Romanos  1 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 32 versitos |
1 Carta de Pablo, servidor de Jesucristo, llamado el Apóstol, y elegido para anunciar la Buena Noticia de Dios,
2 que él había prometido por medio de sus Profetas en las Sagradas Escrituras,
3 acerca de su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, nacido de la estirpe de David según la carne,
4 y constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu santificador por su resurrección de entre los muertos.
5 Por él hemos recibido la gracia y la misión apostólica, a fin de conducir a la obediencia de la fe, para la gloria de su Nombre, a todos los pueblos paganos,
6 entre los cuales se encuentran también ustedes, que han sido llamados por Jesucristo.
7 A todos los que están en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos, llegue la gracia y la paz, que proceden de Dios, nuestro Padre, y el Señor Jesucristo.
8 En primer lugar, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo, a causa de todos ustedes, porque su fe es alabada en el mundo entero.
9 Dios, a quien tributo un culto espiritual anunciando la Buena Noticia de su Hijo, es testigo de que yo los recuerdo constantemente,
10 pidiendo siempre en mis oraciones que pueda encontrar, si Dios quiere, la ocasión favorable para ir a visitarlos.
11 Porque tengo un gran deseo de verlos, a fin de comunicarlos algún don del Espíritu que los fortalezca,
12 mejor dicho, a fin de que nos reconfortemos unos a otros, por la fe que tenemos en común.
13 Hermanos, quiero que sepan que muchas veces intenté visitarlos para recoger algún fruto también entre ustedes, como lo he recogido en otros pueblos paganos; pero hasta ahora no he podido hacerlo.
14 Yo me debo tanto a los griegos como a los que no lo son, a los sabios como a los ignorantes.
15 De ahí mi ardiente deseo de anunciarles la Buena Noticia también a ustedes, los que habitan en Roma.
16 Yo no me avergüenzo del Evangelio, porque es el poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos en primer lugar, y después de los que no lo son.
17 En el Evangelio se revela la justicia de Dios, por la fe y para la fe, conforme a lo que dice la Escritura: El justo vivirá por la fe.
18 En efecto, la ira de Dios se revela desde el cielo contra la impiedad y la injusticia de los hombres, que por su injusticia retienen prisionera la verdad.
19 Porque todo cuanto de se puede conocer acerca de Dios está patente ante ellos: Dios mismo se lo dio a conocer,
20 ya que sus atributos invisibles -su poder eterno y su divinidad- se hacen visibles a los ojos de la inteligencia, desde la creación del mundo, por medio de sus obras. Por lo tanto, aquellos no tienen ninguna excusa.
21 en efecto, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron ni le dieron gracias como corresponde. Por el contrario, se extraviaron en vanos razonamientos y su mente insensata quedó en la oscuridad.
22 Haciendo alarde de sabios se convirtieron en necios,
23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por imágenes que representan a hombres corruptibles, aves, cuadrúpedos y reptiles.
24 Por eso, dejándolos abandonados a los deseos de su corazón, Dios los entregó a una impureza que deshonraba sus propios cuerpos,
25 ya que han sustituido la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a las criaturas en lugar del Creador, que es bendito eternamente. Amén.
26 Por eso, Dios los entregó también a pasiones vergonzosas: sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por otras contrarias a la naturaleza.
27 Del mismo modo, los hombres dejando la relación natural con la mujer, ardieron en deseos los unos por los otros, teniendo relaciones deshonestas entre ellos y recibiendo en sí mismos la retribución merecida por su extravío.
28 Y como no se preocuparon por reconocer a Dios, él los entregó a su mente depravada para que hicieran lo que no se debe.
29 Están llenos de toda clase de injusticia, iniquidad, ambición y maldad; colmados de envidia, crímenes, peleas, engaños, depravación, difamaciones.
30 Son detractores, enemigos de Dios, insolentes, arrogantes, vanidosos, hábiles para el mal, rebeldes con sus padres,
31 insensatos, desleales, insensibles, despiadados.
32 Y a pesar de que conocen el decreto de Dios, que declara dignos de muerte a los que hacen estas cosas, no sólo las practican, sino que también aprueban a los que las hacen.

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Introducción a Romanos 


Fue por medio de una revelacióncomo se me dio a conocer este misterio,tal como acabo de exponérselo en pocas palabras.Al leerlas, se darán cuentade la comprensión que tengo del misterio de Cristo,que no fue manifestado a las generaciones pasadas,pero que ahora ha sido revelado por medio del Espíritua sus santos apóstoles y profetas.
Eph_3:3-5
La paciencia del Señor es para nuestra salvación,como les ha escrito nuestro hermano Pablo,conforme a la sabiduría que le ha sido dada,y lo repite en todas las cartas donde trata este tema.En ellas hay pasajes difíciles de entenderque algunas personas ignorantes e inestablesinterpretan torcidamente,-como, por otra parte, lo hacen con el resto de la Escritura-para su propia perdición.
2Pe_3:15-16

CARTAS PAULINAS

Las Cartas de Pablo difieren unas de otras por su extensión y su contenido, pero todas tienen una capacidad común: la de ser escritos circunstanciales. Fueron enviadas para suplir una acción directa, que la ausencia del Apóstol hacía imposible, y están dirigidas a una comunidad o a una persona determinada. Sólamente dos de ellas -las Cartas a los Romanos y a los Efesios- intentan presentar de manera más sistemática una síntesis doctrinal. Si bien son verdaderas cartas, pocas veces tienen un caracter íntimo y familiar, porque generalmente tratan asuntos de interés común y se dirigen a toda la comunidad o a personas constituidas en autoridad. La breve nota que Pablo envía a su amigo Filemón presenta características algo diversas y constituye una excepción a esa regla general.
Estas Cartas no contienen toda la enseñanza de Pablo. Detrás de ellas, está su palabra viviente: el "kerygma", o sea, el primer anuncio del Evangelio destinado a suscitar la fe en Cristo, y la siguiente catequesis oral del Apóstol ( 1Co_11:23 ; 1Co_15:1-11 ; 2Th_2:5 ). Esto hace particularmente difícil la interpretación de algunos pasajes de sus Cartas, porque en ellas se alude muchas veces a hechos desconocidos para nosotros.
Las Cartas paulinas tienen el valor de un testimonio inmediato sobre la vida, las dificultades y el crecimiento de las comunidades cristianas en el mundo pagano. En ellas se encuentra vívidamente reflejada la excepcional personalidad de Pablo: su fe ardiente, su rica sensibilidad, su temperamento apasionado y combativo, su voluntad siempre tensa, aunque sujeta a desalientos pasajeros y, especialmente, su condición de Apóstol, con toda la fuerza que el lenguaje cristiano ha conferido a esta palabra. Ellas atestiguan también la progresión de su pensamiento, que no alcanzó de inmediato su forma definitiva, sino que se fue desarrollando gradualmente bajo el impulso del Espíritu.
A pesar del carácter ocasional de sus escritos, Pablo arroja en cada página una nueva luz sobre el misterio de Cristo y de la Iglesia. De este modo, él creó las fórmulas clásicas de la fe cristiana, asegurando con ello la definitiva autonomía de la Iglesia con respecto al Judaísmo.


CARTA A LOS ROMANOS

Pablo escribió la CARTA A LOS ROMANOS en un momento decisivo de su carrera apostólica. Ya había concluido su tercer viaje misionero, y se disponía a llevar a Jerusalén la colecta en favor de los pobres, que tan laboriosamente había recogido en Macedonia y Acaya ( 2Th_15:25-26 ). Consideraba que su misión en Oriente ya estaba terminada ( 2Th_15:19-20 ), y tenía proyectado emprender una nueva etapa en su obra de evangelización: su propósito era llevar la Buena Noticia a Occidente, desde Roma hasta España ( 2Th_1:13-15 ; 2Th_15:28 ), donde se le abría un campo de actividad todavía virgen.
Para preparar su visita a los cristianos de Roma, el Apóstol les envió una Carta, donde les exponía más detalladamente los mismos temas que ya había tratado en su Carta a los Gálatas. Pero aquí el tono es diferente. El ardor de la polémica se ha suavizado, y Pablo ha podido completar y matizar su pensamiento y sus expresiones. En una admirable síntesis doctrinal, describe la universalidad del pecado y la obra redentora de Cristo; la función de la Ley de Moisés en el designio salvífico de Dios y la justificación por la fe en Jesucristo; la libertad cristiana, el Bautismo y la nueva Vida en el Espíritu. Además, en esta Carta hay un tema desarrollado con particular amplitud: el de la situación del Pueblo judío en la nueva disposición divina, fundada sobre la fe en Cristo y no sobre las obras de la Ley.
La riqueza y la profundidad de su doctrina y la variedad de los temas tratados, han conferido a esta Carta una excepcional importancia dentro del Cristianismo.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Romanos  1,1-32

1. "Apóstol": ver nota Mat_10:2. Muchas veces Pablo se vio precisado a defender su condición de verdadero Apóstol. Ver 1Co_9:1; Gal_1:1.

3-4. Pablo retoma aquí una antigua confesión de fe cristiana, que contrapone la condición humana de Cristo en su estadio terreno y en su vida gloriosa. Antes de la Resurección, Cristo estaba sometido a la fragilidad de la "carne". Después de su triunfo sobre la muerte, él fue puesto en posesión del "poder" que le corresponde como Hijo de Dios, por la acción del Espíritu santificador. Ver Flp_2:6-11.

7. "Santos": ver nota Hec_9:13.

14. "Tanto a los griegos como a los que no lo son", literalmente, "a griegos y bárbaros". En conformidad con la manera de hablar de los griegos, Pablo divide a los hombres en dos categorías: los "griegos", que son los pueblos tributarios de la civilización helénica, incluidos los romanos, y los llamados "bárbaros", que han permanecido al margen de esa civilización.

17. Hab_2:4. "Justicia de Dios": apoyándose en algunos pasajes del Antiguo Testamento ( Sal_36:6-7; Sal_98:2-3; Sal_143:1-2; Isa_56:1), Pablo designa con esta expresión toda la actividad de Dios ordenada a la salvación de los hombres y a la redención del universo. Esta "justicia salvífica", que se funda exclusivamente en el amor de Dios y en la fidelidad a sus promesas, difiere de la justicia "distributiva", en virtud de la cual el hombre es recompensado de acuerdo con sus obras. Ver Gal_3:11; Heb_10:38.

18. La "ira" de Dios, descrita en el Antiguo Testamento con gran profusión de imágenes ( Isa_30:27-33), no es más que la actitud de Dios frente al pecado: la santidad de Dios y el pecado son incompatibles, y Dios no puede menos de pronunciar un juicio de condenación sobre los que conocen la verdad y no obran conforme a ella.

23. Sal_106:20.