Daniel  11 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 45 versitos |
1 Yo, por mi parte, estuve apostado para darle fuerza y apoyo, durante el primer año de Darío el medo.
2 Y ahora voy a anunciarte la verdad. Todavía surgirán tres reyes en Persia, y el cuarto poseerá riquezas más grandes que todos los demás. Y cuando este se haya hecho poderoso por su riqueza, movilizará todo contra el reino de Javán.
3 Luego surgirá un rey guerrero, que ejercerá un dominio inmenso y hará lo que le parezca.
4 Sin embargo, apenas logre afianzarse, su reino será dividido y repartido a los cuatro vientos del cielo, pero no en provecho de sus descendientes, y sin el dominio que él había ejercido. Porque su reino será arrancado de raíz y pasará a otros, distintos de aquellos.
5 El rey del Sur se hará poderoso, pero uno de sus jefes será más fuerte que él, y ejercerá un dominio más grande que el suyo.
6 Al cabo de algunos años, ellos se aliarán, y la hija del rey del Sur se presentará al rey del Norte para concertar un acuerdo equitativo. Pero ella no conservará la fuerza de su brazo, y su descendencia no subsistirá: ella misma será entregada, y junto con ella, los que la habían llevado, así como su hijo y el que la había sostenido. En aquellos tiempos,
7 surgirá en lugar de su padre un retoño de las mismas raíces que ella: él atacará al ejército y penetrará en la fortaleza del rey del Norte, luchará contra ellos y vencerá.
8 Hasta a sus dioses, con sus estatuas de metal fundido y sus objetos de plata y oro, los llevará cautivos a Egipto; y él, durante algunos años, se mantendrá alejado del rey del Norte.
9 Este último penetrará entonces en el reino del rey del Sur, y luego regresará a su país.
10 Los hijos del rey del Norte reanudarán las hostilidades y reunirán una gran multitud de tropas. Uno de ellos irrumpirá como un río desbordado, inundará y llevará las hostilidades hasta su fortaleza.
11 El rey del Sur se irritará y saldrá a combatir contra el rey del Norte. Este pondrá en pie de guerra una gran multitud, pero ella caerá en manos del rey del Sur.
12 La multitud será aniquilada; entonces se ensoberbecerá su corazón y abatirá a millares de hombres, pero ya no será el más fuerte.
13 El rey del Norte pondrá otra vez en pie de guerra una multitud más grande que la primera y, al cabo de algunos años, irrumpirá con un gran ejército y muy bien pertrechado.
14 En aquellos tiempos, se alzarán muchos contra el rey del Sur, y unos hombres violentos de tu pueblo se levantarán para dar cumplimiento a una visión, pero fracasarán.
15 El rey del Norte vendrá, levantará terraplenes y tomará una ciudad fortificada. Las fuerzas del Sur no resistirán, y ni siquiera sus tropas escogidas tendrán vigor para resistir.
16 El invasor hará lo que le parezca y nadie se le opondrá; se instalará en el país de la Hermosura, y el país entero caerá en sus manos.
17 Entonces se dispondrá a someter todo el reino del Sur, y concertará un acuerdo con él: le dará una mujer excepcional para destruirlo, pero eso no perdurará ni le dará resultado.
18 Se volverá hacia las regiones costeras, y conquistará un buen número de ellas; pero un magistrado acabará con el ultraje, sin que él pueda devolverle la afrenta.
19 Luego se volverá hacia las fortalezas de su país, pero tropezará, caerá y no se lo encontrará más.
20 En lugar de él, surgirá uno que hará pasar a un recaudador de tributos por la tierra más hermosa del reino, pero en unos días será destrozado, aunque no de frente ni en la guerra.
21 En lugar de él, surgirá un plebeyo, que no estará investido de la dignidad real. El llegará tranquilamente y se adueñará de la realeza por medio de intrigas.
22 Las fuerzas opositoras serán barridas ante él y quedarán destrozadas, así como también el príncipe de la Alianza.
23 Se valdrá de los pactos concertados con él para actuar dolosamente: así se encumbrará y se hará fuerte con poca gente.
24 Entrará tranquilamente en las regiones más fértiles de la provincia, y hará lo que no habían hecho ni sus padres ni los padres de sus padres: distribuirá entre su gente botín, despojos y riquezas, y hará planes contra las fortalezas, pero sólo por un tiempo.
25 Al frente de un gran ejército, excitará su fuerza y su coraje contra el rey del Sur, y este entrará en guerra con un gran ejército, extremadamente fuerte, pero no resistirá, porque se confabularán contra él.
26 Los mismos que comían de sus manjares lo destrozarán, su ejército será barrido y caerán muchas víctimas.
27 Los dos reyes, llenos de malas intenciones, se dirán mentiras sentados a la misma mesa; pero no se logrará nada, porque el tiempo fijado todavía está por venir.
28 El regresará a su país con grandes riquezas y lleno de aversión contra la Alianza santa: actuará y luego regresará a su país.
29 En el tiempo fijado, retornará al Sur, pero esta última vez no será como la primera.
30 Naves de Quitím vendrán contra él, y se desanimará; se volverá atrás y desahogará su furor contra la Alianza santa; a su regreso, llegará a un entendimiento con aquellos que abandonen la Alianza santa.
31 Fuerzas enviadas por él atacarán, profanarán el Santuario y la Ciudadela, abolirán el sacrificio perpetuo e instalarán la Abominación de la desolación.
32 Por medio de intrigas, él hará apostatar a los transgresores de la Alianza, pero el pueblo de los que conocen a Dios se mantendrá firme y entrará en acción.
33 Hombres prudentes del pueblo instruirán a muchos, pero serán víctimas de la espada y del fuego, del cautiverio y del saqueo, durante algunos días.
34 Mientras ellos caigan, recibirán un poco de ayuda, y muchos se unirán a ellos, pero hipócritamente.
35 Algunos de los hombres prudentes caerán, a fin de ser purificados, acrisolados y blanqueados, hasta el tiempo del Fin, porque el plazo está fijado.
36 El rey obrará a su arbitrio, se exaltará y engrandecerá por encima de todo dios, y dirá cosas monstruosas contra el Dios de los dioses. Y tendrá éxito hasta que se agote la Ira, porque lo que está decretado se ejecutará.
37 El no respetará a los dioses de sus padres, ni al dios favorito de las mujeres; no respetará a ninguna divinidad, porque se engrandecerá por encima de todo.
38 En su lugar honrará al dios de las fortalezas: honrará a un dios que no conocieron sus padres, con oro, plata, piedras preciosas y objetos de valor.
39 Utilizará como defensores de la fortaleza al pueblo de un dios extranjero; y a todo el que lo reconozca lo colmará de honores, le dará autoridad sobre muchos y le distribuirá parcelas de tierra.
40 En el tiempo del Fin, el rey del Sur acometerá contra él. El rey del Norte lo atacará como un torbellino, con carros de guerra, caballería y numerosas naves; penetrará en los países como un río desbordado y los inundará.
41 Entrará en el país de la Hermosura, y caerán millares de hombres, pero se librarán de su mano Edom, Moab y el resto de los amonitas.
42 Extenderá su mano sobre los países, y el país de Egipto no escapará.
43 Se adueñará de los tesoros de oro y plata, y de todos los objetos preciosos de Egipto; los libios y los cusitas marcharán en su séquito.
44 Pero noticias llegadas de Oriente y del Norte lo llenarán de espanto; entonces partirá lleno de furor para destruir y exterminar a mucha gente.
45 Plantará los pabellones de su palacio entre el mar y la montaña santa de la Hermosura, y luego llegará a su fin, sin que nadie venga en su ayuda.

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Introducción a Daniel 


Daniel

El libro que lleva el nombre de DANIEL fue escrito hacia el 165 a. C., cuando el rey Antíoco IV Epífanes pretendió helenizar por la fuerza al Pueblo judío, obligándolo a abandonar la Ley de Moisés y a practicar el culto pagano difundido en todo el Imperio seléucida. Su autor vivió en tiempos de la insurrección de los Macabeos. Pero, a diferencia de estos, él no apela a la resistencia armada contra el opresor extranjero, sino que espera y anuncia una intervención extraordinaria del Señor, que es capaz de salvar a su Pueblo incluso de la muerte.
Con toda propiedad, este Libro puede ser llamado el "Apocalipsis" del Antiguo Testamento. Como el que figura al final del Nuevo Testamento, también el Apocalipsis de Daniel contiene una interpretación religiosa de la historia universal y un mensaje de esperanza para el Pueblo de Dios perseguido a causa de su fe. Además, ambos Libros tienen la misma forma de expresión literaria -el estilo "apocalíptico", muy difundido en el Judaísmo a partir del siglo ll a. C.- cuyo rasgo más notorio es la profusión de imágenes sorprendentes, de alegorías casi siempre enigmáticas y de visiones simbólicas.
La obra se divide en dos partes bastante diversas. La primera (caps. 1 - 6), de carácter narrativo, relata seis episodios de la vida de Daniel y de sus compañeros en el exilio. La segunda (caps. 7 - 12) es la parte estrictamente "apocalíptica", que tiene sus antecedentes en los escritos proféticos, sobre todo, en las visiones de Ezequiel y Zacarías. A esta obra original, escrita en hebreo y arameo, se le agregaron posteriormente algunos fragmentos en griego, que figuran entre los Libros "deuterocanónicos".
A pesar del cambio de situaciones históricas, el libro de Daniel no ha perdido nada de su actualidad, porque las fuerzas hostiles al Reino de Dios resurgen constantemente bajo nuevas formas. Frente al orgullo, al odio, a la opresión y la injusticia, su mensaje continúa alentando la fe y la esperanza de "los que son perseguidos por practicar la justicia" y "trabajan por la paz" ( Mat_5:9-10 ). Hasta que llegue "la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías" ( Rev_12:10 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas