Deuteronomio  11 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 32 versitos |
1 Amarás al Señor, tu Dios, y observarás siempre sus prescripciones, sus preceptos, sus leyes y sus mandamientos.
2 Ustedes -y no sus hijos, que no han conocido ni experimentado la lección del Señor- son los que conocen hoy su grandeza, el poder de su mano y la fuerza de su brazo;
3 los signos y las obras que realizó en Egipto contra el Faraón, rey de Egipto, y contra todo su país;
4 lo que hizo con el ejército egipcio, con su caballería y sus carros de guerra, cuando se lanzaron en persecución de ustedes y él desencadenó contra ellos las aguas del Mar Rojo, y los hizo desaparecer hasta el día de hoy;
5 lo que hizo por ustedes en el desierto, hasta que llegaron a este lugar;
6 y la manera como trató a Datán a Abirón, los hijos de Eliab, el rubenita, cuando la tierra abrió sus fauces y los devoró junto con sus familias, sus carpas, y todos sus secuaces, en medio de todo Israel.
7 Sí, son ustedes los que han visto, con sus propios ojos, la gran obra que realizó el Señor.
8 Observen todos los mandamientos que hoy les prescribo. Así tendrán la fuerza necesaria para ir a conquistar el país del que ustedes van a tomar posesión.
9 y podrán vivir largo tiempo en la tierra que el Señor juró dar a sus padres y a su descendencia, tierra que mana leche y miel.
10 Porque la tierra que tú vas a tomar en posesión no es como Egipto, el país de donde ustedes salieron. Allí sembrabas tu semilla, y luego tenías que regar con tu pie, como se riega una huerta.
11 En cambio, la tierra que vas a tomar en posesión es una región de montañas y valles regados por la lluvia del cielo,
12 y está bajo el cuidado constante del Señor, tu Dios. Sobre ella permanecen fijos los ojos del Señor, tu Dios, desde el comienzo hasta el fin del año.
13 Y si ustedes obedecen fielmente los mandamientos que hoy les impongo, amando al Señor, su Dios, y sirviéndolo de todo corazón y con toda el alma,
14 yo enviaré lluvia a la tierra en el momento oportuno -lluvia de otoño y de primavera- y podrás recoger tu trigo, tu vino nuevo y tu aceite.
15 Haré crecer en tus campos pasto para tu ganado, y comerás hasta saciarte.
16 Pero tengan cuidado, no sea que sus corazones se dejen seducir, y ustedes se extravíen, sirviendo a otros dioses y postrándose delante de ellos.
17 Porque entonces la ira del Señor arderá contra ustedes: él cerrará el cielo y ya no habrá más lluvia; el suelo dejará de dar sus frutos, y ustedes no tardarán en desaparecer de esta tierra fértil que les da el Señor.
18 Graben estas palabras en lo más íntimo de su corazón. Atenlas a sus manos como un signo, y que sean como una marca sobre su frente.
19 Enséñalas a tus hijos, inculcándoselas cuando estés en tu casa y cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte.
20 Escríbelas en las puertas de tu casa y en sus postes.
21 Así, mientras haya cielo sobre la tierra, durarán tus días y los de tus hijos en el suelo que el Señor juró dar a tus padres.
22 Porque si observan realmente todo este mandamiento que yo les doy, amando al Señor, su Dios, siguiendo siempre sus caminos y siendo en todo fieles a él.
23 el Señor desposeerá delante de ustedes a todas esas naciones, y así podrán conquistarlas, aunque sean más grandes y fuertes que ustedes.
24 Todos los lugares donde pongan la planta de sus pies, les pertenecerán. Y estas serán sus fronteras; desde el desierto, el Líbano y el río Eufrates, hasta el mar occidental.
25 Nadie podrá resistirles, porque el Señor, su Dios, sembrará el pánico y el terror en todo el territorio por donde ustedes pasen, como él mismo les ha prometido.
26 Yo pongo hoy delante de ustedes una bendición y una maldición.
27 Bendición, si obedecen los mandamientos del Señor, su Dios, que hoy les impongo.
28 Maldición, si desobedecen esos mandamientos y se apartan del camino que yo les señalo, para ir detrás de dioses extraños, que ustedes no han conocido.
29 Y cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra de la que vas a tomar posesión, pondrás la bendición sobre el monte Ebal.
30 Estas montañas se encuentran, como es sabido, al otro lado del Jordán, detrás del camino del oeste, en el país de los cananeos que habitan en la Arabá, frente a Guilgal, cerca de la encina de Moré.
31 Porque ustedes van a cruzar el Jordán para ir a tomar posesión de la tierra que les da el Señor, su Dios Cuando la posean y vivan en ella.
32 cumplan fielmente todos los preceptos y leyes que hoy les impongo.

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Introducción a Deuteronomio 


Deuteronomio


DEUTERONOMIO es una palabra de origen griego, que significa "segunda ley". Tal designación expresa sólo en parte el contenido del quinto libro del Pentateuco, ya que este, más que un código de leyes en sentido estricto, es una larga y vibrante exhortación destinada a "recordar" a Israel el sentido y las exigencias de la Alianza. De allí que las prescripciones concretas estén siempre acompañadas de advertencias y reproches, de promesas y amenazas.
El Deuteronomio está estructurado como una serie de discursos dirigidos por Moisés a los israelitas antes de su entrada en Canaán. Esta forma literaria se explica por las circunstancias que dieron origen a la composición del Libro. Desde tiempos muy antiguos, los sacerdotes levíticos prolongaron la actividad de Moisés, proclamando solemnemente en las celebraciones litúrgicas la Alianza del Señor con su Pueblo elegido. En estas celebraciones, ellos no se limitaban a repetir una Ley fijada para siempre, sino que la completaban y actualizaban, a fin de responder a nuevas situaciones y necesidades. Así las leyes contenidas en los códigos tradicionales de Israel se vieron enriquecidas con elementos originales de importancia, que luego quedaron consignados en la legislación deuteronómica. Entre estos aportes merecen especial atención la ley sobre la unidad del Santuario, los criterios para discernir a los auténticos profetas y las severas prescripciones contra la idolatría. Todo esto estaba destinado a contrarrestar el pernicioso influjo que la religión de Baal y los cultos cananeos ejercían sobre la fe de Israel.
La composición del Deuteronomio atravesó por diversas etapas. Su redacción primitiva puede situarse en el siglo VIII a.C., en los ambientes levíticos del reino del Norte. Después de la destrucción de Samaría, estos grupos se refugiaron en Judá y el Libro quedó depositado en los archivos del Templo de Jerusalén. En el año 622 a.C., el rey Josías mandó reparar el Templo, y allí se encontró un "libro de la Alianza" ( 2Ki_23:2 ), que fue leído en presencia del rey y dio un nuevo impulso a la reforma religiosa iniciada por él. Este "libro de la Alianza" era sin duda el Deuteronomio, aunque en una forma más breve que la actual. A partir de ese momento, la legislación deuteronómica se convirtió en objeto de asidua meditación y proporcionó un criterio de primer orden para interpretar toda la historia de Israel. Posteriormente, la obra original fue completada y enriquecida con nuevos aportes, hasta que pasó a formar parte del Pentateuco.
Entre todos los escritos del Antiguo Testamento, el Deuteronomio se destaca por su estilo peculiar. Su lenguaje es solemne, pero al mismo tiempo directo, cálido y preocupado por suscitar una incondicional fidelidad al Señor. Es un estilo que quiere hablar sobre todo al corazón. La repetición incansable de ciertas palabras y giros confiere a toda la obra una notable fuerza persuasiva.
El paso frecuente del "tú" al "ustedes" es otra característica del estilo deuteronómico. Esta alternancia es un procedimiento oratorio para interpelar a los oyentes: el "tú" apunta menos a los individuos en particular que a la conciencia de la comunidad, en la que cada uno debe verse representado y medir su propia responsabilidad.
El Deuteronomio traza para Israel un programa de vida, inspirado en la predicación de los Profetas, en los escritos sapienciales y en las tradiciones históricas del Pentateuco, desde los tiempos patriarcales hasta la entrada en la Tierra prometida. El Dios que aquí se manifiesta no es una divinidad fría y distante, sino el Dios misericordioso que está cerca de su Pueblo y le revela su Ley, porque lo ama y espera ser amado con la misma intensidad. De esa manera, el Deuteronomio marca un jalón decisivo en el camino hacia la revelación definitiva de Dios en el Nuevo Testamento, donde el Apóstol san Juan afirma: "Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él" ( 1Jo_4:16 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Deuteronomio  11,1-32

6. Ver Núm. 16.

10. "Regar con tu pie": alusión a un sistema especial de irrigación, que practicaban los egipcios para llevar el agua del Nilo a los campos de cultivos.

29. Este versículo alude anticipadamente a la ceremonia descrita en 27. 2-26, cuya celebración es relatada en Jos_8:30-35. Los montes "Ebal" y "Garizím" dominan el valle donde se alzaba Siquém, la antigua ciudad cananea de la Palestina central, conquistada luego por los israelitas. Sobre el monte Garizím, los samaritanos erigieron después del exilio un templo cismático, al que se refiere Jesús en Jua_4:21.