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Esdras-Nehemias.
Introducción.
Título.
Llámanse así por razón de que los protagonistas de los mencionados libros son Esdras y Nehemías. En el antiguo canon judío formaban un solo libro, que llevaba el título de Esdras; la misma unidad existía en los antiguos códices griegos (BSA) de los LXX, en los que ocupa el primer puesto el libro de Esdras A, que corresponde al III de Esdras, apócrifo, seguido de Esdras Â, ï sea de los libros canónicos de Esdras-Nehemías. Los Santos Padres dividieron el libro en dos, atendiendo a su argumento. Al primero llamaron Esdras, y Nehemías al segundo, por razón de las palabras de Neh 1:1. Esta división entró en el texto hebraico a partir de la edición de D. Bomberg (Venecia 1917). En la Vulgata se les llama 1 y 2 de Esdras.
Texto.
El libro fue escrito originariamente en hebreo en su mayor parte bien conservado en general, pero deficiente en cuanto a la transcripción de los nombres propios y números. En general, la lengua hebraica es decadente en cuanto a la gramática y sintaxis, principalmente en las partes que son propias del autor; menudean los aramaísmos. Dos pasajes están escritos en lengua aramaica, Esd 4:8-6:18; 7:12-26, sobre cuya índole disputan los autores. La versión griega se ha conservado en los códices BSA; fue hecha directamente del hebreo; de gran utilidad para la crítica textual es la revisión de Luciano. En general, el texto griego es inferior al hebreo (Kxos-Termann).
Argumento y división.
Tres son los temas principales que se desarrollan en el libro: i) Reconstrucción del templo (Esd c.1-6, menos 4:6-23). 2) Reparación de los muros de Jerusalén y repoblación de la misma (Esd 4:6-23; Neh c.1-13). 3) Bases jurídicas del judaismo (Esd c.7-19). A la restauración material, moral y religiosa de la comunidad hebraica se dedicaron los sionistas a partir del decreto de Ciro (538 a.C.)· Podríamos dividir el libro de Esdras en dos partes: i) Vuelta de los primeros cautivos bajo el caudillaje de Zorobabel (c.1-6), y 2) Caravana de repatriados conducidos por Esdras y reforma de costumbres (c.7-10). También el libro de Nehemías presenta una dob división: i) Nehemías llega a Jerusalén (c.1-7). 2) Reforma llevada a cabo por Esdras.
Autor.
Cada día toma más auge la sentencia de los que defienden que al principio los libros de Esdras y Nehemías formaban parte integrante de las Crónicas, siendo uno mismo el autor de unos y otros. Los que admiten esta unidad de autor insisten en las analogías; pero, si bien es verdad que entre estos libros es idéntico el espíritu de redacción, existen diferencia en cuanto al método empleado. La época de la redacción final es la de Alejandro Magno.
Documentos.
En la primera parte del libro de Esdras (1:1-6:22) hallamos una sección en hebreo y otra en aramaico (4:6-6:18). En la hebraica cabe distinguir dos documentos: i) edicto de Ciro (1:1-4), Que se reproduce en 6:3-5, y 2) elenco de repatriados (2:1-70), que, con ligeras variantes, se halla en la segunda (4:6-6:22), donde se incluyen los siguientes documentos: a) carta de los samaritanos a Artajerjes (4:7-16); b) respuesta del rey (4:17-22); c) carta de Tatnaí y Setar-Boznaí a Darío I (5:6-17), y a) contestación del monarca (6:3-12). El autor sagrado ha añadido a las mencionadas fuentes algunas indicaciones (4:7), las ha encuadrado en su contexto histórico (4:24-5:5), ha puesto una conclusión de índole histórica (6:13-18), terminando con una noticia sobre la celebración de la pascua (6:19-22). A las fuentes mencionadas cabe añadir, según algunos autores, otra, de origen hebraico en los dos primeros capítulos, visible, según dicen, en Esd 1:2-4; 8-11.
En la última parte del libro (c.7-10) aparecen las Memorias de Esdras. Según Lusseau, este documento representa la relación global de su memorial destinado a las autoridades persas (7:1-10:44). Es importante este documento por los datos cronológicos que encierra. En estas memorias se incluye una carta, en arameo, del rey Artajerjes a Esdras, sacerdote y escriba (7:11; 26).
Las Memorias de Nehemías abarcan desde Neh 1:1 hasta 12, 27-13-3; con la inserción de otros documentos contemporáneos (Neh 3:1-32; 11:4-19) y otro de origen más antiguo (7:6-72). El autor no siempre reproduce íntegramente las fuentes de que se sirve; algunas veces ha suprimido aquello que no interesaba y ha añadido algo que conducía a su fin (Neh 11:25-12:26; Neh 8:7-9; 9:4-5; 12:33-36); otras las ha resumido (Esd 4:6-7; 7:1-11) o retocado ligeramente o las ha desplazado de su contexto (Esd 4:6-6:18). Los capítulos Neh 8-10 interrumpen el discurso directo, desplazan la reforma material al terreno religioso y moral, reapareciendo la figura de Esdras. Su colocación plantea un problema no resuelto todavía.
¿Esdras-Nehemías, o a la inversa?
La lectura del libro supone que los acontecimientos se sucedie-°n según el orden cronológico actual de Esdras-Nehemías.
Este orden tradicional es puesto en tela de juicio por muchos autores recientes, católicos e independientes, siguiendo a Van Hoonacker, quienes proponen el siguiente curso de los acontecimientos·1) reconstrucción del templo por los repatriados con ocasión del edicto de Ciro (año 538; Esd 1:1-6:22); 2) en el año veinte de Artajerjes I Longimano (445-44) se dirige Nehemías a Jerusalén, emprendiendo el trabajo de reconstrucción de las murallas (comienzo de las 70 semanas del profeta Daniel, Dan 9:24-27); 3) al año séptimo del reinado de Artajerjes II Mnemone (404-358), es decir, el 398, llegó Esdras a Jerusalén para acometer la reforma religiosa (Esd 7:1-10:44). Sus argumentos tienen importancia, lo que explica el gran favor que ha encontrado esta inversión entre los autores católicos (Touzard, Renie, Ricciotti, Vandervost, Pelaia, Le-Maire-Baldi, etc.) e independientes. Pero no son decisivos. Es difícil, escribe Dhorme, pronunciarse sobre esta cuestión, que obligaría a reconsiderar toda la historia de la restauración hecha por Esdras y Nehemías. Según el espíritu del autor sagrado, el templo es antes que la ciudad, el sacerdote antes que el gobernador.
Podríamos amontonar razones en pro y en contra de esta debatida cuestión; nuestra posición coincide con la de Schneider al decir que se inclina más por la prioridad de Nehemías; pero, haciendo suyas unas palabras del P. De Vaux 1, añade: Sin embargo, no estoy todavía convencido de ello. Lemaire-Baldi y Pelaia confiesan que las razones aportadas para la prioridad de Nehemías no son apodícticas; tomadas aisladamente, pueden impugnarse; consideradas en su conjunto, tienen gran valor.
Historia profana del período Esdras-Nehemías.
Las noticias sobre la repatriación y reorganización de la comunidad judaica en Jerusalén por obra de Esdras y Nehemías corresponden a un marco histórico que tiene como término a quo el año 538 y como fin el reinado de Artajerjes II (404-358). El año 539, Ciro entró triunfante en Babilonia. Murió en 530, sucediéndole su hijo Cambises (530-522), que sometió a Egipto, achacándole Heródoto haberse dejado dominar allí por su locura sacrilega, noticia que confirma un texto de Elefantina en que se dice que destruyó todos los templos egipcios, excepto el de Yaho (Yahvé; Pritchard, 492).
A Cambises siguió Darío I (521-486), que unificó el imperio, construyó una red de caminos por todo el país, dividió el imperio en veinte satrapías, ensanchando sus límites. La quinta satrapía, llamada Abarnahara, comprendía Palestina, Fenicia, Chipre y Siria. Sucedióle Jerjes (485-464). Fue un rey muelle, afeminado, despótico y cruel. En el libro de Ester se da de él un retrato muy parecido a este que hemos mencionado de Heródoto. Fue asesinado en una revuelta de palacio, junto con su hijo Darío. Subió al trono Artajerjes I (464-424), con el sobrenombre de Longimano. A su muerte reinó su hijo Jerjes II, sólo por cuarenta y cinco días. Darío II (424-405), hijo de Artajerjes, siguió las inspiraciones de s mujer Parisatis. Del séptimo año de Darío (417) se conserva un texto del sátrapa de Egipto, Arsames, que señala a los judíos de la colonia de Asuán la manera de celebrar la pascua.
A él siguió Artajerjes II (404-358), llamado Mnemone. Tuvo que sofocar la revuelta de su hermano Ciro el Joven, a quien venció en la batalla de Kunaxa (401 a.C.). El año 404, Egipto consiguió la independencia, dando inicio la 28 dinastía. Los partidarios del orden Ne-hemías-Esdras colocan la misión de este último el año 398 a.C., en tiempos en que a la dinastía 28, de Amisteo, sucedió la 29, de Neferites I (398-392), contra la que combatía encarnizadamente Artajerjes. ¿Era buena esta fecha para autorizar la repatriación de numerosos judíos capitaneados por Esdras?
Esta rápida ojeada histórica confirma que la historia bíblica y profana corren paralelas, sin desacuerdos ni antinomias.
Los judíos en el imperio persa.
Los judíos marcharon al destierro por última vez el año 587 por orden de Nabucodonosor. En un principio fueron recluidos en campos de concentración, de donde fueron sacados para dedicarse a trabajos de construcción, de canalización y riegos agrícolas. Estableciéronse en lugares cercanos a Babilonia, junto al río Kebar, en Tell Abib (Ez 3:15) y otros lugares de la región de Nippur. Acudían a Babilonia en busca de trabajo o se afincaban en el campo dedicados a la explotación agrícola (Ez 3:15-23). Pronto gozaron de relativa libertad de movimientos, autorizándoseles enviar cartas a Palestina (Jer c.29; 51:59; Neh 1:1ss), agruparse y gobernarse por sus ancianos (Jer 29:1; Ez 8:1; 14:1). Con el tiempo, la fortuna sonrió a no pocos, que atesoraron grandes riquezas, ocuparon elevados cargos, mientras otros vivían en la indigencia. Se han conservado los archivos de la familia Murashu, que en tiempos de Artajerjes I y Darío II dedicábase a operaciones bancarias, al comercio, administración de bienes, etc.2. Con abundantes medios de vida en Babilonia, se comprende que muchos se negaron a repatriarse llegado el momento de la libertad en tiempos de los persas.
La administración persa mostróse liberal con los pueblos subyugados por Babilonia, a los que se autorizaba gobernarse según sus propias leyes. Los primeros gobernadores de los repatriados pertenecían a la dinastía davídica.
Renovación religiosa.
Fue el exilio una dura prueba para Israel (Jer 31:15). Corría peligro de que al contacto con los pueblos paganos perdiera su peculiaridad religiosa, su sentimiento de pertenencia a Yahvé y de que Denegara de un Dios que, en concepto de algunos, no fue capaz de liberarlo de manos de Nabucodonosor. Pero la actividad de los profetas, sobre todo Jeremías y Ezequiel, salvó al pueblo en esta Coyuntura trágica. Israel supo reaccionar favorablemente. Ezequiel fue el promotor de las grandes corrientes religiosas existentes despues del exilio: separación total del mundo pagano, estudio de 1 Ley. Las almas encontraban asimismo una literatura tonificante en el oráculo de Is c.40-55, que, a causa de sus predicciones mesiánicas, excitaban también el patriotismo. Con el exilio nace el judaísmo y se constituye el Estado-Iglesia 3.
Los repatriados iniciaron su vida según las Escrituras, que, por obra de Esdras, se comienzan a codificar, formando el canon de las Escrituras sagradas. En toda la literatura sagrada, mosaica y profética, coleccionada en esta época se encontraba la respuesta de Israel a la revelación divina. Restauróse el altar de los sacrificios, el templo y la ciudad santa; Israel surgía con espíritu y corazón nuevos (Ez 6:9; 11:19) Y reanudaba su alianza con Dios (Ez 11:20; 14:11).
Doctrina religiosa.
Los judíos que habitaban en Babilonia no se desentendieron de sus hermanos que en Judea ponían las bases del nuevo Estado de Israel. Zorobabel, Esdras y Nehemías fueron hombres providenciales, instrumentos de que se sirvió Dios para despertar la conciencia de su pueblo escogido. Sometido Israel al dominio persa, no trató de sacudir su yugo, proclamar su independencia nacional, sino que centró todas sus actividades en torno al templo y a la sombra de los muros de la ciudad santa. La Ley será su norma de fe y costumbres; de su meditación y estudio surgirán diversas leyes encaminadas a separar, segregar al pueblo escogido de las gentes del país y obligarle a un comportamiento escrupuloso de las leyes de la teocracia. Quienes se negaban a acatarlas eran separados de la comunidad. Israel se agrupa en torno a un solo Dios, a un único templo servido por sacerdotes y levitas. En las sinagogas empezó a leerse la Ley y los Profetas, con lo que se recuerda constantemente al pueblo sus deberes religiosos. Un cuerpo de escribas se entrega al estudio de la Escritura. Es una época de renovación espiritual silenciosa, pero eficaz.
1 RB 63 (1956) 423-427.
2 G. Cardascia, Les Archives de Murashu (París 1951).
Esdras 3,1-13
Restauración del altar y del culto (3:1-7).
1Llegado el séptimo mes, los hijos de Israel que estaban ya en sus ciudades se reunieron como un solo hombre en Jerusalén. 2 Josué, hijo de Josadac, con sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel, hijo de Saaltiel, con sus hermanos, se levantaron para edificar el altar del Dios de Israel y ofrecer sobre él el holocausto, como está prescrito en la Ley de Moisés, hombre de Dios. 3 Asentaron el altar sobre sus cimientos, aunque había que temer de los pueblos vecinos, y ofrecieron en él holocaustos a Yahvé, el holocausto de la mañana y el de la tarde. 4 Celebraron la fiesta de los Tabernáculos, como está escrito; ofrecieron día por día holocaustos, según el número prescrito para cada día. 5Después siguieron ofreciendo el holocausto perpetuo, los holocaustos de los novilunios y los de todas las solemnidades consagradas a Yahvé, y los de todos aquellos que hacían ofrendas voluntarias a Yahvé. 6Comenzaron a ofrecer holocaustos desde el día primero del mes séptimo. Todavía, sin embargo, no se habían puesto los cimientos de la casa de Yahvé. 7Dieron dinero a los canteros y a los carpinteros, y comida, bebida y aceite a los sidonios y a los tirios, para que trajesen maderas de cedro del Líbano a Jafa, según había dispuesto en cuanto a esto Ciro, rey de Persia.
Dentro del mismo año de haber llegado los primeros repatriados celebróse una reunión como un solo hombre en Jerusalén. Suponiendo que salieron de Babilonia a primeros de Nisán y calculando unos tres meses de viaje, se deduce que dispusieron los sionistas de tres meses para establecerse, aunque de manera provisional, en sus respectivas ciudades. Al llegar el séptimo mes, el de tishri (septiembre-octubre), acudieron a Jerusalén. El día 10 de este mes celebrábase el día de la expiación (Lev_23:27-32) y el 15 la fiesta de los Tabernáculos (Lev_23:33-36). No convenía que los repatriados olvidaran que la misión primordial que les había confiado el rey era la reconstrucción del templo.
El sacerdote Josué (Lev_2:2), ayudado por todos sus colegas en el sacerdocio, decidió reconstruir el altar de los holocaustos. Al decir el texto Zorobabel. con sus hermanos quiere aludir a los jefes de familia, de que se habló en 2:2. En muchos pasajes bíblicos (2:8; 5:2; Neh_12:1; Age_1:12-14; Age_2:3-24) se afirma que Zorobabel era hijo de Saaltiel, lo que parece en contradicción con 1Cr_3:17-19, que le llama hijo de Pedaya, hermano de Saaltiel, ambos hijos de Jeconías. La dificultad se resuelve, o bien dudando del valor crítico de la lección del libro de las Crónicas, o recurriendo a ley del levirato (Cornely, Schanz, Buzy, Pelaia), según la cual tomó Pelaya por esposa a la viuda de sus hermanos Saaltiel, muerto sin hijos, que tuvo de ella a Zorobabel. En este caso sería Zorobabel hijo natural de Pelaya e hijo legal de Saaltiel.
El altar de los holocaustos era de bronce; estaba en el atrio del templo, donde se sacrificaban las víctimas (Exo_27:1-8). En el sacrificio de holocaustos se consumía toda la víctima, denotándose con ello la total sumisión del ser humano a Dios (Lev_1:3). Todos los días, mañana y tarde, era sacrificado un cordero en holocausto (Exo_29:38-42). En otros lugares es llamado Moisés hombre de Dios (Deu_33:1; Jos_14:6; 1Cr_23:14; 2Cr_30:16).
No aparece claro el sentido que tiene el versículo 3 en el texto original. Fernández traduce: Y asentaron el altar en su propio sitio porque se les mostraban hostiles los pueblos de la región. Vaccari Y lo erigieron sobre sus bases, aunque con el terror que les infundían la población paisana. Gelin: Se restableció el altar en su lugar tradicional, a pesar del temor que se tenía al pueblo del país. Según la primera traducción, los judíos levantaron el altar para tener propicio a Dios, ya que los pueblos vecinos les eran hostiles. Otros exponen el texto en el sentido de que se apresuraron a edificar el altar por temor a que, tardando más, les pusieran algún estorbo los pueblos vecinos. Calculaban ellos que, una vez levantado, más difícil era demolerlo.
Van Hoonacker justifica el temor de los judíos por haberse levantado el altar sobre un bamah, donde ofrecían sacrificios las gentes de los pueblos de los alrededores. Los judíos, puritanos, no podían sacrificar sobre aquel altar sincretista y aun sacrilego, por lo cual decidieron demolerlo y edificar otro a toda prisa. Con el nuevo altar pudieron reanudarse los sacrificios, conforme mandaba la Ley. La fiesta de los Tabernáculos duraba ocho días, del 15 al 22 del mes de Tishri, durante los cuales vivían en cabanas fabricadas con ramas de árboles (Lev_23:42). Los sacrificios de los novilunios o neomenias se ofrecían al principio de cada mes (Num_10:10). Las ofrendas voluntarias o de devoción (nedabah) no dispensaban de ningún sacrificio preceptuado por la Ley. Algunas ofrendas voluntarias hacíanse obligatorias cuando intervenía algún voto (neder).
Sin embargo, el simple altar no podía satisfacer las aspiraciones religiosas del pueblo, ni agradar a Dios, ni, finalmente, ser del agrado de Ciro, empeñado en que se reconstruyese el templo de Yahvé. A esta empresa se pensó desde los primeros momentos. Se hicieron, en primer lugar, los preparativos que permitieran, dado un determinado momento, empezar y terminar rápidamente la fábrica del templo. ¿Es casualidad que coincidieran estos preparativos con los del templo de Salomón? (1Re_5:6-12; 2Cr_2:355). No ignoraban los judíos las incidencias de la construcción del templo salomónico. No quisieron los repatriados que faltara al nuevo templo la madera de cedro, tanto más que Palestina era pobre en árboles aptos para la construcción. Más que pura casualidad, debe verse en el texto no una narración artificial inventada por el autor, sino más bien la solicitud de los sionistas por construir un templo digno a Yahvé. Como en tiempos de Salomón, la madera era transportada desde Fenicia al puerto de Jafa. Siendo Fenicia pobre en agricultura, preferían sus obreros el salario en especie. Sidón fue destruida en 676 antes de Jesucristo, pero era nuevamente dueña del mar en tiempo de los persas (Herodoto, Hist. 7:96-99). La riqueza principal de tiros y sidonios eran los cedros del Líbano (Isa_2:13; Eze_31:3).
Sacerdotes y levitas en acción (Eze_3:8-9).
8 El año segundo después de la llegada a la casa de Yahvé a Jerusalén, el segundo mes, Zorobabel, hijo de Saaltiel; Josué, hijo de Josadac, con el resto de sus hermanos los sacerdotes y los levitas, y todos los otros que habían venido de la cautividad, dieron principio a la obra y encargaron a los levitas de veinte años arriba la vigilancia de los trabajos de la casa de Yahvé. 9 Josué, con sus hijos y sus hermanos; Cadmiel, con sus hijos hijos de Oda vías; los hijos de Jenadad, con sus hijos y sus hermanos los levitas, se dispusieron todos a una a vigilar a los que trabajaban en la casa de Dios.
En la reunión de Jerusalén (Eze_3:1) se decidió la reconstrucción del templo. En el mes segundo (lyyar) del año siguiente de su llegada, estaban las cosas listas para dar comienzo a la gran obra. El verbo hebraico correspondiente a empezar (en nuestro texto: dieron principio) carece de complemento. El texto no sugiere que empezara el mes segundo la obra material del templo. Más bien creemos que en este tiempo comenzaron las autoridades civiles y religiosas a ocuparse de todo lo conducente a la obra, que debía empezar a últimos de junio, una vez libre el pueblo de las faenas del campo y con trigo para pagar a los trabajadores. La presencia de Zorobabel no es un argumento decisivo para admitir su identificación con Sesbasar. Como los operarios debían ser muchos, se dispuso que los levitas de más de veinte años vigilaran los trabajos. Desde los últimos años de David no se permitió que los levitas ejercieran sus funciones antes de los veinte años (1Cr_23:24-27; 2Cr_31:17). El texto original del v.6 dice: Se dispusieron Josué y sus hijos y sus hermanos; Cadmiel, y sus hijos, los hijos de Judá, unánimemente a vigilar a los que trabajaban en la casa de Dios. Los hijos de Jenadad, sus hijos y sus hermanos, los levitas. En vez de Judá debe leerse Odavias, conforme a 2:40.
La primera piedra (3:10-13).
10 Cuando los obreros pusieron los cimientos de la casa de Yahvé, asistieron los sacerdotes revestidos, con trompetas, y los levitas, los hijos de Asaf, con címbalos, para alabar a Dios según la ordenación de David, rey de Israel, 11 y cantaban alabando y confesando a Yahvé: Porque es bueno, porque es eterna su misericordia para Israel. Todo el pueblo lanzaba gritos jubilosos, alabando a Yahvé, porque se ponían los cimientos de la casa de Yahvé. 12 Muchos de los sacerdotes y levitas y de los jefes de familias, ya ancianos, que habían conocido la casa primera, lloraban en voz alta al ver poner los cimientos de esta obra, mientras que los demás gritaban jubilosos, 13 no pudiendo distinguirse en el pueblo entre el clamor de los gritos de alegría y el de los llantos, porque clamaba el pueblo con júbilo, y el ruido se oía hasta lejos.
Fue un acontecimiento histórico el acto de colocar la primera piedra. Sacerdotes y levitas asistieron a la ceremonia revestidos con los hábitos sagrados y tocando instrumentos (2Cr_5:12-13)· Desde Moisés, el uso de las trompetas era reservado a los sacerdotes (Num_10:10). Los descendientes de Asaf son los levitas cantores por antonomasia (1Cr_25:1-2). En sus cantos se acompañaban con címbalos. De este instrumento se habla en las Crónicas y en los libros de Esdras y Nehemías. Era el címbalo para los levitas hijos de Asaf lo que las trompetas a los sacerdotes. La institución ¿e los levitas cimbalistas, como los arpistas y tocadores de lira, se remonta a David (1Cr_25:1-6) y a los profetas Gad y Natán (2Cr_29:25) 1.
Muchos de los repatriados, que no habían contemplado el maravilloso templo de Salomón, lanzaban gritos de entusiasmo al ver convertido en realidad el sueño de sus ideales yahvísticos. Con la reconstrucción del templo volvería a renacer Israel como pueblo independiente y soberano. Los ancianos, laicos y sacerdotes, lloraban de emoción. Su llanto nacía del recuerdo del grandioso templo salomónico convertido en ruinas.
¿Es histórica la narración Deu_3:1-13? Algunos exegetas independientes lo negaron en otros tiempos, alegando 5:2 y los testimonios de Age_2:15-18 y Zac_4:9; Zac_8:9. Pero el primer texto no debe aislarse Deu_3:7 y 5:16. Así las cosas, se comprende que la noticia Deu_5:2 se armoniza con lo dicho en este capítulo. Sin embargo, parece que la obra empezada bajo Ciro fue interrumpida muy pronto, quedando apenas rastro visible de lo hecho. ¿Qué interés podían tener Ageo y Zacarías en volver los ojos hacia aquel episodio desgraciado, que todos los judíos debían de mirar con pena e indignación, si no es que lo habían ya casi olvidado? Por esto, aquel primer conato de restauración era para ellos como si nunca hubiese existido (Fernández). ¿Quiénes malograron tan santo empeño?
1 Médiebelle; E. Gerson-Kiwi, Musique: DBS 1411-1468.
Los Samaritanos.
Llámanse así los descendientes de la mezcla o fusíon de los indígenas de Samaría con los colonos procedentes de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Jamat y de Sefarvaím que mandó el rey asirio para que se estableciesen en las tierras de Samaría en lugar de los hijos de Israel (2Re_17:24-41). Más tarde, Asaradón y Asnapar (¿Asurbanipal?) mandaron nuevos colonos (Esd_4:2-10). Con el emplazamiento de estos extranjeros en tierras de Canaán cayó el país en un caos religioso. Los mismos israelitas, adoradores de Yahvé, dejáronse seducir por los dioses de los advenedizos, de tal manera que, sin abandonar sus creencias yahvistas, servían simultáneamente a sus dioses (2Re_17:33-41). Junto a esta híbrida niezcolanza de razas, escribe Ricciotti, sobrevino un hecho muy lógico según la antigua mentalidad oriental. Partiendo del principio de que cada región tenía su dios local, como si fuera el numen loci, los pueblos extranjeros y alienígenas acabaron por venerar al Dios de Samaría, Yahvé. A este fin se les envió un sacerdote que había sido deportado para que les enseñara el culto del Dios de la re gion (2Re_17:27). Los samaritanos habían adquirido ciertos privilegios en la región a costa de los israelitas deportados a Babilonia. Al volver éstos y reivindicar el derecho sobre sus casas, sus campos, sus haciendas, e intentar reedificar el templo como punto aglutinante de su nueva personalidad, hirieron la susceptibilidad de los samaritanos.