Marcos 9 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 48 versitos |
1 Y les decía: "Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de haber visto que el Reino de Dios ha llegado con poder".
2 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevo a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos.
3 Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas.
4 Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
5 Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
6 Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor.
7 Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: "Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo".
8 De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos.
9 Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
10 Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significará "resucitar de entre los muertos".
11 Y le hicieron esta pregunta: "¡Por qué dicen los escribas que antes debe venir Elías?".
12 Jesús les respondió: "Sí, Elías debe venir antes para restablecer el orden en todo. Pero, ¿no dice la Escritura que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser despreciado?
13 Les aseguro que Elías ya ha venido e hicieron con él lo que quisieron, como estaba escrito".
14 Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas.
15 En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo.
16 El les preguntó: "¿Sobre qué estaban discutiendo?".
17 Uno de ellos le dijo: "Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo.
18 Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron".
19 "Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? Tráiganmelo".
20 Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca.
21 Jesús le preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que está así?". "Desde la infancia, le respondió,
22 y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos".
23 "¡Si puedes...!", respondió Jesús. "Todo es posible para el que cree".
24 Inmediatamente el padre del niño exclamó: "Creo, ayúdame porque tengo poca fe".
25 Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más".
26 El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: "Está muerto".
27 Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie.
28 Cuando entró a la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?".
29 El les respondió: "Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración".
30 Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie lo supiera,
31 porque enseñaba y les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará".
32 Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.
33 Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: "¿De qué hablaban en el camino?".
34 Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande.
35 Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: "El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos".
36 Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo:
37 "El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado".
38 Juan le dijo: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros".
39 Pero Jesús les dijo: "No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí.
40 Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.
41 Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
42 Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
43 Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible.
45 Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena.
47 Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena,
48 donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
49 Porque cada uno será salado por el fuego.
50 La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué la volverán a salar? Que haya sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros".

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Introducción a Marcos


EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS

Este Evangelio fue compuesto por un discípulo o, más exactamente, un "intérprete" del Apóstol Pedro, cuyo nombre completo era JUAN MARCOS. Es el más antiguo, el primero que fue puesto por escrito, cerca del año 70 de nuestra era, y es también el más breve.
Como está dirigido a cristianos provenientes del paganismo, que no conocían las costumbres judías, Marcos se las explica y, asimismo, traduce las expresiones arameas que utiliza en varias ocasiones. Su estilo es vivo y popular, y está lleno de espontaneidad, aunque su lenguaje es pobre y rudimentario.
El Evangelio de Marcos contiene pocos discursos, y se interesa más por las acciones que por las palabras de Jesús. En cambio, los relatos se desarrollan con abundancia de detalles, y en ellos Jesús aparece con las reacciones propias de un ser humano. Marcos destaca especialmente la humanidad de Jesús y, a partir de ella, nos lleva progresivamente a descubrir en él al Hijo de Dios. Porque detrás de su Persona se esconde un gran "secreto", el secreto "mesiánico", que sólo se revela en su Muerte y su Resurrección.
Únicamente en la cruz está la respuesta a la gran pregunta latente a lo largo de todo este Evangelio: "¿Quién es Jesús de Nazaret?". Ciertamente, no es el Mesías glorioso que esperaban sus contemporáneos, sino el Mesías crucificado. La cruz era el camino obligado para llegar a la Resurrección. Todos estamos llamados a seguirlo por este camino, para poder comprender cada vez más profundamente "la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios" (1. 1), que Marcos nos transmite con tanta frescura y sencillez, como un eco fiel del primer anuncio del Evangelio.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Marcos 9,1-50

1. Ver nota Mat_16:28.

7. Ver nota Mat_17:5.

11. Ver nota Mat_11:14.

13. Ver nota Mat_17:12.

17-18. Los síntomas de este enfermo hacen pensar en un caso de epilepsia, atribuida -en la concepción popular de la época- a posesión demoníaca.

43. "Gehena": ver nota Mat_5:22.

44 y 46. Estos versículos, que son simple repetición del v. 48, faltan en los mejores manuscritos.

48. Isa_66:24.

49. Esta enigmática expresión de Jesús evoca probablemente una prescripción de Lev_2:13, según la cual la ofrenda de los sacrificios de la Antigua Alianza debía estar sazonada con sal. Si Jesús es la ofrenda que se quema sobre el altar del sacrificio, el cristiano debe ser como la "sal", que se une a la ofrenda de su Señor, afrontando el "fuego" de la prueba, de la persecución y aun del martirio.