Daniel  2 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 49 versitos |
1 El segundo año del reinado de Nabucodonosor, este tuvo unos sueños, y su espíritu quedó tan perturbado que no pudo seguir durmiendo.
2 El rey mandó llamar a los magos, los adivinos, los hechiceros y los caldeos, para que le explicaran sus sueños. Ellos fueron a presentarse delante del rey,
3 y él les dijo: "He tenido un sueño, y mi espíritu está ansioso por conocer ese sueño".
4 Los caldeos respondieron al rey: "¡Viva el rey eternamente! Di a tus servidores lo que has soñado, y nosotros expondremos la interpretación".
5 Pero el rey tomó la palabra y dijo a los caldeos: "Mi decisión ya está tomada: si no me dan a conocer el sueño y su interpretación, ustedes serán cortados en pedazos y sus casas quedarán reducidas a un basural.
6 En cambio, si me exponen el sueño y su interpretación, recibirán de mí obsequios, regalos y grandes honores. Por lo tanto, expónganme el sueño y su interpretación".
7 Ellos respondieron por segunda vez, diciendo: "Que el rey diga a sus servidores lo que ha soñado, y nosotros expondremos la interpretación".
8 El rey replicó: "Yo sé ciertamente que ustedes están tratando de ganar tiempo, porque han visto que mi decisión está tomada.
9 Pero si no me dan a conocer el sueño, habrá para ustedes una sola sentencia. Ustedes se han confabulado para entretenerme con palabras engañosas y perversas, hasta que los tiempos cambien. Por eso díganme el sueño, y así sabré que pueden exponerme su interpretación".
10 Los caldeos respondieron delante del rey, diciendo: "No hay ningún hombre sobre la tierra que pueda exponer lo que pide el rey, ya que ningún rey, por grande y poderoso que sea, ha pedido jamás una cosa semejante a un mago, adivino o caldeo.
11 Lo que pide el rey es excesivo, y no hay nadie que pueda exponerlo ante el rey, fuera de los dioses, cuya morada no está con los mortales".
12 El rey se enfureció terriblemente a causa de esto, y ordenó ejecutar a todos los sabios de Babilonia.
13 Se promulgó el decreto de hacer morir a los sabios, y también se buscó a Daniel y a sus compañeros para darles muerte.
14 Entonces Daniel se dirigió con cautela y discreción a Arioc, capitán de guardias del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia.
15 El tomó la palabra y dijo a Arioc, comandante del rey: "¿Por qué este decreto tan perentorio de parte del rey?". Arioc informó del asunto a Daniel
16 y este fue a pedir al rey que le concediera un plazo para exponerle la interpretación.
17 Daniel se fue a su casa e informó del asunto a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros,
18 instándolos a implorar misericordia ante el Dios del cielo acerca de aquel misterio, a fin de que no los hicieran perecer, a ellos y a él, con el resto de los sabios de Babilonia.
19 Entonces el misterio fue revelado a Daniel en una visión nocturna, y él bendijo al Dios del cielo.
20 Daniel tomó la palabra y exclamó: "Bendito sea el nombre de Dios, desde siempre y para siempre, porque a él pertenecen la sabiduría y la fuerza.
21 El hace alternar los tiempos y las estaciones, él depone y entroniza a los reyes, da la sabiduría a los sabios y el conocimiento a los que saben discernir.
22 El revela las cosas profundas y ocultas, conoce lo que está en las tinieblas y la luz habita junto a él.
23 A ti, Dios de mis padres, yo te alabo y glorifico, porque me has dado la sabiduría y la fuerza; y ahora me has manifestado lo que te habíamos pedido, porque nos has hecho conocer lo concerniente al rey".
24 A causa de esto, Daniel se presentó a Arioc, a quien el rey había encargado ejecutar a los sabios de Babilonia, y le habló de esta manera: "No hagas morir a los sabios de Babilonia. Llévame ante la presencia del rey, y yo le expondré la interpretación".
25 Arioc llevó rápidamente a Daniel ante la presencia del rey, y le dijo: "He hallado entre los deportados de Judá a un hombre que hará conocer al rey la interpretación".
26 El rey tomó la palabra y dijo a Daniel, llamado Beltsasar: "¿Eres tú capaz de darme a conocer el sueño que tuve y su interpretación?".
27 Daniel respondió ante el rey, diciendo: "El rey interroga sobre un misterio que no se lo puede aclarar ningún sabio, adivino, mago o astrólogo.
28 Sin embargo, hay en el cielo un Dios que revela los misterios, y que ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá en los días venideros. Tu sueño y las visiones de tu imaginación, cuando estabas en tu lecho, fueron estos:
29 A ti, mientras estabas en tu lecho, te sobrevinieron pensamientos acerca de lo que va a suceder en adelante, y el que revela los misterios te ha hecho conocer lo que va a suceder.
30 En cuanto a mí, este misterio me ha sido revelado no porque yo tenga una sabiduría superior a la de todos los vivientes, sino para que se ponga de manifiesto al rey la interpretación, y así conozcas los pensamientos de tu corazón.
31 Tú, rey, estabas mirando, y viste una gran estatua. Esa estatua, enorme y de un brillo extraordinario, se alzaba delante de ti, y su aspecto era impresionante.
32 Su cabeza era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus caderas, de bronce;
33 sus piernas, de hierro, y sus pies, parte de hierro y parte de arcilla.
34 Tú estabas mirando, y de pronto se desprendió una piedra, sin que interviniera ninguna mano: ella golpeó la estatua sobre sus pies de hierro y de arcilla, y los pulverizó.
35 Entonces fueron pulverizados al mismo tiempo el hierro, la arcilla, el bronce, la plata y el oro; fueron como la paja en la era durante el verano: el viento se los llevó y no quedó ningún rastro. En cuanto a la piedra que había golpeado la estatua, se convirtió en una gran montaña, y llenó toda la tierra.
36 Este fue el sueño; ahora diremos su interpretación en presencia del rey.
37 Tú, rey, eres el rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha conferido la realeza, el poder, la fuerza y la gloria;
38 él ha puesto en tus manos a los hombres, los animales del campo y las aves del cielo, cualquiera sea el lugar donde habitan, y te ha hecho dominar sobre todos ellos: por eso la cabeza de oro eres tú.
39 Después de ti surgirá otro reino inferior a ti, y luego aparecerá un tercer reino, que será de bronce y dominará sobre toda la tierra.
40 Y un cuarto reino será duro como el hierro: así como el hierro tritura y pulveriza todo -como el hierro que destroza- él los triturará y destrozará a todos ellos.
41 También has visto los pies y los dedos, en parte de arcilla de alfarero y en parte de hierro, porque ese será un reino dividido: habrá en él algo de la solidez de hierro, conforme a lo que has visto del hierro mezclado con la masa de arcilla;
42 pero como los dedos de los pies son en parte de hierro y en parte de arcilla, una parte del reino será fuerte, y una parte frágil.
43 Tú has visto el hierro mezclado con la masa de arcilla, porque ellos se mezclarán entre sí por lazos matrimoniales, pero no llegarán a adherirse mutuamente, como el hierro no se mezcla con la arcilla.
44 Y en los días de estos reyes, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido y cuya realeza no pasará a otro pueblo: él pulverizará y aniquilará a todos esos reinos, y él mismo subsistirá para siempre,
45 porque tú has visto, que una piedra se desprendía de la montaña, sin la intervención de ninguna mano, y ella pulverizó el hierro, el bronce, la arcilla, la plata y el oro. El Dios grande hace conocer al rey lo que va a suceder en adelante. El sueño es cierto y su interpretación digna de fe".
46 Entonces el rey Nabucodonosor cayó con el rostro en tierra, se postró delante de Daniel y ordenó que le ofrecieran oblaciones y perfumes de aroma agradable.
47 El rey se dirigió a Daniel y le dijo: "Realmente, el Dios de ustedes es el Dios de los dioses, el Señor de los reyes, y el que revela los misterios, porque tú has podido revelarme este misterio".
48 Luego el rey confirió a Daniel un alto rango y le otorgó numerosos y magníficos regalos. Le dio autoridad sobre toda la provincia de Babilonia y lo hizo jefe de todos los sabios de Babilonia.
49 Daniel rogó al rey que pusiera al frente de la administración de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y Abed Negó, y él permaneció en la corte del rey.

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Introducción a Daniel 


Daniel

El libro que lleva el nombre de DANIEL fue escrito hacia el 165 a. C., cuando el rey Antíoco IV Epífanes pretendió helenizar por la fuerza al Pueblo judío, obligándolo a abandonar la Ley de Moisés y a practicar el culto pagano difundido en todo el Imperio seléucida. Su autor vivió en tiempos de la insurrección de los Macabeos. Pero, a diferencia de estos, él no apela a la resistencia armada contra el opresor extranjero, sino que espera y anuncia una intervención extraordinaria del Señor, que es capaz de salvar a su Pueblo incluso de la muerte.
Con toda propiedad, este Libro puede ser llamado el "Apocalipsis" del Antiguo Testamento. Como el que figura al final del Nuevo Testamento, también el Apocalipsis de Daniel contiene una interpretación religiosa de la historia universal y un mensaje de esperanza para el Pueblo de Dios perseguido a causa de su fe. Además, ambos Libros tienen la misma forma de expresión literaria -el estilo "apocalíptico", muy difundido en el Judaísmo a partir del siglo ll a. C.- cuyo rasgo más notorio es la profusión de imágenes sorprendentes, de alegorías casi siempre enigmáticas y de visiones simbólicas.
La obra se divide en dos partes bastante diversas. La primera (caps. 1 - 6), de carácter narrativo, relata seis episodios de la vida de Daniel y de sus compañeros en el exilio. La segunda (caps. 7 - 12) es la parte estrictamente "apocalíptica", que tiene sus antecedentes en los escritos proféticos, sobre todo, en las visiones de Ezequiel y Zacarías. A esta obra original, escrita en hebreo y arameo, se le agregaron posteriormente algunos fragmentos en griego, que figuran entre los Libros "deuterocanónicos".
A pesar del cambio de situaciones históricas, el libro de Daniel no ha perdido nada de su actualidad, porque las fuerzas hostiles al Reino de Dios resurgen constantemente bajo nuevas formas. Frente al orgullo, al odio, a la opresión y la injusticia, su mensaje continúa alentando la fe y la esperanza de "los que son perseguidos por practicar la justicia" y "trabajan por la paz" ( Mat_5:9-10 ). Hasta que llegue "la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías" ( Rev_12:10 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Daniel  2,1-49

2. La palabra "caldeos" no designa aquí a los habitantes de Caldea o Babilonia, sino a todos los expertos en astrología y ciencias ocultas.

4b. Desde aquí y hasta 7. 28, el texto original está escrito en arameo.

28. Ver Apo_1:1, Apo_1:19; Apo_4:1; Apo_22:6. Los "misterios" son los designios secretos de Dios que se realizan en el curso de la historia humana. Esta expresión anticipa el sentido que tendrá la palabra "misterio" en el Nuevo Testamento.

31-45. La "estatua" formada por elementos diversos, cada vez menos valiosos, representa alegóricamente a los Imperios que se fueron sucediendo en el Antiguo Oriente, desde Nabucodonosor hasta Antíoco IV Epífanes. El "oro" simboliza a Babilonia; la "plata" al reino de los medos; el "bronce" al Imperio persa; el "hierro" al gran Imperio griego fundado por Alejandro Magno. Por último el "hierro" mezclado con "arcilla" representa a los Lágidas de Egipto y a los Seléucidas de Siria, que se repartieron una parte del Imperio de Alejandro. La alegoría culmina con el Juicio de Dios, que derriba todos los imperios humanos y establece su Reino eterno, el Reino mesiánico. Ver Luc_20:17-18.