Mateo 5 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 48 versitos |
1 Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
2 Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
3 "Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
4 Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
5 Felices los afligidos, porque serán consolados.
6 Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
7 Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
8 Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
9 Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
10 Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
11 Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
12 Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
13 Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
14 Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
15 Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
16 Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.
17 No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
18 Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
19 El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
20 Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
21 Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: "No matarás", y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal.
22 Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
23 Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti,
24 deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
25 Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso.
26 Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
27 Ustedes han oído que se dijo: "No cometerás adulterio".
28 Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
29 Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
30 Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti; es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
31 También se dijo: "El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio".
32 Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.
33 Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: "No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor".
34 Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios,
35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey.
36 No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos.
37 Cuando ustedes digan "sí", que sea sí, y cuando digan "no", que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
38 Ustedes han oído que se dijo: "Ojo por ojo y diente por diente".
39 Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.
40 Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto;
41 y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
42 Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
43 Ustedes han oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y odiarás a tu enemigo.
44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
45 así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
46 Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
47 Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
48 Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.

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Introducción a Mateo


EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

El Evangelio que lleva el nombre de MATEO -un recaudador de impuestos que abandonó su trabajo para seguir a Jesús (9. 9)- fue escrito hacia el 80d.C. y está dirigido principalmente a los cristianos de origen judío.
Dado el carácter de los destinatarios, Mateo cita con frecuencia textos del Antiguo Testamento y se apoya en ellos para mostrar que el designio de Dios anunciado por los Profetas alcanza su pleno cumplimiento en la persona y la obra de Jesús. Él es el "Hijo de David", el "Enviado" para salvar a su Pueblo, el "Hijo del hombre" que habrá de manifestarse como Juez universal, el "Rey de Israel" y el "Hijo de Dios" por excelencia. Mateo también aplica a Jesús en forma explícita los oráculos de Isaías sobre el "Servidor sufriente", que carga sobre sí nuestras debilidades y dolencias. Y al darle el título de "Señor", reservado sólo a Dios en el Antiguo Testamento, afirma implícitamente su condición divina.
Este evangelista atribuye una especial importancia a las enseñanzas de Jesús y las agrupa en cinco discursos, que forman como la trama de su Evangelio y están encuadrados por otras tantas secciones narrativas. El tema central de estos discursos es el Reino de Dios. En ellos, Cristo aparece como "el nuevo Moisés", que lleva a su plenitud la Ley de la Antigua Alianza. También es el "Maestro", que enseña "como quien tiene autoridad" (7. 29) la "justicia" de ese Reino inaugurado y proclamado por él.
El Evangelio de Mateo ha sido llamado con razón "el Evangelio de la Iglesia", por el papel preponderante que ocupa en él la vida y la organización de la comunidad congregada en nombre de Jesús. Esta comunidad es el nuevo Pueblo de Dios, el lugar donde el Señor resucitado manifiesta su presencia y la irradia a todos los hombres. Por eso ella está llamada a vivir en el amor fraterno y el servicio mutuo, como condiciones indispensables para hacer visible el verdadero rostro de Jesucristo.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Mateo 5,1-48

4. Gen_13:15.

13. La sal da sabor a los alimentos ( Job_6:6), y como también los preserva de la corrupción (C. Jer_5:27), se suele hablar simbólicamente de una "alianza de sal", es decir, de una alianza indestructible ( Num_18:19; 2Cr_13:5). Los discípulos de Jesús son llamados "sal de la tierra", porque a ellos de una manera especial les corresponde sazonar y conservar al mundo, haciéndolo entrar en alianza con Dios. Ver Lev_2:13.

21. Exo_20:13.

22. Las penas aquí señaladas guardan relación con la gravedad de la ofensa. El "Sanedrín" era el Tribunal Supremo de los judíos. Ver nota 16. 21. La "Gehena" era un valle situado al sur de Jerusalén, en el cual los israelitas habían sacrificado antiguamente víctimas humanas al dios Moloc ( Lev_18:21; 2Re_23:10) y por este motivo, simbolizaba el lugar del castigo más grave.

27. Exo_20:14.

31. Deu_24:1.

32. "Unión ilegal": probablemente, se trata de ciertos matrimonios entre parientes, declarados ilegales en Lev_5:18, y que eran frecuentes entre los paganos. Fuera de estos casos queda excluido el divorcio. Ver Hec_15:20, Hec_15:29.

33. Num_30:3. Jesús afirma la inutilidad del juramento, supuesto el ideal evangélico de la sinceridad del corazón.

34-35. Isa_66:1; Sal_48:3.

38. Exo_21:24. Esta es la ley del talión, escrita en la legislación de Moisés. Entre los judíos, sólo los jueces la aplicaban y con frecuencia se contentaban con satisfacciones pecuniarias.

43. Sólo la primera parte del precepto: "Amarás a tu prójimo" se halla en Lev_19:18. La segunda parte: "Odiarás a tu enemigo" no se encuentra textualmente en el Antiguo Testamento.

46. Los "publicanos" eran los judíos que recaudaban los impuestos destinados al gobierno de Roma. Por este motivo y por la avaricia con que generalmente ejercían su profesión, eran despreciados por el pueblo. Ver 9. 10-13.