Judith 12 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 20 versitos |
1 Luego Holofernes la hizo pasar al lugar donde tenía preparada su vajilla de plata, y ordenó que le sirvieran de sus propios manjares y le dieran a beber de su vino.
2 Pero Judit le dijo: "No comeré de ellos, para no incurrir en falta; lo que he traído conmigo me bastará".
3 Holofernes le respondió: "Y cuando se acaben tus provisiones, ¿De dónde sacaremos otras semejantes, ya que entre nosotros no hay nadie de tu pueblo?".
4 Judit le dijo: "Quédate tranquilo, señor, porque antes que consuma mis provisiones, el Señor habrá cumplido por mi intermedio lo que tiene determinado".
5 Luego los oficiales de Holofernes la condujeron a su carpa, y ella durmió hasta la medianoche. Antes de la aurora, se levantó,
6 y mandó decir a Holofernes: "Señor, ordena que me dejen salir para hacer oración".
7 Y él ordenó a sus guardias personales que no se lo impidieran. Así permaneció Judit tres días en el campamento; cada noche salía al valle de Betulia y se bañaba en la fuente que estaba en el campamento.
8 Cuando salía del agua, oraba al Señor, el Dios de Israel, que dirigiera sus pasos para resurgimiento de los hijos de su pueblo.
9 Y cuando regresaba, ya purificada, permanecía en al carpa hasta que le traían su alimento, hacia el atardecer.
10 Al cuarto día, Holofernes ofreció un banquete, exclusivamente para su personal de servicio, sin invitar a ninguno de sus oficiales.
11 Y dijo a Bagoas, el eunuco que era su mayordomo: "Trata de convencer a esa mujer hebrea que está bajo tu cuidado para que venga a comer y a beber con nosotros.
12 Porque sería vergonzoso que dejáramos partir a una mujer como esta sin haber gozado de ella. Si no logramos conquistarla, ella se burlará de nosotros".
13 Bagoas salió de la presencia de Holofernes, fue adonde estaba Judit y le dijo: "No tenga reparo esta preciosa joven en presentarse ante mi señor, para ser honrada por él y beber alegremente con nosotros. Hoy serás tratada como una de las asirias que viven en el palacio de Nabucodonosor".
14 Judit le respondió: "¿Quién soy yo para contradecir a mi señor? Haré gustosamente todo lo que le agrade, y eso será para mí un motivo de alegría hasta el día de mi muerte".
15 En seguida se levantó, y se atavió con sus vestiduras y con todos sus adornos femeninos. Su servidora, se adelantó y le extendió en el piso, ante Holofernes, las pieles que Bagoas le había dado para su uso diario, a fin de que comiera reclinada sobre ellas.
16 Judit entró y se reclinó; el corazón de Holofernes quedó cautivado por ella, su espíritu se turbó, y ardía en deseos de poseerla, porque desde la primera vez que la vio, buscaba la oportunidad de seducirla.
17 "Bebe, le dijo Holofernes, y alégrate con nosotros".
18 Judit le replicó: "Beberé con mucho gusto, señor, porque desde el día en que nací, jamás he apreciado tanto la vida como hoy".
19 Entonces tomó lo que le había preparado su servidora, y comió y bebió en presencia de él,
20 mientras Holofernes, encantado con ella, bebió tanto vino como nunca lo había hecho en un solo día desde su nacimiento.

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Introducción a Judith


Judit

Otra vez nos encontramos ante un relato didáctico, con un marco histórico completamente imaginario, del que sólo se conservan las versiones griega y latina. Probablemente, fue escrito en el siglo II a. C., para mantener el ánimo de la pequeña comunidad judía que luchaba tenazmente por conservar su independencia frente al avance helenista.
Este Libro refleja cierta influencia de la literatura "apocalíptica", tan en boga en esa época, según la cual las luchas del tiempo presente no son sino la manifestación del combate librado continuamente entre las fuerzas del bien y del mal. Nabucodonosor y Holofernes simbolizan a los eternos enemigos de Dios. Judit -que significa "la Judía"- personifica el alma de su nación. Fiel a Dios y a su pueblo, ella expone la vida para salvar a sus compatriotas.
A la prepotencia y la fuerza de un jefe militar, el Libro opone la debilidad de una mujer, sin más armas que su fe en Dios y en el poder de la oración. Los recursos que ella emplea no son del todo ejemplares, pero más que dar una lección moral lo que pretende el autor es poner de relieve que la aparente "debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres" ( 1Co_1:25 ). La astucia decidida de Judit triunfa sobre el opresor del Pueblo elegido, como en otra ocasión pudo más la honda de David que la insolencia y la espada de Goliat.
La liturgia cristiana ha visto en el triunfo de Judit algo así como la contrapartida de la victoria de la serpiente sobre la mujer, al comienzo del género humano ( Gen_3:15 ). Por eso aquella valiente mujer se convirtió en figura de María, la nueva Eva, por quien recibimos al vencedor del espíritu del mal. Y el Canto de la Virgen María, como el de Judit, celebra el triunfo de los débiles sobre los poderosos de este mundo ( Luk_1:46-55 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas