Mateo 9 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 38 versitos |
1 Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad.
2 Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: "Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados".
3 Algunos escribas pensaron: "Este hombre blasfema:.
4 Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: "¿Por qué piensan mal?
5 ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados te son perdonados", o "Levántate y camina"?
6 Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".
7 El se levantó y se fue a su casa.
8 Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.
9 Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió.
10 Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos.
11 Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?".
12 Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.
13 Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
14 Entonces se acercaron los discípulos de Juan y le dijeron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?".
15 Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
16 Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande.
17 Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden. ¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!".
18 Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante él, le dijo: "Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá".
19 Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.
20 Entonces de le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto,
21 pensando: "Con sólo tocar su manto, quedaré curada".
22 Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: "Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado". Y desde ese instante la mujer quedó curada.
23 Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo:
24 "Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme". Y se reían de él.
25 Cuando hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó.
26 Y esta noticia se divulgó por aquella región.
27 Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: "Ten piedad de nosotros, Hijo de David".
28 Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: "¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?". Ellos le respondieron: "Sí, Señor".
29 Jesús les tocó los ojos, diciendo: "Que suceda como ustedes han creído".
30 Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: "¡Cuidado! Que nadie lo sepa".
31 Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.
32 En cuanto se fueron los ciegos, le presentaron a un mudo que estaba endemoniado.
33 El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: "Jamás se vio nada igual en Israel".
34 Pero los fariseos decían: "El expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios".
35 Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
36 Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.
37 Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.
38 Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.

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Introducción a Mateo


EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

El Evangelio que lleva el nombre de MATEO -un recaudador de impuestos que abandonó su trabajo para seguir a Jesús (9. 9)- fue escrito hacia el 80d.C. y está dirigido principalmente a los cristianos de origen judío.
Dado el carácter de los destinatarios, Mateo cita con frecuencia textos del Antiguo Testamento y se apoya en ellos para mostrar que el designio de Dios anunciado por los Profetas alcanza su pleno cumplimiento en la persona y la obra de Jesús. Él es el "Hijo de David", el "Enviado" para salvar a su Pueblo, el "Hijo del hombre" que habrá de manifestarse como Juez universal, el "Rey de Israel" y el "Hijo de Dios" por excelencia. Mateo también aplica a Jesús en forma explícita los oráculos de Isaías sobre el "Servidor sufriente", que carga sobre sí nuestras debilidades y dolencias. Y al darle el título de "Señor", reservado sólo a Dios en el Antiguo Testamento, afirma implícitamente su condición divina.
Este evangelista atribuye una especial importancia a las enseñanzas de Jesús y las agrupa en cinco discursos, que forman como la trama de su Evangelio y están encuadrados por otras tantas secciones narrativas. El tema central de estos discursos es el Reino de Dios. En ellos, Cristo aparece como "el nuevo Moisés", que lleva a su plenitud la Ley de la Antigua Alianza. También es el "Maestro", que enseña "como quien tiene autoridad" (7. 29) la "justicia" de ese Reino inaugurado y proclamado por él.
El Evangelio de Mateo ha sido llamado con razón "el Evangelio de la Iglesia", por el papel preponderante que ocupa en él la vida y la organización de la comunidad congregada en nombre de Jesús. Esta comunidad es el nuevo Pueblo de Dios, el lugar donde el Señor resucitado manifiesta su presencia y la irradia a todos los hombres. Por eso ella está llamada a vivir en el amor fraterno y el servicio mutuo, como condiciones indispensables para hacer visible el verdadero rostro de Jesucristo.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Mateo 9,1-38

1. "Su ciudad" era Cafarnaún, y desde allí, Jesús recorría Galilea.

5. Jesús demuestra que él posee un poder invisible -el de perdonar los pecados- por medio de la manifestación de un poder visible, el de hacer milagros.

8. "La multitud quedó atemorizada": esta expresión significa respeto y admiración.

"Glorificaba a Dios" significa adorar y dar gracias.

11. Se daba el nombre de "pecadores" a las personas que, por sus costumbres o su profesión poco digna, eran consideradas impuras, y cuyo trato, por lo tanto, era evitado por los estrictos observantes de la Ley.

13. Ose_6:6.

15. Los "amigos del esposo", en el rito matrimonial judío, eran los que formaban el cortejo que lo acompañaba cuando salía al encuentro de su esposa. Ver nota 25. 1. El "esposo" representa a Jesús, y los integrantes del cortejo a sus discípulos, que no debían ayunar mientras él estuviera con ellos.

16-17. Lo "nuevo" en estas comparaciones simboliza el Reino de Dios inaugurado por Jesús. Ese Reino exige hombres completamente nuevos. Ver nota Luc_5:37-39.

18. Según Marcos y Lucas, este hombre era un jefe de la sinagoga, llamado Jairo.

20. Los israelitas llevaban unos "flecos" en cada uno de los extremos de su "manto", como memorial de la Ley del Señor ( Num_15:38-39).

23. Entre los orientales, se acostumbraba a contratar para las ceremonias fúnebres los servicios de gente profesional, que con gritos, cantos y música apropiada expresaban el dolor de ese momento.