Proverbios 1 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 33 versitos |
1 Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel,
2 para conocer la sabiduría y la instrucción, para entender las palabras profundas,
3 para obtener una instrucción esmerada -justicia, equidad y rectitud-
4 para dar perspicacia a los incautos, y al joven, ciencia y reflexión;
5 Que escuche el sabio, y acrecentará su saber, y el inteligente adquirirá el arte de dirigir.
6 para entender los proverbios y las sentencias agudas, las palabras de los sabios y sus enigmas.
7 El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría, los necios desprecian la sabiduría y la instrucción.
8 Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre,
9 porque son una diadema de gracia para tu cabeza y un collar para tu cuello.
10 Hijo mío, si los pecadores intentan seducirte, tú no aceptes.
11 Si ellos dicen: "Ven con nosotros, tendamos una emboscada sangrienta, acechemos por puro gusto al inocente;
12 traguémoslos vivos como el Abismo, todos enteros, como los que bajan a la Fosa;
13 hallaremos toda clase de bienes preciosos, llenaremos nuestras casas con el botín;
14 tendrás tu parte igual que nosotros, todos haremos una bolsa común".
15 hijo mío, no los acompañes por el camino, retira tus pies de sus senderos,
16 porque sus pies corren hacia el mal y se apresuran para derramar sangre.
17 Pero en vano se tiende la red, si pueden verla todos los pájaros:
18 ellos tienden contra sí mismos una emboscada sangrienta, están al acecho contra sus propias vidas.
19 Tal es la suerte del que obtiene ganancias injustas; le quitan la vida al que las posee.
20 La Sabiduría clama por las calles, en las plazas hace oír su voz;
21 llama en las esquinas más concurridas, a la entrada de las puertas de la ciudad, dice sus palabras:
22 "¿Hasta cuándo, incautos, amarán la ingenuidad? ¿Hasta cuándo los insolentes se complacerán en su insolencia y los necios aborrecerán la ciencia?
23 Tengan en cuenta mi reproche: yo voy a abrirles mi corazón y les haré conocer mis palabras.
24 Porque llamo y ustedes se resisten, extiendo mi mano y nadie presta atención,
25 porque ustedes desoyen todos mis consejos y no aceptan mi reproche,
26 yo, a mi vez, me reiré de la ruina de ustedes, me burlaré cuando los asalte el terror,
27 cuando los invada el terror como una tormenta y les llegue la ruina como un huracán. cuando les sobrevengan la angustia y la tribulación:
28 entonces me llamarán, y yo no responderé, me buscarán ansiosamente, y no me encontrarán.
29 Porque ellos aborrecieron la ciencia y no eligieron el temor del Señor,
30 porque no quisieron mi consejo y despreciaron todos mis reproches,
31 gustarán el fruto de su propia conducta, se hartarán de sus consejos.
32 Porque a los ingenuos los mata su propio extravío y la desidia pierde a los necios,
33 pero el que me escucha vivirá seguro y estará tranquilo, sin temer ningún mal".

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Introducción a Proverbios


Proverbios

El libro de los PROVERBIOS reúne varias colecciones de refranes, comparaciones, máximas, enigmas y alegorías, puestas en su mayoría bajo la autoridad de "Salomón, hijo de David, rey de Israel" (1. 1). Tal atribución se debe a que la tradición israelita consideraba a aquel célebre rey como el "sabio" por excelencia. Según el primer libro de los Reyes, él "pronunció tres mil maximas" ( 1Ki_5:12 ) y su sabiduría "superaba la de todos los Orientales y toda la sabiduría de Egipto" ( 1Ki_5:10 ).
Dentro de esta amplia gama de géneros literarios, la expresión más frecuente y característica es el aforismo o dicho breve y agudo, que encierra una verdad útil para la vida. En algunos pasajes del libro de los Proverbios -como en otros Libros sapienciales del Antiguo Testamento- se perciben notables influencias de la antigua sabiduría egipcia y oriental, e incluso se encuentran en él varias sentencias de dos sabios extranjeros ( 1Ki_30:1-14 ; 1Ki_31:1-9 ). Esto pone de manifiesto el aprecio que tenia Israel por aquella sabiduría ancestral y su capacidad para asimilarla creativamente, haciéndola compatible con las exigencias de su propia fe.
La visión teológica expresada en el Libro es relativamente sencilla. El Señor es el Creador del mundo y todo lo ha hecho con sabiduría. Las huellas de esa sabiduría divina han quedado grabadas en cada una de sus obras. Por lo tanto, aquel que ponga todo su empeño en abrir los ojos a la realidad que lo rodea, encontrará el camino que lo lleva a la vida y lo libra de la muerte. Lo importante es buscar el orden establecido por Dios en el mundo y vivir en conformidad con él. Pero la adquisición de la sabiduría presupone ciertas condiciones morales. Una actitud específicamente sapiencial es prestar atención a las advertencias y exhortaciones de los sabios, que son los portadores de una experiencia acumulada a través de los siglos.
El ideal de estos sabios es descubrir y enseñar el arte de vivir bien. Lo que más les preocupa es guiar al individuo hacia la felicidad y el éxito en esta vida. Ningún aspecto de la actividad humana es indigno de su atención. De ahí que las personas de toda condición social encuentren en los Proverbios consejos adecuados a su edad o profesión: reyes, jueces y comerciantes, hombres y mujeres, pobres y ricos, jóvenes y ancianos. Con frecuencia se alude a las relaciones entre padres e hijos, entre marido y mujer, entre patrones y servidores. Su reflexión se extiende al ámbito religioso, moral, político y social, con el fin de encontrar para cada circunstancia una norma práctica fundada en la sabiduría.
El lector cristiano puede quedar sorprendido por el carácter aparentemente "profano" de la mayor parte de los consejos dados en el libro de los Proverbios, especialmente en las dos colecciones salomónicas (10. 1 - 22. 16; 25 - 29). Pero esta impresión pierde mucho de su fuerza si se tiene en cuenta la totalidad del Libro. Este se abre y se cierra con una alusión al "temor del Señor" ( I . 7; 31. 30), entendido como una actitud a la vez filial y reverencial con respecto a Dios, que no sólo es el Creador del mundo sino también el Dios de la Promesa y de la Alianza. El "temor de Dios", es el principio y la coronación de la sabiduría por la que debe regirse toda la conducta humana.
Otro aspecto desconcertante es el énfasis puesto en el propio interés y en el éxito personal como motivaciones del comportamiento moral. Estas motivaciones, lo mismo que la idea de una retribución meramente terrena de las acciones humanas, han quedado superadas por el Evangelio. Pero hay otras riquezas de los Proverbios que mantienen plena vigencia. El amor a la sabiduría, la preocupación por encontrarla y llevarla a la práctica en circunstancias concretas de la vida, la fe en la justicia de Dios y en el gobierno divino del mundo son valores permanentes, asumidos por el Cristianismo. De hecho, el Nuevo Testamento contiene numerosas citas del libro de los Proverbios: entre ellas, merece destacarse la que se refiere a la actitud paternal con que Dios corrige a sus hijos (Heb. l2. 5-6).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Proverbios 1,1-33

4. Los "incautos" son los simples, sobre todo los jóvenes, que por su falta de experiencia y de madurez moral están más expuestos a las influencias perniciosas. A ellos se dirigen principalmente las advertencias de los sabios.

8. Ver 6. 20.

16. Ver Rom_3:15.