Tobías 14 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 15 versitos |
1 Así terminó Tobit su canto de acción de gracias
2 Tobit murió en paz a la edad de ciento doce años y fue enterrado honrosamente en Nínive. El tenía sesenta y dos años cuando se quedó ciego; y después de recuperar la vista, vivió en la abundancia, haciendo limosnas, bendiciendo siempre a Dios y celebrando su grandeza.
3 Cuando estaba por morir, llamó a su hijo Tobías y le recomendó" "Hijo mío, llévate a tus hijos
4 y parte en seguida para Media, porque yo creo en la palabra que Dios pronunció contra Nínive por medio de Nahúm: todo eso se realizará y le sobrevendrá a Asiria y a Nínive. Se cumplirá todo lo que han anunciado los profetas enviados por Dios. No se perderá ninguna de sus palabras, y todo sucederá a su tiempo. Habrá más seguridad en Media que en Asiria y en Babilonia. Porque yo sé y creo que todo lo que Dios ha dicho se cumplirá y se realizará: no fallará ni uno solo de sus oráculos. Nuestros hermanos que habitan en la tierra de Israel serán llevados cautivos fuera de su hermoso país. Toda la tierra de Israel quedará desierta. Samaría y Jerusalén quedarán desoladas. La Casa de Dios será incendiada y devastada por algún tiempo.
5 Pero Dios volverá a compadecerse de ellos y los hará volver a al tierra de Israel. Ellos reconstruirán su Casa, aunque no como la primera, hasta que se cumpla el tiempo señalado. Entonces volverán todos del destierro y reconstruirán Jerusalén con toda su magnificencia. La Casa de Dios será reconstruida en ella, como lo anunciaron los profetas de Israel.
6 Todas las naciones de la tierra se convertirán y temerán de verdad a Dios. Todos abandonarán los ídolos que los hicieron extraviar en el error.
7 Y ellos bendecirán al Dios de los siglos, practicando la justicia. Todos los israelitas que se hayan salvado en aquellos días se acordarán sinceramente de Dios e irán a reunirse en Jerusalén; habitarán seguros en la tierra de Abraham y la recibirán para siempre. Se alegrarán los que aman verdaderamente a Dios, y desaparecerán de la tierra los que cometen el pecado y la injusticia.
8 Ahora, hijos mío, yo les recomiendo que sirvan a Dios de verdad y que hagan lo que a él le agrada. Manden a sus hijos que practiquen la justicia y la limosna, que se acuerden de Dios y bendigan de verdad su Nombre, siempre y con todas sus fuerzas.
9 Tú, hijo mío, vete de Nínive; no te quedes aquí.
10 Una vez que hayas enterrado a tu madre junto a mí, parte el mismo día y no te quedes más en este país, donde veo que se cometen desvergonzadamente la iniquidad y el engaño. Mira, hijo mío, todo lo que hizo Nadab con Ajicar, que lo había criado. ¿Acaso no lo sepultó en vida? Pero Dios hizo pagar su infamia al criminal, porque Ajicar salió a la luz, mientras que Nadab entró en las tinieblas eternas, por haber tramado la muerte de Ajicar. A causa de sus limosnas, Ajicar se libró de la trampa mortal que le había tendido Nadab, y este cayó en ella para su perdición.
11 Vean entonces, hijos míos, cuál es el fruto de la limosna y cuál el de la injusticia que lleva a la muerte. Pero ya me falta el aliento". Entonces lo tendieron sobre su lecho, y él murió y fue enterrado honrosamente.
12 Cuando murió su madre, Tobías la enterró al lado de su padre. Después partió con su esposa para Media y se estableció en Ecbátana, junto a su suegro Ragüel.
13 El cuidó respetuosamente a sus suegros durante su vejez, y los enterró en Ecbátana de Media. Tobías heredó el patrimonio de Ragüel y el de su padre Tobit,
14 y vivió rodeado de estima, hasta la edad de ciento diecisiete años.
15 Antes de morir, fue testigo de la ruina de Nínive, y vio como sus habitantes eran llevados cautivos a Media por Ciajares, rey de Media. El bendijo a Dios por todo lo que había hecho a los ninivitas y a los asirios. Antes de su muerte, pudo alegrarse por la suerte de Nínive y bendijo al Señor Dios por los siglos de los siglos. Amén.

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Introducción a Tobías


Tobías

El libro de TOBÍAS fue escrito hacia el año 200 a. C. y sólo se ha conservado en varias versiones griegas y latinas, bastante diversas unas de otras. Como los libros de Ester y de Judit, pertenece al género de los relatos "edificantes" o narraciones elaboradas con el fin de transmitir una enseñanza de carácter moral y religioso.
Los protagonistas del relato son los miembros de una familia de la tribu de Neftalí, deportada a Nínive cuando los asirios invadieron y conquistaron el territorio de Galilea ( 2Ki_15:29 ). Esta ambientación fuera de Palestina es un elemento esencial de la narración, ya que la enseñanza contenida en el Libro está destinada principalmente a sostener la fe de los judíos dispersos en un ambiente pagano y casi siempre hostil. Para animarlos a mantenerse fieles al Señor, aun en medio de las pruebas, el autor les propone un modelo ejemplar en la figura de Tobit, el padre del joven Tobías. Lo que más se destaca a través del relato es la acción providencial de Dios. Los hechos que a primera vista parecen casuales responden en realidad a un designio divino -un "secreto"- que sólo al final se pone de manifiesto ( 2Ki_12:11 ). Y por eso, la verdadera sabiduría consiste en mantener la confianza en el Señor, incluso en las situaciones más desesperadas.
En el libro de Tobías, el ejecutor de este designio divino es un "ángel" llamado Rafael, que significa "Dios sana". Mientras que en los textos bíblicos más antiguos el Señor se acerca personalmente a los hombres y habla con ellos, en esta etapa de la Revelación se acentúa el sentido de la trascendencia divina. Una distancia infinita separa a los hombres de Dios, pero esa distancia es salvada por la intervención de los ángeles, cuya función consiste en ser los "mensajeros" de las bendiciones y de los castigos divinos, y en presentar al Señor las súplicas y necesidades de los hombres ( 2Ki_12:12-15 ).
Junto con la invitación a confiar en la Providencia divina, la historia de Tobías destaca otros valores de profundo contenido evangélico: la santidad del matrimonio, el respeto filial, la misericordia hacia los pobres, la práctica de la limosna, la aceptación humilde de las pruebas y la eficacia de la oración.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas