Ester  8 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 17 versitos |
1 Ese mismo día, el rey Asuero entregó a la reina Ester tomas las posesiones de Amán, el opresor de los judíos, y Mardoqueo fue presentado al rey, porque Ester le había revelado el lazo de parentesco que tenía con ella.
2 El rey se sacó el anillo que le había retirado a Amán y se lo dio a Mardoqueo, y Ester puso a este al frente de todas las posesiones de Amán.
3 Luego Ester habló de nuevo en presencia del rey. Cayó a sus pies, lloró y le suplicó que anulara los planes perversos que Amán, el agaguita, había maquinado contra los judíos.
4 El rey tendió hacia Ester el cetro de oro. Ella se levantó, permaneció de pie en presencia del rey
5 y dijo: "Si al rey le parece bien y quiere hacerme un favor, si lo juzga conveniente y está contento conmigo, haga revocar por escrito los documentos que Amán, hijo de Hamdatá, el agaguita, concibió y escribió para eliminar a los judíos de todas las provincias del rey.
6 ¿Cómo podré resistir, al ver la desgracia que se abatirá sobre mi pueblo? ¿Cómo podré ser testigo de la desaparición de mi estirpe?"
7 El rey Asuero dijo entonces a la reina Ester y a Mardoqueo, el judío: "Ya ven que he dado a Ester todas las posesiones de Amán y que a él lo han colgado del patíbulo, por haber atentado contra los judíos.
8 Ahora ustedes, por su parte, escriban como mejor les parezca en favor de los judíos. Háganlo en nombre del rey y sellen el escrito con el anillo real, porque un documento escrito en nombre del rey y sellado con el anillo real, no puede ser revocado".
9 Los secretarios del rey fueron convocados en aquel mismo momento, el día veintitrés del tercer mes, que es el mes de Siván. Y tal como lo ordenó Mardoqueo, se redactó un documento dirigido a los judíos, a los prefectos, los gobernadores y los jefes de las provincias -eran ciento veintisiete provincias, desde la India hasta Etiopía- a cada provincia en su propia escritura y a cada pueblo en su propia lengua, y también a los judíos en su escritura y su lengua.
10 Los escritos estaban redactados en nombre del rey Asuero y sellados con el anillo real, y se los envió por medio de mensajeros a caballo, montados en corceles de pura sangre de las caballerizas del reino.
11 En dichos documentos, el rey facultaba a los judíos, en cualquier ciudad donde estuvieran, a reunirse y defender sus vidas, a destruir, matar y eliminar, incluyendo a los niños y mujeres, a toda la gente armada de cualquier provincia o pueblo que los atacaran, y también a saquear sus bienes.
12 Y todo esto en un mismo día, el día trece del duodécimo mes -es decir, el mes de Adar- en todas las provincias del rey Asuero.
13 Una copia del documento debía ser promulgada con fuerza de ley en cada provincia y comunicada a todos los pueblos, de manera que los judíos estuvieran preparados aquel día para vengarse de sus enemigos.
14 De inmediato, por orden del rey, partieron a toda velocidad los mensajeros montados en los caballos de las caballerizas reales, y el decreto fue promulgado también en la ciudadela de Susa.
15 Mardoqueo salió de la presencia del rey llevando una vestidura real de púrpura violeta y lino blanco, una gran corona de oro y un manto de lino fino y escarlata. En la ciudad de Susa resonaban los gritos de alegría.
16 Y para los judíos todo era luz y alegría, regocijo y honor.
17 En cada provincia y en cada ciudad, a medida que iba llegando la orden del rey y su decreto, los judíos se sentían desbordantes de gozo y alegría, y celebraban banquetes y fiestas. Y muchos entre la gente del país se profesaban judíos, porque el temor a los judíos se había apoderado de ellos.

Patrocinio

 
 

Introducción a Ester 


Esther

El libro de ESTER, lo mismo que el de Judit, cuenta cómo el Pueblo judío fue liberado de sus enemigos gracias a la intervención de una mujer. Este relato es anterior a la guerra de los Macabeos, ya que en ese tiempo los judíos de Palestina celebraban el "día llamado de Mardoqueo" ( 2Ma_15:36 ), lo cual supone que conocían la historia de Ester y posiblemente el Libro mismo. Es probable que la obra haya sido escrita a fines de la época persa o a comienzos del período griego, es decir, entre los siglos IV y III a. C.
Este Libro ilustra de manera ejemplar una idea contenida en los escritos sapienciales: "El que cava una fosa cae en ella" ( Ecc_10:8 ). Toda la narración, en efecto, va presentando una serie de personajes contrapuestos y de situaciones que terminan por revertirse. La orgullosa reina Vasti es humillada y sustituida por Ester, la humilde joven judía. Arnán, el primer ministro omnipotente y pagado de sí mismo, es ajusticiado en el patíbulo que había preparado para vengarse de Mardoqueo. Por fin, los judíos dan muerte a todos sus enemigos en el día fijado para su propio exterminio. Detrás de todos estos "cambios de papeles", está el Señor, cuyo nombre no es mencionado ni una sola vez en el texto hebreo, pero que va guiando los acontecimientos para dar la victoria a su Pueblo.
El arte con que están narrados los hechos muestra que el autor no se propuso escribir la crónica detallada de un hecho histórico preciso. Su intención fue más bien presentar en forma novelada una triste experiencia vivida repetidas veces por el Pueblo elegido: la del odio y las persecuciones provocadas por lo que hoy en día se llama "antisemitismo". Esto explica, al menos en parte, el increíble encarnizamiento con que los judíos se desquitaron de la amenaza que había pesado sobre ellos. Lo cierto es que el libro de Ester se opone a la corriente universalista, que había encontrado una de sus más bellas expresiones en los libros de Rut y de Jonás.
El recuerdo de la gran liberación evocada en este relato fue relacionado más tarde con la fiesta de los "Purím" o de las "Suertes". Así dicha fiesta, de origen pagano y meramente profana, entró en el calendario de las fiestas nacionales del Judaísmo, convirtiéndose en la celebración del triunfo del Señor sobre los enemigos de su Pueblo. La versión griega de este Libro es bastante más extensa y tiene un tono mucho más religioso que el texto hebreo original, donde apenas se insinúa una posible intervención del Señor ( Ecc_4:14 ). Las partes propias de la traducción griega se encuentran entre los Libros "deuterocanónicos".
Al destacar la violenta oposición entre judíos y paganos, este Libro nos lleva a comprender mejor el alcance de la obra reconciliadora de Cristo. "Él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba... Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz" ( Eph_2:14-15 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

Patrocinio

Notas