Lucas 22 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 71 versitos |
1 Estaba cerca la fiesta de los Ázimos, llamada Pascua.
2 Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban la manera de eliminar a Jesús, porque tenían medio del pueblo.
3 Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era uno de los Doce.
4 Este fue a tratar con los sumos sacerdotes y los jefes de la guardia sobre el modo de entregárselo.
5 Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero.
6 Judas aceptó y buscaba una ocasión propicia para entregarlo sin que se enterara el pueblo.
7 Llegó el día de los Ázimos, en el que se debía inmolar la víctima pascual.
8 Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: "Vayan a prepararnos lo necesario para la comida pascual".
9 Ellos le preguntaron: "¿Dónde quieres que la preparemos?".
10 Jesús les respondió: "Al entrar en la ciudad encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo hasta la casa donde entre,
11 y digan a su dueño: El Maestro manda preguntarte: "¿Dónde está la sala en que podré comer la Pascua con mis discípulos?".
12 El les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones: preparen allí lo necesario".
13 Los discípulos partieron, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua.
14 Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los Apóstoles y les dijo:
15 "He deseado ardientemente comer esta Pascua con ustedes antes de mi Pasión,
16 porque les aseguro que ya no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de Dios".
17 Y tomando una copa, dio gracias y dijo: "Tomen y compártanla entre ustedes.
18 Porque les aseguro que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios".
19 Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía".
20 Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: "Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes.
21 La mano del traidor está sobre la mesa, junto a mí.
22 Porque el Hijo del hombre va por el camino que le ha sido señalado, pero ¡ay de aquel que lo va a entregar!".
23 Entonces comenzaron a preguntarse unos a otros quién de ellos sería el que iba a hacer eso.
24 Y surgió una discusión sobre quién debía ser considerado como el más grande.
25 Jesús les dijo: "Los reyes de las naciones dominan sobre ellas, y los que ejercen el poder sobre el pueblo se hacen llamar bienhechores.
26 Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que es más grande, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como un servidor.
27 Porque, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Y sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve.
28 Ustedes son los que han permanecido siempre conmigo en medio de mis pruebas.
29 Por eso yo les confiero la realeza, como mi Padre me la confirió a mí,
30 Y en mi Reino, ustedes comerán y beberán en mi mesa, y se sentarán sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
31 Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el trigo,
32 pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos".
33 "Señor, le dijo Pedro, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y a la muerte".
34 Pero Jesús replicó: "Yo te aseguro, Pedro, que hoy, antes que cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces".
35 Después les dijo: "Cuando los envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿les faltó alguna cosa?".
36 "Nada", respondieron. El agregó: "Pero ahora el que tenga una bolsa, que la lleve; el que tenga una alforja, que la lleve también; y el que no tenga espada, que venda su manto para comprar una.
37 Porque les aseguro que debe cumplirse en mí esta palabra de la Escritura: Fue contado entre los malhechores. Ya llega a su fin todo lo que se refiere a mí".
38 "Señor, le dijeron, aquí hay dos espadas". El les respondió: "Basta".
39 En seguida Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los Olivos, seguido de sus discípulos.
40 Cuando llegaron, les dijo: "Oren, para no caer en la tentación".
41 Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba:
42 "Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya".
43 Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba.
44 En medio de la angustia, él oraba más intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que corrían hasta el suelo.
45 Después de orar se levantó, fue hacia donde estaban sus discípulos y los encontró adormecidos por la tristeza.
46 Jesús les dijo: "¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren para no caer en la tentación".
47 Todavía estaba hablando, cuando llegó una multitud encabezada por el que se llamaba Judas, uno de los Doce. Este se acercó a Jesús para besarlo.
48 Jesús le dijo: "Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?".
49 Los que estaban con Jesús, viendo lo que iba a suceder, le preguntaron: "Señor, ¿usamos la espada?"
50 Y uno de ellos hirió con su espada al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha.
51 Pero Jesús dijo: "Dejen, ya está". Y tocándole la oreja, lo curó.
52 Después dijo a los sumos sacerdotes, a los jefes de la guardia del Templo y a los ancianos que habían venido a arrestarlo: "¿Soy acaso un ladrón para que vengan con espadas y palos?
53 Todos los días estaba con ustedes en el Templo y no me arrestaron. Pero esta es la hora de ustedes y el poder de las tinieblas".
54 Después de arrestarlo, lo condujeron a la casa del Sumo Sacerdote. Pedro lo seguía de lejos.
55 Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor de él y Pedro se sentó entre ellos.
56 Una sirvienta que lo vio junto al fuego, lo miró fijamente y dijo: "Este también estaba con él".
57 Pedro lo negó diciendo: "Mujer, no lo conozco".
58 Poco después, otro lo vio y dijo: "Tú también eres uno de aquellos". Pero Pedro respondió: "No, hombre, no lo soy".
59 Alrededor de una hora más tarde, otro insistió, diciendo: "No hay duda de que este hombre estaba con él; además, él también es galileo".
60 "Hombre, dijo Pedro, no sé lo que dices". En ese momento, cuando todavía estaba hablando, cantó el gallo.
61 El Señor, dándose vuelta, miró Pedro. Este recordó las palabras que el Señor le había dicho: "Hoy, antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces".
62 Y saliendo afuera, lloró amargamente.
63 Los hombres que custodiaban a Jesús lo ultrajaban y lo golpeaban;
64 y tapándole el rostro, le decían: "Profetiza, ¿quién te golpeó?".
65 Y proferían contra él toda clase de insultos.
66 Cuando amaneció, se reunió el Consejo de los ancianos del pueblo, junto con los sumos sacerdotes y los escribas. Llevaron a Jesús ante el tribunal
67 y le dijeron: "Dinos si eres el Mesías". El les dijo: "Si yo les respondo, ustedes no me creerán,
68 y si los interrogo, no me responderán.
69 Pero en adelante, el Hijo del hombre se sentará a la derecha de Dios todopoderoso".
70 Todos preguntaron: "¿Entonces eres el Hijo de Dios?". Jesús respondió: "Tienen razón, yo lo soy".
71 Ellos dijeron: "¿Acaso necesitamos otro testimonio? Nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca".

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Introducción a Lucas


EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

El EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS fue redactado por este compañero de viaje del Apóstol san Pablo, unos cincuenta años después de la muerte de Jesús, y originariamente formaba un todo con el libro de los Hechos de los Apóstoles. Lucas no era de origen judío, y su obra está dirigida ante todo a los cristianos que, como él, provenían del mundo pagano. En el Prólogo de su Evangelio hace referencia al proceso de predicación, de transmisión oral y de redacción que precedió a la composición definitiva de los Evangelios.
Uno de los aspectos de la Buena Noticia que más quiso destacar san Lucas es el carácter universal de la Salvación. Jesucristo, en efecto, es el Salvador del mundo entero, y Dios quiere que todos los hombres se salven por medio de él. Para él no hay privilegios de raza, de nacionalidad, de cultura o de clase social. Mejor dicho, hay privilegios. Pero Dios los reserva para los pobres, para los que aparentemente no valen nada. Ellos son los destinatarios predilectos de la Buena Noticia, los herederos por excelencia del Reino de Dios.
Asimismo, este Evangelio se llama con razón el "Evangelio de la misericordia". Lucas nos presenta constantemente a Jesús como aquel que "vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido" (19. 10). Dios es para él, sobre todo, el Padre misericordioso que sale al encuentro de sus hijos extraviados y se llena de alegría al volver a encontrarlos.
Pero el "Evangelio de la misericordia" es también un Evangelio exigente. Su autor insiste en el llamado a la conversión, es decir, al cambio de vida, como condición indispensable para alcanzar la Salvación. El fruto de esa conversión es el gozo que experimentan los que creen en la Buena Noticia y se dejan salvar por ella. Por eso, san Lucas pone tan de relieve la acción del Espíritu Santo, que es la fuente de la verdadera alegría.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Lucas 22,1-71

3. Lucas atribuye la traición de Judas a una especie de posesión demoníaca. Ver Jua_13:2, Jua_13:27.

4. "Jefes de la guardia": oficiales de la policía del Templo, reclutados entre los levitas.

14-18. La Eucaristía realiza plenamente lo que estaba figurado en la Pascua judía y es una imagen misteriosa del Reino futuro, donde comeremos y beberemos sentados a la Mesa del Padre. Ver notas Mat_8:11; Mat_26:29.

"Una copa": se trata de una de las copas del rito pascual. Lucas acentúa el carácter pascual de la Última Cena, presentando un paralelo entre la celebración del viejo y del nuevo rito (vs. 15-18 y 19-20).

20. Ver nota Mat_26:28.

32. "Después que hayas vuelto": esta expresión alude delicadamente a las negaciones de Pedro. "Confirma a tus hermanos": significa que Jesús confía a Pedro la misión de guiar en la fe a los miembros de la comunidad.

36. Todas estas imágenes describen la hostilidad general de que iban a ser objeto los Apóstoles.

37. Isa_53:12.

38. "Basta": los discípulos entendieron a la letra el lenguaje simbólico del Maestro. Jesús, sin darles más explicaciones, cortó de esa manera el diálogo.

69. Dan_7:13. Ver nota Mat_8:20.