han visto la liturgia y los Santos Padres.
Pero también la historia de Rut y Noemí nos muestra el proceso de lucha que realizan estas dos mujeres hasta obtener sus derechos, aún más allá de lo que la ley exigía. En este contexto, nuestro pueblo afro-indio-latinoamericano que al igual que Rut y Noemí pasa hambre, tiene que emigrar a otros países, ser dispersado por los sistemas de muerte del imperialismo, perder su identidad cultural... puede encontrar en este libro las esperanzas y las fuerzas para creer en el Dios de la Vida, en el Dios de Jesús, de Rut y Noemí, que aunque parezca que guarda silencio, va transformando la historia.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Rut 4,1-21La boda. Este último capítulo presenta la solución del caso jurídico planteado en el capítulo anterior, la culminación del romance y el desenlace general del drama de Noemí y de Rut. Los acontecimientos tienen lugar en la plaza del pueblo y se desarrollan en forma de acto oficial. Después, se narra el matrimonio de Booz y de Rut y el nacimiento de su hijo Obed. El libro concluye con la genealogía de David.
Muy de mañana, como había prometido a Rut (3,13), Booz se dirige a la plaza del pueblo y se sienta allí. En la antigüedad, la plaza era el punto obligado de reunión, ahí se resolvían y se discutían los casos jurídicos. La plaza, al igual que el mercado, eran espacios abiertos, donde los hombres interactuaban y socializaban entre ellos. Por tal motivo, la plaza también era el sitio ideal para encontrarse con cualquier hombre en las antiguas poblaciones orientales. Cuando Booz ve pasar al pariente más próximo, le llama y le invita a sentarse a su lado. El autor no menciona el nombre del pariente más próximo de Elimélec, posiblemente porque se trate de un personaje secundario -como la mayoría de los hombres que aparecen en la narración-, de la que sólo interesa la renuncia pública a sus derechos. Booz quiere hacer todo legal, por eso convoca a diez ancianos de la comunidad para que actúen como testigos cualificados del acto público que se va a celebrar.
Booz comienza astutamente tratando el tema del campo que se debía rescatar, sin mencionar a la «moabita» y el pariente decide comprar el campo, pero se echa atrás porque la moabita le perjudicaría sus intereses propios y los de su familia. Como gesto simbólico de la renuncia a sus derechos, el pariente se quitó la sandalia y se la dio a Booz (Deu_25:7-10). Entonces Booz declaró solemnemente ante los testigos que asumía todas las responsabilidades. Los ancianos bendicen a Booz por su generosidad, y evocan a las matriarcas de Israel: Raquel y Lía. También evocan e invocan a Tamar, quizás porque es extranjera como Rut. Según las Escrituras Hebreas solamente en Tamar y en Rut se cumple la ley del levirato.
El coro de mujeres que había intervenido al principio (Deu_1:19) para constatar la aflicción y desolación de Mara lo hace ahora para glorificar al Dios de las viudas y extranjeras, porque ha resuelto todas las dificultades. El acto de colocar al niño en el regazo nos recuerda el ritual de adopción (Gén_30:3-8, ; Gén_50:23). A través del niño Obed -servidor-, estas valerosas y fieles mujeres entran en la historia de la salvación, no solamente por ser antecesoras del rey David, sino por ser antecesoras de Jesús.
Concluye aquí la historia de Rut y de Noemí que, a pesar del ambiente de indiferencia y desamparo que les rodea, siguen siendo modelo para nuestra comunidad cristiana. En la lucha de Noemí y de Rut por la vida, nuestra comunidad puede ver reflejada su misma lucha. En Rut y en Noemí nuestras mujeres deben de emerger como sujetos y valorar su género en la Iglesia. En la historia de Rut y de Noemí, los hombres tenemos un modelo para aprender a valorar y a caminar con nuestras hermanas, las abuelas, las viudas, las vírgenes que confían plenamente en el Dios de la Vida.