II Corintios 2 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 17 versitos |
1 Estoy decidido a no hacerles otra visita que sea para ustedes motivo de tristeza.
2 Porque si yo los entristezco, ¿quién me podrá alegrar, sino el mismo a quien yo entristecí?
3 Y si les he escrito lo que ustedes ya saben, fue para no apenarme al llegar, a causa de aquellos que debían alegrarme, porque estoy convencido de que mi alegría es también la de ustedes.
4 Verdaderamente les escribí con gran aflicción y angustia, y con muchas lágrimas, no para entristecerlos, sino para demostrarles el profundo afecto que les tengo.
5 Si alguien me entristeció, no me entristeció a mí solamente sino también, en cierta medida -lo digo sin exagerar- a todos ustedes.
6 Pienso que es suficiente el castigo que la mayoría ha impuesto al ofensor.
7 Conviene ahora perdonarlo y animarlo para que el pobre no quede agobiado por una pena excesiva.
8 Por eso, les ruego que en este caso hagan prevalecer el amor.
9 Antes les escribí para ponerlos a prueba y ver si son capaces de obedecer en todo.
10 Pero ahora, yo también perdono al que ustedes perdonaron, y lo hago en la presencia de Cristo por amor de ustedes,
11 para que Satanás no saque ventaja de nosotros, ya que conocemos bien sus intenciones.
12 Cuando llegué a Tróade para anunciar la Buena Noticia de Jesús, aunque el Señor abrió una puerta para mi predicación,
13 estaba muy preocupado porque no encontré a mi hermano Tito; por eso, me despedí de ellos y partí para Macedonia.
14 Demos gracias a Dios, que siempre nos hace triunfar en Cristo, y por intermedio nuestro propaga en todas partes la fragancia de su conocimiento.
15 Porque nosotros somos la fragancia de Cristo al servicio de Dios, tanto entre los que se salvan, como entre los que se pierden:
16 para estos, aroma de muerte, que conduce a la muerte; para aquellos, aroma de vida, que conduce a la Vida. ¿Y quién es capaz de cumplir semejante tarea?
17 Pero nosotros no somos como muchos que trafican con la Palabra de Dios, sino que hablamos con sinceridad en nombre de Cristo, como enviados de Dios y en presencia del mismo Dios.

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Introducción a II Corintios


SEGUNDA CARTA A LOS CORINTIOS

Entre todos los escritos de Pablo, la SEGUNDA CARTA A LOS CORINTIOS es el más apasionado y polémico. Aunque su decidida intervención, a través de la primera Carta, había restablecido momentáneamente el orden interno de la comunidad, poco después se produjeron nuevos incidentes que reavivaron la crisis. Algunos predicadores "judaizantes" se presentaron en Corinto con el propósito de desautorizar la persona y las enseñanzas de Pablo. A estos se sumaban otros adversarios del Apóstol, que interpretaban erróneamente el principio de la libertad cristiana.
Es probable que Pablo, advertido por algunos de sus fieles, haya ido entonces a Corinto para encarar personalmente a sus adversarios. Pero esa visita, que sin duda fue breve y se realizó en medio de sucesos dolorosos, no produjo el efecto deseado. Esto motivó el envío de una Carta escrita en Éfeso "con muchas lágrimas" (2. 4) y en un tono muy severo, donde Pablo se defendía contra sus acusadores y reivindicaba su condición de Apóstol. Más tarde, su discípulo Tito le trajo buenas noticias sobre la situación de la comunidad. Entonces Pablo, que se disponía a ir por tercera vez a Corinto (12. 14), envió a la comunidad una afectuosa Carta de reconciliación.
En su forma actual, la llamada "Segunda Carta a los Corintios" da la impresión de ser la recopilación de varios escritos de Pablo, provenientes del dramático y prolongado intercambio epistolar que él mantuvo con la Iglesia de Corinto. De las tres partes que la integran, la primera (caps. 1-7) reproduce probablemente aquella Carta de "reconciliación", mientras que la última (caps. 10-13) sería la que el Apóstol escribió "con gran aflicción y angustia" (2. 4), para hacer recapacitar a la comunidad rebelde y salvaguardar así la unidad de la Iglesia.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

II Corintios 2,1-17

1. Alusión a una visita de Pablo a Corinto, realizada en circunstancias muy penosas, durante el tiempo que transcurrió entre el envío de la primera Carta y la que ahora les escribe.

5-6. Pablo pudo haber sido ofendido personalmente, pero es más probable que lo haya sido en la persona de uno de sus representantes. El incidente comprometió gravemente las relaciones del Apóstol con la comunidad de Corinto.

13. "Tito" era un cristiano de origen pagano (ver nota Gal_2:3), excelente colaborador de Pablo, a quien este confió la tarea de resolver sobre el terreno el incidente de Corinto. Su misión obtuvo el éxito deseado. Ver 7. 5-7.