Tobías 4 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 51 versitos |
1 Entonces Mardoqueo, recordando todas las obras del Señor, le dirigió esta oración: Después de Ester 4:17
1 Aquel día, Tobit se acordó del dinero que había dejado en depósito a Gabael, en Ragués de Media,
2 "Señor, Señor, Rey todopoderoso, todo está sometido a tu poder y no hay nadie que pueda oponerse a ti, si tú quieres salvar a Israel.
2 y pensó: "Ya que he pedido la muerte, haría bien en llamar a mi hijo Tobías para hablarle de ese dinero antes de morir".
3 Entonces llamó a su hijo Tobías y, cuando este se presentó, le dijo: "Entiérrame dignamente. Honra a tu madre, y no la abandones ningún día de su vida. Trata de complacerla y no la entristezcas.
3 Porque tú has hecho el cielo y la tierra y todas las maravillas que hay bajo el cielo;
4 tú eres el Señor de todas las cosas, y no hay nadie que te resista, Señor.
4 Acuérdate, hijo mío, de todos los peligros a que estuvo expuesta por tu causa, mientras te llevaba en su seno. Y cuando muera, entiérrala junto a mí en la misma tumba.
5 Tú lo conoces todo, y sabes muy bien, Señor, que no ha sido por arrogancia, ni por soberbia o amor propio, que yo me negué a postrarme ante el orgulloso Amán:
5 Acuérdate del Señor todos los días de tu vida, hijo mío, y no peques deliberadamente ni quebrantes sus mandamientos. Realiza obras de justicia todos los días de tu vida y no sigas los caminos de la injusticia.
6 Porque si vives conforme a la verdad, te irá bien en todas tus obras
6 de buena gana le besaría la planta de los pies por la salvación de Israel.
7 Si yo hice esto, fue para no poner la gloria de un hombre por encima de la gloria de Dios: no, no me postraré ante nadie sino sólo ante ti, Señor, y esto no lo hago por soberbia.
7 como a todos los que practican la justicia. Da la limosna de tus bienes y no lo hagas de mala gana. No apartes tu rostro del pobre y el Señor no apartará su rostro de ti.
8 Y ahora, Señor, Dios y Rey, Dios de Abraham, perdónale la vida a tu pueblo, porque están mirando cómo destruirnos y ansían exterminar la herencia que ha sido tuya desde siempre.
8 Da limosna según la medida de tus posibilidades: si tienes poco, no temas dar de lo poco que tienes.
9 No menosprecies tu porción escogida, la que has rescatado para ti del país de Egipto.
9 Así acumularás un buen tesoro para el día de la necesidad.
10 Presta atención a mi plegaria, muéstrate propicio con tu heredad, cambia nuestro duelo en alegría, para que vivamos y cantemos himnos a tu Nombre, Señor. ¡No hagas enmudecer la boca de los que te alaban!".
10 Porque la limosna libra de la muerte e impide caer en las tinieblas:
11 Mientras tanto, Israel clamaba con todas sus fuerzas, porque veían que su muerte era inminente.
11 la limosna es, para todos los que la hacen, una ofrenda valiosa a los ojos del Altísimo.
12 Cuídate, hijo mío, de toda unión ilegítima y, sobre todo, elige una mujer del linaje de tus padres. No tomes por esposa a una extranjera, que no pertenezca a la tribu de tu padre, porque nosotros somos hijos de profetas. Acuérdate, hijo mío, de Noé, de Abraham, de Isaac y de Jacob, nuestros antiguos padres: ellos eligieron sus esposas entre las mujeres de sus parientes. Por eso fueron bendecidos en sus hijos y su descendencia poseerá la tierra en herencia.
12 La reina Ester, presa de una angustia mortal, también buscó refugio en el Señor.
13 Por lo tanto, hijo mío, prefiere a tus hermanos; no te muestres orgulloso con los hijos y las hijas de tu pueblo, rehusando tomar una esposa entre ellos. Porque el orgullo acarrea la ruina y un gran desorden, y la ociosidad lleva a la decadencia y a la miseria; ella es, en efecto, madre de la penuria.
13 Se despojó de sus vestidos lujosos y se puso ropa de aflicción y de duelo. En lugar de los perfumes refinados, se cubrió la cabeza de ceniza y basura. Mortificó su cuerpo duramente y dejó caer sus cabellos enmarañados sobre aquel cuerpo que antes se complacía en adornar.
14 No retengas hasta el día siguiente el salario de un trabajador; retribúyele inmediatamente y, si sirves a Dios, él te lo retribuirá. Hijo mío, vigila todas tus acciones y muéstrate siempre educado.
14 Luego oró al Señor, Dios de Israel, diciendo: "¡Señor mío, nuestro Rey, tú eres el Único! Ven a socorrerme, porque estoy sola, no tengo otra ayuda fuera de ti
15 No hagas a nadie lo que no te agrada a ti. No bebas hasta embriagarte y que la embriaguez no te acompañe en el camino.
15 y estoy expuesta al peligro.
16 Comparte tu pan con los que tienen hambre y tus vestidos con los que están desnudos. Da limosna de todo lo que te sobra y no lo hagas de mala gana.
16 Yo aprendí desde mi infancia, en mi familia paterna, que tú, Señor, elegiste a Israel entre todos los pueblos, y a nuestros padres entre todos sus antepasados, para que fueran tu herencia eternamente. ¡Y tú has hecho por ellos lo que habías prometido!
17 Ofrece tu pan sobre la tumba de los justos, pero no lo des a los pecadores.
17 Ahora nosotros hemos pecado contra ti, y tú nos entregaste en manos de nuestros enemigos,
18 Pide consejo a las personas sensatas y no desprecies un buen consejo.
18 porque hemos honrado a sus dioses. ¡Sí, tú eres justo, Señor!
19 En cualquier circunstancia bendice al Señor, tu Dios; pídele que dirija tus pasos y que todos tus caminos y todos tus proyectos lleguen a feliz término. Porque ningún pueblo posee la sabiduría, sino que es el Señor el que da todos los bienes: él humilla a quien quiere, hasta lo más profundo del Abismo. Hijo mío, acuérdate de estos preceptos, y que nunca se borren de tu corazón.
19 Pero ellos no se contentaron con someternos a una dura esclavitud, sino que hicieron un pacto con sus ídolos
20 para anular lo que tu boca había decretado, para hacer que desaparezca tu herencia y cerrar la boca de los que te alaban, extinguiendo la gloria de tu Casa y de tu Altar,
20 Y ahora, quiero hacerte saber que yo dejé en depósito a Gabael, hijo de Gabrí, en Ragués de Media, diez talentos de plata.
21 No te preocupes de que nos hayamos empobrecido. Tú tienes una riqueza muy grande si temes a Dios, si evitas cualquier pecado y si haces lo que agrada al Señor, tu Dios".
21 y para abrir, en cambio, la boca de las naciones, a fin de que celebren a los ídolos vanos y admiren eternamente a un rey mortal.
22 No entregues tu cetro, Señor, a los que no son nada: ¡que no se burlen de nuestra ruina! Haz que sus planes se vuelvan contra ellos e inflige un castigo ejemplar a aquel que comenzó a atacarnos.
23 ¡Acuérdate, Señor, y manifiéstate en el momento de nuestra aflicción! Y a mí, dame valor, Rey de los dioses y Señor de todos los que tienen autoridad.
24 Coloca en mis labios palabras armoniosas cuando me encuentre delante del león, y cámbiale el corazón para que deteste al que nos combate y acabe con él y con sus partidarios.
25 ¡Líbranos de ellos con tu mano y ven a socorrerme, porque estoy sola, y no tengo a nadie fuera de ti, Señor! Tú, que lo conoces todo,
26 sabes que yo detesto la gloria de los impíos y me horroriza el lecho de los incircuncisos y el de cualquier extranjero.
27 Tú sabes que estoy aquí por necesidad; yo aborrezco la insignia fastuosa que ciñe mi frente cuando aparezco en público: la aborrezco como un paño ensangrentado, y nunca la uso cuando estoy a solas.
28 Tu servidora no ha comido en la mesa de Amán, no he sentido estima por los banquetes del rey ni he bebido el vino de las libaciones.
29 Tu servidora no encontró la felicidad desde que cambió de condición hasta el presente, a no ser junto a ti, Señor, Dios de Abraham.
30 ¡Dios, que tienes poder sobre todos, oye la voz de los desesperados: líbranos de las manos de los perversos y líbrame a mí de todo temor!"

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Introducción a Tobías


Tobías

El libro de TOBÍAS fue escrito hacia el año 200 a. C. y sólo se ha conservado en varias versiones griegas y latinas, bastante diversas unas de otras. Como los libros de Ester y de Judit, pertenece al género de los relatos "edificantes" o narraciones elaboradas con el fin de transmitir una enseñanza de carácter moral y religioso.
Los protagonistas del relato son los miembros de una familia de la tribu de Neftalí, deportada a Nínive cuando los asirios invadieron y conquistaron el territorio de Galilea ( 2Ki_15:29 ). Esta ambientación fuera de Palestina es un elemento esencial de la narración, ya que la enseñanza contenida en el Libro está destinada principalmente a sostener la fe de los judíos dispersos en un ambiente pagano y casi siempre hostil. Para animarlos a mantenerse fieles al Señor, aun en medio de las pruebas, el autor les propone un modelo ejemplar en la figura de Tobit, el padre del joven Tobías. Lo que más se destaca a través del relato es la acción providencial de Dios. Los hechos que a primera vista parecen casuales responden en realidad a un designio divino -un "secreto"- que sólo al final se pone de manifiesto ( 2Ki_12:11 ). Y por eso, la verdadera sabiduría consiste en mantener la confianza en el Señor, incluso en las situaciones más desesperadas.
En el libro de Tobías, el ejecutor de este designio divino es un "ángel" llamado Rafael, que significa "Dios sana". Mientras que en los textos bíblicos más antiguos el Señor se acerca personalmente a los hombres y habla con ellos, en esta etapa de la Revelación se acentúa el sentido de la trascendencia divina. Una distancia infinita separa a los hombres de Dios, pero esa distancia es salvada por la intervención de los ángeles, cuya función consiste en ser los "mensajeros" de las bendiciones y de los castigos divinos, y en presentar al Señor las súplicas y necesidades de los hombres ( 2Ki_12:12-15 ).
Junto con la invitación a confiar en la Providencia divina, la historia de Tobías destaca otros valores de profundo contenido evangélico: la santidad del matrimonio, el respeto filial, la misericordia hacia los pobres, la práctica de la limosna, la aceptación humilde de las pruebas y la eficacia de la oración.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Tobías 4,1-23

17. Este precepto parece contradecir lo establecido por la Ley de Moisés, que prohíbe presentar ofrendas de alimentos a los muertos ( Deu_26:14). Por eso cabe pensar que se trata de un alimento ofrecido a los parientes del difunto, después del ayuno ritual ( Jer_16:7; Eze_24:17).