Mateo 23 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 39 versitos |
1 Entonces Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:
2 "Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés;
3 ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen.
4 Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
5 Todo lo hacen para que los vean: agradan las filacterias y alargas los flecos de sus mantos;
6 les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,
7 ser saludamos en las plazas y oírse llamar "mi maestro" por la gente.
8 En cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos.
9 a Nadie en el mundo llamen "padre", porque no tienen sino uno, el Padre celestial.
10 No se dejen llamar tampoco "doctores", porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
11 Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros,
12 porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
13 "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.
14 [¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones! Por eso serán juzgados con más severidad.]
15 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes!
16 ¡Ay de ustedes, guías, ciegos, que dicen: "Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale"!
17 ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro?
18 Ustedes dicen también: "Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar".
19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda?
20 Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él.
21 Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita.
22 Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
23 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley; la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello.
24 ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!
25 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno!
26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera.
27 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre!
28 Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad.
29 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos,
30 diciendo: "Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas"!
31 De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas.
32 ¡Colmen entonces la medida de sus padres!
33 ¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo podrán escapar a la condenación de la Gehena?
34 Por eso, yo voy a enviarles profetas, sabios y escribas; ustedes matarán y crucificarán a unos, azotarán a otros en las sinagogas, y los perseguirán de ciudad en ciudad.
35 Así caerá sobre ustedes toda la sangre del justo Abel, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al que ustedes asesinaron entre el santuario y el altar.
36 Les aseguro que todo esto sobrevendrá a la presente generación.
37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste!
38 Por eso, a ustedes la casa les quedará desierta.
39 Les aseguro que ya no me verán más, hasta que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!".

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Introducción a Mateo


EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

El Evangelio que lleva el nombre de MATEO -un recaudador de impuestos que abandonó su trabajo para seguir a Jesús (9. 9)- fue escrito hacia el 80d.C. y está dirigido principalmente a los cristianos de origen judío.
Dado el carácter de los destinatarios, Mateo cita con frecuencia textos del Antiguo Testamento y se apoya en ellos para mostrar que el designio de Dios anunciado por los Profetas alcanza su pleno cumplimiento en la persona y la obra de Jesús. Él es el "Hijo de David", el "Enviado" para salvar a su Pueblo, el "Hijo del hombre" que habrá de manifestarse como Juez universal, el "Rey de Israel" y el "Hijo de Dios" por excelencia. Mateo también aplica a Jesús en forma explícita los oráculos de Isaías sobre el "Servidor sufriente", que carga sobre sí nuestras debilidades y dolencias. Y al darle el título de "Señor", reservado sólo a Dios en el Antiguo Testamento, afirma implícitamente su condición divina.
Este evangelista atribuye una especial importancia a las enseñanzas de Jesús y las agrupa en cinco discursos, que forman como la trama de su Evangelio y están encuadrados por otras tantas secciones narrativas. El tema central de estos discursos es el Reino de Dios. En ellos, Cristo aparece como "el nuevo Moisés", que lleva a su plenitud la Ley de la Antigua Alianza. También es el "Maestro", que enseña "como quien tiene autoridad" (7. 29) la "justicia" de ese Reino inaugurado y proclamado por él.
El Evangelio de Mateo ha sido llamado con razón "el Evangelio de la Iglesia", por el papel preponderante que ocupa en él la vida y la organización de la comunidad congregada en nombre de Jesús. Esta comunidad es el nuevo Pueblo de Dios, el lugar donde el Señor resucitado manifiesta su presencia y la irradia a todos los hombres. Por eso ella está llamada a vivir en el amor fraterno y el servicio mutuo, como condiciones indispensables para hacer visible el verdadero rostro de Jesucristo.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Mateo 23,1-39

5. Las "filacterias" son unas cápsulas o estuches que los judíos llevaban en la frente o en el brazo izquierdo, sujetas con cordones de cuero. En ellas guardaban unas cintas de pergamino, prolijamente plegadas, donde escribían algunos textos importantes de la Ley. Esta costumbre provenía de tomar al pie de la letra las partes del Pentateuco ( Exo_13:9, Exo_13:16; Deu_6:8; Deu_11:18), que exhortan a tener siempre la Ley de Dios ante los ojos.

Jesús condena a los escribas y fariseos, no porque llevaran los "flecos", ya que él mismo los usó ( Deu_9:20), sino porque los alargaban para aparentar que cumplían más exactamente la Ley.

9. La palabra "padre" se usaba como título honorífico para designar a los maestros judíos.

14. "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones! Por eso serán juzgados con más severidad". Este versículo falta en la mayor parte de los manuscritos y está tomado de Mar_12:40.

23. La "menta", el "hinojo" y el "comino" eran plantas que los judíos cultivaban en sus jardines, y sin embargo, pagaban por ellas el impuesto que la Ley ordenaba solamente para las cosechas ( Lev_27:30; Num_18:12).

32. La muerte de Jesús, que es el Mesías enviado por Dios a su Pueblo, "colma la medida" de las infidelidades de Israel hacia su Dios.

35. Probablemente se refiere al profeta Zacarías de 2Cr_24:20-22. Jesús menciona la primera y la última víctima de la injusticia, a que se hace alusión en la Biblia hebrea.

38. Jesús alude a la destrucción del Templo. Ver 1Re_9:7-8; Jer_12:7; Jer_22:5.

39. Sal_118:26.