I Timoteo 5 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 25 versitos |
1 No reprendas a un anciano, sino exhórtalo como a un padre. Trata a los jóvenes como a hermanos,
2 a las ancianas como a madres, y a las jóvenes como a hermanas, con toda pureza.
3 Honra y atiende a las viudas que realmente están necesitadas.
4 Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, estos deben aprender primero a cumplir con sus deberes familiares y a ser agradecidos con sus padres, porque eso es lo que agrada a Dios.
5 Hay viudas que lo son realmente, porque se han quedado solas y tienen puesta su confianza en Dios, consagrando sus días y sus noches a la súplica y a la oración.
6 Pero la que lleva una vida disipada, aunque viva, está muerta.
7 Incúlcales esto para que sean irreprochables:
8 el que no se ocupa de los suyos, sobre todo si conviven con él, ha renegado de su fe y es peor que un infiel.
9 Para estar inscrita en el grupo de las viudas, una mujer debe tener por menos sesenta años y haberse casado una sola vez.
10 Que sus buenas obras den testimonio de ella; tiene que haber educado a sus hijos, ejercitado la hospitalidad, haber lavado los pies a los hermanos, socorrido a los necesitados y practicado el bien en todas sus formas.
11 No inscribas, en cambio, a las viudas más jóvenes, porque cuando los deseos puramente humanos prevalecen sobre su entrega a Cristo, quieren casarse otra vez,
12 y se hacen culpables por faltar a su compromiso.
13 Además, si no tienen nada que hacer, acaban yendo de casa en casa y se dedican a charlar y a curiosear, ocupándose en lo que no les importa.
14 Por eso quiero que las viudas jóvenes se casen, que tengan hijos y atiendan a sus obligaciones domésticas, para no dar lugar a la maledicencia de los enemigos.
15 Algunas de ellas ya han abandonado el buen camino y siguen a Satanás.
16 Si una mujer creyente tiene viudas en la familia, que se ocupe de ellas. De esta manera, la Iglesia no las tendrá a su cargo y quedará libre para atender a las que están realmente necesitadas.
17 Los presbíteros que ejercen su cargo debidamente merecen un doble reconocimiento, sobre todo, los que dedican todo su esfuerzo a la predicación y a la enseñanza.
18 Porque dice la Escritura: No pondrás bozal al buey que trilla, y también: El obrero tienen derecho a su salario.
19 No admitas acusaciones contra un presbítero, a menos que estén avaladas por dos o tres testigos.
20 A los que incurran en pecado, repréndelos públicamente, para que sirva de escarmiento a los demás.
21 Delante de Dios, de Jesucristo y de sus ángeles elegidos, te ordeno que observes estas indicaciones, sin prejuicios y procediendo con imparcialidad.
22 No te apresures a imponer las manos a nadie, y no te hagas cómplice de pecados ajenos. Consérvate puro.
23 A causa de tus frecuentes malestares estomacales, no bebas agua sola: toma un poco de vino.
24 Los pecados de algunas personas son notorios que no necesitan ser llevados a juicio; los de otras, en cambio, sólo se descubren después.
25 De la misma manera, las buenas obras están a la vista, y las que no lo son, ya se pondrán de manifiesto.

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Introducción a I Timoteo


PRIMERA CARTA A TIMOTEO

Las Cartas dirigidas a Timoteo y a Tito forman un grupo homogéneo dentro de la colección de los escritos paulinos. Sus destinatarios eran dos íntimos colaboradores de Pablo, que necesitaban directivas concretas sobre la organización y el gobierno de las comunidades que él les había confiado, por lo cual reciben el título de "Cartas pastorales". Además, las tres están redactadas en un mismo tenor, combaten los mismos errores y reflejan una etapa más evolucionada en la organización interna de las comunidades cristianas. Pero, por su vocabulario y su estilo, estas Cartas difieren notablemente de las otras atribuidas al Apóstol. Esto hace presumir que no fue él mismo quien les dio su forma literaria, sino que fueron redactadas por alguno de sus discípulos.
La PRIMERA CARTA A TIMOTEO -a quien Pablo llama afectuosamente "hermano nuestro y colaborador de Dios en el anuncio de la Buena Noticia de Cristo" ( 1Th_3:2 )- contiene una serie de recomendaciones prácticas sobre la necesidad de conservar y transmitir con fidelidad la tradición apostólica ( 1Th_6:20 ), sobre los criterios que deben regir la elección de los ministros de la comunidad ( 1Th_3:1-13 ) y acerca de las obligaciones de Timoteo con respecto a las diversas categorías de fieles: ancianos y jóvenes ( 1Th_5:1-2 ), viudas ( 1Th_5:3-16 ), presbíteros ( 1Th_5:17-22 ) y esclavos ( 1Th_6:1-2 ). En particular, Pablo inculca a su discípulo la necesidad de combatir a los que enseñan "doctrinas extrañas" ( 1Th_1:3 ), y lo exhorta a practicar la piedad y el desinterés pastoral, para mantenerse "sin mancha e irreprensible hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo" ( 1Th_6:14 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

I Timoteo 5,1-25

3. La honra debida a las "viudas" no implicaba solamente respeto y estima, sino también la ayuda material que les era necesaria.

9. Las "viudas" inscritas en el catálogo oficial de la Iglesia formaban un grupo especial dentro de la comunidad cristiana, y estaban consagradas al servicio de los demás, particularmente, de los pobres y los enfermos.

10. La costumbre de "lavar los pies" a los huéspedes era un signo de "hospitalidad", pero ese gesto designa aquí el hecho de haber acogido generosamente a "los hermanos" que estaban de paso.

17. "Presbíteros": ver notas Hec_11:30; Hec_14:23. En este "doble reconocimiento" parecen estar incluidos dos aspectos: por una parte, el respeto que merecen los "presbíteros" en razón de su ministerio, y por otra, la retribución que les es debida, para que puedan vivir dignamente.

18. Deu_25:4. Ver Luc_10:7; 1Co_9:9.

19. Deu_19:15.

22. Algunos interpretan que en este caso el gesto de "imponer las manos" es un rito de absolución de los pecados, pero es más probable que se refiera a la transmisión de los poderes apostólicos. Ver nota 4. 14.