I Timoteo 4 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 16 versitos |
1 El Espíritu afirma claramente que en los últimos tiempos habrá algunos que renegarán de su fe, para entregarse a espíritus seductores y doctrinas demoníacas,
2 seducidos por gente mentirosa e hipócrita, cuya conciencia está marcada a fuego.
3 Esa gente proscribe el matrimonio y prohíbe el consumo de determinados alimentos que Dios creó para que los creyentes y los conocedores de la verdad los comieran dando gracias.
4 Todo lo que Dios ha creado es bueno, y nada es despreciable, si se lo recibe con acción de gracias,
5 porque la Palabra de Dios y la oración lo santifican.
6 Si explicas todo esto a los hermanos, serás un servidor de Cristo Jesús, alimentado por las enseñanzas de la fe y de la buena doctrina que siempre seguiste fielmente.
7 Rechaza esos mitos ridículos, esos cuentos de viejas, y ejercítate en la piedad.
8 Los ejercicios físicos son de poca utilidad; la piedad, en cambio, es útil para todo, porque encierra una promesa de Vida para el presente y para el futuro.
9 Esta es doctrina cierta y absolutamente digna de fe.
10 Nosotros nos fatigamos y luchamos porque hemos puesto nuestra esperanza en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, especialmente de los que creen.
11 Predica esto y enséñalo.
12 Que nadie menosprecie tu juventud: por el contrario, trata de ser un modelo para los que creen, en la conversación, en la conducta, en el amor, en la fe, en la pureza de vida.
13 Hasta que yo llegue, dedícate a la proclamación de las Escrituras, a la exhortación y a la enseñanza.
14 No malogres el don espiritual que hay en ti y que te fue conferido mediante una intervención profética, por la imposición de las manos del presbiterio.
15 Reflexiona sobre estas cosas y dedícate enteramente a ellas, para que todos vean tus progresos.
16 Vigila tu conducta y tu doctrina, y persevera en esta actitud. Si obras así, te salvarás a ti mismo y salvarás a los que te escuchen.

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Introducción a I Timoteo


PRIMERA CARTA A TIMOTEO

Las Cartas dirigidas a Timoteo y a Tito forman un grupo homogéneo dentro de la colección de los escritos paulinos. Sus destinatarios eran dos íntimos colaboradores de Pablo, que necesitaban directivas concretas sobre la organización y el gobierno de las comunidades que él les había confiado, por lo cual reciben el título de "Cartas pastorales". Además, las tres están redactadas en un mismo tenor, combaten los mismos errores y reflejan una etapa más evolucionada en la organización interna de las comunidades cristianas. Pero, por su vocabulario y su estilo, estas Cartas difieren notablemente de las otras atribuidas al Apóstol. Esto hace presumir que no fue él mismo quien les dio su forma literaria, sino que fueron redactadas por alguno de sus discípulos.
La PRIMERA CARTA A TIMOTEO -a quien Pablo llama afectuosamente "hermano nuestro y colaborador de Dios en el anuncio de la Buena Noticia de Cristo" ( 1Th_3:2 )- contiene una serie de recomendaciones prácticas sobre la necesidad de conservar y transmitir con fidelidad la tradición apostólica ( 1Th_6:20 ), sobre los criterios que deben regir la elección de los ministros de la comunidad ( 1Th_3:1-13 ) y acerca de las obligaciones de Timoteo con respecto a las diversas categorías de fieles: ancianos y jóvenes ( 1Th_5:1-2 ), viudas ( 1Th_5:3-16 ), presbíteros ( 1Th_5:17-22 ) y esclavos ( 1Th_6:1-2 ). En particular, Pablo inculca a su discípulo la necesidad de combatir a los que enseñan "doctrinas extrañas" ( 1Th_1:3 ), y lo exhorta a practicar la piedad y el desinterés pastoral, para mantenerse "sin mancha e irreprensible hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo" ( 1Th_6:14 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

I Timoteo 4,1-16

1. Ver 2Te_2:3-12.

3. Algunos, fundándose en un falso ascetismo, consideraban el matrimonio como incompatible con la vida cristiana.

8. Pablo no reprueba los "ejercicios físicos": solamente afirma que la "utilidad" de estos es relativa y transitoria. En efecto, el vigor y la destreza del cuerpo pasan con la vida presente; la "piedad", en cambio, sirve no sólo para esta vida, sino también para la futura.

14. La "imposición de las manos" puede ser un gesto de bendición ( Mat_19:15), un medio para devolver la salud a un enfermo ( Mat_9:18; Hec_9:17) o para conferir a los bautizados la plenitud del Espíritu Santo ( Hec_8:17), o también el rito de ordenación para el ejercicio de un ministerio. El significado del gesto se expresa en las palabras que lo acompañan. Tanto en este pasaje, como en 2Ti_1:6, se trata del rito de ordenación. El "don espiritual" conferido mediante la imposición de las manos es un don permanente, que capacita para desempeñar dignamente el ministerio. Sobre el "presbiterio", ver nota Hec_14:23.