Jonás
En 2Ki_14:25 se menciona a un profeta llamado Jonás, pero no es él quien escribió el Libro que lleva su nombre. El libro de JONÁS fue compuesto después del exilio, sin duda en el siglo V a. C., no para relatar un hecho histórico, sino para comunicar una enseñanza bajo la forma de una parábola.
El protagonista de esta "ficción didáctica" se niega a proclamar la Palabra de Dios a un pueblo pagano y tradicionalmente enemigo de Israel. Toda la narración es un alegato contra el estrecho nacionalismo del Pueblo elegido, que pretende "monopolizar" la misericordia divina en nombre de los privilegios recibidos del Señor. La principal lección que se desprende de este Libro, tan pintoresco como lleno de humor e ironía, aparece claramente en la pregunta que le sirve de conclusión: si Jonás se preocupa por un árbol quemado por el sol, ¿cómo Dios no se va a preocupar por todo un pueblo que se convierte de sus pecados y no le va a conceder su perdón? El amor del Señor no conoce fronteras. Si él manifestó su predilección por Israel, fue para constituirlo "luz de las naciones" ( Isa_49:6 ).
Este Libro ocupa un lugar destacado en los Evangelios, no sólo por las repetidas alusiones al "signo de Jonás" ( Mat_12:39-40 ; Mat_16:4 ; Luk_11:29-30 ), sino también por la oposición que establece Jesús entre la fe de los ninivitas y la incredulidad de sus contemporáneos ( Mat_12:41 ; Luk_11:32 ). Además, por su insistencia en la universalidad de la misericordia divina, el relato de Jonás es como un anticipo de las parábolas relatadas en el célebre capítulo 15 del Evangelio según san Lucas.
Jonás 3,1-10
3. Según las excavaciones arqueológicas, las murallas de Nínive tenían un perímetro de unos doce kilómetros. Los "tres días" de recorrido son una expresión hiperbólica, que sugiere la idea de una ciudad enorme.
5-6. El relato de la repentina conversión de toda Nínive encierra una nota de ironía. Lo que Israel nunca había hecho, a pesar de los insistentes llamados de los profetas, lo hace en forma espontánea aquella ciudad pagana, empezando por su rey.
8-9. Ver Joe_2:13-14.
10. Al mostrar que el Señor no ejecuta su sentencia contra Nínive, el autor reacciona contra una interpretación demasiado estrecha de los oráculos proféticos contra las naciones paganas (Is. 13-23; Jer. 46-51; Ez. 25-32). Según la opinión corriente entre sus contemporáneos aquellas amenazas debían cumplirse inexorablemente. Pero ya Jeremías había anunciado que el Señor "se arrepiente" del castigo que había decretado enviar contra una nación, apenas advierte una señal de conversión ( Jer_18:7-8). La parábola de Jonás se hace eco de esta enseñanza.