Proverbios 15 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 33 versitos |
1 Una respuesta suave aplaca la ira, una palabra hiriente exacerba el furor.
2 La lengua de los sabios hace amable la ciencia, pero la boca de los necios rebosa necedad.
3 Los ojos del Señor están en todas partes, vigilando a los malos y a los buenos.
4 La lengua afable es un árbol de vida, la lengua perversa hiere en lo más vivo.
5 El necio desprecia la instrucción de su padre, el que acepta la reprensión se muestra prudente.
6 En casa del justo hay mucha riqueza, en las ganancias del malo hay turbación.
7 Los labios de los sabios siembran la ciencia, no así el corazón de los necios.
8 El sacrificio de los malvados es abominable para el Señor, la plegaria de los hombres rectos obtiene su favor.
9 El Señor abomina la conducta del malvado, pero ama al que va tras la justicia.
10 El que abandona la senda recibirá su escarmiento, el que detesta la reprensión morirá.
11 El Abismo y la Perdición están delante del Señor: ¡cuánto más los corazones de los hombres!
12 Al insolente no le gusta que lo reprendan, ni va adonde están los sabios.
13 Un corazón contento alegra el semblante, un corazón afligido abate el espíritu.
14 Un corazón inteligente busca la ciencia, la boca de los necios se alimenta de necedad.
15 Para el desdichado, todos los días son malos, pero el corazón feliz siempre está de fiesta.
16 Más vale poco con temor del Señor, que un gran tesoro con inquietud.
17 Más vale un plato de legumbres con amor que un buey cebado, pero con odio.
18 El hombre iracundo provoca altercados, el que tarda en enojarse aplaca las disputas.
19 El camino del perezoso es como un cerco de espinas, pero la senda de los laboriosos está despejada.
20 Un hijo sabio es la alegría de su padre, un hijo necio desprecia a su madre.
21 La necedad es la alegría del insensato, pero el inteligente va derecho por su camino.
22 Por falta de deliberación, fracasan los planes, con muchos consejeros, se llevan a cabo.
23 Es un placer para el hombre dar una buena respuesta, ¡y qué buena es una palabra oportuna!
24 El prudente sube por un sendero de vida, y así se aparta del Abismo profundo.
25 El Señor derriba la casa de los soberbios, pero mantiene en pie los linderos de la viuda.
26 Las malas intenciones son abominables para el Señor, pero le agradan las palabras puras.
27 El que obtiene ganancias deshonestas perturba su casa, el que detesta el soborno vivirá.
28 El justo medita antes de responder, pero la boca de los malos rebosa maldad.
29 El Señor está lejos de los malvados, pero escucha la plegaria de los justos.
30 Una mirada luminosa alegra el corazón, una buena noticia vigoriza los huesos.
31 El oído atento a una advertencia saludable se hospedará en medio de los sabios.
32 El que rechaza la corrección se desprecia a sí mismo, el que escucha una reprensión adquiere sensatez.
33 El temor del Señor es escuela de sabiduría, y la humildad precede a la gloria.

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Introducción a Proverbios


Proverbios

El libro de los PROVERBIOS reúne varias colecciones de refranes, comparaciones, máximas, enigmas y alegorías, puestas en su mayoría bajo la autoridad de "Salomón, hijo de David, rey de Israel" (1. 1). Tal atribución se debe a que la tradición israelita consideraba a aquel célebre rey como el "sabio" por excelencia. Según el primer libro de los Reyes, él "pronunció tres mil maximas" ( 1Ki_5:12 ) y su sabiduría "superaba la de todos los Orientales y toda la sabiduría de Egipto" ( 1Ki_5:10 ).
Dentro de esta amplia gama de géneros literarios, la expresión más frecuente y característica es el aforismo o dicho breve y agudo, que encierra una verdad útil para la vida. En algunos pasajes del libro de los Proverbios -como en otros Libros sapienciales del Antiguo Testamento- se perciben notables influencias de la antigua sabiduría egipcia y oriental, e incluso se encuentran en él varias sentencias de dos sabios extranjeros ( 1Ki_30:1-14 ; 1Ki_31:1-9 ). Esto pone de manifiesto el aprecio que tenia Israel por aquella sabiduría ancestral y su capacidad para asimilarla creativamente, haciéndola compatible con las exigencias de su propia fe.
La visión teológica expresada en el Libro es relativamente sencilla. El Señor es el Creador del mundo y todo lo ha hecho con sabiduría. Las huellas de esa sabiduría divina han quedado grabadas en cada una de sus obras. Por lo tanto, aquel que ponga todo su empeño en abrir los ojos a la realidad que lo rodea, encontrará el camino que lo lleva a la vida y lo libra de la muerte. Lo importante es buscar el orden establecido por Dios en el mundo y vivir en conformidad con él. Pero la adquisición de la sabiduría presupone ciertas condiciones morales. Una actitud específicamente sapiencial es prestar atención a las advertencias y exhortaciones de los sabios, que son los portadores de una experiencia acumulada a través de los siglos.
El ideal de estos sabios es descubrir y enseñar el arte de vivir bien. Lo que más les preocupa es guiar al individuo hacia la felicidad y el éxito en esta vida. Ningún aspecto de la actividad humana es indigno de su atención. De ahí que las personas de toda condición social encuentren en los Proverbios consejos adecuados a su edad o profesión: reyes, jueces y comerciantes, hombres y mujeres, pobres y ricos, jóvenes y ancianos. Con frecuencia se alude a las relaciones entre padres e hijos, entre marido y mujer, entre patrones y servidores. Su reflexión se extiende al ámbito religioso, moral, político y social, con el fin de encontrar para cada circunstancia una norma práctica fundada en la sabiduría.
El lector cristiano puede quedar sorprendido por el carácter aparentemente "profano" de la mayor parte de los consejos dados en el libro de los Proverbios, especialmente en las dos colecciones salomónicas (10. 1 - 22. 16; 25 - 29). Pero esta impresión pierde mucho de su fuerza si se tiene en cuenta la totalidad del Libro. Este se abre y se cierra con una alusión al "temor del Señor" ( I . 7; 31. 30), entendido como una actitud a la vez filial y reverencial con respecto a Dios, que no sólo es el Creador del mundo sino también el Dios de la Promesa y de la Alianza. El "temor de Dios", es el principio y la coronación de la sabiduría por la que debe regirse toda la conducta humana.
Otro aspecto desconcertante es el énfasis puesto en el propio interés y en el éxito personal como motivaciones del comportamiento moral. Estas motivaciones, lo mismo que la idea de una retribución meramente terrena de las acciones humanas, han quedado superadas por el Evangelio. Pero hay otras riquezas de los Proverbios que mantienen plena vigencia. El amor a la sabiduría, la preocupación por encontrarla y llevarla a la práctica en circunstancias concretas de la vida, la fe en la justicia de Dios y en el gobierno divino del mundo son valores permanentes, asumidos por el Cristianismo. De hecho, el Nuevo Testamento contiene numerosas citas del libro de los Proverbios: entre ellas, merece destacarse la que se refiere a la actitud paternal con que Dios corrige a sus hijos (Heb. l2. 5-6).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Proverbios 15,1-33

8. Ver 21. 27.