II Reyes  14 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 29 versitos |
1 El año segundo de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel, comenzó a reinar Amasias, hijo de Joás, rey de Judá.
2 Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Joadán, de Jerusalén.
3 Hizo lo recto a los ojos de Yahvé; no, sin embargo, como David, su padre. Obró enteramente como había obrado Joás, su padre."
4 No desaparecieron los altos, y el pueblo siguió ofreciendo sacrificios y perfumes en ellos.
5 Cuando hubo afirmado en sus manos el reino, castigó a los servidores que habían matado al rey, su padre;"
6 pero no hizo morir a los hijos de los asesinos, según lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés, donde manda Yahvé: “No se hará morir a los padres por los hijos ni se hará morir a los hijos por los padres, sino que se hará morir a cada uno por su pecado.”
7 Batió a diez mil edomitas en el valle de la Sal. Conquistó en la guerra Sela, y la llamó Joctel, nombre que conserva hoy todavía.
8 Entonces mandó Amasias mensajeros a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, para decirle: “Ven que nos veamos las caras.”
9 Joás, rey de Israel, hizo decir a Amasias: “El cardo del Líbano mandó a decir al cedro del Líbano: Dame tu hija por mujer para mi hijo. Las fieras del Líbano pasaron y pisotearon el cardo.
10 Tú has batido a los edomitas, y tu corazón se ha envanecido. Goza tu gloria y quédate en casa. ¿Para qué meterte en una empresa desafortunada, que será tu ruina y la de Judá?”
11 Pero Amasias no le escuchó, y Joás, rey de Israel, subió y se vieron las caras él y Amasias, rey de Judá, en Betsamés, que está en Judá.
12 Judá fue batido por Israel, y cada uno huyó a su tienda.
13 Joás, rey de Israel, cogió prisionero en Betsamés a Amasias, rey de Judá, hijo de Joás, hijo de Ocozías, y vino a Jerusalén e hizo una brecha de cuatrocientos codos en la muralla de Jerusalén, desde la puerta de Efraím hasta la puerta de la Esquina.
14 Se apoderó de todo el oro y plata y de los vasos que había en la casa de Yahvé y en el tesoro del palacio real, y, tomando rehenes, retornó con ellos a Samaría.
15 El resto de los hechos de Joás, cuanto hizo, sus hazañas y la guerra que hizo a Amasias, rey de Judá, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
16 Joás se durmió con sus padres, y fue sepultado en Samaría con los reyes de Israel. Le sucedió Jero-boam, su hijo.
17 Amasias, hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel.
18 El resto de los hechos de Amasias, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
19 Se tramó contra él una conjuración en Jerusalén, y huyó a Laquis; pero le persiguieron hasta Laquis, y allí le dieron muerte."
20 Le trajeron en caballos, y fue sepultado en Jerusalén con sus padres, en la ciudad de David.
21 Todo el pueblo de Judá tomó a Azarías, hijo de Amasias, y le puso sobre el trono, a la edad de dieciséis años, en lugar de Amasias, su padre.
22 Azarías reedificó a Elat y la restituyó al dominio de Judá después de dormirse el rey con sus padres.
23 El año quince de Amasias, hijo de Joás, rey de Judá, comenzó a reinar sobre Israel en Samaría Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel, y reinó cuarenta y un años.
24 Hizo el mal a los ojos de Yahvé. No se apartó de ninguno de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que había hecho pecar a Israel.
25 Recobró el territorio de Israel, desde la entrada de Jamat hasta el mar del Araba, según la palabra que había dicho Yahvé, Dios de Israel, por medio de su siervo Joñas, profeta, hijo de Amitai, de Gat Jefer.
26 Porque había visto Yahvé la amarga aflicción de Israel, a la que todos, esclavos y libres, habían sido reducidos, sin que hubiera quien pudiera socorrer a Israel.
27 No había resuelto Yahvé todavía raer el nombre de Israel de debajo del cielo, y le libró por medio de Jeroboam, hijo de Joás.
28 El resto de los hechos de Jeroboam, cuanto hizo, sus hazañas en la guerra y cómo restituyó al dominio de Israel Damasco y Jamat, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
29 Jeroboam se durmió con sus padres los reyes de Israel, y le sucedió Zacarías, su hijo.

Patrocinio

 
 

Introducción a II Reyes 

Times New Roman ;;; Riched20 5.40.11.2210;
Reyes.

Introducción.

Título.
La historia de Israel desde los últimos años de David hasta la cautividad de Babilonia, unos cuatro siglos, se narra en los libros que la Biblia hebraica llama 1 y 2 de los Reyes, que corresponden a 3 y 4 de los Reinos (LXX) o de los Reyes (Vulgata). En los comienzos, los mencionados libros formaban uno solo, de lo que dan fe Orígenes (PG 12:1084), Eusebio (PL 20,581) y San Jerónimo (PL 28,558-559). La división en dos partes iguales aproximadamente empezó con D. Bomberg (Venecia 1517). Esta división es artificial.

Texto.
El texto original hebraico del libro se ha conservado medianamente bien. A los textos masoréticos cabe añadir ahora el de los fragmentos de Jirbet Qumrán, que facilitarán la labor de crítica textual. Con el texto masorético andan de acuerdo la versión siríaca Peshitta y la Vulgata.

Versiones griegas.
De la versión de los LXX existe un texto prehexaplar, representado por el códice B, y otro posterior a Orígenes, que se halla en A. Los textos de Jirbet Qumrán son más afines al texto griego que al masorético, presentando lecciones propias, omisiones y trasposiciones. Es digno de mención el texto griego de Luciano, que a veces se aparta del texto masorético. Con él concuerda la Vetus Latina. En las ediciones críticas de Sweete, Rahlfs y en la de Broo-ke-McLean-Thackeray se da preferencia a los textos  y A.

Contenido.
El libro (o libros) de los Reyes puede dividirse en tres partes: i) Últimos años de David y reinado de Salomón (c.1-11). 2) Existencia de los reinos de Israel y de Judá (1 Re c.12-2 Re c.1y). 3) El reino de Judá desde la caída de Samaría hasta la destrucción de Jerusalén (2 Re c. 18-25). En el período de existencia sincrónica de los reyes de Judá y de Israel cabe distinguir: i) el período de hostilidades, que en Israel empieza con Jeroboam (1 Re c. 12-14:30) y termina con Omrí (1 Re 16:23-28); 2) período de amistad: Asa-Omrí; Josafat-Ajab; Joram-Ocozías; Joram-Joram; Ocozías-Joram (1 Re 16:29-2 Re 8:29); 3) el segundo período de relaciones tensas, desde Jehú en Israel y Atalía en Judá hasta la caída de Samaría en 722, en el año quinto de Oseas, rey de Israel.

Fecha de composición.
Para fijarla se dispone de criterios internos. Del texto se entresacan indicios que sugieren la composición del libro antes del exilio (1 Re 8:8; 9:21; 12:19; 2 Re 8:22; 16:6). La insistencia con que los profetas anuncian que no faltará nunca una lámpara en el trono de David se comprende mejor en tiempos anteriores al exilio (1 Re 11:26; 15:4; 2 Re 8:19). Por otra parte, otros textos suponen un origen posterior a la cautividad (2 Re c.24-25; 1 Re 4:24, etc.).
Una antigua tradición hebraica (Baba Bathra 14b) atribuía el libro a Jeremías a causa de las afinidades literarias e ideológicas del libro con la profecía de Jeremías. A esto se opone que el profeta inauguró su ministerio el año 13 de Josías (627), de lo que se infiere que hacia el año 561 contaba con una edad que oscilaba entre los noventa y los cien años. Además, la pretendida afinidad existe preferentemente en los capítulos 24-25 del segundo libro, que no formaban parte del texto primitivo. Según De Vaux, la composición hízose por etapas. Una primera redacción tuvo lugar entre el año 621 (2 Re 22:8ss) y el primer sitio de Jerusalén en 598. Su autor residía en Jerusalén; era probablemente sacerdote y entusiasta decidido de la reforma religiosa. Del libro hízose una segunda edición durante el exilio, o bien después del año 562, si se le atribuye 2 Re 25:22-30, o algo antes, en el caso de que el libro terminase con 2 Re 25:21. En esta segunda redacción el autor añadió la historia hasta el último rey de Judá, manteniéndose dentro de la misma línea deuteronómica, aunque el hecho de la ruina de Jerusalén le obliga a mostrarse más severo para con Judá, lo que le llevó a revisar algunos pasajes anteriores. Es visible su mano en 2 Re 21:7-15; 22:16-17. En realidad, ambos reinos son culpables (2 Re 17:7-20); pero también Israel se beneficia de la misericordia divina (2 Re 13:4-5.23). Durante el exilio se hicieron al libro otros retoques, tales como, probablemente, 2 Re 25:22-30. Después del exilio amplióse la oración de Salomón (1 Re 8:41-51). Pequeños detalles son posteriores a la traducción griega (200-150 a.C.).
De lo dicho se infiere que es opinión común entre los católicos que la composición definitiva del libro efectuóse durante el exilio, y más probablemente después del mismo. La finalidad histórico-religiosa del autor lo confirma,

Fin del autor sagrado.
A los pocos renglones de lectura cae el lector en la cuenta de que el libro tiende a probar que todos los males que han azotado a Israel y Judá son efecto de la infidelidad de los reyes y del pueblo al pacto de la alianza (2 Re 23:27). Como padre comportóse Dios para con su pueblo, ya premiando su conducta cuando seguía por las sendas del bien o castigándole en caso de desvío religioso, dispuesto siempre a perdonarle en caso de arrepentimiento. Por entregarse a la idolatría desapareció el reino de Israel; en cuanto al de Judá, le castigó Dios con la deportación a Babilonia, pero no lo destruyó totalmente a fin de mantener en pie la promesa del trono eterno hecha a David. Los libros de los Reyes pueden considerarse como un comentario a la profecía de Natán (2 Sam 7:12-16). Gomo se desprende de lo dicho, no quiere el autor sagrado escribir todo lo sucedido desde todos los puntos de vista en Israel y Judá desde la muerte de David hasta el exilio de Babilonia, sino más bien entresacar de la historia de Israel y Judá de aquellos cuatro siglos algunos hechos característicos que son sostén y base de la tesis religioso-histórica que intenta probar.

Fuentes de información.
El autor último inspirado echó mano de algunas fuentes históricas preexistentes para componer su libro. A veces las cita explícitamente, otras las utiliza sin que dé testimonio de ello. Las fuentes que cita son: 1) Libro de los hechos de Salomón (1 Re 11:41); 2) Libro de las Crónicas de los reyes de Judá (1 Re 14:29, etc.); 3) Libro de las Crónicas de los reyes de Israel (1 Re 14:19, etc.). Estos libros, o bien eran crónicas oficiales de los mencionados reinos 1, o escritos de algún sacerdote o profeta que consultó los archivos reales.
En cuanto a las fuentes implícitas, es difícil precisar su número e importancia en el escrito. Se distinguen comúnmente: 1) Historia de la familia de David (1 Re c.1-2); 2) Escrito sacerdotal (1 Re c.6-7); 3) Historia de Elías, de la que existen dos o más versiones; 4) Historia de Elíseo, menos homogénea todavía que la de Elías; 5) Escritos de origen pro/ético; 6) otras fuentes de procedencia indeterminada; 7) el archivo real, de donde, por ejemplo, procede la lista de ministros y prefectos de Salomón (1 Re 4:2-19).
Puede discutirse sobre el número de fuentes históricas que consultó el autor sagrado y sobre el grado en que las utilizó, modo en que lo hizo, si eran o no escritas; pero todos convienen en que el autor no las transcribió totalmente, sino que seleccionó aquello que conducía a probar su tesis.

Esquematismo histórico.
La historia sincrónica de los reyes de Judá y de Israel se dispone conforme al esquematismo siguiente: 1) nombre del nuevo rey, de sus padres y el año correspondiente al soberano contemporáneo de Israel o de Judá (1 Re 22:41, etc.); 2) edad del nuevo monarca y años que reinó (1 Re 22:42); 3) mención de algún hecho notable, remitiendo para un informe más amplio a determinadas fuentes (1 Re 16:8-14, etc.); 4) dictamen sobre el comportamiento religioso y cultual del rey; 5) noticia sobre la muerte y sepultura del rey y nombre del sucesor. Un esquema parecido se sigue para los monarcas de Judá desde la caída de Samaría hasta la cautividad. Dentro de los límites del rígido esquematismo, habla de la única dinastía reinante en Judá y de las nueve que se sucedieron en Israel: 1) Jeroboam-Nadab (931-909); 2) Baasa-Ela (909-885); 3) Zimbri (885); 4) Omrí-Ajab-Ócozías-Joram (885-841); 5) Jehú-Joacaz-Joás-Jeroboam II-Zacarías (841-743); 6) Selum (743); 7) Menajem-Pe-cajya (743-737); 8) Pecaj (737-732); 9) Oseas (732-724).

Historia religiosa.
Este compendio histórico tiene un acentuado carácter religioso, peí reinado de Salomón pone de relieve su sabiduría y prosperidad económica, por considerar todo ello como premio y bendición de Dios por la conducta religiosa y cultual del monarca. Esta prosperidad es efecto del temor de Dios: "Rico serás si temes a Dios y te apartas de todo pecado y haces lo que le es grato" (Tob 4:21).
A partir de la división del reino condena el autor la conducta de todos los reyes de Israel, diciendo de ellos que hicieron el mal a los ojos de Yahvé, siguiendo los pecados de Jeroboam (2 Re 13:2; 15:26-34, etc.); incluso de Zimbri, que reinó siete días, se dice: "Y murió por los pecados que él había cometido, haciendo lo malo a los ojos de Yahvé y marchando por los caminos de Jeroboam y dándose a los pecados que Jeroboam había cometido para hacer pecar a Israel" (1 Re 16:19). Oseas hizo lo malo a los ojos de Dios, "aunque no tanto como los reyes de Israel que le precedieron" (2 Re 17:2). De los reyes de Judá, unos reciben plena aprobación por su conducta y por haber quitado los lugares altos (2 Re 18:3-4; 22:2), a otros se les reprocha no haber procurado la unidad de santuario (1 Re 15:11-14; 22:43-44; 2 Re 12:3-4). Severo juicio merecen los reyes que "obraron el mal a los ojos de Yahvé," siguiendo el ejemplo de Ajab (2 Re 8:18), o se entregaron a la idolatría (2 Re 21:2; 22:21-22). Esta finalidad primaria del autor le llevó a pasar por alto multitud de hechos importantes que sucedieron durante los reinados de Omrí, Jeroboam II, Ajab, etc. Los hechos que se recogen se relacionan con cuestiones religiosas.
Más que una historia propiamente dicha, el libro de los Reyes es una compilación histórica y una interpretación religiosa de la historia. La conducta de los reyes es juzgada de conformidad a las leyes del Deuteronomio, cuyos principios fundamentales son: un solo Dios, un solo santuario. Los santuarios yahvísticos provinciales deben desaparecer (Deut c.12). Reflexiones, expresiones e ideas deuteronómicas hállanse esparcidas a lo largo y ancho del libro (1 Re 8:23; 29; 33-37; 53). Fórmulas deuteronómicas: 1 Re 2:2; 8:23-61. Fórmulas de Jeremías: 1 Re 9:7-8; 2 Re 17:13-20; 21:9-16; 22:16-19; 24:3-4 2.

Valor histórico del libro.
El autor del libro refiere fielmente ciertos hechos conducentes a probar su tesis; no escribe una historia completa, sino preferente-niente la historia religiosa de los reinos de Israel y de Judá. Dice Garofalo que la obra del autor es un trabajo de tesis, bastante parecido al que compuso Lactancio en su obra De mortibus persecutorum, en el cual no debe buscarse la historia económica, social y política de los dos reinos, sino la presencia de Dios, que dirige todos los acontecimientos terrenos y da premio o envía el castigo según el mérito o demérito. En el fondo, añade, la historia del libro de los Reyes es una historia vista con los ojos de Dios.

El libro de los Reyes en el marco de la historia universal.
En el comentario hemos tratado siempre de encuadrar la historia del pueblo judío dentro del marco de la historia universal; a él remitimos. Basta anotar aquí que, además de los pueblos circunvecinos, influyeron en Israel los imperios de Egipto, Babilonia y Asiría. Sheshonq fundó la XX dinastía hacia los años 950-929; Salmana-sar III, rey de Asiría, hizo sentir su presencia en Occidente; en 853 tuvo lugar la batalla famosa de Qarqar. Otros tres reyes asirios pesaron sobre el reino del Norte: Teglatfalasar III (745-727), Salmanasar V (726-722), Sargón (721-705). Sobre Judá actuaron: Senaquerib (704-681), Asaraddón (680-669), Asurbanipal (668-628). Funesto para Judá fue sobre todo el rey de Babilonia Nabucodonosor (605-562). Ambas historias se completan, pero no se contradicen.

Cronología.
Es un punto difícil de resolver; San Jerónimo renunció a solucionar este problema. Modernamente son muchos los autores que se dedican a esta tarea, habiendo logrado alentadores resultados, aunque no hayan logrado conclusiones definitivas. Las dificultades que engendran los datos cronológicos proceden de múltiples causas; a veces las fuentes utilizadas traían datos inexactos; otras veces se han interpretado mal ciertos datos; algunas corregencias han provocado la adición de cifras que sólo corresponden en parte al monarca contemporáneo. Algunos datos cronológicos de Asiría dan luz sobre la cronología del libro de los Reyes:

853: Batalla de Qarqar, reinando Ajab en Israel.
841: Tributo de Jehú.
738: Tributo de Menajem.
732: Empieza el reinado de Oseas.
721: Toma de Samaría.
701: Invasión de Senaquerib.
598: Primera deportación de Judá.
587: Caída de Jerusalén.

Los años del reinado de los reyes de Israel y de Judá que damos en el comentario son aproximados.

Doctrina religiosa.
Hemos hecho notar el carácter religioso de la historia que se narra en nuestro libro. Su autor tiene puesta su mirada en el templo de Jerusalén, el santuario donde tiene su asiento Yahvé; en él debe concentrarse el culto que se le debe. En todo el libro se recuerda que sólo existe un Dios: Yahvé; un solo santuario legítimo: el templo de Jerusalén. Pero, aunque Yahvé tenga su asiento en Jerusalén, domina aun fuera de los límites de Palestina; tiempo vendrá en que todas las naciones reconocerán a Yahvé por único Dios (1 Re 8:60). Dios no admite rivales, que nada son; exige que se guarden sus mandamientos y leyes; a los fieles les premiará aun en vida; a los que le abandonan castigará. Pero no quiere Dios la muerte del pecador ni la ruina de la nación que ha tomado bajo su protección. En último término es el hombre el que teje su porvenir feliz o desgraciado; es el pueblo judío el que labra su destino, el que prepara la caída de Samaría y la de Jerusalén.

1 J. A. Montgomery, Archíval Data in the Book ofKings: JBL 53 (1924) 46-52.
2 A Robeft, Historique (Genres): DBS 14-15.


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Patrocinio

Notas

II Reyes  14,1-29

Amasias, rey de Juda (14:1-22).
1El año segundo de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel, comenzó a reinar Amasias, hijo de Joás, rey de Judá. 2Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Joadán, de Jerusalén. 3 Hizo lo recto a los ojos de Yahvé; no, sin embargo, como David, su padre. Obró enteramente como había obrado Joás, su padre. 4 No desaparecieron los altos, y el pueblo siguió ofreciendo sacrificios y perfumes en ellos. 5Cuando hubo afirmado en sus manos el reino, castigó a los servidores que habían matado al rey, su padre; 6 pero no hizo morir a los hijos de los asesinos, según lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés, donde manda Yahvé: No se hará morir a los padres por los hijos ni se hará morir a los hijos por los padres, sino que se hará morir a cada uno por su pecado. 7 Batió a diez mil edomitas en el valle de la Sal. Conquistó en la guerra Sela, y la llamó Joctel, nombre que conserva hoy todavía. 8 Entonces mandó Amasias mensajeros a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, para decirle: Ven que nos veamos las caras. 9 Joás, rey de Israel, hizo decir a Amasias: El cardo del Líbano mandó a decir al cedro del Líbano: Dame tu hija por mujer para mi hijo. Las fieras del Líbano pasaron y pisotearon el cardo. 10 Tú has batido a los edomitas, y tu corazón se ha envanecido. Goza tu gloria y quédate en casa. ¿Para qué meterte en una empresa desafortunada, que será tu ruina y la de Judá? 11 Pero Amasias no le escuchó, y Joás, rey de Israel, subió y se vieron las caras él y Amasias, rey de Judá, en Betsamés, que está en Judá. 12 Judá fue batido por Israel, y cada uno huyó a su tienda. 13 Joás, rey de Israel, cogió prisionero en Betsamés a Amasias, rey de Judá, hijo de Joás, hijo de Ocozías, y vino a Jerusalén e hizo una brecha de cuatrocientos codos en la muralla de Jerusalén, desde la puerta de Efraím hasta la puerta de la Esquina. 14 Se apoderó de todo el oro y plata y de los vasos que había en la casa de Yahvé y en el tesoro del palacio real, y, tomando rehenes, retornó con ellos a Samaría. 15 El resto de los hechos de Joás, cuanto hizo, sus hazañas y la guerra que hizo a Amasias, rey de Judá, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 16 Joás se durmió con sus padres, y fue sepultado en Samaría con los reyes de Israel. Le sucedió Jero-boam, su hijo. 17 Amasias, hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel. 18 El resto de los hechos de Amasias, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 19 Se tramó contra él una conjuración en Jerusalén, y huyó a Laquis; pero le persiguieron hasta Laquis, y allí le dieron muerte. 20 Le trajeron en caballos, y fue sepultado en Jerusalén con sus padres, en la ciudad de David. 21 Todo el pueblo de Judá tomó a Azarías, hijo de Amasias, y le puso sobre el trono, a la edad de dieciséis años, en lugar de Amasias, su padre. 22 Azarías reedificó a Elat y la restituyó al dominio de Judá después de dormirse el rey con sus padres.

De los primeros actos de su remado (796-781) fue la muerte de los asesinos de su padre, Joás (12:21-22); pero, dado que las circunstancias de política interior aconsejaban el apaciguamiento, no hizo morir a los hijos de los asesinos. El autor señala que este proceder se inspiraba en Deu_24:16, en cuyo texto se dice que la responsabilidad es individual, doctrina que Ezequiel reafirmará (Eze_18:2-23). Según la codificación antigua, la familia era solidaria de las faltas de su jefe (Jos_7:24; 1Sa_21:5).
A consecuencia de la desastrosa expedición de Joram y de Josafat contra los moabitas (2Re_3:9-27), emancipáronse los edomitas, cerrando el paso a Judá hacia Asiongaber. Contando con un buen ejército y algunos mercenarios de Efraím, Amasias invadió Edom. Tras de una victoria conseguida en el valle de la Sal (wadi el-Milh), al este de Bersabé, conquistó Sela, la Roca, lugar que se hizo famoso más tarde con el nombre de Petra, capital del reino de los nabateos, entre el golfo de Aqaba y el mar Muerto, a la que impuso el nombre de Yoctel (Jos_15:38), imitando la antigua costumbre de dar otro nombre a la ciudad conquistada. Vencido en Bet Shemes (1Re_4:9) y prisionero de Joás, Amasias contempló cómo el vencedor penetraba en su capital, abría una brecha en las murallas desde el centro de la muralla septentrional hasta el ángulo noroeste (Neh_8:16; Jer_31:38). La brecha fue aproximadamente de doscientos metros. Los v. 15-16 deben colocarse después Deu_13:25. El desastre nacional, seguido de la humillación de ver a un rey de Israel en el recinto de Jerusalén, dueño y señor de Judá, crearon una atmósfera enrarecida en torno a la persona de Amasias, hasta que un movimiento popular le obligó a huir a Laquis (Tell el-Du-weir), donde, alcanzado por la gente armada, fue asesinado.

Jeroboam, rey de Israel (Deu_14:23-29).
23 El año quince de Amasias, hijo de Joás, rey de Judá, comenzó a reinar sobre Israel en Samaría Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel, y reinó cuarenta y un años. 24 Hizo el mal a los ojos de Yahvé. No se apartó de ninguno de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que había hecho pecar a Israel. 25 Recobró el territorio de Israel, desde la entrada de Jamat hasta el mar del Araba, según la palabra que había dicho Yahvé, Dios de Israel, por medio de su siervo Joñas, profeta, hijo de Amitai, de Gat Jefer. 26 Porque había visto Yahvé la amarga aflicción de Israel, a la que todos, esclavos y libres, habían sido reducidos, sin que hubiera quien pudiera socorrer a Israel. 27 No había resuelto Yahvé todavía raer el nombre de Israel de debajo del cielo, y le libró por medio de Jeroboam, hijo de Joás. 28 El resto de los hechos de Jeroboam, cuanto hizo, sus hazañas en la guerra y cómo restituyó al dominio de Israel Damasco y Jamat, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 29 Jeroboam se durmió con sus padres los reyes de Israel, y le sucedió Zacarías, su hijo.

Pocas líneas dedica el texto sagrado a Jeroboam II (783-743), a pesar de conceptuarse como el más grande de los reyes de Israel. Para enjuiciar su reinado deben tenerse en consideración las profecías de Amos y de Oseas, así como los resultados de las excavaciones practicadas en Samaría y Megiddo. Vimos (Deu_13:4) que algunos ven en Jeroboam II al libertador prometido a Joacaz (De Vaux). Puede atribuírsele este calificativo, por cuanto recobró el territorio de Israel desde la entrada de Hamat hasta el mar del Araba, es decir, desde el punto indeterminado al sur de Hama, en Siria, hasta el mar Muerto (1Re_8:65; Jos_3:16; Jos_12:3). Según Amos (Jos_6:13), reconquistó Transjordania hasta el torrente del Araba, quizá el wadi el-Hesa, al sur del mar Muerto. Esta grande prosperidad se debe en gran parte a que el rey de Damasco, Ben Hadad, había sido derrotado por Joás (Jos_13:25) y oprimido por Adadnirari III con un enorme tributo de guerra. Se atribuye el bienestar del reino al cumplimiento de un oráculo dado por un profeta llamado Joñas, distinto del homónimo del que se conserva un libro, hijo de Amita y oriundo de Gat Jefer, al noroeste del Tabor (Jos_19:13).