Oseas  12 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 15 versitos |
1 Efraím me ha rodeado de mentira y la casa de Israel, de falsedad. -Pero Judá está todavía cerca de Dios y se mantiene fiel al muy Santo-.
2 Efraím se apacienta de viento y corre todo el día tras el viento del este; multiplica el fraude y la devastación; hacen una alianza con Asiria y llevan aceite a Egipto.
3 El Señor tiene un pleito con Israel, pedirá a Jacob de su conducta, le retribuirá según sus acciones.
4 En el seno materno suplantó a su hermano y cuando fue adulto luchó con Dios.
5 Luchó con el Ángel y venció, lloró y le imploró. En Betel lo encontró, y allí Dios habló con él.
6 -¡El Señor es el Dios de los ejércitos: "el Señor" es su nombre!-.
7 Tú volverás con la ayuda de tu Dios: observa la fidelidad y la rectitud, y espera siempre en tu Dios.
8 Canaán tiene en su mano balanzas falsas, le gusta defraudar.
9 Efraím dijo: "Sí, yo me enriquecí, he amasado una fortuna; pero en todas mis ganancias, no encontrarán en mí ningún delito que sea pecado".
10 Yo soy el Señor, tu Dios, desde el país de Egipto: te haré habitar de nuevo en carpas, como en los días del Encuentro.
11 Yo hablaré a los profetas y multiplicaré las visiones, y por medio de los profetas, hablaré en parábolas.
12 Galaad es pura falsedad, ellos se han convertido en nada; en Guilgal sacrifican toros: así sus altares serán como un montón de piedras sobre los surcos del campo.
13 Jacob huyó a los campos de Aram. Israel sirvió por una mujer y por una mujer, cuidó los rebaños.
14 Pero, por un profeta, el Señor hizo subir a Israel de Egipto, y por un profeta él fue protegido.
15 Efraím apenó a Dios amargamente: su Señor arrojará sobre él la sangre vertida, y le devolverá sus agravios.

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Introducción a Oseas 


Oseas

Aunque su Libro ocupa el primer lugar en la colección de los doce Profetas llamados "menores", OSEAS comenzó a ejercer la actividad profética unos años después que Amós. Como este último, y a diferencia de Isaías, su gran contemporáneo de Jerusalén, Oseas predicó en el reino del Norte, a quien él llama "Israel", "Jacob" y más frecuentemente "Efraím". Su época fue un período de abierta decadencia. Después del largo y próspero reinado de Jeroboám II (787-747), el país se hundió en la anarquía. En quince años, cuatro reyes murieron asesinados. La realeza, dominada por las intrigas de los jefes militares, se debatía en medio de crisis constantes, provocadas por la incontenible expansión de Asiria, que conquistaba territorios, sometía a los pueblos, les imponía pesados tributos y les exigía una sumisión incondicional. En el libro de Oseas hay numerosas alusiones a este período turbulento, pero ningún indicio seguro nos permite saber si el profeta llegó a ver la caída de Samaría en el 722-721 a. C.
Todo el mensaje de Oseas tiene como tema principal el amor del Señor despreciado por su Pueblo. Su dramática experiencia conyugal le hizo penetrar en los secretos del corazón de Dios, que ama a Israel como un padre a su hijo y un esposo a su esposa. Él es el primero entre los profetas que describe la relación entre el Señor e Israel en términos de unión matrimonial. El Dios de Oseas es un Dios apasionado, que se expresa con el lenguaje del amor: él manifiesta su ternura, sus celos, su ardiente deseo de ser correspondido y su violenta indignación al verse traicionado. Pero esa ternura no es un signo de debilidad. Es la fuerza de Dios, capaz de transformar al hombre y de hacer desaparecer en él hasta el recuerdo del pecado. Por eso su última palabra no es de rechazo y de condenación, sino que anuncia en términos de "alianza" una maravillosa restauración, que tendrá dimensiones cósmicas (2. 20-22).
El texto hebreo de este Libro no está muy bien conservado y muchos pasajes del mismo resultan poco inteligibles. De ahí que la traducción sea con frecuencia conjetural. Como casi todos los libros proféticos, también el de Oseas fue escrito en parte por el mismo profeta y en parte por sus discípulos. Además, numerosos pasajes parecen ser más bien un resumen que una reproducción exacta de su predicación oral. Las frases breves y la expresión extremadamente concisa, que dan tanta fuerza y belleza al estilo de este profeta, lo hacen a veces oscuro y difícil.
El mensaje de Oseas ha dejado huellas profundas en el Antiguo Testamento. A partir de él, el simbolismo conyugal se hizo clásico en los escritos proféticos. El Nuevo Testamento, por su parte, cita pasajes de Oseas o se inspira en ellos no menos de quince veces. De una manera especial, san Pablo y el Apocalipsis aplican a la unión de Cristo con la Iglesia el símbolo del matrimonio de Dios con su Pueblo ( 2Co_11:2 ; Eph_5:25-33 ; Rev_19:7 ; Rev_21:2 ; Rev_22:17 ). Y san Juan llevará a su plenitud la revelación inaugurada por Oseas, al afirmar que "Dios es Amor" ( 1Jo_4:8 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Oseas  12,1-14

4. Al suplantar engañosamente a Esaú ( Gen_25:26; Gen_27:35-36), Jacob prefiguraba la futura infidelidad de Israel.

5. Ver Gen_32:25-29; Gen_28:10-22; Gen_35:14-15.

13. Gen_29:15-30.

14. Este "profeta" es Moisés, considerado el primero y el más grande de los profetas ( Deu_18:18; Deu_34:10). A la misión profética de Moisés, se contrapone el comportamiento interesado de Jacob.