Mateo 17 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 27 versitos |
1 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado.
2 Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.
3 De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús.
4 Pedro dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantará aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
5 Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo".
6 Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor.
7 Jesús se acercó a ellos, y tocándolos, les dijo: "Levántense, no tengan miedo".
8 Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.
9 Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos".
10 Entonces los discípulos le preguntaron: "¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?".
11 El respondió: "Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas;
12 pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre".
13 Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista.
14 Cuando se reunieron con la multitud se le acercó un hombre y, cayendo de rodillas,
15 le dijo: "Señor, ten piedad de mí hijo, que es epiléptico y está muy mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua.
16 Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron curar".
17 Jesús respondió: "¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí".
18 Jesús increpó al demonio, y este salió del niño, que desde aquel momento, quedó curado.
19 Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?".
20 "Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: "Trasládate de aquí a allá", y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes".
21 ["En cuanto a esta clase de demonios, no se los puede expulsar sino por medio de la oración y del ayuno"].
22 Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres:
23 lo matarán y al tercer día resucitará". Y ellos quedaron muy apenados.
24 Al llegar a Cafarnaúm, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: "¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?".
25 "Sí, lo paga", respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?".
26 Y como Pedro respondió: "De los extraños", Jesús le dijo: "Eso quiere decir que los hijos están exentos.
27 Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti".

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Introducción a Mateo


EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

El Evangelio que lleva el nombre de MATEO -un recaudador de impuestos que abandonó su trabajo para seguir a Jesús (9. 9)- fue escrito hacia el 80d.C. y está dirigido principalmente a los cristianos de origen judío.
Dado el carácter de los destinatarios, Mateo cita con frecuencia textos del Antiguo Testamento y se apoya en ellos para mostrar que el designio de Dios anunciado por los Profetas alcanza su pleno cumplimiento en la persona y la obra de Jesús. Él es el "Hijo de David", el "Enviado" para salvar a su Pueblo, el "Hijo del hombre" que habrá de manifestarse como Juez universal, el "Rey de Israel" y el "Hijo de Dios" por excelencia. Mateo también aplica a Jesús en forma explícita los oráculos de Isaías sobre el "Servidor sufriente", que carga sobre sí nuestras debilidades y dolencias. Y al darle el título de "Señor", reservado sólo a Dios en el Antiguo Testamento, afirma implícitamente su condición divina.
Este evangelista atribuye una especial importancia a las enseñanzas de Jesús y las agrupa en cinco discursos, que forman como la trama de su Evangelio y están encuadrados por otras tantas secciones narrativas. El tema central de estos discursos es el Reino de Dios. En ellos, Cristo aparece como "el nuevo Moisés", que lleva a su plenitud la Ley de la Antigua Alianza. También es el "Maestro", que enseña "como quien tiene autoridad" (7. 29) la "justicia" de ese Reino inaugurado y proclamado por él.
El Evangelio de Mateo ha sido llamado con razón "el Evangelio de la Iglesia", por el papel preponderante que ocupa en él la vida y la organización de la comunidad congregada en nombre de Jesús. Esta comunidad es el nuevo Pueblo de Dios, el lugar donde el Señor resucitado manifiesta su presencia y la irradia a todos los hombres. Por eso ella está llamada a vivir en el amor fraterno y el servicio mutuo, como condiciones indispensables para hacer visible el verdadero rostro de Jesucristo.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Mateo 17,1-27

3. "Moisés y Elías" representan la Ley y los Profetas, es decir, toda la Antigua Alianza. Ellos aparecen junto a Jesús, porque en él alcanza su plenitud lo que Dios había preparado a través de la historia de Israel.

5. Según el Antiguo Testamento, la "nube luminosa" acompañaba muchas veces las apariciones de Dios y representa su majestad y su poder. Ver nota Exo_13:22.

10. Ver nota 11.14.

12. Jesús identifica implícitamente a Elías con Juan el Bautista, de quien aquel era figura. Elías sufrió persecución de parte de la reina Jezabel ( 1Re_19:1-3), y el Bautista tuvo su Jezabel en Herodías, la mujer de Herodes (1Re_14:3-11).

21. "En cuanto a esta clase de demonios, no se los puede expulsar sino por medio de la oración y del ayuno". Algunos manuscritos añaden este versículo, que seguramente no pertenece al original y parece estar tomado de Mar_9:29.

24. Todos los judíos, aun los que vivían en el extranjero, estaban obligados a sostener el culto con una contribución anual.

26. "Los hijos están exentos": en las antiguas monarquías orientales los impuestos constituían los ingresos de la casa real, cuyos miembros (los "hijos" del rey) estaban exentos de tal contribución. El sentido de la breve parábola de Jesús es claro: el tributo al Templo era un tributo a Dios; Jesús estaba libre del mismo porque era Hijo de Dios, como Pedro lo acababa de proclamar. Ver 16.16.