I Corintios 9 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 27 versitos |
1 ¿Acaso yo no soy libre? ¿No soy Apóstol? ¿No he visto a Jesús, nuestro Señor? ¿No son ustedes mi obra en el Señor?
2 Si para otros yo no soy Apóstol, lo soy al menos para ustedes, porque ustedes son el sello de mi apostolado en el Señor.
3 ¡Esta es mi defensa contra los que me acusan!
4 ¿Acaso no tenemos derecho a comer y a beber,
5 a viajar en compañía de una mujer creyente, como lo hacen los demás Apóstoles, los hermanos del Señor y el mismo Cefas?
6 ¿O bien, Bernabé y yo somos los únicos que estamos obligados a trabajar para subsistir?
7 ¿Qué soldado hace una campaña a sus propias expensas? ¿O quién planta una viña y no come de sus frutos? ¿O quién apacienta un rebaño y no se alimenta con la leche de las ovejas?
8 Aunque parezca que hablo en términos demasiado humanos, la Ley nos enseña lo mismo.
9 Porque está escrito en la Ley de Moisés: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Será que Dios se preocupa de los bueyes?
10 ¿No será que él habla de nosotros? Sí, esto se escribió por nosotros, porque el que ara tiene que arar con esperanza, y el que trilla el grano debe hacerlo con esperanza de recoger su parte.
11 Si nosotros hemos sembrado en ustedes, bienes espirituales, ¿qué tiene de extraño que recojamos de ustedes bienes temporales?
12 Si otros tienen este derecho sobre ustedes, ¿no lo tenemos nosotros con más razón? Sin embargo, nunca hemos hecho uso de él; por el contrario, lo hemos soportado todo para no poner obstáculo a la Buena Noticia de Cristo.
13 ¿No saben ustedes que los ministros del culto viven del culto, y que aquellos que sirven al altar participan del altar?
14 De la misma manera, el Señor ordenó a los que anuncian el Evangelio que vivan del Evangelio.
15 A pesar de todo, no he usado de ninguno de estos derechos; y no les digo esto para aprovecharme ahora de ellos; antes preferiría morir. No, nadie podrá privarme de este motivo de gloria.
16 Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!
17 Si yo realizara esta tarea por iniciativa propia, merecería ser recompensado, pero si lo hago por necesidad, quiere decir que se me ha confiado una misión.
18 ¿Cuál es entonces mi recompensa? Predicar gratuitamente la Buena Noticia, renunciando al derecho que esa Buena Noticia me confiere.
19 En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible.
20 Me hice judío con los judíos para ganar a los judíos; me sometí a la Ley, con los que están sometidos a ella -aunque yo no lo estoy- a fin de ganar a los que están sometidos a la Ley.
21 Y con los que no están sometidos a la Ley, yo, que no vivo al margen de la Ley de Dios -porque estoy sometido a la Ley de Cristo- me hice como uno de ellos, a fin de ganar a los que no están sometidos a la Ley.
22 Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio.
23 Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus bienes.
24 ¿No saben que en el estadio todos corren, pero uno solo gana el premio? Corran, entonces, de manera que lo ganen.
25 Los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible.
26 Así, yo corro, pero no sin saber adonde; peleo, no como el que da golpes en el aire.
27 Al contrario, castigo mi cuerpo y lo tengo sometido, no sea que, después de haber predicado a los demás, yo mismo quede descalificado.

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Introducción a I Corintios


PRIMERA CARTA A LOS CORINTIOS

Corinto, capital de la provincia romana de Acaya, era la ciudad más grande de Grecia. Su condición de puerto cosmopolita y su prosperidad económica la habían convertido en un lugar proverbial por la inmoralidad de sus costumbres. Durante su segundo viaje misionero, Pablo permaneció allí más de un año y medio, y logró establecer una comunidad entusiasta y fervorosa ( Act_18:1-18 ). Pero fue precisamente en Corinto donde alcanzó su punto más crítico la confrontación del Cristianismo naciente con el pensamiento y las costumbres paganas, y apenas Pablo se alejó comenzaron a surgir graves conflictos.
La llegada de Apolo ( Act_18:24 ) y de otros predicadores cristianos que se presentaban como emisarios de Pedro, dividió profundamente a la comunidad, provocando la formación de bandos rivales ( Act_1:11-13 ). Muchos cristianos no se habían despojado suficientemente de las costumbres paganas, y caían en el libertinaje moral ( Act_5:1 ). Las asambleas litúrgicas estaban perturbadas por una escandalosa división entre ricos y pobres ( Act_11:18-22 ), o por formas de exaltación teñidas de paganismo ( Act_14:1-5 ). Algunos confundían el Evangelio con una sabiduría puramente humana ( Act_1:22 ) y otros negaban la resurrección de los muertos ( Act_15:12 ).
Advertido de estos abusos, Pablo envió la PRIMERA CARTA A LOS CORINTIOS para restablecer el orden y responder a las consultas que se le habían hecho. Con su mirada penetrante, él va exponiendo grandes temas doctrinales a propósito de varios asuntos de orden práctico, algunos de ellos aparentemente insignificantes. Ningún otro escrito del Nuevo Testamento nos muestra de una manera tan concreta la vida de una comunidad y su situación ante el paganismo.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

I Corintios 9,1-27

5. Se trata de una mujer que se ocupaba de las necesidades materiales de los Apóstoles.

9. Deu_25:4. Ver 1Ti_5:18.

12-15. Pablo prefirió siempre vivir de su propio trabajo, antes que ser una carga para sus hermanos y poner un posible obstáculo a su obra evangelizadora. Al obrar de este modo, renunciaba a un derecho, que le confería su condición de Apóstol. Ver v. 6; Hec_18:3; Hec_20:34-35; 2Co_11:9; 1Te_2:9; 2Te_3:7-9.