Esdras  4 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 24 versitos |
1 Cuando los enemigos de Judá y de Benjamín se enteraron de que los antiguos exiliados estaban construyendo un Templo para el Señor, el Dios de Israel,
2 se presentaron a Zorobabel, a Josué y a los jefes de familia, y les dijeron: "Permítannos edificar junto con ustedes, porque también nosotros buscamos al mismo Dios y le ofrecemos sacrificios, desde que Asharadón, rey de Asiria, nos trajo aquí".
3 Zorobabel, Josué y los demás jefes de familia israelitas les respondieron: "No podemos edificar junto con ustedes una Casa para nuestro Dios: la edificaremos nosotros solos para el Señor, el Dios de Israel, como lo ordenó Ciro, rey de Persia".
4 Entonces la gente del país, empezó a desanimar y a atemorizar al pueblo de Judá, para que no siguiera edificando.
5 Incluso, sobornaron contra ellos a algunos consejeros, para hacer fracasar el proyecto, y lo consiguieron durante todo el tiempo de Ciro, rey de Persia, hasta el reinado de Darío, rey de Persia.
6 Al comienzo del reinado de Jerjes, ellos presentaron por escrito una denuncia contra los habitantes de Judá y de Jerusalén.
7 Y en tiempos de Artajerjes, Bislán, Mitrídates, Tabeel y otros colegas, le escribieron al mismo Artajerjes, rey de Persia. El texto del documento estaba redactado en arameo y traducido.
8 El gobernador Rejúm y el secretario Simsai escribieron al rey Artajerjes una carta contra Jerusalén, en estos términos:
9 "Rejúm, el gobernador, Simsai, el secretario, y sus demás colegas; los jueces y los legados, funcionarios persas; la gente de Uruc, de Babilonia y de Susa -es decir, los elamitas -
10 y los demás pueblos que el gran Asurbanipal desterró y estableció en las ciudades de Samaría y en la región que está de este lado del Eufrates..."
11 Y esta es la copia de la carta que le enviaron: "Al rey Artajerjes, tus servidores, los habitantes de este lado del Eufrates, etc.
12 El rey ha de saber que los judíos que estaban a tu lado y llegaron a Jerusalén están reconstruyendo esta ciudad rebelde y perversa: tratan de restaurar sus murallas y reparan sus cimientos.
13 Sepa bien el rey que si se reconstruye esta ciudad y se levantan sus murallas, ya no se pagarán impuestos, contribuciones ni derechos de peaje, y que al fin de cuentas, esta ciudad perjudicará a los reyes.
14 Ahora bien, a nosotros que somos vasallos aliados de la casa real, nos resulta intolerable que se haga esta afrenta al rey. Por eso enviamos al rey estas informaciones,
15 a fin de que se investigue en los Anales de tus predecesores. En ellos comprobarás que esta es una ciudad rebelde, perjudicial para los reyes y las provincias; y que en ella se han fomentado insurrecciones desde los tiempos más remotos. Por ese motivo fue destruida.
16 Hacemos saber al rey que si se reconstruye esta ciudad y se restauran sus murallas, muy pronto ya no tendrás ninguna posesión de este lado del Eufrates".
17 El rey envió esta respuesta: "A Rejúm, gobernador, a Simsai, secretario, y a los demás colegas residentes en Samaría y en toda la región que está del otro lado del Eufrates, paz, etc.
18 El documento que ustedes nos enviaron ha sido leído en su traducción, delante de mí.
19 Di orden de que se investigara, y se ha comprobado que esa ciudad se ha sublevado contra los reyes desde los tiempos más remotos y que en ella se han producido revueltas e insurrecciones.
20 Hubo en Jerusalén reyes poderosos que llegaron a dominar toda la región que está del otro lado del Eufrates, y a los cuales se pagaban impuestos, contribuciones y derechos de peaje.
21 Manden, por lo tanto, que se interrumpan los trabajos de esa gente y que esa ciudad no sea reconstruida hasta nueva orden.
22 Actúen diligentemente en este asunto, no sea que aumente el mal en perjuicio de los reyes".
23 Apenas la copia del documento del rey Artajerjes fue leída delante del gobernador Rejúm, del secretario Simsai, y de sus colegas, ellos partieron rápidamente hacia Jerusalén, donde estaban los judíos, y por la fuerza de las armas, les obligaron a suspender los trabajos.
24 Así fueron interrumpidas las obras de la Casa de Dios en Jerusalén, y quedaron suspendidas hasta el segundo año del reinado de Darío, rey de Persia.

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Introducción a Esdras 


Esdras y Nehemías

En el año 539 a. C., Ciro el Grande, rey de los persas, entra triunfalmente en Babilonia. Sus victorias anteriores le habían asegurado el dominio sobre las mesetas de Irán y sobre el Asia Menor. Luego afirma su soberanía sobre el Imperio babilónico, y las fronteras de su territorio se extienden hasta Egipto. Así queda constituido el Imperio persa, el más vasto y poderoso de los conocidos hasta entonces.
Con el advenimiento de Ciro, se produce un cambio importante en las condiciones políticas del Antiguo Oriente. El nuevo monarca se distingue por su actitud más humanitaria en favor de los pueblos sometidos. No practica deportaciones masivas, respeta las leyes y costumbres locales, y propicia el retorno a sus respectivos países de las poblaciones desterradas por los reyes de Asiria y Babilonia.
Favorecidos por la política tolerante de los persas, varios grupos de judíos exiliados en Babilonia se ponen en camino para regresar a la Tierra de sus antepasados. La marcha a través del desierto es dura y peligrosa. La meta de tan larga peregrinación es un país en ruinas, que no alcanza a cubrir cuarenta kilómetros de sur a norte. A estas penurias materiales se añade la hostilidad de las poblaciones vecinas, que miran con recelo a los recién llegados y les oponen una enconada resistencia. Pero, a pesar de todos los obstáculos, la obra de la restauración nacional y religiosa se lleva adelante. En algo más de un siglo de persistentes esfuerzos, la comunidad judía de Jerusalén reconstruye su Templo, levanta los muros derruidos de la Ciudad santa y se aferra a la práctica de la Ley, como medio para no perder su identidad dentro del Imperio al que está sometida.
Los libros de ESDRAS y NEHEMÍAS son nuestra principal fuente de información acerca de este importante y difícil período de la historia bíblica. Ambos formaban originariamente una sola obra con los libros de las Crónicas y fueron compuestos en la misma época. Para elaborar esta segunda parte de su relato, el Cronista utiliza y cita textualmente diversos documentos contemporáneos de los hechos: listas de repatriados, genealogías, edictos reales, correspondencia administrativa de la corte persa y, sobre todo, "memorias" personales de Esdras y Nehemías, los dos grandes protagonistas de la restauración judía. En la disposición de materiales tan diversos, el autor no siempre se atiene a la sucesión cronológica de los hechos. Por eso estos Libros, si bien nos ofrecen una información de primera mano, presentan serias dificultades cuando se trata de reconstruir el desarrollo exacto de los acontecimientos. Así, por ejemplo, es muy verosímil que la misión de Nehemías haya precedido en varios años a la de Esdras. Sin embargo, el Cronista ha invertido el orden de los relatos, para dar prioridad a la reforma religiosa, realizada por el sacerdote Esdras, sobre la actividad del laico Nehemías, de carácter más bien político.
Pero estas dificultades no afectan al contenido religioso de los Libros. A un pueblo que ha perdido su independencia política y está propenso a caer en el desaliento, el Cronista le recuerda que el "Resto" de Judá liberado del exilio sigue siendo el depositario de la elección divina. La deportación a Babilonia mostró que las amenazas de los Profetas se habían cumplido al pie de la letra. ¿No será este el momento de escuchar la voz del Señor, de tomar en serio las exigencias morales y sociales de la Ley, que las reformas de Esdras y Nehemías han vuelto a poner en vigor? Si el pueblo se convierte al Señor y le rinde el culto debido, Dios no se dejará ganar en fidelidad y dará pleno cumplimiento a sus promesas de salvación.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Esdras  4,1-24

1. Los "enemigos de Judá y de Benjamin" son los samaritanos. Ver 2Re_17:24-41.

8. A partir de este versículo, hasta 6. 18, el texto original está en arameo.

19. Probablemente se alude a las rebeliones de Ezequías, Joaquím y Sedecías, reyes de Judá, contra Asiria y Babilonia ( 2Re_18:7; 2Re_24:1, 2Re_24:20).