Ester  3 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 15 versitos |
1 Algún tiempo después, el rey Asuero promovió a Amán, hijo de Hamdatá, el agaguita, a la más alta dignidad, asignándole un sitial más elevado que el de todos los demás ministros que estaban con él.
2 Todos los servidores de la puerta real doblaban la rodilla y se postraban ante Amán, porque así lo había ordenado el rey. Pero Mardoqueo no se arrodillaba ni se postraba.
3 Entonces los servidores de la puerta real preguntaron a Mardoqueo: "¿Por qué desobedeces la orden del rey?".
4 Y como todos los días le decían lo mismo, sin que él les hiciera caso, lo denunciaron a Amán, para ver si Mardoqueo hacía valer sus razones, porque les había dicho que él era judío.
5 Al ver que Mardoqueo no doblaba la rodilla ni se postraba ante él, Amán se enfureció.
6 Pero le pareció demasiado poco castigarlo a él solo: como le habían dicho a qué pueblo pertenecía Mardoqueo, Amán trató de exterminar al pueblo de Mardoqueo, a todos los judíos que había en el imperio de Asuero.
7 El primer mes, que es el mes de Nisán, en el duodécimo año del rey Asuero, se echó el "Pur" -es decir, la suerte- en presencia de Amán, tomando día por día y mes por mes, y la suerte cayó sobre el día trece del duodécimo mes, o sea, el mes de Adar.
8 Amán dijo entonces al rey Asuero: "En todas las provincias de tu reino, hay un pueblo particular, disperso entre los otros pueblos y aislado de los demás. Sus leyes son diferentes de las de todo otro pueblo, y ellos no cumplen las leyes reales. Al rey no le conviene tolerarlos.
9 Si le parece bien, se dará por escrito la orden de eliminarlos. Y yo depositaré diez mil talentos de plata en las manos de los administradores, para que ingresen en el tesoro real".
10 Entonces el rey se quitó el anillo que llevaba su sello y se lo dio a Amán, el agaguita, el opresor de los judíos.
11 Luego le dijo: "El dinero será para ti. En cuanto al pueblo, trátalo como mejor te parezca".
12 Los secretarios del rey fueron convocados el día trece del primer mes. Y tal como lo había ordenado Amán, se redactó un escrito dirigido a los prefectos reales, a los gobernadores de cada una de las provincias y a los jefes de cada pueblo, a cada provincia en su propia escritura y a cada pueblo en su propia lengua. Los escritos estaban redactados en nombre del rey Asuero y sellados con el anillo real.
13 Luego los mensajeros llevaron estos documentos a todas las provincias del rey, con la orden de exterminar, matar y eliminar a todos los judíos, jóvenes y viejos, mujeres y niños, y de confiscar sus bienes. Esto debía hacerse en un mismo día, el día trece del duodécimo mes, es decir, el mes de Adar.
14 Una copia del escrito sería promulgada con fuerza de ley en cada provincia y comunicada a todos los pueblos, a fin de que estuvieran preparados para aquel día.
15 De acuerdo con la orden del rey, los mensajeros partieron rápidamente, y el edicto también fue promulgado en la ciudadela de Susa. Mientras el rey y Amán comían y bebían tranquilamente, en la ciudad de Susa reinaba la consternación.

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Introducción a Ester 


Esther

El libro de ESTER, lo mismo que el de Judit, cuenta cómo el Pueblo judío fue liberado de sus enemigos gracias a la intervención de una mujer. Este relato es anterior a la guerra de los Macabeos, ya que en ese tiempo los judíos de Palestina celebraban el "día llamado de Mardoqueo" ( 2Ma_15:36 ), lo cual supone que conocían la historia de Ester y posiblemente el Libro mismo. Es probable que la obra haya sido escrita a fines de la época persa o a comienzos del período griego, es decir, entre los siglos IV y III a. C.
Este Libro ilustra de manera ejemplar una idea contenida en los escritos sapienciales: "El que cava una fosa cae en ella" ( Ecc_10:8 ). Toda la narración, en efecto, va presentando una serie de personajes contrapuestos y de situaciones que terminan por revertirse. La orgullosa reina Vasti es humillada y sustituida por Ester, la humilde joven judía. Arnán, el primer ministro omnipotente y pagado de sí mismo, es ajusticiado en el patíbulo que había preparado para vengarse de Mardoqueo. Por fin, los judíos dan muerte a todos sus enemigos en el día fijado para su propio exterminio. Detrás de todos estos "cambios de papeles", está el Señor, cuyo nombre no es mencionado ni una sola vez en el texto hebreo, pero que va guiando los acontecimientos para dar la victoria a su Pueblo.
El arte con que están narrados los hechos muestra que el autor no se propuso escribir la crónica detallada de un hecho histórico preciso. Su intención fue más bien presentar en forma novelada una triste experiencia vivida repetidas veces por el Pueblo elegido: la del odio y las persecuciones provocadas por lo que hoy en día se llama "antisemitismo". Esto explica, al menos en parte, el increíble encarnizamiento con que los judíos se desquitaron de la amenaza que había pesado sobre ellos. Lo cierto es que el libro de Ester se opone a la corriente universalista, que había encontrado una de sus más bellas expresiones en los libros de Rut y de Jonás.
El recuerdo de la gran liberación evocada en este relato fue relacionado más tarde con la fiesta de los "Purím" o de las "Suertes". Así dicha fiesta, de origen pagano y meramente profana, entró en el calendario de las fiestas nacionales del Judaísmo, convirtiéndose en la celebración del triunfo del Señor sobre los enemigos de su Pueblo. La versión griega de este Libro es bastante más extensa y tiene un tono mucho más religioso que el texto hebreo original, donde apenas se insinúa una posible intervención del Señor ( Ecc_4:14 ). Las partes propias de la traducción griega se encuentran entre los Libros "deuterocanónicos".
Al destacar la violenta oposición entre judíos y paganos, este Libro nos lleva a comprender mejor el alcance de la obra reconciliadora de Cristo. "Él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba... Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz" ( Eph_2:14-15 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Ester  3,1-15

1. "El agaguita": Amán es presentado como descendiente de Agag, rey de Amalec, vencido por Saúl ( 1Sa_15:8) y hecho ejecutar por Samuel ( 1Sa_15:32-33). Este parentesco es más simbólico que real: Amán, como los amalecitas, es un encarnizado enemigo de Israel y, lo mismo que ellos, está destinado al exterminio.

7. "Pur": el autor emplea este término de origen babilónico, porque de él tomará su nombre la fiesta de "Purím" (9. 26-32). El "mes de Adar" corresponde a febrero-marzo.

9. Amán ofrece esa suma para compensar al fisco, que en adelante no podrá recibir los tributos de los judíos exterminados. Cada "talento" equivalía a un poco más de 34 kg.

10. El "anillo" provisto de un "sello" era el símbolo del poder. Ver Gen_41:42.