Genesis 17 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 27 versitos |
1 Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: "Yo soy el Dios Todopoderoso. Camina en mi presencia y sé irreprochable.
2 Yo haré una alianza contigo, y te daré una descendencia muy numerosa".
3 Abram cayó con el rostro en tierra, mientras Dios le seguía diciendo:
4 "Esta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones.
5 Y ya no te llamarás más Abram: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que yo te he constituido padre de una multitud de naciones.
6 Te haré extraordinariamente fecundo: de ti suscitaré naciones, y de ti nacerán reyes.
7 Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las generaciones. Mi alianza será una alianza eterna, y así yo seré tu Dios y el de tus descendientes.
8 Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tus descendientes, toda la tierra de Canaán, esa tierra donde ahora resides como extranjero, y yo seré su Dios".
9 Después, Dios dijo a Abraham: "Tú, por tu parte, serás fiel a mi alianza; tú, y también tus descendientes, a lo largo de las generaciones.
10 Y esta es mi alianza con ustedes, a la que permanecerán fieles tú y tus descendientes; todos los varones deberán ser circuncidados.
11 Circuncidarán la carne de su prepucio, y ese será el signo de mi alianza con ustedes.
12 Al cumplir ocho días, serán circuncidados todos los varones de cada generación, tanto los nacidos en la casa como los que hayan sido comprados a un extranjero, a alguien que no es de tu sangre.
13 Sí, tanto los nacidos en tu casa como los que hayan sido comprados, serán circuncidados. Así ustedes llevarán grabada en su carne la señal de mi alianza eterna.
14 Y el incircunciso, aquel a quien no se haya cortado la carne de su prepucio, será excluido de su familia, porque ha quebrantado mi alianza".
15 También dijo Dios a Abraham: "A Sarai, tu esposa, no la llamarás más Sarai, sino que su nombre será Sara.
16 Yo la bendeciré y te daré un hijo nacido de ella, al que también bendeciré. De ella suscitaré naciones, y de ella nacerán reyes de pueblos".
17 Abraham cayó con el rostro en tierra, y se sonrió, pensando: "¿Se puede tener un hijo a los cien años? Y Sara, a los noventa, ¿podrá dar a luz?".
18 Entonces Abraham dijo a Dios: "Basta con que Ismael viva feliz bajo tu protección".
19 Pero Dios le respondió: "No, tu esposa Sara te dará un hijo, a quien pondrás el nombre de Isaac. Yo estableceré mi alianza con él y con su descendencia como una alianza eterna.
20 Sin embargo, también te escucharé en lo que respecta a Ismael: lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia muy numerosa; será padre de doce príncipes y haré de él una gran nación.
21 Pero mi alianza la estableceré con Isaac, el hijo que Sara te dará el año próximo, para esta misma época".
22 Y cuando terminó de hablar, Dios se alejó de Abraham.
23 Entonces Abraham tomó a su hijo Ismael y a todos los demás varones que estaban a su servicio -tanto los que habían nacido en su casa como los que había comprado- y aquel mismo día les circuncidó la carne del prepucio, conforme a la orden que Dios le había dado.
24 Cuando fueron circuncidados, Abraham tenía noventa y nueve años,
25 y su hijo Ismael, trece.
26 Abraham e Ismael fueron circuncidados el mismo día;
27 y todos los varones de su servidumbre, los nacidos en su casa y los comprados a extranjeros, fueron circuncidados junto con él.

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Introducción a Genesis


Génesis

GÉNESIS es una palabra griega, que significa "origen". El primer libro de la Biblia lleva ese nombre, porque trata de los orígenes del universo, del hombre y del Pueblo de Dios.
El libro del Génesis se divide en dos grandes partes. La primera es denominada habitualmente "Historia primitiva", porque presenta un amplio panorama de la historia humana, desde la creación del mundo hasta Abraham (caps. 1-11). La segunda narra los orígenes más remotos del pueblo de Israel: es la historia de Abraham, Isaac y Jacob, los grandes antepasados de las tribus hebreas. Al final de esta segunda parte, adquiere particular relieve la figura de José, uno de los hijos de Jacob, ya que gracias a él su padre y sus hermanos pudieron establecerse en Egipto. La historia de los Patriarcas se cierra con el anuncio del retorno de los israelitas a la Tierra prometida, cuyo cumplimiento comienza a relatarse en el libro del Éxodo.
Estas dos partes presentan notables diferencias en cuanto a la forma literaria y al contenido, pero están íntimamente relacionadas. El Génesis se remonta primero a los orígenes del mundo y de la humanidad. Luego, mediante una serie de genealogías cada vez más restringidas, establece una sucesión ininterrumpida entre Adán, el padre de la humanidad pecadora, y Abraham, el padre del Pueblo elegido. Este vínculo genealógico pone bien de relieve que la elección de Abraham no fue un simple hecho al margen de la historia humana. La elección divina no era un privilegio reservado para siempre a una sola persona o a una sola nación. Si Dios manifestó su predilección por Abraham y por la descendencia nacida de él, fue para realizar un designio de salvación que abarca a todos los pueblos de la tierra.
En la redacción final del libro del Génesis, se emplearon elementos de las tradiciones "yahvista", "elohísta" y "sacerdotal". Esta última fuente tiene una importancia especial en el conjunto de la obra, debido a que constituye la base literaria en la que se insertaron las otras tradiciones.
Los primeros capítulos del Génesis ofrecen una dificultad muy particular para el hombre de hoy. En ellos se afirma, por ejemplo, que Dios creó el universo en el transcurso de una semana, que modeló al hombre con barro y que de una de sus costillas formó a la mujer. ¿Cómo conciliar estas afirmaciones con la visión del universo que nos da la ciencia? La dificultad se aclara si tenemos en cuenta que el libro del Génesis no pretende explicar "científicamente" el origen del universo ni la aparición del hombre sobre la tierra. Con las expresiones literarias y los símbolos propios de la época en que fueron escritos, esos textos bíblicos nos invitan a reconocer a Dios como el único Creador y Señor de todas las cosas. Este reconocimiento nos hace ver el mundo, no como el resultado de una ciega fatalidad, sino como el ámbito creado por Dios para realizar en él su Alianza de amor con los hombres. La consumación de esa Alianza serán el "cielo nuevo" y la "tierra nueva" ( Isa_65:17 ; Rev_21:1 ) inaugurados por la Resurrección de Cristo, que es el principio de una nueva creación.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Genesis 17,1-27

1. "Dios Todopoderoso", en hebreo "EI Saddai": este es un antiguo nombre de Dios, frecuente en los relatos "sacerdotales" de la historia patriarcal (28. 3; 35. 11; 43. 14; 48. 3; 49. 25; Exo_6:3), que los israelitas tomaron probablemente de la tradición de los pueblos semitas. La traducción "Dios Todopoderoso" se apoya en algunas versiones antiguas. Entre los autores modernos, algunos piensan que su sentido probable es "Dios de las montañas".

5. El "nombre", en la mentalidad antigua, no era una simple designación exterior, sino que determinaba de alguna manera la naturaleza íntima del ser o la persona que lo llevaba (2. 20). Un cambio de nombre implica, por eso mismo, un cambio de función o de destino.

10-14. La circuncisión o corte del prepucio es una práctica muy antigua, realizada generalmente como rito de iniciación a la pubertad o al matrimonio. En el Antiguo Oriente, era observada por varios pueblos vecinos de Israel, entre ellos los egipcios, los edomitas, los amonitas, los moabitas y algunos otros pueblos nómadas ( Jer_9:25). Los filisteos y los habitantes preisraelitas de Canaán la ignoraban. En Israel, se practicó como rito de incorporación al Pueblo de Dios, y debía llevarse como una señal de adhesión a la alianza ( Jer_5:13).