Gálatas 1 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 24 versitos |
1 Pablo, Apóstol -no de parte de hombres ni por la mediación de un hombre, sino por Jesucristo y por Dios Padre que lo resucitó de entre los muertos-
2 y todos los hermanos que están conmigo, saludamos a las Iglesias de Galacia.
3 Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo,
4 que se entregó por nuestros pecados para librarnos de este mundo perverso, conforme a la voluntad de Dios, nuestro Padre,
5 a quien sea la gloria para siempre. Amén.
6 Me sorprende que ustedes abandonen tan pronto al que los llamó por la gracia de Cristo, para seguir otro evangelio.
7 No es que haya otro, sino que hay gente que los está perturbando y quiere alterar el Evangelio de Cristo.
8 Pero si nosotros mismos o un ángel del cielo les anuncia un evangelio distinto del que les hemos anunciado, ¡que sea expulsado!
9 Ya se lo dijimos antes, y ahora les vuelvo a repetir: el que les predique un evangelio distinto del que ustedes han recibido, ¡que sea expulsado!
10 ¿Acaso yo busco la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿Piensan que quiero congraciarme con los hombres? Si quisiera quedar bien con los hombres, no sería servidor de Cristo.
11 Quiero que sepan, hermanos, que la Buena Noticia que les prediqué no es cosa de los hombres, porque
12 yo no la recibí ni aprendí de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.
13 Seguramente ustedes oyeron hablar de mi conducta anterior en el Judaísmo: cómo perseguía con furor a la Iglesia de Dios y la arrasaba,
14 y cómo aventajaba en el Judaísmo a muchos compatriotas de mi edad, en mi exceso de celo por las tradiciones paternas.
15 Pero cuando Dios, que me eligió desde el seno de mi madre y me llamó por medio de su gracia, se complació
16 en revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos, de inmediato, sin consultar a ningún hombre
17 y sin subir a Jerusalén para ver a los que eran Apóstoles antes que yo, me fui a Arabia y después regresé a Damasco.
18 Tres años más tarde, fui desde allí a Jerusalén para visitar a Pedro, y estuve con él quince días.
19 No vi a ningún otro Apóstol, sino solamente a Santiago, el hermano del Señor.
20 En esto que les escribo, Dios es testigo de que no miento.
21 Después pasé a las regiones de Siria y Cilicia.
22 Las Iglesias de Judea y que creen en Cristo no me conocían personalmente,
23 sino sólo por lo que habían oído decir de mí: "El que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que antes quería destruir".
24 Y glorificaban a Dios a causa de mí.

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Introducción a Gálatas


CARTA A LOS GÁLATAS

Los gálatas evangelizados por Pablo durante su segundo viaje misionero, hacia el año 50, eran descendientes de los celtas o galos, un pueblo extremadamente belicoso que en el siglo III a. C. se había instalado en la meseta central de Asia Menor. La estadía de Pablo en Galacia se prolongó por algunos meses, debido a una enfermedad que lo obligó a permanecer allí hasta su curación (4. l3-l5). Fuera de esto, no conocemos otros detalles sobre la actividad del Apóstol en esa región y sobre las Iglesias allí fundadas.
Las circunstancias que motivaron la intervención de Pablo están suficientemente expresadas en la Carta. Las comunidades de Galacia habían sido perturbadas por algunos predicadores cristianos venidos de Jerusalén. Estos, erróneamente, se consideraban respaldados por Santiago, "el hermano del Señor" (1. 19), que era una de las "columnas de la Iglesia" junto con Pedro y Juan (2. 9). Según ellos, los fieles convertidos del paganismo debían someterse a la Ley de Moisés y a la práctica de la circuncisión, para llegar a ser verdaderos hijos de Abraham y herederos de las promesas divinas. Al mismo tiempo, trataban de desacreditar la persona y la autoridad apostólica de Pablo, mostrándolo en desacuerdo con los demás Apóstoles. La crisis provocada por estos "judaizantes" en Galacia es una de las expresiones típicas de la dificultad que tuvo la Iglesia para desvincularse cada vez más del Judaísmo y adquirir su fisonomía propia.
La CARTA A LOS GÁLATAS, escrita probablemente en el año 56, es uno de los más espontáneos y vehementes escritos de Pablo. Su tema central es la libertad del cristiano, llamado a recibir la salvación como un don de Dios que se alcanza por la fe en Jesucristo, y no por el sometimiento a las exigencias de la Ley. Para comprenderla debidamente, es conveniente leerla a la luz de la Carta a los Romanos, que fue escrita un tiempo después y vuelve sobre los mismos temas de una manera más completa y sistemática.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Gálatas 1,1-24

4. "Este mundo perverso" es el mundo presente, contrapuesto al venidero. El mundo no es intrínsecamente malo, porque ha sido creado por Dios, y todas las obras de Dios son buenas ( Gen_1:31; 1Ti_4:4). Sin embargo, a causa del pecado, quedó sometido al poder del mal, personificado en Satanás, a quien Pablo llama "el dios de este mundo" ( 2Co_4:4).

12. Lo que Pablo ha recibido "por revelación de Jesucristo" es su conocimiento del plan de Dios respecto de los paganos: estos han sido llamados a participar de la salvación mesiánica mediante la fe en Jesucristo.

15. Jer_1:5; Isa_49:1.

16. Ver Isa_42:6; Isa_49:6.

17. "Arabia" designa aquí probablemente la región que se encuentra al sur de Damasco.