Genesis 36 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 43 versitos |
1 La descendencia de Esaú -es decir, de Edom- es la siguiente:
2 Esaú tomó sus esposas de entre las mujeres cananeas: a Adá, hija de Elón, el hitita; a Oholibamá, hija de Aná, que a su vez era hijo de Sibeón, el jivita;
3 y a Basmat, hija de Ismael y hermana de Nebaiot.
4 Adá fue madre de Elifaz; Basmat, madre de Reuel
5 y Oholibamá, madre de Ieús, Ialam y Coré. Estos son los hijos que Esaú tuvo en Canaán.
6 Después Esaú tomó a sus mujeres, a sus hijos e hijas, y a toda su servidumbre, su ganado, todos sus animales, y todos sus bienes que había adquirido en Canaán, y emigró a Seír, lejos de su hermano Jacob.
7 Porque los dos tenían demasiadas posesiones para vivir juntos, y el territorio donde residían no daba abasto para tanto ganado.
8 Así Esaú se estableció en la montaña de Seír. Esaú es Edom. La descendencia de Esaú en Seír
9 Esta es la descendencia de Esaú, padre de Edom, en la montaña de Seír.
10 Los nombres de sus hijos son los siguientes: Elifaz, hijo de Adá, mujer de Esaú, y Reuel, hijo de Basmat, mujer de Esaú.
11 Los hijos de Elifaz fueron: Temán, Omar, Sefó, Gaetam y Quenaz.
12 Elifaz, el hijo de Esaú, también tuvo una esclava, Timná, que fue madre de Amalec. Estos son los descendientes de Adá, la mujer de Esaú.
13 Los hijos de Reuel fueron: Nájat, Zéraj, Samá y Mizá. Estos son los descendientes de Basmat, la mujer de Esaú.
14 Y los hijos de la otra esposa de Esaú, Oholibamá, hija de Aná, el hijo de Sibeón, fueron Ieús, Ialam y Coré.
15 Los clanes de los hijos de Esaú son los siguientes: Los hijos de Elifaz, el primogénito de Esaú, fueron los clanes de Temán, Omar, Sefó, Quenaz,
16 Coré, Gaetam y Amalec. Estos son los clanes de Elifaz en el país de Edom, los que descienden de Adá.
17 Los hijos de Reuel, hijo de Esaú, fueron los clanes de Nájat, Zéraj, Samá y Mizá. Estos son los clanes de Reuel en el país de Edom, los que descienden de Basmat.
18 Los hijos de Oholibamá, esposa de Esaú, fueron los clanes de Ieús, Ialam y Coré. Estos son los clanes de Oholibamá, hija de Aná, mujer de Esaú.
19 Estos son los hijos de Esaú -es decir, de Edom- con sus respectivos clanes.
20 Los hijos de Seír, el hurrita, que vivían en aquella región son los siguientes: Lotán, Sobal, Sibeón, Aná,
21 Disón, Eser y Disán. Estos son los clanes de los hurritas, hijos de Seír, en el país de Edom.
22 Los hijos de Lotán fueron Jorí y Hemam, y la hermana de Lotán fue Timná.
23 Los hijos de Sobal fueron Alván, Manájat, Ebal, Sefó y Onam.
24 Los hijos de Sibeón: Aiá y Aná. Este es el mismo Aná que encontró las aguas termales en el desierto, mientras apacentaba los rebaños de su padre Sibeón.
25 Los hijos de Aná fueron Disón y Oholibamá, hija de Aná.
26 Los hijos de Disón fueron Jemdam, Esbán, Itrán y Querán.
27 Los hijos de Eser fueron Bilhán, Zaaván y Acán.
28 Los hijos de Disán fueron Us y Arán.
29 Los clanes de los hurritas fueron Lotán, Sobal, Sibeón, Aná,
30 Disón, Eser y Disán. Estos son, uno por uno los clanes de los hurritas en el territorio de Seír.
31 Los reyes que reinaron en el país de Edom antes que ningún rey reinara sobre los israelitas son los siguientes:
32 Belá, hijo de Beor, reinó en Edom, y el nombre de su ciudad era Dinhabá.
33 Cuando murió Belá, lo sucedió Iobab, hijo de Zéraj, de Bosrá.
34 Cuando murió Iobab, lo sucedió Jusam, del país de los temanitas.
35 Cuando murió Jusam, lo sucedió Hadad, hijo de Bedad, el que derrotó a Madián en el campo de Moab; el nombre de su ciudad era Avit.
36 Cuando murió Hadad, lo sucedió Samlá, de Masrecá.
37 Cuando murió Samlá, lo sucedió Saúl, de Rejobot del Río.
38 Cuando murió Saúl, lo sucedió Baal Janán, hijo de Acbor.
39 Cuando murió Baal Janán, hijo de Acbor, lo sucedió Hadad; el nombre de su ciudad era Pau, y el nombre de su mujer, Mehetabel, hija de Matred, que a su vez era hija de Mezahab.
40 Los clanes de Esaú -cada uno con sus familias, sus localidades y sus nombres- son los siguientes: Timná, Alvá, Iétet.
41 Oholibamá, Elá, Pinón
42 Quenaz, Temán, Mibsar,
43 Magdiel e Iram. Estos son los clanes de Edom que residen en sus propios territorios. Esaú es el padre de Edom.

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Introducción a Genesis


Génesis

GÉNESIS es una palabra griega, que significa "origen". El primer libro de la Biblia lleva ese nombre, porque trata de los orígenes del universo, del hombre y del Pueblo de Dios.
El libro del Génesis se divide en dos grandes partes. La primera es denominada habitualmente "Historia primitiva", porque presenta un amplio panorama de la historia humana, desde la creación del mundo hasta Abraham (caps. 1-11). La segunda narra los orígenes más remotos del pueblo de Israel: es la historia de Abraham, Isaac y Jacob, los grandes antepasados de las tribus hebreas. Al final de esta segunda parte, adquiere particular relieve la figura de José, uno de los hijos de Jacob, ya que gracias a él su padre y sus hermanos pudieron establecerse en Egipto. La historia de los Patriarcas se cierra con el anuncio del retorno de los israelitas a la Tierra prometida, cuyo cumplimiento comienza a relatarse en el libro del Éxodo.
Estas dos partes presentan notables diferencias en cuanto a la forma literaria y al contenido, pero están íntimamente relacionadas. El Génesis se remonta primero a los orígenes del mundo y de la humanidad. Luego, mediante una serie de genealogías cada vez más restringidas, establece una sucesión ininterrumpida entre Adán, el padre de la humanidad pecadora, y Abraham, el padre del Pueblo elegido. Este vínculo genealógico pone bien de relieve que la elección de Abraham no fue un simple hecho al margen de la historia humana. La elección divina no era un privilegio reservado para siempre a una sola persona o a una sola nación. Si Dios manifestó su predilección por Abraham y por la descendencia nacida de él, fue para realizar un designio de salvación que abarca a todos los pueblos de la tierra.
En la redacción final del libro del Génesis, se emplearon elementos de las tradiciones "yahvista", "elohísta" y "sacerdotal". Esta última fuente tiene una importancia especial en el conjunto de la obra, debido a que constituye la base literaria en la que se insertaron las otras tradiciones.
Los primeros capítulos del Génesis ofrecen una dificultad muy particular para el hombre de hoy. En ellos se afirma, por ejemplo, que Dios creó el universo en el transcurso de una semana, que modeló al hombre con barro y que de una de sus costillas formó a la mujer. ¿Cómo conciliar estas afirmaciones con la visión del universo que nos da la ciencia? La dificultad se aclara si tenemos en cuenta que el libro del Génesis no pretende explicar "científicamente" el origen del universo ni la aparición del hombre sobre la tierra. Con las expresiones literarias y los símbolos propios de la época en que fueron escritos, esos textos bíblicos nos invitan a reconocer a Dios como el único Creador y Señor de todas las cosas. Este reconocimiento nos hace ver el mundo, no como el resultado de una ciega fatalidad, sino como el ámbito creado por Dios para realizar en él su Alianza de amor con los hombres. La consumación de esa Alianza serán el "cielo nuevo" y la "tierra nueva" ( Isa_65:17 ; Rev_21:1 ) inaugurados por la Resurrección de Cristo, que es el principio de una nueva creación.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas