Genesis 50 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 26 versitos |
1 Entonces José se echó sobre el rostro de su padre, lo cubrió de lágrimas y lo besó.
2 Después dio a los médicos que estaban a su servicio la orden de embalsamar a su padre, y los médicos embalsamaron a Israel.
3 Esto les llevó cuarenta días, porque ese es el tiempo que dura el embalsamamiento. Los egipcios estuvieron de duelo por él durante setenta días.
4 Una vez transcurrido ese período, José se dirigió a la corte del Faraón en estos términos: "Por favor, presenten al Faraón el siguiente pedido:
5 En una oportunidad mi padre me dijo, obligándome bajo juramento: "Cuando yo muera, asegúrate de que me entierren en la tumba que me hice preparar en el país de Canaán. ¿Puedo ir a sepultar a mi padre y luego regresar?".
6 El Faraón respondió: "Ve a sepultar a tu padre, como él te lo hizo prometer bajo juramento".
7 José partió entonces para ir a sepultar a su padre, y con él fueron todos los servidores del Faraón, los ancianos de su palacio y todos los ancianos de Egipto,
8 lo mismo que la familia de José, sus hermanos y la familia de su padre. En la región de Gosén dejaron únicamente a los niños y el ganado.
9 También fueron con él carros de guerra y jinetes, de manera que se formó un cortejo imponente.
10 Al llegar a Goren Haatad, que está al otro lado del Jordán, celebraron las exequias con gran solemnidad, y José estuvo de duelo por su padre durante siete días.
11 Los cananeos, habitantes del país, al ver los funerales de Goren Haatad, dijeron: "Este es un funeral solemne de los egipcios". Por eso aquel lugar, que se encuentra al otro lado del Jordán, se llamó Abel Misraim.
12 Los hijos de Jacob hicieron con él todo lo que les había mandado:
13 lo trasladaron a Canaán y lo sepultaron en el campo de Macpelá, frente a Mamré, el campo que Abraham había comprado a Efrón, el hitita, para tenerlo como sepulcro familiar.
14 Y después de sepultar a su padre, José regresó a Egipto en compañía de sus hermanos y de todos los que habían ido a dar sepultura a su padre.
15 Al ver que su padre había muerto, los hermanos de José se dijeron: "¿Y si José nos guarda rencor y nos devuelve todo el mal que le hicimos?".
16 Por eso le enviaron este mensaje: "Antes de morir, tu padre dejó esta orden:
17 "Díganle a José: Perdona el crimen y el pecado de tus hermanos, que te hicieron tanto mal. Por eso, perdona el crimen de los servidores del Dios de tu padre". Al oír estas palabras, José se puso a llorar.
18 Luego sus hermanos fueron personalmente, se postraron ante él y le dijeron: "Aquí nos tienes: somos tus esclavos".
19 Pero José les respondió: "No tengan miedo. ¿Acaso yo puedo hacer las veces de Dios?
20 El designio de Dios ha transformado en bien el mal que ustedes pensaron hacerme, a fin de cumplir lo que hoy se realiza: salvar la vida a un pueblo numeroso.
21 Por eso, no teman. Yo velaré por ustedes y por las personas que están a su cargo". Y los reconfortó, hablándoles afectuosamente.
22 José permaneció en Egipto junto con la familia de su padre, y vivió ciento diez años.
23 Así pudo ver a los hijos de Efraím hasta la tercera generación; y los hijos de Maquir, hijo de Manasés, también nacieron sobre las rodillas de José.
24 Finalmente, José dijo a sus hermanos: "Yo estoy a punto de morir, pero Dios los visitará y los llevará de este país a la tierra que prometió con un juramento a Abraham, a Isaac y a Jacob".
25 Luego hizo prestar un juramento a los hijos de Israel, diciéndoles: "Cuando Dios los visite, lleven de aquí mis restos".
26 José murió a la edad de ciento diez años. Fue embalsamado y colocado en un sarcófago, en Egipto.

Patrocinio

 
 

Introducción a Genesis


Génesis

GÉNESIS es una palabra griega, que significa "origen". El primer libro de la Biblia lleva ese nombre, porque trata de los orígenes del universo, del hombre y del Pueblo de Dios.
El libro del Génesis se divide en dos grandes partes. La primera es denominada habitualmente "Historia primitiva", porque presenta un amplio panorama de la historia humana, desde la creación del mundo hasta Abraham (caps. 1-11). La segunda narra los orígenes más remotos del pueblo de Israel: es la historia de Abraham, Isaac y Jacob, los grandes antepasados de las tribus hebreas. Al final de esta segunda parte, adquiere particular relieve la figura de José, uno de los hijos de Jacob, ya que gracias a él su padre y sus hermanos pudieron establecerse en Egipto. La historia de los Patriarcas se cierra con el anuncio del retorno de los israelitas a la Tierra prometida, cuyo cumplimiento comienza a relatarse en el libro del Éxodo.
Estas dos partes presentan notables diferencias en cuanto a la forma literaria y al contenido, pero están íntimamente relacionadas. El Génesis se remonta primero a los orígenes del mundo y de la humanidad. Luego, mediante una serie de genealogías cada vez más restringidas, establece una sucesión ininterrumpida entre Adán, el padre de la humanidad pecadora, y Abraham, el padre del Pueblo elegido. Este vínculo genealógico pone bien de relieve que la elección de Abraham no fue un simple hecho al margen de la historia humana. La elección divina no era un privilegio reservado para siempre a una sola persona o a una sola nación. Si Dios manifestó su predilección por Abraham y por la descendencia nacida de él, fue para realizar un designio de salvación que abarca a todos los pueblos de la tierra.
En la redacción final del libro del Génesis, se emplearon elementos de las tradiciones "yahvista", "elohísta" y "sacerdotal". Esta última fuente tiene una importancia especial en el conjunto de la obra, debido a que constituye la base literaria en la que se insertaron las otras tradiciones.
Los primeros capítulos del Génesis ofrecen una dificultad muy particular para el hombre de hoy. En ellos se afirma, por ejemplo, que Dios creó el universo en el transcurso de una semana, que modeló al hombre con barro y que de una de sus costillas formó a la mujer. ¿Cómo conciliar estas afirmaciones con la visión del universo que nos da la ciencia? La dificultad se aclara si tenemos en cuenta que el libro del Génesis no pretende explicar "científicamente" el origen del universo ni la aparición del hombre sobre la tierra. Con las expresiones literarias y los símbolos propios de la época en que fueron escritos, esos textos bíblicos nos invitan a reconocer a Dios como el único Creador y Señor de todas las cosas. Este reconocimiento nos hace ver el mundo, no como el resultado de una ciega fatalidad, sino como el ámbito creado por Dios para realizar en él su Alianza de amor con los hombres. La consumación de esa Alianza serán el "cielo nuevo" y la "tierra nueva" ( Isa_65:17 ; Rev_21:1 ) inaugurados por la Resurrección de Cristo, que es el principio de una nueva creación.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

Patrocinio

Notas