Deuteronomio  32 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 52 versitos |
1 "Escucha, cielo, y hablaré. oiga la tierra las palabras de mi boca.
2 Que mi enseñanza descienda como lluvia y mi palabra caiga como rocío como aguacero sobre la hierva como chaparrones sobre el pasto
3 Yo voy a proclamar el nombre del Señor: ¡den gloria a nuestro Dios!
4 El es la Roca: su obra es perfecta, todos sus caminos son justos; es un Dios fiel y sin falsedad, justiciero y recto.
5 Pero se comportaron mal con él los que ya no son sus hijos, a causa de su depravación. esa generación tortuosa y perversa.
6 ¿Así le pagas al Señor, pueblo necio e insensato? ¿Acaso él no es tu padre y tu creador, el que te hizo y te afianzó?
7 Acuérdate de los días lejanos, considera las épocas pasadas; pregúntale a tu padre, y él te informará, a los ancianos, y ellos te lo dirán:
8 Cuando el Altísimo dio una herencia a cada nación, cuando distribuyó a los hombres, él fijó las fronteras de los pueblos según el número de los hijos de Dios.
9 Pero la parte del Señor es su pueblo. la porción de su herencia es Jacob.
10 Lo encontró en una tierra desierta. en la soledad rugiente de la estepa: lo rodeó y lo cuidó. lo protegió como a la pupila de sus ojos.
11 Como el águila que impulsa a su nidada. revoloteando sobre sus pichones. así extendió sus alas, lo tomó y lo llevó sobre sus plumas.
12 El Señor solo lo condujo, no había a su lado ningún dios extranjero.
13 Lo puso encima de las alturas del país, para que comiera los frutos de los campos; lo alimentó con miel de los peñascos, con aceite de la roca dura;
14 con cuajada de vaca y leche de oveja, con la gordura de corderos y cameros; con toros de Basán y con cabritos, y con la mejor harina de trigo; y le dio como bebida, la sangre espumante de la uva.
15 Así engordó lesurún y dio patadas -¡sí, engordaste, te pusiste obeso y corpulento!-. El rechazó al Dios que lo creó, despreció a su Roca salvadora.
16 Provocaron sus celos con dioses extraños, lo irritaron con abominaciones.
17 Ofrecieron sacrificios a demonios que no son Dios. a dioses que no conocían, a dioses nuevos, recién llegados, que sus padres no habían venerado.
18 Así despreciaste a la Roca que te engendró. olvidaste al Dios que te hizo nacer.
19 Al ver esto, el Señor se indignó y desechó a sus hijos y a sus hijas.
20 Entonces dijo: Les ocultaré mi rostro, para ver en qué terminan. Porque son una generación perversa, hijos faltos de lealtad.
21 Provocaron mis celos con algo que no es Dios. me irritaron con sus ídolos vanos; yo provocaré sus celos con algo que no es un pueblo, los irritaré con una nación insensata
22 Porque se ha encendido el fuego de mi ira y arderá hasta el fondo del abismo; consumirá la tierra y sus cosechas y abrasará los cimientos de las montañas.
23 Amontonaré desastres sobre ellos, lanzaré contra ellos todas mis flechas.
24 Quedarán extenuados por el hambre, consumidos por la fiebre y la peste maligna; enviaré contra ellos los dientes de las fieras y el veneno de reptiles que se arrastran sobre el polvo.
25 Afuera los diezmará la espada. y adentro, el terror. tanto al joven como a la muchacha, al niño de pecho como al anciano.
26 Yo me propuse reducirlos a polvo y borrar su recuerdo de entre los hombres,
27 pero temí que sus enemigos se jactaran, que cayeran en el error y dijeran: "Nuestra mano ha prevalecido, no es el Señor el que hizo todo esto".
28 Porque esa gente ha perdido el juicio y carece de inteligencia.
29 Si fueran sensatos entenderían estas cosas. comprenderán la suerte que les espera
30 ¿Cómo podría uno solo desbandar a mil y dos, poner en fuga a diez mil, si su Roca no los hubiera vendido y el Señor no los hubiera entregado?
31 Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca: nuestros mismos enemigos lo confirman.
32 Su viña es un retoño de la viña de Sodoma. de las plantaciones de Gomorra. Sus uvas son uvas venenosas. sus racimos tienen un sabor amargo.
33 Su vino es veneno de serpientes, un terrible veneno de víboras.
34 ¿Acaso no está esto registrado y sellado en mis archivos?
35 Mía será la venganza y la retribución en el momento que vacilen sus pies, porque está cerca el día de su ruina y ya se precipita el desenlace.
36 Sí, el Señor hará justicia con su pueblo y tendrá compasión de sus servidores. Cuando vea que sus manos flaquean y ya no quedan esclavos ni hombres libres,
37 él dirá: ¿Dónde están sus dioses, la roca donde buscaron un refugio
38 los que comían la grasa de sus sacrificios y bebían el vino de sus libaciones? Que se levanten y vengan en su ayuda, que sean para ustedes un refugio.
39 Miren bien que yo, sólo yo soy, y no hay otro dios junto a mí. Yo doy la muerte y la vida. yo hiero y doy la salud. y no hay nadie que libre de mi mano
40 Yo levanto mi mano hacia el cielo y juro: Tan cierto como que vivo eternamente,
41 cuando afile mi espada fulgurante y mi mano empuñe la justicia, me vengaré de mis enemigos y daré su merecido a mis adversarios.
42 Embriagaré mis flechas con sangre mi espada devorará carne: sangre de muertos y cautivos, cabezas de jefes enemigos.
43 Naciones, aclamen a su pueblo, porque él vengará la sangre de sus servidores, se vengará de sus enemigos y purificará su tierra y su pueblo".
44 Moisés fue con Josué, hijo de Nun, y recitó delante del pueblo todas las palabras de este poema.
45 Cuando Moisés terminó de recitar estas palabras a todo Israel,
46 les dijo: "Presten atención a todas las palabras de esta Ley, con las que hoy atestiguo contra ustedes. Prescríbanselas a sus hijos, para que ellos practiquen cuidadosamente todas las palabras de esta Ley.
47 Porque esta no es una palabra vana, sino que es la vida de ustedes, y por ella vivirán muchos años en la tierra que van a poseer después que crucen el Jordán".
48 Aquel mismo día, el Señor dijo a Moisés:
49 "Sube a esa montaña de los Abarím, al monte Nebo que está en el país de Moab, frente a Jericó, y contempla la tierra de Canaán que yo doy en propiedad a los israelitas.
50 Tú morirás en la montaña a la que vas a subir e irás a reunirte con los tuyos, como tu hermano Aarón murió en el monte Hor y fue a reunirse con los suyos.
51 Porque ustedes fueron infieles a mí junto a las aguas de Meribá de Cadés, en el desierto de Sin, y no manifestaron mi santidad en medio de los israelitas.
52 Por eso no entrarás en la tierra que yo daré a los israelitas, sino que solamente la verás de lejos".

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Introducción a Deuteronomio 


Deuteronomio


DEUTERONOMIO es una palabra de origen griego, que significa "segunda ley". Tal designación expresa sólo en parte el contenido del quinto libro del Pentateuco, ya que este, más que un código de leyes en sentido estricto, es una larga y vibrante exhortación destinada a "recordar" a Israel el sentido y las exigencias de la Alianza. De allí que las prescripciones concretas estén siempre acompañadas de advertencias y reproches, de promesas y amenazas.
El Deuteronomio está estructurado como una serie de discursos dirigidos por Moisés a los israelitas antes de su entrada en Canaán. Esta forma literaria se explica por las circunstancias que dieron origen a la composición del Libro. Desde tiempos muy antiguos, los sacerdotes levíticos prolongaron la actividad de Moisés, proclamando solemnemente en las celebraciones litúrgicas la Alianza del Señor con su Pueblo elegido. En estas celebraciones, ellos no se limitaban a repetir una Ley fijada para siempre, sino que la completaban y actualizaban, a fin de responder a nuevas situaciones y necesidades. Así las leyes contenidas en los códigos tradicionales de Israel se vieron enriquecidas con elementos originales de importancia, que luego quedaron consignados en la legislación deuteronómica. Entre estos aportes merecen especial atención la ley sobre la unidad del Santuario, los criterios para discernir a los auténticos profetas y las severas prescripciones contra la idolatría. Todo esto estaba destinado a contrarrestar el pernicioso influjo que la religión de Baal y los cultos cananeos ejercían sobre la fe de Israel.
La composición del Deuteronomio atravesó por diversas etapas. Su redacción primitiva puede situarse en el siglo VIII a.C., en los ambientes levíticos del reino del Norte. Después de la destrucción de Samaría, estos grupos se refugiaron en Judá y el Libro quedó depositado en los archivos del Templo de Jerusalén. En el año 622 a.C., el rey Josías mandó reparar el Templo, y allí se encontró un "libro de la Alianza" ( 2Ki_23:2 ), que fue leído en presencia del rey y dio un nuevo impulso a la reforma religiosa iniciada por él. Este "libro de la Alianza" era sin duda el Deuteronomio, aunque en una forma más breve que la actual. A partir de ese momento, la legislación deuteronómica se convirtió en objeto de asidua meditación y proporcionó un criterio de primer orden para interpretar toda la historia de Israel. Posteriormente, la obra original fue completada y enriquecida con nuevos aportes, hasta que pasó a formar parte del Pentateuco.
Entre todos los escritos del Antiguo Testamento, el Deuteronomio se destaca por su estilo peculiar. Su lenguaje es solemne, pero al mismo tiempo directo, cálido y preocupado por suscitar una incondicional fidelidad al Señor. Es un estilo que quiere hablar sobre todo al corazón. La repetición incansable de ciertas palabras y giros confiere a toda la obra una notable fuerza persuasiva.
El paso frecuente del "tú" al "ustedes" es otra característica del estilo deuteronómico. Esta alternancia es un procedimiento oratorio para interpelar a los oyentes: el "tú" apunta menos a los individuos en particular que a la conciencia de la comunidad, en la que cada uno debe verse representado y medir su propia responsabilidad.
El Deuteronomio traza para Israel un programa de vida, inspirado en la predicación de los Profetas, en los escritos sapienciales y en las tradiciones históricas del Pentateuco, desde los tiempos patriarcales hasta la entrada en la Tierra prometida. El Dios que aquí se manifiesta no es una divinidad fría y distante, sino el Dios misericordioso que está cerca de su Pueblo y le revela su Ley, porque lo ama y espera ser amado con la misma intensidad. De esa manera, el Deuteronomio marca un jalón decisivo en el camino hacia la revelación definitiva de Dios en el Nuevo Testamento, donde el Apóstol san Juan afirma: "Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él" ( 1Jo_4:16 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Deuteronomio  32,1-52

4. "ÉI es la Roca": la roca es símbolo de estabilidad y de firmeza, y pone de relieve la fidelidad de Dios. Ver nota Sal_18:3.

8. Cada pueblo ha sido puesto bajo la protección de un "hijo de Dios", es decir, de un ángel, mientras que el Señor se reservó para sí a Israel.

15. "lesurún": diminutivo cariñoso para designar a Israel, derivado de una raíz hebrea que significa "justo".

31-37. El autor llama irónicamente "roca" a los dioses paganos. Ver Isa_31:9.