Daniel  7 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 28 versitos |
1 El año primero de Baltasar, rey de Babilonia, Daniel tuvo un sueño y unas visiones en su imaginación, mientras se hallaba en su lecho. El escribió el sueño. Este es el comienzo del relato.
2 Daniel tomó la palabra y dijo: Yo miraba en mis visiones nocturnas, y vi los cuatro vientos del cielo que agitaban el gran mar.
3 Y cuatro animales enormes, diferentes entre sí, emergieron del mar.
4 El primero era como un león y tenía alas de águila. Yo estuve mirando hasta que fueron arrancadas sus alas; él fue levantado de la tierra y puesto de pie sobre dos patas como un hombre, y le fue dado un corazón de hombre.
5 Luego vi otro animal, el segundo, semejante a un oso; él estaba medio erguido y tenía tres costillas en su boca, entre sus dientes. Y le hablaban así: "¡Levántate, devora carne en abundancia!".
6 Después de esto, yo estaba mirando y vi otro animal como un leopardo; tenía cuatro alas de pájaro sobre el dorso y también cuatro cabezas, y le fue dado el dominio.
7 Después de esto, yo estaba mirando en las visiones nocturnas y vi un cuarto animal, terrible, espantoso y extremadamente fuerte; tenía enormes dientes de hierro, comía, trituraba y el resto lo pisoteaba con las patas. Era diferente de todos los animales que lo habían precedido, y tenía diez cuernos.
8 Yo observaba los cuernos, y vi otro cuerno, pequeño, que se elevaba entre ellos. Tres de los cuernos anteriores fueron arrancados delante de él, y sobre este cuerno había unos ojos como de hombre y una boca que hablaba con insolencia.
9 Yo estuve mirando hasta que fueron colocados unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve y los cabellos de su cabeza como la lana pura; su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente.
10 Un río de fuego brotaba y corría delante de él. Miles de millares lo servían, y centenares de miles estaban de pie en su presencia. El tribunal se sentó y fueron abiertos unos libros
11 Yo miraba a causa de las insolencias que decía el cuerno: estuve mirando hasta que el animal fue muerto, y su cuerpo destrozado y entregado al ardor del fuego.
12 También a los otros animales les fue retirado el dominio, pero se les permitió seguir viviendo por un momento y un tiempo.
13 Yo estaba mirando, en las visiones nocturnas, y vi que venía sobre las nubes del cielo como un Hijo de hombre; él avanzó hacia el Anciano y lo hicieron acercar hasta él.
14 Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino, y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas. Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido.
15 Yo, Daniel, quedé profundamente turbado en mi espíritu, y las visiones de mi imaginación me llenaron de espanto.
16 Me acerqué a uno de los que estaban de pie y le pregunté la verdad acerca de todo aquello. El me habló y me hizo conocer la interpretación de las cosas.
17 "Esos cuatro animales enormes son cuatro reyes que se alzarán de la tierra;
18 y los Santos del Altísimo recibirán la realeza, y la poseerán para siempre, por los siglos de los siglos".
19 Entonces quise saber la verdad acerca del cuarto animal, que era diferente de todos los demás, extremadamente horrible, y que tenía dientes de hierro y garras de bronce: el que devoraba, trituraba y pisoteaba el resto con las patas;
20 y también acerca de los diez cuernos de su cabeza, y del otro cuerno que se había elevado y ante el cual habían caído tres; es decir, el cuerno que tenía ojos y una boca que hablaba con insolencia, y que parecía más grande que los otros.
21 Yo miraba, y este cuerno hacía la guerra a los Santos del Altísimo y prevalecía sobre ellos,
22 hasta que vino el Anciano, se hizo justicia a los Santos del Altísimo y llegó el momento en que los Santos entraron en posesión de la realeza.
23 El habló así: "En lo que respecta al cuarto animal, habrá sobre la tierra un cuarto reino, diferente de todos los reinos: él devorará toda la tierra, la pisoteará y la triturará.
24 En cuanto a los diez cuernos, de este reino surgirán diez reyes, y otro surgirá después de ellos: será diferente de los anteriores y abatirá a tres reyes.
25 Hablará contra el Altísimo y maltratará a los Santos del Altísimo. Tratará de cambiar los tiempos festivos y la Ley, y los Santos serán puestos en sus manos por un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo.
26 Pero luego se sentará el tribunal, y a ese rey se le quitará el dominio, para que sea destruido y aniquilado definitivamente.
27 Y la realeza, el dominio y la grandeza de todos los reinos bajo el cielo serán entregados al pueblo de los Santos del Altísimo. Su reino es un reino eterno, y todos los imperios lo servirán y le obedecerán".
28 Aquí termina el relato. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me llenaron de espanto y cambié de color. Y yo conservé estas cosas en mi corazón.

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Introducción a Daniel 


Daniel

El libro que lleva el nombre de DANIEL fue escrito hacia el 165 a. C., cuando el rey Antíoco IV Epífanes pretendió helenizar por la fuerza al Pueblo judío, obligándolo a abandonar la Ley de Moisés y a practicar el culto pagano difundido en todo el Imperio seléucida. Su autor vivió en tiempos de la insurrección de los Macabeos. Pero, a diferencia de estos, él no apela a la resistencia armada contra el opresor extranjero, sino que espera y anuncia una intervención extraordinaria del Señor, que es capaz de salvar a su Pueblo incluso de la muerte.
Con toda propiedad, este Libro puede ser llamado el "Apocalipsis" del Antiguo Testamento. Como el que figura al final del Nuevo Testamento, también el Apocalipsis de Daniel contiene una interpretación religiosa de la historia universal y un mensaje de esperanza para el Pueblo de Dios perseguido a causa de su fe. Además, ambos Libros tienen la misma forma de expresión literaria -el estilo "apocalíptico", muy difundido en el Judaísmo a partir del siglo ll a. C.- cuyo rasgo más notorio es la profusión de imágenes sorprendentes, de alegorías casi siempre enigmáticas y de visiones simbólicas.
La obra se divide en dos partes bastante diversas. La primera (caps. 1 - 6), de carácter narrativo, relata seis episodios de la vida de Daniel y de sus compañeros en el exilio. La segunda (caps. 7 - 12) es la parte estrictamente "apocalíptica", que tiene sus antecedentes en los escritos proféticos, sobre todo, en las visiones de Ezequiel y Zacarías. A esta obra original, escrita en hebreo y arameo, se le agregaron posteriormente algunos fragmentos en griego, que figuran entre los Libros "deuterocanónicos".
A pesar del cambio de situaciones históricas, el libro de Daniel no ha perdido nada de su actualidad, porque las fuerzas hostiles al Reino de Dios resurgen constantemente bajo nuevas formas. Frente al orgullo, al odio, a la opresión y la injusticia, su mensaje continúa alentando la fe y la esperanza de "los que son perseguidos por practicar la justicia" y "trabajan por la paz" ( Mat_5:9-10 ). Hasta que llegue "la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías" ( Rev_12:10 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Daniel  7,1-28

3. Ver Apo_13:1. Estos "cuatro animales" tienen el mismo valor simbólico que los cuatro metales de la estatua del sueño de Nabucodonosor. Ver nota 2. 31-45.

4-6. Ver Apo_13:2, Apo_13:7.

7. Los "diez cuernos" representan a los reyes de la dinastía seléucida, que reinaron en Siria después de la muerte de Alejandro Magno. El número "diez" es una cifra redonda, que sugiere la idea de totalidad.

8. Ver Apo_13:5. El "pequeño cuerno" es Antíoco IV Epífanes.

9. Ver Apo_1:14. El "Anciano" representa a Dios, que se sienta en el trono para el Juicio.

10. Ver Apo_5:11; Apo_20:12.

13. "Hijo de hombre", tanto en hebreo como en arameo, significa simplemente "hombre" o "ser humano". Pero en este contexto la expresión adquiere un nuevo sentido. Así como los cuatro animales (v. 3) representan a los reinos paganos, así también la figura de este "Hijo de hombre" parece ser la personificación del pueblo de "los Santos del Altisimo" (v. 18), es decir, de los israelitas fieles al Señor. A ellos, Dios les hará justicia después de las tribulaciones padecidas y los hará entrar en posesión de su Reino (vs. 22, 27). Más tarde, la figura de este "Hijo de hombre" fue adquiriendo rasgos individuales, hasta identificarse con la persona del Rey mesiánico y del Juez de los últimos tiempos. Jesús usó preferentemente este título para designarse a sí mismo. Ver nota Mat_8:20.

21. Ver Apo_11:7; Apo_13:7.

22. Ver Apo_20:4.

24. Ver Apo_17:12.

25. Ver Apo_12:14. "Un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo", es decir, tres años y medio, ya que cada "tiempo" corresponde a un año. Este es el tiempo que va a durar la persecución de Antíoco IV.