Baruc 4 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 37 versitos |
1 La Sabiduría es el libro de los preceptos de Dios, y la Ley que subsiste eternamente: los que la retienen, alcanzarán la vida, pero los que la abandona, morirán.
2 Vuélvete, Jacob, y tómala, camina hacia el resplandor, atraído por su luz.
3 No cedas a otro tu gloria, ni tus privilegios a un pueblo extranjero.
4 Felices de nosotros, Israel, porque se nos dio a conocer lo que agrada a Dios.
5 ¡Animo, pueblo mío, memorial viviente de Israel!
6 Ustedes fueron vendidos a las naciones, pero no para ser aniquilados; es por haber excitado la ira de Dios, que fueron entregados a sus enemigos.
7 Ustedes irritaron a su Creador, ofreciendo sacrificios a los demonios y no a Dios;
8 olvidaron al Dios, eterno, el que los sustenta, y entristecieron a Jerusalén, la que los crió.
9 Porque ella, al ver que la ira del Señor se desencadenaba contra ustedes, exclamó: "Escuchen, ciudades vecinas de Sión: Dios me ha enviado un gran dolor.
10 Yo he visto el cautiverio que el Eterno infligió a mis hijos y a mis hijas.
11 Yo los había criado gozosamente y los dejé partir con lágrimas y dolor.
12 Que nadie se alegre al verme viuda y abandonada por muchos. Estoy desolada por los pecados de mis hijos, porque se desviaron de la Ley de Dios:
13 ellos no conocieron sus preceptos, no siguieron los caminos de sus mandamientos ni anduvieron por las sendas de la instrucción, conforme a su justicia.
14 ¡Que vengan las vecinas de Sión, y recuerden el cautiverio que el Eterno infligió a mis hijos y a mis hijas!
15 Porque él hizo venir contra ellos a una nación lejana, una nación insolente, de lengua desconocida, que no respetó al anciano ni tuvo compasión del niño;
16 que se llevó a los hijos queridos de la viuda y la dejó desolada, privándola de sus hijas.
17 Y yo ¿cómo podré socorrerlos?
18 El mismo que les infligió esos males los librará de las manos de sus enemigos.
19 ¡Vayan, hijos, vayan, mientras yo me quedo desolada!
20 Yo me quité el vestido de fiesta, me puse ropa de suplicante y clamaré al Eterno mientras viva.
21 ¡Animo, hijos, clamen a Dios, y él los librará de la tiranía y del poder de sus enemigos!
22 Porque yo espero que el Eterno les dará la salvación, y el Santo me ha llenado de alegría por la misericordia que pronto les llegará del Eterno, su Salvador.
23 Yo los dejé partir con dolor y lágrimas, pero Dios los hará volver a mí, con gozo y alegría para siempre.
24 Así como ahora las ciudades vecinas de Sión están viendo el cautiverio de ustedes, así verán pronto la salvación que les llegará de Dios, con la gran gloria y el esplendor del Eterno.
25 Hijos, soporten con paciencia la ira que les ha sobrevenido de parte de Dios. Tu enemigo te ha perseguido, pero pronto verás su ruina y pondrás tu pie sobre su cuello.
26 Mis tiernos hijos han recorrido ásperos caminos, fueron llevados como un rebaño arrebatado por el enemigo.
27 ¡Animo, hijos, clamen a Dios, porque aquel que los castigó se acordará de ustedes!
28 Ya que el único pensamiento de ustedes ha sido apartarse de Dios, una vez convertidos, búsquenlo con un empeño diez veces mayor.
29 Porque el que atrajo sobre ustedes estos males les traerá, junto con su salvación, la eterna alegría".
30 ¡Animo, Jerusalén! El que te dio un nombre te consolará.
31 ¡Ay de los que te maltrataron y se alegraron de tu caída!
32 ¡Ay de las ciudades que esclavizaron a tus hijos, ay de aquella que recibió a tus hijos!
33 Porque así como ella se alegró de tu caída y se regocijó por tu ruina, así se afligirá por su propia desolación.
34 Yo le quitaré su alegría de ciudad populosa, y su jactancia se convertirá en duelo.
35 Caerá fuego sobre ella de parte del Eterno durante muchos días, y será morada de los demonios por muy largo tiempo.
36 Mira hacia el Oriente, Jerusalén, y contempla la alegría que te viene de Dios.
37 Ahí llegan tus hijos, los que habías visto partir; llegan reunidos desde el oriente al occidente por la palabra del Santo, llenos de gozo por la gloria de Dios.

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Introducción a Baruc


Sabiduría

La SABIDURÍA es el Libro más reciente del Antiguo Testamento. Fue escrito en griego, muy probablemente entre los años 50 y 30 a. C., por un judío de Alejandría, la gran ciudad egipcia convertida en el primer centro cultural del mundo mediterráneo. El autor, sobre todo cuando habla en primera persona (caps. 7 - 9), se presenta como si fuera Salomón. Este artificio literario le sirve para mostrar que su enseñanza, a pesar de estar presentada de manera nueva y original, coincide con la auténtica tradición sapiencial de Israel, representada por el más célebre de sus "sabios" .
La obra está dirigida en primer lugar a la numerosa y floreciente comunidad judía radicada en aquella ciudad. Lejos de su patria y en estrecho contacto con una cultura brillante y ecléctica, ella corría el riesgo de dejarse seducir por los atractivos del paganismo. Consciente de esto, el autor se propone demostrar a sus compatriotas que no tienen nada que envidiar a los paganos y, por lo tanto, sería una insensatez despreciar los bienes que la Sabiduría divina les había dispensado tan generosamente. Al mismo tiempo, les recuerda el incomparable privilegio del Pueblo elegido por Dios para comunicar a los demás pueblos "la luz incorruptible de la Ley" (18. 4).
Sin embargo, también los paganos son indirectamente destinatarios del mensaje contenido en este Libro. El autor se dirige a ellos para hacerles ver que Israel no es un pueblo "bárbaro", ni un "enemigo del genero humano", como se lo consideraba con frecuencia. Su Dios es el Señor misericordioso, que ama a todas sus criaturas (11. 24-25) y las gobierna "con gran indulgencia" (12. 18). Ese Dios creó el mundo con Sabiduría y se manifiesta a todos los hombres a través de sus obras. Sin embargo, los paganos no supieron reconocer en las cosas creadas al Artífice y Soberano del universo. Para dar más valor a esta requisitoria contra el paganismo, el autor usa el lenguaje de sus propios pensadores, con intención no sólo polémica sino también misionera.
El libro de la Sabiduría es una obra de síntesis. Su autor meditó profundamente los escritos del Antiguo Testamento -especialmente el Génesis, el Éxodo, Isaías, los Proverbios y el Eclesiástico- que sin duda había leído en la versión griega de los "Setenta", compuesta precisamente en Alejandría a partir del siglo III a. C. Pero luego repensó y desarrolló esos temas bíblicos con la ayuda de expresiones y conceptos tomados de la filosofía griega. En este "diálogo de dos culturas" -después del enfrentamiento violento de otras épocas- el Judaísmo supo enriquecerse con los elementos asimilables del Helenismo, sin perder su propia identidad. Así abrió el camino que más tarde habrían de seguir los primeros cristianos en la evangelización del mundo pagano.
Aunque el Nuevo Testamento no contiene ninguna cita explícita de este escrito sapiencial, es indudable que san Juan y san Pablo se inspiraron en él, sobre todo al hablar de Cristo como Palabra, Sabiduría, Imagen y Resplandor de la gloria de Dios ( Joh_1:1 ; 1Co_1:24 , 1Co_1:30 ; Col_1:15 ; Heb_1:3 ; 1Jo_1:1 ).




LA SABIDURÍA Y EL DESTINO HUMANO


"¿Quién es el hombre que ama la vida y desea gozar de días felices?" ( Psa_34:13 ). Esta pregunta que tanto había inquietado a los antiguos "sabios" de Israel, se vuelve a plantear en los primeros capítulos del Libro. La respuesta tiene ahora otra dimensión. El destino último de cada hombre se decide en la vida presente, pero su retribución definitiva se obtiene más allá de la muerte. Los justos pueden mantenerse firmes y confiados frente al sufrimiento y afrontar serenamente la violencia de que son objeto por parte de los impíos, porque la esperanza que han puesto en Dios está "colmada de inmortalidad" ( Psa_3:4 ).
La fe en la resurrección de Jesucristo,
"el primero que resucitó de entre los muertos" ( Col_1:18 ), llevará a su plenitud el objeto de esta esperanza. "Cuando lo que es corruptible se revista de la incorruptibilidad y lo que es mortal se revista de la inmortalidad, entonces se cumplirá la Palabra de la Escritura: La muerte ha sido vencida. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?" ( 1Co_15:54-55 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Baruc 4,1-37

1. Como en Ecli. 24. 23, aquí se identifica la Sabiduría con la Ley de Israel.

5. El pueblo llevado al exilio es el "memorial" que perpetúa el nombre de Israel.

6. Ver Isa_50:1; Isa_52:3.

7. Ver Deu_32:16-17.

30. Los temas y el estilo de esta exhortación a Jerusalén están inspirados en Is. 40 - 55; 60 - 62.