Hechos 11 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 30 versitos |
1 Los Apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los paganos habían recibido la Palabra de Dios.
2 Y cuando Pedro regresó a Jerusalén, los creyentes de origen judío lo interpelaron,
3 diciéndole: "¿Cómo entraste en la casa de gente no judía y comiste con ellos?".
4 Pedro comenzó a contarles detalladamente lo que había sucedido:
5 "Yo estaba orando en la ciudad de Jope, cuando caí en éxtasis y tuvo una visión. Vi que bajaba del cielo algo parecido a un gran mantel, sostenido de sus cuatro puntas, que vino hasta mí.
6 Lo miré atentamente y vi que había en él cuadrúpedos, animales salvajes, reptiles y aves.
7 Y oí una voz que me dijo: "Vamos, Pedro, mata y come".
8 "De ninguna manera, Señor, respondí, yo nunca he comido nada manchado ni impuro".
9 Por segunda voz, oí la voz del cielo que me dijo: "No consideres manchado lo que Dios purificó".
10 Esto se repitió tres veces, y luego, todo fue llevado otra vez al cielo.
11 En ese momento, se presentaron en la casa donde estábamos tres hombres que habían sido enviados desde Cesarea para buscarme.
12 El Espíritu Santo me ordenó: que fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron también los seis hermanos aquí presentes y llegamos a la casa de aquel hombre.
13 Este nos contó en qué forma se le había aparecido un ángel, diciéndole: "Envía a alguien a Jope, a buscar a Simón, llamado Pedro.
14 El te anunciará un mensaje de salvación para ti y para toda tu familia".
15 Apenas comencé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, como lo hizo al principio sobre nosotros.
16 Me acordé entonces de la palabra del Señor: "Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo".
17 Por lo tanto, si Dios les dio a ellos la misma gracia que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿cómo podía yo oponerme a Dios?".
18 Después de escuchar estas palabras se tranquilizaron y alabaron a Dios, diciendo: "También a los paganos ha concedido Dios el don de la conversión que conduce a la Vida".
19 Mientras tanto, los que se habían dispersado durante la persecución que se desató a causa de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, y anunciaban la Palabra únicamente a los judíos.
20 Sin embargo, había entre ellos algunos hombres originarios de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, también anunciaron a los paganos la Buena Noticia del Señor Jesús.
21 La mano del Señor los acompañaba y muchos creyeron y se convirtieron.
22 Al enterarse de esto, la Iglesia de Jerusalén envió a Bernabé a Antioquía.
23 Cuando llegó y vio la gracia que Dios les había concedido, él se alegró mucho y exhortaba a todos a permanecer fieles al Señor con un corazón firme.
24 Bernabé era un hombre bondadoso, lleno de Espíritu Santo y de mucha fe. Y una multitud adhirió al Señor.
25 Entonces partió hacia Tarso en busca de Saulo,
26 y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Ambos vivieron todo un año en esa Iglesia y enseñaron a mucha gente. Y fue en Antioquía, donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de "cristianos".
27 En esos días, unos profetas llegaron de Jerusalén a Antioquía.
28 Uno de ellos, llamado Agabo, movido por el Espíritu, se levantó y anunció que el hambre asolaría toda la tierra. Esto ocurrió bajo el reinado de Claudio.
29 Los discípulos se decidieron a enviar una ayuda a los hermanos de Judea, cada uno según sus posibilidades.
30 Y así lo hicieron, remitiendo las limosnas a los presbíteros por intermedio de Bernabé y de Saulo.

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Introducción a Hechos


HECHOS DE LOS APÓSTOLES

En el Prólogo al libro de los HECHOS DE LOS APÓSTOLES, su autor remite expresamente a un "primer Libro" escrito por él mismo, donde se narra lo que hizo y enseñó Jesús desde el comienzo hasta el momento de su Ascensión al cielo (1. 1-2). El Libro a que alude es el tercer Evangelio, y el autor es el evangelista san Lucas, que concibió y compuso estos dos Libros como partes integrantes de una única obra. Sólo hacia el año 150, cuando los cristianos reunieron los cuatro Evangelios en un mismo volumen, estas dos partes quedaron separadas.
Los "hechos" relatados en el Libro muestran cómo los Apóstoles dieron cumplimiento al programa que el Señor resucitado les fijó antes de su partida: "Recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra" (1. 8). En el Evangelio de Lucas, el ministerio terreno de Jesús comienza en Nazaret ( Luk_4:16-21 ) y culmina en Jerusalén con la Pascua del Señor ( Luk_9:51 ). Y es precisamente de Jerusalén, de donde el mismo Lucas hace partir la acción evangelizadora de la Iglesia narrada en el libro de los Hechos.
Para escribir este Libro, Lucas empleó una abundante documentación: las tradiciones de la Iglesia de Jerusalén y de la comunidad de Antioquía, el testimonio personal de Pablo y, en particular, un "diario de viaje" que narraba la actividad misionera del Apóstol, donde el empleo del "nosotros" indica que su autor era un testigo presencial de los acontecimientos. Esto hace que el libro de los Hechos de los Apóstoles sea una fuente de información imprescindible para conocer los primeros tiempos de la Iglesia.
Sin embargo, Lucas no es un simple cronista que pretende escribir la historia completa de los orígenes cristianos, o presentar la penetración del Cristianismo en el mundo pagano como un fenómeno puramente histórico. Su finalidad es poner de manifiesto la acción del Espíritu, que va edificando la Iglesia por medio de la predicación de los Apóstoles y hace fructificar la Palabra de Dios en lugares cada vez más lejanos.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Hechos 11,1-30

16. Ver 1. 5.

19. Aquí, como en 13. 1, se trata de Antioquía de Siria, distinta de Antioquía de Pisidia (13. 14), evangelizada por Pablo.

22. La elección de Bernabé como delegado de la Iglesia madre de Jerusalén era sumamente oportuna: su ascendencia levítica (4. 36) constituía una garantía para los hebreos, y su nacimiento en un país de la Diáspora, una seguridad para los helenistas.

25. "Tarso" era la capital de la provincia de Cilicia y el lugar donde nació Pablo.

27. Los "profetas" ocupaban un lugar prominente en la Iglesia. Sobre el carisma profético, ver nota 1Co_12:10.

28. El emperador "Claudio" reinó desde el año 41 hasta el 54. El hecho anunciado por "Agabo" tuvo lugar probablemente entre el 49 y el 50.

30. Desde el comienzo de la Iglesia, los "presbíteros" o ancianos aparecen asociados a los Apóstoles en la comunidad de Jerusalén. Ver notas 14. 23; 20. 17.