Zacarías 12 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 14 versitos |
1 Vaticinio. Palabra del Señor sobre Israel. Oráculo del Señor que desplegó los cielos, cimentó la tierra y formó el espíritu del hombre en su interior.
2 Yo haré de Jerusalén una copa de vértigo para todos los pueblos de alrededor, y lo mismo pasará con Judá cuando asedien a Jerusalén.
3 Aquel día, yo haré de Jerusalén una piedra pesada para todos los pueblos: todos los que intenten levantarla se desgarrarán gravemente. Y se reunirán contra ella todas las naciones de la tierra.
4 Aquel día -oráculo del Señor- yo aturdiré a todos los caballos y enloqueceré a sus jinetes; abriré mis ojos sobre la casa de Judá y encegueceré a todos los pueblos.
5 Y los jefes de Judá dirán en su corazón: "La fuerza para los habitantes de Jerusalén está en el Señor de los ejércitos, su Dios".
6 Aquel día, yo haré a los jefes de Judá semejantes a un brasero encendido bajo la leña, a una antorcha encendida en las gavillas. Ellos consumirán a derecha e izquierda a todos los pueblos de alrededor, pero Jerusalén quedará instalada en el mismo lugar.
7 El Señor salvará primero las carpas de Judá, a fin de que la gloria de la casa de David y la gloria de los habitantes de Jerusalén no se eleven en detrimento de Judá.
8 Aquel día, el Señor escudará a los habitantes de Jerusalén: el más débil entre ellos será como David, y la casa de David será como Dios, como el Ángel del Señor al frente de ellos.
9 Aquel día, yo me pondré a destruir todas las naciones que vendrán contra Jerusalén.
10 Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de súplica; y ellos mirarán hacia mí, En cuanto al que ellos traspasaron, se lamentarán por él como por un hijo único y lo llorarán amargamente como se llora al primogénito.
11 Aquel día, habrá un gran lamento en Jerusalén, como el lamento de Hadad Rimón, en la llanura de Meguido.
12 El país se lamentará, familia por familia: la familia de la casa de David por su lado, y sus mujeres por su lado; la familia de la casa de Natán por su lado, y sus mujeres por su lado;
13 la familia de la casa de Leví por su lado, y sus mujeres por su lado; la familia de la casa de Semei por su lado, y sus mujeres por su lado;
14 todas las familias restantes, cada una por su lado, y sus mujeres por su lado.

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Introducción a Zacarías


Zacarías

Este libro consta de dos partes bastante diversas. La primera (caps. 1-8) es la obra del profeta ZACARÍAS, que ejerció su actividad en Jerusalén desde noviembre del 520 a. C. -un mes antes que la concluyera Ageo hasta diciembre del 518. La segunda es más de un siglo posterior y proviene de uno o varios autores, designados habitualmente con el nombre de Segundo o Déutero Zacarías.
Bajo este aspecto, el libro de Zacarías se asemeja al de Isaías, que se divide en tres partes, de autores y épocas diferentes, agrupadas bajo el nombre del gran profeta del siglo VIII.


Primera Parte del Libro de Zacarías

Zacarías era de familia sacerdotal y pertenecía probablemente al grupo de profetas dedicados al servicio del Santuario. Esto explica la importancia que atribuye al Templo, al sacerdocio y a todas las cuestiones relacionadas con el culto. Su obra es "muy oscura", como ya lo señalaba san Jerónimo. En ella se entremezclan fragmentos de una autobiografía, visiones simbólicas que preludian los "apocalipsis" posteriores y una serie de oráculos mesiánicos.
Zacarías insiste en la necesidad de reconstruir el Templo (1. 16; 4. 9; 6. 15). Pero, más allá de esta finalidad inmediata, desarrolla el mesianismo esbozado por Ageo en torno a la persona de Zorobabel y va marcando las etapas que llevarán a la instauración de la era mesiánica. El Señor va a entrar en acción (1. 7-15). Las naciones enemigas serán derrotadas (2. 1-4) y Jerusalén será reconstruida en una zona sin fronteras, porque el mismo Señor será su muralla (2. 5-9). Josué y Zorobabel -representantes de los poderes religioso y civil- ejercerán en perfecta armonía el gobierno de la comunidad (3. 1 - 4. 14). El país será purificado de toda maldad (5. 1-11) y Babilonia, "el país del Norte", recibirá su castigo (6. 1-8). Una acción simbólica presenta a Zorobabel como rey davídico (6. 9-15) y una cuestión sobre el ayuno ofrece al profeta la ocasión de hacer un llamado a la conversión, mediante la práctica de la justicia, de la fidelidad y la misericordia (7. 8-14). Por último, el profeta amplía su perspectiva en sentido universalista, siguiendo la línea del Segundo Isaías.
Zacarías hace revivir el antiguo mesianismo real, vinculado a la descendencia de David. Pero su estrecha relación con los medios sacerdotales le hace asociar al príncipe davídico un jefe religioso, el Sumo Sacerdote Josué. Esta doble corriente -real y sacerdotal- del mesianismo del Antiguo Testamento encontrará su plena realización en Jesucristo, "nacido de la estirpe de David según la carne" ( Rom_1:3 ) y constituido a la vez "Sumo Sacerdote de los bienes futuros" ( Heb_9:11 ).

Segunda Parte del Libro de Zacarías

Los seis capítulos siguientes del libro de Zacarías difieren considerablemente de los ocho primeros. Mientras que las visiones y los oráculos de la primera parte están fechados y son expresamente atribuidos a Zacarías, de ahora en adelante no se menciona más a este profeta y faltan por completo las indicaciones cronológicas. También el trasfondo histórico se ha modificado. Ya no se habla para nada de la reconstrucción del Templo, y la esperanza mesiánica -que antes estaba centrada en la persona de Zorobabel, como símbolo de la restauración nacional- ahora se desplaza hacia otras figuras de perfil menos definido: el Rey Mesías pobre y pacífico ( Heb_9:9-10 ), el Buen Pastor despreciado y rechazado ( Heb_11:4-14 ) y el misterioso "Traspasado" ( Heb_12:10 ). Con toda probabilidad, esta segunda parte fue compuesta entre los años 330 y 300 a. C., cuando los Seléucidas y los Lágidas se repartieron el poder y la herencia de Alejandro Magno ( 1Ma_1:1-9 ). Así se explica la mención de los griegos como una fuerza hostil al Pueblo de Dios ( 1Ma_9:13 ).
Estos capítulos son una recopilación de oráculos, cuyo tema común es la decisión del Señor de establecer su reinado definitivo sobre toda la tierra ( 1Ma_14:9 ). Con estos elementos de origen y estilo diversos, el redactor final parece haber construido una especie de díptico, compuesto de dos partes simétricas, que describen la instauración de la era mesiánica siguiendo un doble movimiento: después de una primera intervención de Dios, que culmina en un aparente fracaso ( 1Ma_11:15-17 ), la nueva Jerusalén, liberada de sus enemigos y purificada de sus pecados, se convierte en el polo de atracción de todos los pueblos ( 1Ma_14:16 ).
A pesar de ser uno de los escritos más desconcertantes del Antiguo Testamento, la obra del Segundo Zacarías tiene el gran valor de haber conservado los últimos restos del profetismo bíblico. Sus oráculos atestiguan la persistencia de la esperanza mesiánica durante la dominación griega. Además, se debe destacar que este es uno de los Libros más citados en los Evangelios: tres veces en el de Mateo ( 1Ma_21:5 ; 1Ma_26:31 ; 1Ma_27:9-10 ), una en el de Marcos ( 1Ma_14:27 ) y una en el de Juan ( 1Ma_19:37 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Zacarías 12,1-14

2. Ver Isa_51:22; Jer_25:15; Hab_2:16.

10. La frase central de este versículo también se podría traducir: "Entonces mirarán hacia mí, a quien ellos traspasaron". En esta versión, el Señor se identifica hasta tal punto con su enviado, que él mismo se siente herido en lo más íntimo por aquella muerte violenta. Ver Jua_19:37; Apo_1:7.

11. El profeta alude al duelo ritual que se celebraba cada año en honor de "Hadad Rimón", dios fenicio de la vegetación. Ver nota Eze_8:14.