Marcos 4 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 41 versitos |
1 Jesús comenzó a enseñar de nuevo a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca dentro del mar, y sentarse en ella. Mientras tanto, la multitud estaba en la orilla.
2 El les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas, y esto era lo que les enseñaba:
3 "¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar.
4 Mientras sembraba, parte de la semilla cayó al borde del camino, y vinieron los pájaros y se la comieron.
5 Otra parte cayó en terreno rocoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida porque la tierra era poco profunda;
6 pero cuando salió el sol, se quemó y, por falta de raíz, se secó.
7 Otra cayó entre las espinas; estas crecieron, la sofocaron, y no dio fruto.
8 Otros granos cayeron en buena tierra y dieron fruto: fueron creciendo y desarrollándose, y rindieron ya el treinta, ya el sesenta, ya el ciento por uno".
9 Y decía: "¡El que tenga oídos para oír, que oiga!".
10 Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor de él junto con los Doce, le preguntaban por el sentido de las parábolas.
11 Y Jesús les decía: "A ustedes se les ha confiado el misterio del Reino de Dios; en cambio, para los de afuera, todo es parábola,
12 a fin de que miren y no vean, oigan y no entiendan, no sea que se conviertan y alcancen el perdón".
13 Jesús les dijo: "¿No entienden esta parábola? ¿Cómo comprenderán entonces todas las demás?
14 El sembrador siembra la Palabra.
15 Los que están al borde del camino, son aquellos en quienes se siembra la Palabra; pero, apenas la escuchan, viene Satanás y se lleva la semilla sembrada en ellos.
16 Igualmente, los que reciben la semilla en terreno rocoso son los que, al escuchar la Palabra, la acogen en seguida con alegría;
17 pero no tienen raíces, sino que son inconstantes y, en cuanto sobreviene la tribulación o la persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumben.
18 Hay otros que reciben la semilla entre espinas: son los que han escuchado la Palabra,
19 pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias penetran en ellos y ahogan la Palabra, y esta resulta infructuosa.
20 Y los que reciben la semilla en tierra buena, son los que escuchan la Palabra, la aceptan y dan fruto al treinta, al sesenta y al ciento por uno".
21 Jesús les decía: "¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero?.
22 Porque no hay nada oculto que no deba ser revelado y nada secreto que no deba manifestarse.
23 ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!".
24 Y les decía: "¡Presten atención a lo que oyen! La medida con que midan se usará para ustedes, y les darán más todavía.
25 Porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene".
26 Y decía: "El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra:
27 sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.
28 La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga.
29 Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha".
30 También decía: "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo?
31 Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra,
32 pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra".
33 Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender.
34 No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
35 Al atardecer de ese mismo día, les dijo: "Crucemos a la otra orilla".
36 Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya.
37 Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.
38 Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.
39 Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.
40 Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?".
41 Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen".

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Introducción a Marcos


EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS

Este Evangelio fue compuesto por un discípulo o, más exactamente, un "intérprete" del Apóstol Pedro, cuyo nombre completo era JUAN MARCOS. Es el más antiguo, el primero que fue puesto por escrito, cerca del año 70 de nuestra era, y es también el más breve.
Como está dirigido a cristianos provenientes del paganismo, que no conocían las costumbres judías, Marcos se las explica y, asimismo, traduce las expresiones arameas que utiliza en varias ocasiones. Su estilo es vivo y popular, y está lleno de espontaneidad, aunque su lenguaje es pobre y rudimentario.
El Evangelio de Marcos contiene pocos discursos, y se interesa más por las acciones que por las palabras de Jesús. En cambio, los relatos se desarrollan con abundancia de detalles, y en ellos Jesús aparece con las reacciones propias de un ser humano. Marcos destaca especialmente la humanidad de Jesús y, a partir de ella, nos lleva progresivamente a descubrir en él al Hijo de Dios. Porque detrás de su Persona se esconde un gran "secreto", el secreto "mesiánico", que sólo se revela en su Muerte y su Resurrección.
Únicamente en la cruz está la respuesta a la gran pregunta latente a lo largo de todo este Evangelio: "¿Quién es Jesús de Nazaret?". Ciertamente, no es el Mesías glorioso que esperaban sus contemporáneos, sino el Mesías crucificado. La cruz era el camino obligado para llegar a la Resurrección. Todos estamos llamados a seguirlo por este camino, para poder comprender cada vez más profundamente "la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios" (1. 1), que Marcos nos transmite con tanta frescura y sencillez, como un eco fiel del primer anuncio del Evangelio.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Marcos 4,1-41

12 . Isa_6:9-10. Ver nota Mat_13:13.

24-25. Marcos aplica estos dos proverbios a la disposición con que los discípulos deben escuchar las enseñanzas de Jesús sobre el Reino de Dios. El primero -"la medida con que midan se usará para ustedes, y les darán más todavía"- indica que la medida de la comprensión corresponderá a la actitud con que se reciba esa enseñanza. En cuanto al segundo -"al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene"- ver nota Mat_13:12. Mateo y Lucas refieren el primer proverbio a las relaciones con el prójimo. Ver Mat_7:2; Luc_6:38.

31-32. Eze_17:23; Eze_31:6; Dan_4:9, Dan_4:18. Ver nota Mat_13:32.

39. Ver nota Mat_8:26.