Eclesiástico 15 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 20 versitos |
1 El que teme al Señor hace todo esto y el que se aferra a la Ley logrará la sabiduría.
2 Ella le saldrá al encuentro como una madre y lo recibirá como una joven esposa,
3 lo alimentará con el pan de la inteligencia y le hará beber el agua de la sabiduría.
4 El se apoyará en ella, y no vacilará, se unirá a ella, y no quedará confundido.
5 Ella lo exaltará por encima de sus compañeros y le abrirá la boca en medio de la asamblea.
6 El encontrará el gozo y la corona de la alegría y recibirá en herencia un nombre perdurable.
7 Nunca la poseerán los que carecen de inteligencia, ni los hombres pecadores la verán jamás.
8 Ella se mantiene alejada del orgullo, y los mentirosos no piensan en ella.
9 No cabe la alabanza en labios del pecador, porque el Señor no se la envía:
10 sin sabiduría no hay alabanza, y es el Señor el que la inspira.
11 No digas: "Fue el Señor el que me hizo claudicar", porque él no hace nunca lo que detesta.
12 No digas: "El me hizo extraviar", porque él no necesita de un hombre pecador.
13 El Señor detesta toda abominación, y nada abominable es amado por los que lo temen.
14 El hizo al hombre en el principio y lo dejó librado a su propio albedrío.
15 Si quieres, puedes observar los mandamientos y cumplir fielmente lo que le agrada.
16 El puso ante ti el fuego y el agua: hacia lo que quieras, extenderás tu mano.
17 Ante los hombres están la vida y la muerte: a cada uno se le dará lo que prefiera.
18 Porque grande es la sabiduría del Señor, él es fuerte y poderoso, y ve todas las cosas.
19 Sus ojos están fijos en aquellos que lo temen y él conoce todas las obras del hombre.
20 A nadie le ordenó ser impío ni dio a nadie autorización para pecar.

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Introducción a Eclesiástico


Segundo Libro de los Macabeos

El segundo libro de los MACABEOS no es la continuación del primero, sino en parte paralelo a él, ya que se refiere a los mismos acontecimientos del período comprendido entre el 175 y el 160 a. C., tomados de un poco más atrás y relatados en un estilo diferente. Como lo señala su autor (2. 23), él se limitó a resumir una obra mucho más extensa, redactada en cinco volúmenes por Jasón de Cirene, un ferviente judío de sólida formación helenista. Todo parece indicar que este resumen se llevó a cabo en Alejandría, poco después del 124 a. C.
Este Libro pertenece a un género literario muy difundido en aquella época, denominado "historia dramática" o "patética", en el cual la narración de los hechos históricos se convierte en un medio para conmover, entusiasmar o edificar al lector. Eso explica el empleo de ciertos recursos "efectistas", destinados a suscitar la adhesión o la repulsa, como son el lenguaje declamatorio y ampuloso, los epítetos hirientes, el tono mordaz con que se trata a los adversarios y la acentuada predilección por los elementos maravillosos.
A lo largo de toda su obra, que es una especie de "panegírico religioso", el autor trata de inculcar el amor y la devoción hacia el Templo de Jerusalén, centro de la vida del Pueblo judío. Esta idea ya está presente en las "Cartas" que figuran al comienzo del Libro e imprime su sello al plan que ha guiado la composición del mismo. De hecho, la historia relatada en él se desarrolla en cinco actos centrados alrededor del Templo, y al final del Libro se deja clara constancia de que para Judas y sus hombres "lo primero y principal era el Templo consagrado" (15. 18).
La forma explícita con que este Libro afirma la resurrección de los muertos y la claridad con que destaca el valor de la oración por los difuntos y de la intercesión de los mártires, le han merecido una especial acogida por parte de la Iglesia.



CARTAS A LOS JUDÍOS DE EGIPTOY PRÓLOGO DEL AUTOR

Al comienzo del Libro, el autor transcribe dos cartas escritas por los judíos de Jerusalén. En la primera, estos exhortan a sus hermanos de Egipto a celebrar en unión con ellos la fiesta de la Dedicación del Templo. Dicha carta está fechada en el 124 a. C., es decir, en el cuadragésimo aniversario de la Purificación del Santuario realizada por Judas Macabeo (164 a. C.).
La segunda es anterior y bastante más extensa. Aunque no lleva fecha, parece que fue escrita pocos días antes de la Dedicación del Templo en el 164 a. C., con el fin de poner de relieve la importancia de la Fiesta que se iba a celebrar dentro de poco (1. 18). Después de un breve relato sobre la muerte de Antíoco IV Epífanes, en esta carta se evocan los hechos portentosos que acompañaron a la restauración del Templo en la época de Nehemías. La mayor parte de los datos están tomados de escritos apócrifos o de tradiciones populares, que no pueden ser considerados como documentos históricos. Las dos cartas van seguidas de un Prólogo, donde el autor explica sus intenciones y su método de trabajo.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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