Times New Roman ;;; Riched20 5.40.11.2210;
Samuel.
Introducción.
En las Biblias hebraicas modernas, los dos libros de Samuel (a y b) siguen al de los Jueces. En un principio formaban ambos un solo libro, como lo demuestra la nota masorética final y la que figura en 1 Sam 28:23, con la advertencia de que dicho pasaje está en la mitad del libro. Su división en dos se generalizó a partir de la edición de Daniel Bomberg (Venecia 1517). De la unidad primitiva dan testimonio Orígenes (PG 20,581), San Jerónimo (PL 28, 598) y otros. En la versión de los LXX, los libros son llamados "Primero y Segundo de los Reinos," cuya calificación final rechaza San Jerónimo, diciendo: "Non enim multarum gentium regna de-scribit, sed unius israelitici populi" (Lc., 599). El santo Doctor prefiere que se diga libro de los Reyes, no de los Reinos. Los LXX escribieron los libros de Samuel en dos rollos, aproximadamente de la misma extensión, uniéndolos a los de los Reyes, con el título genérico de "Primero y Segundo de los Reyes." La Vulgata siguió la clasificación de los LXX, distinguiendo cuatro libros de los Reyes. De ahí que el I y el II de Samuel del texto hebraico corresponden al I y II de los Reyes en los LXX y Vulgata. El concilio Tridentino adoptó la división jeronimiana, que siguen todavía algunos autores. En las páginas que siguen distinguimos entre I y II de Samuel y I y II de los Reyes. Llámanse libros de Samuel por la antigua creencia (Baba Bathra 15a) de que los escribió el profeta Samuel, cuya obra completaron los profetas Gad y Natán, o por el lugar preeminente que ocupa Samuel en la institución monárquica de Israel.
Texto.
Los dos libros fueron escritos originariamente en hebreo, cuyo texto ha llegado defectuosamente hasta nosotros. Las narraciones paralelas con el libro de las Crónicas, a partir de 1 Sam c.31, y la confrontación del texto de 2 Sam c.22 con el Sal 18 ponen en evidencia que el texto no ha sido corrompido sustancialmente 1.
Versión Griega.
El texto griego de Samuel se ha conservado en los códices Vaticano (B) y Alejandrino (A), corregido este último conforme al texto original hebraico. Luciano revisó el texto, cuyo trabajo publicó Lagarde en 1883. En el presente estado de cosas, la confrontación del texto hebraico con el griego es necesaria para llegar, en lo posible a restablecer el texto primitivo. A veces la versión de Luciano permite la reconstrucción de un texto hebraico mejor que el maso-rético. ¿Cuál de los dos textos, hebraico o griego, ha de preferirse? No existe unanimidad entre los autores. Ñ. Á. Ç. de Boer2 concede poco valor al texto griego para reconstruir el texto hebraico primitivo. Peters sostiene la tesis opuesta 3. En la cueva cuarta de Qumrán (49 Sama) se han encontrado restos de todo el libro de Samuel en estado bastante perfecto de conservación. Su texto está estrechamente emparentado con la recensión atestiguada por los LXX. Otro manuscrito de Samuel (495amb) representa un texto similar al de los LXX. Su texto se remonta probablemente a últimos del siglo III a.C.4 Lo más prudente es estudiar en cada caso el texto y ver y discernir qué lección se acerca más al original 1 hebraico.
Vulgata.
Los libros de Samuel fueron de los primeros que San Jerónimo tradujo del hebreo. Tiene algunas lecciones propias (1 Sam 15:4; 17:18; 30:20; 2 Sam 2:6, etc.), que deben tenerse en cuenta para la crítica textual. El texto consonantico y la escritura defectuosa del manuscrito hebraico empleado hicieron que no siempre lograra San Jerónimo una traducción feliz.
Contenido
En el contenido de los libros de Samuel caben distinguir cuatro secciones o partes. En la primera (c.1-v) se fija la atención en la figura de Samuel.
Dos personajes resaltan en la segunda sección (c.8-1s): Samuel y Saúl. El primero había envejecido, y sus hijos no seguían los caminos del padre, por lo que Israel pidió a Samuel un rey "para que nos juzgue, como todos los pueblos" (8:5). El profeta se resiste en un principio; pero, ante la indicación de Yahvé, accedió a sus deseos (c.8). A causa de su desobediencia, Saúl es rechazado por Dios (c.15). De Saúl y David se ocupan los capítulos 16-31 del libro I de Samuel. Saúl y su hijo mueren sobre los montes de Gelboé en guerra con los filisteos (31:1-13). David les dedica un canto fúnebre (2 Sam 1:1-27). De David se interesa exclusivamente la sección cuarta (2 Sam 2:1-20:35). Al final del libro van unos apéndices (c.21-24). Se refiere la muerte de los descendientes de Saúl en Gabaón (21:1-14); las hazañas de algunos valientes de David (21:15-22). Sigue un cántico de acción de gracias (22:1-51) y el oráculo de David (23:1-7). Se enumeran los laureados del rey (23:8-39). Acaba 1 libro con la noticia sobre el censo del pueblo, que Dios castigó con tres días de peste (24:1-16). David alza un altar en la era de Areuna el jebuseo (24:17-25).
Composición Literaria.
Una lectura superficial del libro o libros de Samuel no revela las anomalías de composición que ofrece. Fijando la atención, se observa entre unos textos y otros algunas divergencias notables (1 Sam 16:14-23 y 17:55-58). Unos son favorables a la monarquía (1 Sam 0:9; 10:1-16; c.11) y otros contrarios (1 Samc.8; 10:17-24; c.12). Los primeros representan la tradición de Guilgal o Caígala, y los segundos la de Masfa. Las narraciones dobles son varias: dos veces entra David en palacio (1 Sam 16:14-23 y 1 Sam 17:1-18); dos veces huye de la corte (1 Sam 19:12 y 21:1); dos veces le intenta matar Saúl (1 Sam 18:10-11 y 19:9-11); dos veces interviene Jonatán en favor de David (19:1-17 y 20:8-10; 18-39); dos veces es traicionado David por aquellos a quienes protege (1 Sam 23:1-13 y 23:19-28); dos veces se dice que Dios reprobó a Saúl (1 Sam 13:8-15 y 1 Sam 15:10-26). Algunas frases no están en armonía con el resto del libro. Por ejemplo, en 1 Sam 7:13 se afirma que "los filisteos no volvieron más contra la tierra de Israel," lo que difícilmente se ajusta con 9:16; c.13-14; 30-31. Según 1 Sam 15:35, "no volvió Samuel a ver a Saúl hasta el día de su muerte," pero se encuentran en 19:22-24. Otros ejemplos podrían aducirse.
Fuentes.
Conforme a la costumbre antigua oriental, los autores semitas utilizaban diversos documentos o aducían diversas tradiciones anteriores sin mencionarlas explícitamente. Una sola vez cita el autor el libro de Jaser (2 Sam 1:18), citado también por el autor de Jos 10:12, de donde copió el autor el canto fúnebre que pronunció David en honor de Saúl y Jonatán. En el libro, pues, se plantea el problema de las citas implícitas.
El autor sagrado ha manejado en su composición un amplio material, escrito y oral, a veces heterogéneo, llevado por el ideal de poner de relieve más bien los caminos que siguió Dios para llevar a término sus designios que de avalar siempre con su autoridad cada uno de los pormenores que aparecían en las fuentes que utilizaba.
La existencia de los diversos materiales utilizados aparece del estudio desapasionado de las siguientes secciones: 1) Crónica de la sucesión (2 Sann c.9-20), de la que dice E. de Meyer que es "una historia verdadera" 9; 2) Historia de Samuel (1 Sam c.1-1); 3) Orígenes de la realeza (1 Sam c.8-15); 4) Noticiario sobre Saúl (1 Sam 13:16-14:46); 5) David en la corte de Saúl (1 Sam 16:14-17:58); 6) Luchas entre Saúl y David (1 Sam 18:1; 31:25); 7) David rey (2 Sam 1:1; 8:18) 10.
La honradez del autor, su misma conducta de airear los diversos textos y dispares tradiciones acerca del período histórico que estudia, son una garantía de que escribe una historia verdadera empleando métodos distintos a los de la historiografía moderna. Los libros de Samuel se presentan exteriormente como una compilación de escritos y tradiciones en torno a los orígenes de la monarquía. Este acontecimiento trascendental en la historia de Israel debió sin duda de apasionar a todos los que se vieron envueltos en él y a su posteridad. El autor sagrado a veces yuxtapone las diversas tradiciones, otras veces las combina, las resume, amplía, etc.
Autor y data de Composición.
En los libros de Samuel se hallan muchos elementos antiguos, contemporáneos algunos de los mismos hechos. En los tiempos posteriores a David se escribió mucho sobre él y se comentaron las incidencias que le llevaron al trono y su actuación en el mismo. Hacia los años que siguieron inmediatamente a la caída de Samaría se generalizaron las especulaciones en torno a la memoria de David. El desastre del reino del Norte era una ocasión propicia para poner de relieve las promesas relativas a la continuidad de la dinastía davídica en el trono. Los reyes de Israel perecieron por haberse olvidado de Yahvé y no haber seguido el camino que les trazó David con su conducta. En tiempos de Ezequías hubo gran actividad literaria encaminada a desempolvar recuerdos antiguos y estudiar las causas que provocaron la dispersión de Israel entre los pueblos. Esta primera colección de noticias sobre la naciente monarquía recibió su forma última, con influencias deuteronomistas, en los días inmediatos al exilio o durante el mismo. Junto a los ríos de Babilonia medita el pueblo judío sobre el pasado de la nación, que, a la luz del castigo reciente, aparece como una continuada transgresión del pacto concluido en otro tiempo en el desierto n. El trabajo deuteronomista en los libros de Samuel fue de escasa importancia (1 Sam c.7 y 12; 1 Sam 4:18; 2 Sam 2:10-11; 5:4-5). En este tiempo pudo el autor obtener una visión panorámica de la historia de Samuel, Saúl y David y de las etapas que condujeron a éste al trono de Judá y de Israel. El exegeta católico podrá estrujar más o menos la letra del texto, pero no puede poner en duda, a la ligera, la historicidad sustancial de los libros de Samuel. Tenemos en los libros de Samuel una historia religiosa popular; pero aun con métodos y formas de decir y narrar antiguas y populares puede escribirse historia verdadera. En estos libros, como dejamos anotado, prevalece el elemento religioso. El hagiógrafo trata de inducirnos a observar la obra de Dios en los acontecimientos, cuyas causas humanas sabe él describir con viveza y realismo. Justamente, este mismo realismo, y sobre todo la imagen de David, en la que nos dejó dibujado no tan sólo sus nobles y altas cualidades, sino también sus debilidades, constituyen los elementos que nos dan la garantía de la credibilidad de su obra histórica 12.
Los libros de Samuel en el marco general de la historia.
El período comprendido entre Samuel y David no tiene contactos con los grandes imperios del antiguo Oriente. Egipto y Asiria duermen dentro del límite de sus fronteras. El pueblo más peligroso para Israel eran los incircuncisos, los filisteos. Fueron ellos los instrumentos de la justicia divina para castigar los pecados de Helí y de sus hijos (1 Sam 4:10-21). La expansión de los filisteos hacia el este despertó en Israel la idea de la unidad entre las tribus C0n una autoridad central que las aunara. Por lo mismo, el pueblo pidió a Samuel un rey que saliera al frente de ellos para combatir sus combates (1 Sam 8:20).
Al lograrse la unificación de Judá y de Israel en la persona de David, alcanzó Israel un poderío militar que bien pronto debían experimentar los enemigos fronterizos. Los filisteos fueron rechazados y sus ciudades puestas bajo el control de David; algunos mercenarios filisteos formaron parte de la guardia real. En el interior acabó con los islotes cananeos. Los árameos, amonitas, moabitas y edomitas le fueron tributarios. Con Tiro mantuvo David relaciones comerciales, pero no es posible señalar cuándo se produjeron estos puntos de contacto, porque no ocupaba todavía Hiram el trono de Tiro en los primeros años del reinado de David sobre Israel.
Esta falta de contacto con los pueblos e imperios de los alrededores dificulta la fijación cronológica de algunos puntos álgidos de esta historia. A falta de datos concretos, se procede a base de conjeturas. Hacia el año 1030, Saúl fue proclamado rey; entre los años 1010 y 970 reinó David. La arqueología no se opone a estas fechas, antes bien las confirma en líneas generales. Esta despreocupación por la cronología es un rasgo peculiar de la antigua historiografía semita.
Contenido doctrinal.
No para halagar a los historiadores han entrado los libros de Samuel en el canon bíblico. Encierran ellos un mensaje religioso, destinado en primer lugar a los israelitas, y después a sus herederos espirituales, los cristianos. Los libros anuncian las condiciones y las dificultades del establecimiento del reino de Dios sobre la tierra13. Yahvé es el Dios de Israel y su único rey; el monarca que elija el pueblo debe ser el representante de Dios en la tierra y el instrumento del que se servirá Dios para obrar grandes cosas. En ambos libros aparecen los atributos de Dios. Por medio de sus profetas se comunica a los hombres. Desde su infancia fue Samuel su confidente. Durante toda su vida manifestóse Samuel como defensor acérrimo de los derechos del yahvismo, no temiendo oponerse al mismo rey y echarle en cara su ingratitud para con Dios, que lo había elegido. Fue el profeta Natán el encargado de retransmitir a David la noticia de que la hegemonía prometida a la tribu de Judá se realizaría en su familia: Permanente será tu casa para siempre ante mi rostro, y tu trono estable por la eternidad" (2 Sam 7:16). Yahvé se compromete a adoptar como hijos a los descendientes de David para ejercer por ellos su realeza sobre su pueblo. La monarquía, que a Samuel parecía contraria a la teocracia, se convierte en vehículo de ideas mesiánicas. Los profetas presentan a David como tipo del Mesías, y, una vez realizadas las profecías, los apóstoles hacen resaltar que las promesas hechas a David se han cumplido en el "hijo de David" por excelencia (Mc 10:47-48; Mt 15:22). San Pedro afirma la ascendencia de Jesús del rey David (Act 2:30; Mt 1:1; Lc 2:4). Con David se abren gloriosas perspectivas para Israel, haciendo surgir en el corazón de todos los hombres de buena voluntad la esperanza de un Mesías Salvador.
Fue David de carácter magnánimo, caritativo y misericordioso. Más que fijarnos en el lunar que suponen sus pecados de adulterio y homicidio, debemos considerar su fe, su arrepentimiento y sumisión a la palabra de los profetas. El autor del libro de las Crónicas tiende un velo piadoso sobre un pecado que David expió cumplidamente. En adelante, la conducta de los reyes de Judá y de Israel es juzgada tomando como punto de referencia la conducta de David. El pueblo pidió a Samuel les diera un rey como las otras naciones (1 Sam 8:20); pero no siendo Israel como los pueblos paganos, tampoco podía ocupar su trono un rey pagano, sino un vicario o representante de Yahvé. Ahora bien, fue David el prototipo de reyes teocráticos, que no se enorgullece de su cargo, antes bien se reconoce a sí mismo indigno representante de Dios sobre la tierra. El alma de David se transparenta en la colección de Salmos que se le atribuye, que alimentan todavía hoy la piedad de millares de fieles.
1 Para las cuestiones de crítica textual consúltese: P. Dhorme, Les livres de Samuel: "Et. Bibliques"; A. Fernández, Breve introducción a la crítica textual del A. T. (Roma 1917): Ídem, I Samuel 1-15. Crítica textual (Roma 1917); M. Rehm, Textkritische Untersuchungen zu den Paralleltexten der Samuel-Konigsbücher und der Chronik (Münster 1937).
2 Research in to Text of I Samuel 1-16 (Amsterdam 1938).
3 Beitrage zur Text und Literarkritik sowie zur Erklarung der Bücher Samuel (Fribur-
4 J. Milik, Dieci Anni di scoperte nel Deserto di duda (Marietti, 1957) 19.
5 W. O. E. Oesterley-Th. Robinson, An Introduction to the Books of the Oíd Testament (Londres 1949) 88; A. lods, Histoire de la Littérature hebraíque et juive depuis les origines jusqu'á la ruine de l'état juif (135 aprés J.G.; París 1950) 121-124.
6 Einleituns m das Alte Testament (Tübingen 1956).
7 Otras Concepciones Vigentes Se Encuentran Exp Lioros Sacros Veteris Testamenti (Roma 1958) 172-174; Bonn1936, 4-Rrr C. Kuhl. Die Enstehung Des Alten Uestas En Â. Mariani, Introiuctio In Ê. A. Leimbach, Die  Üchei Samuel Testaments (Berna 1953) 146-147.
8 L'aspect Reügfie De La Royante Ment Et Dans Les Testes Mésopotamiens
9 Die Israeliten Und Ihre Nachbar
10 Ntroducíion: A La Bibíe (Tourna Israélite. L·'Instituí Ton Monarchique Dans l'Ancien Testa-(Roma 1954) 89-112. Stamme (Halle 1906) 485. I 1957) 4I5SS.
11 De Vaux, Israel: DBS 762.
12 J. Schildenberger, Géneros Literarios De Los Libros Del Antiguo Testamento: "Los Géneros Literarios De La Sagrada Escritura" (Barcelona 1957) 131-132; M. Buber, Die Erzahlung Von Sauls Konigswahl: VT 6 (1956) 113-173; Ch. Keely, An Aproach To The Books Of Samuel: CBQ. 10 (1948) 254-270; A. Schulz, Erzahlungskunst In Den Samuelbüchern: "Biblische Zeit-Fragen," XI 6-7 (Münster 1923).
11 De Vaux, Les Livres de Samuel 16,,
II Samuel 13,1-39
Incesto de Amnón (13:1-14).
1Después de esto sucedió que, teniendo Absalón, hijo de David, una hermana, que era muy bella y se llamaba Tamar, se prendó de ella Amnón, hijo de David. 2Amnón andaba por ella atormentado, hasta enfermar por Tamar, su hermana; pues siendo ella virgen, le parecía a Amnón difícil obtener nada de ella. 3 Tenía Amnón un amigo de nombre Jonadab, hijo de Simea, hermano de David, que era muy astuto, 4y que le dijo: Hijo de rey, ¿cómo y por qué de día en día vas enflaqueciendo? ¿No me lo descubrirás a mí? Y Amnón le dijo: Es que estoy enamorado de Tamar, la hermana de Absalón, mi hermano. 5Jonadab le dijo: Métete en cama y hazte el enfermo, y cuando tu padre venga a verte, dile: Ruégote que venga mi hermana Tamar para darme de comer, y preparando delante de mí algún manjar, lo coma yo de su mano. 6Amnón se metió en cama, fingiéndose enfermo. Vino el rey a verle, y Amnón le dijo: Te ruego que Tamar, mi hermana, venga a hacerme delante de mí un par de hojuelas y las coma yo de su mano. 7 David mandó a decir a Tamar a sus habitaciones: Vete a las habitaciones de tu hermano Amnón a prepararle algo de comer. 8Fue Tamar a las habitaciones de Amnón, que estaba en la cama, y, tomando la harina, la amasó, hizo las hojuelas delante de él, 9 y, tomando la sartén, las frió y se las presentó; pero él no quiso comerlas, y dijo: Que salgan todos de aquí, y todos se salieron. 10Entonces dijo Amnón a Tamar: Trae las hojuelas a la alcoba, para que yo las coma allí de tu mano, y, tomando Tamar las hojuelas que había preparado, se las llevó a su hermano a la alcoba. 11 Cuando se las puso delante para que las comiese, él, cogiéndola, le dijo: Ven, hermana mía, acuéstate conmigo. 12Ella le dijo: No, hermano mío, no me hagas fuerza; mira que no se hace eso en Israel. No hagas tal infamia, 13porque ¿adonde iría yo con mi deshonra? Y tú serías uno de los perversos de Israel. Mira, habla al rey, que seguramente no rehusará darme a ti. 14Pero él no quiso darle oídos, y, como era más fuerte que ella, la violentó y se echó con ella.
Con este episodio empiezan las calamidades que el pecado de David acarreó en el palacio real. De parte de Dios, Natán las había profetizado y tenían que cumplirse. Absalón y Tamar eran hermanos uterinos, hijos de David y de su esposa Maaca, hija de Tolmai, rey de Guesur (3:3); Amnón era hijo de David y Ajinoam (3:2). Tamar, como todas las hijas del rey antes de su casamiento, vivía en palacio, en un departamento aislado, inasequible a los hombres, excepto al padre. Amnón, que vivía en su propia casa, al igual que los otros hijos varones, había visto a Tamar, pero le era prácticamente imposible acercarse a ella, y, sin embargo, su amor por ella torturaba su corazón hasta enflaquecer.
El enfermo encamó, cumpliendo al pie de la letra el consejo de Jonadab (1Sa_16:9; 1Sa_17:13), su primo. Conforme al capricho del enfermo, Tamar cocinó lo que apetecía su hermano, fuese a la alcoba, dejando a la entrada de la misma lo que había preparado, y se salió inmediatamente. Pero la retuvo Amnón con ánimo de violarla. Tamar apela a su amor de hermano y le hace ver que su unión con ella puede efectuarse de manera legal pidiéndola al rey, su padre, por esposa; seguramente no se lo negará. Algunos autores creen que Tamar habló estas palabras con el intento de ganar tiempo, hacer entrar en razón a su hermano y evitar el escándalo, no porque creyera posible su matrimonio con Amnón. En el interior de las familias, los enlaces matrimoniales con los parientes inmediatos por la sangre o por la alianza están prohibidos, porque no se une a la carne de su cuerpo (Lev_18:6), siendo considerada la afinidad como creadora de los mismos lazos que la consanguinidad (Lev_18:17). Estas prohibiciones se reducen, pues, a la prohibición del incesto. Algunos textos son primitivos, otros han sido añadidos después; están agrupados principalmente en Lev c.18. Hay impedimento de consanguinidad en línea directa entre padre e hija, madre e hijo (Lev_18:7), padre y sobrina (Lev_18:10); en línea colateral, entre hermano y hermana (Lev_18:9; Deu_27:22). El matrimonio con una media hermana, aceptado en época patriarcal (Gen_20:12) y aun en tiempos de David (2Sa_13:13) está prohibido por las leyes del Levítico (2Sa_18:11; 2Sa_20:17); el matrimonio entre el sobrino y su tía (Exo_6:20; Num_26:59) lo prohibe e1 Levítico (Num_18:12-13; Num_20:19).1
Nuevo ultraje (Num_13:15-22).
15 Aborrecióla luego Amnón con tan gran aborrecimiento, que el odio que le tomó fue todavía mayor que el amor con que la había amado; y le dijo: Levántate y vete. 16Ella le respondió· No, hermano mío, porque, si me echas, este mal será mayor que el que acabas de cometer contra mí. Pero él no quiso oírla, 17y, llamando al mozo que le servía, le dijo: échame a ésta fuera de aquí y cierra la puerta. 18 Estaba ella vestida con una túnica de mangas, traje que llevaban en otro tiempo las hijas del rey vírgenes. El criado la echó fuera y cerró tras ella la puerta. 19 Tamar echó ceniza sobre su cabeza, rasgó la amplia túnica que vestía y, puestas sobre la cabeza las manos, se fue gritando. 20 Su hermano Absalón le dijo: ¿De modo que tu hermano Amnón ha estado contigo? Pues calla por ahora, hermana; es tu hermano; no des demasiada importancia a la cosa; y Tamar se quedó desconsolada en la casa de Absalón, su hermano. 21Cuando el rey supo todo esto, enojóse grandemente, pero no quiso castigar a Amnón, porque le amaba como a primogénito. 22Absalón no dijo a Amnón nada, ni de bueno ni de malo, pero le odió por la violación de su hermana Tamar.
El amor trocóse en odio: summus amor, summum odium. Una vez satisfecha su pasión, Amnón arrojó a su hermana de su presencia, no pensando que con ello ponía de manifiesto delante de todo Israel una infamia que pudo quedar oculta, y que, dadas las circunstancias, pudo dar lugar a la creencia de que fue ella la que sedujo a Amnón. El paréntesis del v.18 es una glosa redac-cional destinada a hacer más odioso el trato que Amnón dio a Tamar. Llevaban las vírgenes una túnica con mangas anchas (keto-net passim, Gen_38:3; Gen_38:23; Gen_38:32); otros entienden la frase en el sentido de una túnica multicolor. La escena llegó a su punto álgido cuando Tamar esparció ceniza sobre su cabeza en señal de duelo (Eze_27:30), rasgó su amplia túnica (Eze_1:2; Eze_3:31), puso la mano sobre su cabeza (Jer_2:37) en señal de confusión y vergüenza y marchóse gritando. El crimen de Amnón merecía la pena de muerte (Lev_20:17), que David, su padre, no aplicó por tratarse del primogénito, a quien amaba preferentemente y a quien quizá destinaba para sucederle en el trono. Pero Absalón tomará por su cuenta la causa de su hermana.
Muerte de Amnón (Lev_13:23-29).
23Al cabo de dos años tenía Absalón el esquileo en Baljasor, que está cerca de Efraím, y quiso convidar Absalón a todos los hijos del rey. 24Vino Absalón al rey y le dijo: Tu siervo tiene ahora el esquileo; te ruego que venga el rey y sus siervos a la casa de tu siervo. 25El rey respondió a Absalón: No, hijo mío, no iremos todos para no serte gravosos. Y aunque le porfió, no quiso ir, y le bendijo. 26 Entonces le dijo Absalón: Al menos permite que venga Amnón, mi hermano. Y qué ha de ir? le dijo el rey; 21 mas como le importunase Absalón, dejó ir con él a Amnón y a todos los hijos del rey. Absalón había preparado un gran banquete, como banquete de rey, 28 y había dado orden a sus criados, diciendo: Estad atentos, y cuando el corazón de Amnón se haya alegrado con el vino y os diga yo: Herid a Amnón, matadle, y no temáis, que yo os lo mando. Esforzaos, pues, y tened valor. 29Los criados de Absalón hicieron con Amnón lo que Absalón les había mandado; y luego todos los hijos del rey se levantaron, montaron en sus mulos y huyeron.
A los dos años del incesto de Amnón llegó su castigo. Tenía Absalón, hermano de Tamar, una gran propiedad en Baljasor, hoy Gebel el-Asur, punto culminante de las montañas de Judá, a unos veintitrés kilómetros al norte de Jerusalén y cerca de Efraím. Como gran hacendado, además de tierras, poseía numerosos rebaños de ganado menor, ovejas y cabras. Todos los años, con ocasión del esquileo, se organizaban grandes fiestas (1Sa_25:255; Gen_38:12), en las que tomaban parte gran número de invitados. Quiso Absalón que asistiera el rey y todos sus hijos, haciendo hincapié en Amnón, por ser el primogénito y representar al padre.
El banquete fue espléndido, como banquete de rey (1Sa_25:36). Pero algo trágico aleteaba en el ambiente que sólo conocían Absalón y algunos de sus criados. Cuando los invitados estaban bajo los efectos del vino (1Sa_25:36), se abalanzaron los criados sobre Amnón y le mataron, huyendo en desordenada confusión todos los demás invitados.
Llega la noticia a David (1Sa_13:30-39).
30 Cuando todavía no estaban de vuelta, llegó a oídos de David el rumor de que Absalón había matado a todos los hijos del rey, sin que ninguno quedara; 31 y, levantándose David, rasgó sus vestiduras y se echó en tierra, y todos sus servidores rasgaron delante de él sus vestiduras. 32Jonadab, hijo de Simea, hermano de David, habló y dijo: No crea mi señor que han muerto todos los jóvenes hijos del rey; es Amnón sólo el que ha muerto, porque era cosa que estaba en los labios de Absalón desde que Amnón forzó a Tamar, su hermana. 33No crea, pues, mi señor el rey ese rumor que dice: Han muerto todos los hijos del rey, porque es sólo Amnón el muerto. 34 Y Absalón huyó. El joven que hacía de centinela, alzando los ojos, vio venir gran tropel de gentes por el camino de Joronaím, en la bajada, y lo anunció al rey: He visto gentes que vienen por el camino de Joronaím, por la falda de la montaña. 35 Entonces dijo Jonadab al rey: Ya vienen los hijos del rey; es lo que tu siervo ha dicho; 36y apenas acabó de hablar, llegaron los hijos del rey, y, alzando la voz, lloraron. También el rey y sus servidores lloraron con grandes lamentos. 37 Absalón fuese huido a Talmai, hijo de Amiud, rey de Guesur, a la tierra de Maaca, y David lloraba todos los días la ausencia de su hijo. 38Estuvo allí Absalón, después que huyó a Guesur, tres años; 39 y rey David se consumía por ver a Absalón, pues de Amnón el muerto, ya se había consolado.
Una noticia vaga y alarmante llegó a oídos del rey de parte de alguien que asistió a la fiesta y se adelantó para informarle de lo sucedido. El centinela de palacio, alertado por las noticias alarmantés que circulaban, divisó un gran tropel de gente que llegaba por el camino de Joronaím (o Bajurim, según los LXX), al flanco de la montaña. El v.34 está adulterado y es difícil saber cuál era la lección original. Absalón refugióse en casa de su abuelo materno, Talmai, rey de Guesur (1Sa_3:3), donde permaneció tres años, llorándole todo este tiempo su padre.