Filipenses 2 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 30 versitos |
1 Si la exhortación en nombre de Cristo tiene algún valor, si algo vale el consuelo que brota del amor o la comunión en el Espíritu, o la ternura y la compasión,
2 les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo buen unidos. Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento.
3 No hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos.
4 Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás.
5 Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús.
6 El, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente:
7 al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano,
8 se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz.
9 Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre,
10 para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos,
11 y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: "Jesucristo es el Señor".
12 Por eso, queridos míos, ustedes que siempre me han obedecido, trabajen por su salvación con temor y temblor, no solamente cuando estoy entre ustedes, sino mucho más ahora que estoy ausente.
13 Porque Dios es el que produce en ustedes el querer y el hacer, conforme a su designio de amor.
14 Procedan en todo sin murmuraciones ni discusiones:
15 así serán irreprochables y puros, hijos de Dios sin mancha, en medio de una generación extraviada y pervertida, dentro de la cual ustedes brillan como haces de luz en el mundo,
16 mostrándole la Palabra de Vida. De esa manera, el Día de Cristo yo podré gloriarme de no haber trabajado ni sufrido en vano.
17 Y aunque mi sangre debiera derramarse como libación sobre el sacrificio y la ofrenda sagrada, que es la fe de ustedes, yo me siento dichoso y comparto su alegría;
18 También ustedes siéntanse dichosos y alégrense conmigo.
19 Espero, con la ayuda del Señor Jesús, enviarles muy pronto a Timoteo para tener noticias de ustedes y experimentar yo mismo un alivio.
20 Porque no encuentro a otro, que tome tan a pecho como él los asuntos de ustedes.
21 Todos los demás buscan sus propios intereses y no los de Cristo Jesús.
22 Ya saben que él ha dado pruebas de su virtud, porque sirvió conmigo a la causa del Evangelio, como un hijo junto a su padre.
23 Por eso espero enviarlo, apenas se aclare mi situación.
24 Por otra parte, tengo confianza en el Señor de que pronto podré ir personalmente.
25 He creído que era necesario enviarles de nuevo a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de lucha, a quien ustedes enviaron para que me asistiera en mis necesidades.
26 El tenía un gran deseo de volver a verlos a todos, y estaba muy preocupado porque ustedes se habían enterado de su enfermedad.
27 En efecto, estuvo enfermo y a punto de morir, pero Dios se compadeció de él, y no sólo de él, sino también de mí, para que yo no tuviera otro dolor, además de los que ya tengo.
28 Ahora me apresuro a enviárselo, a fin de que su presencia los llene de gozo, y yo, por mi parte, quede menos triste.
29 Recíbanlo en el Señor, con mucha alegría, y tengan en gran estima a personas como él.
30 Porque él estuvo al borde de la muerte por la obra de Cristo, exponiendo su vida para suplirlos a ustedes en el servicio que no podían prestarme directamente.

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Introducción a Filipenses


CARTA A LOS FILIPENSES

En el transcurso de su segundo viaje misionero, hacia el año 50, Pablo fundó en Filipos una comunidad cristiana, que siempre se mantuvo unida al Apóstol por un lazo de íntima amistad ( Act_16:11-40 ). La ayuda económica que Pablo, contrariamente a su costumbre, recibió de ella en varias ocasiones, es una prueba de la confianza que el Apóstol tenía en la sinceridad de sus sentimientos ( Act_4:14-16 ).
Cuando los filipenses se enteraron de que Pablo estaba prisionero -probablemente en Éfeso- se apresuraron a enviarle un nuevo subsidio por medio de un discípulo llamado Epafrodito ( Act_4:18 ). A su regreso, este llevó consigo una Carta, donde Pablo agradece a sus amigos la ayuda recibida, aprovecha para comunicarles algunas noticias personales, y los exhorta a practicar las virtudes cristianas a ejemplo de Cristo. Además, los previene contra cualquier clase de desunión y les pide que se mantengan firmes en la fe, a pesar de la hostilidad de sus enemigos.
El tono de la CARTA A LOS FILIPENSES es particularmente íntimo y familiar. En ella merece destacarse el himno de 2. 6-11, que es un texto inestimable para conocer el pensamiento de Pablo acerca de la persona y de la obra redentora de Jesús.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Filipenses 2,1-30

6-11. Isa_45:23. Es muy probable que Pablo reproduzca aquí, retocándolo ligeramente, un himno litúrgico de la Iglesia primitiva. Cada estrofa presenta un aspecto relevante del misterio de Cristo: primero, la condición divina de Jesús; luego, su Encarnación, que lo hizo en todo semejante a nosotros, y su obediencia hasta la Muerte; y finalmente, su Glorificación, que lo constituyó "Señor" de todo el universo.

15. Deu_32:5. Ver Mat_5:14-16.

17. Tanto los paganos como los judíos acostumbraban a derramar "libaciones" de vino, agua o aceite sobre las víctimas ofrecidas en sacrificio ( Exo_29:38-42; Num_15:5). Ver 2Ti_4:6; nota Rom_12:1.

19. Ver nota Hec_16:1.