Romanos  10 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 21 versitos |
1 Hermanos, mi mayor deseo y lo que pido en mi oración a Dios es que ellos se salven.
2 Yo atestiguo en favor de ellos que tienen celo por Dios, pero un celo mal entendido.
3 Porque desconociendo la justicia de Dios y tratando de afirmar la suya propia, rehusaron someterse a la justicia de Dios,
4 ya que el término de la Ley es Cristo, para justificación de todo el que cree.
5 Moisés, en efecto, escribe acerca de la justicia que proviene de la Ley: "El hombre que la practique vivirá por ella".
6 En cambio, la justicia que proviene de la fe habla así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo?, esto es, para hacer descender a Cristo.
7 O bien: ¿Quién descenderá al Abismo?, esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos.
8 ¿Pero qué es lo que dice la justicia?: La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, es decir la palabra de la fe que nosotros predicamos.
9 Porque si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado.
10 Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación.
11 Así lo afirma la Escritura: "El que cree en él, no quedará confundido".
12 Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan.
13 Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
14 Pero, ¿como invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica?
15 ¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: "¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!"
16 Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: "Señor, ¿quién creyó en nuestra predicación?"
17 La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.
18 Yo me pregunto: ¿Acaso no la han oído? Sí, por supuesto: Por toda la tierra se extiende su voz y sus palabras llegan hasta los confines del mundo.
19 Pero vuelvo a preguntarme: ¿Es posible que Israel no haya comprendido? Ya lo dijo Moisés: Yo los pondré celosos con algo que no es un pueblo, los irritaré con una nación insensata.
20 E Isaías se atreve a decir: "Me encontraron los que no me buscaban y me manifesté a aquellos que no preguntaban por mí".
21 De Israel, en cambio, afirma: "Durante todo el día tendí mis manos a un pueblo infiel y rebelde".

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Introducción a Romanos 


Fue por medio de una revelacióncomo se me dio a conocer este misterio,tal como acabo de exponérselo en pocas palabras.Al leerlas, se darán cuentade la comprensión que tengo del misterio de Cristo,que no fue manifestado a las generaciones pasadas,pero que ahora ha sido revelado por medio del Espíritua sus santos apóstoles y profetas.
Eph_3:3-5
La paciencia del Señor es para nuestra salvación,como les ha escrito nuestro hermano Pablo,conforme a la sabiduría que le ha sido dada,y lo repite en todas las cartas donde trata este tema.En ellas hay pasajes difíciles de entenderque algunas personas ignorantes e inestablesinterpretan torcidamente,-como, por otra parte, lo hacen con el resto de la Escritura-para su propia perdición.
2Pe_3:15-16

CARTAS PAULINAS

Las Cartas de Pablo difieren unas de otras por su extensión y su contenido, pero todas tienen una capacidad común: la de ser escritos circunstanciales. Fueron enviadas para suplir una acción directa, que la ausencia del Apóstol hacía imposible, y están dirigidas a una comunidad o a una persona determinada. Sólamente dos de ellas -las Cartas a los Romanos y a los Efesios- intentan presentar de manera más sistemática una síntesis doctrinal. Si bien son verdaderas cartas, pocas veces tienen un caracter íntimo y familiar, porque generalmente tratan asuntos de interés común y se dirigen a toda la comunidad o a personas constituidas en autoridad. La breve nota que Pablo envía a su amigo Filemón presenta características algo diversas y constituye una excepción a esa regla general.
Estas Cartas no contienen toda la enseñanza de Pablo. Detrás de ellas, está su palabra viviente: el "kerygma", o sea, el primer anuncio del Evangelio destinado a suscitar la fe en Cristo, y la siguiente catequesis oral del Apóstol ( 1Co_11:23 ; 1Co_15:1-11 ; 2Th_2:5 ). Esto hace particularmente difícil la interpretación de algunos pasajes de sus Cartas, porque en ellas se alude muchas veces a hechos desconocidos para nosotros.
Las Cartas paulinas tienen el valor de un testimonio inmediato sobre la vida, las dificultades y el crecimiento de las comunidades cristianas en el mundo pagano. En ellas se encuentra vívidamente reflejada la excepcional personalidad de Pablo: su fe ardiente, su rica sensibilidad, su temperamento apasionado y combativo, su voluntad siempre tensa, aunque sujeta a desalientos pasajeros y, especialmente, su condición de Apóstol, con toda la fuerza que el lenguaje cristiano ha conferido a esta palabra. Ellas atestiguan también la progresión de su pensamiento, que no alcanzó de inmediato su forma definitiva, sino que se fue desarrollando gradualmente bajo el impulso del Espíritu.
A pesar del carácter ocasional de sus escritos, Pablo arroja en cada página una nueva luz sobre el misterio de Cristo y de la Iglesia. De este modo, él creó las fórmulas clásicas de la fe cristiana, asegurando con ello la definitiva autonomía de la Iglesia con respecto al Judaísmo.


CARTA A LOS ROMANOS

Pablo escribió la CARTA A LOS ROMANOS en un momento decisivo de su carrera apostólica. Ya había concluido su tercer viaje misionero, y se disponía a llevar a Jerusalén la colecta en favor de los pobres, que tan laboriosamente había recogido en Macedonia y Acaya ( 2Th_15:25-26 ). Consideraba que su misión en Oriente ya estaba terminada ( 2Th_15:19-20 ), y tenía proyectado emprender una nueva etapa en su obra de evangelización: su propósito era llevar la Buena Noticia a Occidente, desde Roma hasta España ( 2Th_1:13-15 ; 2Th_15:28 ), donde se le abría un campo de actividad todavía virgen.
Para preparar su visita a los cristianos de Roma, el Apóstol les envió una Carta, donde les exponía más detalladamente los mismos temas que ya había tratado en su Carta a los Gálatas. Pero aquí el tono es diferente. El ardor de la polémica se ha suavizado, y Pablo ha podido completar y matizar su pensamiento y sus expresiones. En una admirable síntesis doctrinal, describe la universalidad del pecado y la obra redentora de Cristo; la función de la Ley de Moisés en el designio salvífico de Dios y la justificación por la fe en Jesucristo; la libertad cristiana, el Bautismo y la nueva Vida en el Espíritu. Además, en esta Carta hay un tema desarrollado con particular amplitud: el de la situación del Pueblo judío en la nueva disposición divina, fundada sobre la fe en Cristo y no sobre las obras de la Ley.
La riqueza y la profundidad de su doctrina y la variedad de los temas tratados, han conferido a esta Carta una excepcional importancia dentro del Cristianismo.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Romanos  10,1-21

5. Lev_18:5.

6-8. Deu_30:12-14. "Abismo" en el lenguaje bíblico es la morada de los muertos. Ver Sal_6:6.

11. Isa_28:16.

13. Joe_3:5. Ver Hec_2:21.

15. Isa_52:7.

16. Isa_53:1.

18. Sal_19:5. Pablo aplica este Salmo a los que anuncian la Buena Noticia.

19. Deu_32:21.

20-21. Isa_65:1-2.