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Esdras-Nehemias.
Introducción.
Título.
Llámanse así por razón de que los protagonistas de los mencionados libros son Esdras y Nehemías. En el antiguo canon judío formaban un solo libro, que llevaba el título de Esdras; la misma unidad existía en los antiguos códices griegos (BSA) de los LXX, en los que ocupa el primer puesto el libro de Esdras A, que corresponde al III de Esdras, apócrifo, seguido de Esdras Â, ï sea de los libros canónicos de Esdras-Nehemías. Los Santos Padres dividieron el libro en dos, atendiendo a su argumento. Al primero llamaron Esdras, y Nehemías al segundo, por razón de las palabras de Neh 1:1. Esta división entró en el texto hebraico a partir de la edición de D. Bomberg (Venecia 1917). En la Vulgata se les llama 1 y 2 de Esdras.
Texto.
El libro fue escrito originariamente en hebreo en su mayor parte bien conservado en general, pero deficiente en cuanto a la transcripción de los nombres propios y números. En general, la lengua hebraica es decadente en cuanto a la gramática y sintaxis, principalmente en las partes que son propias del autor; menudean los aramaísmos. Dos pasajes están escritos en lengua aramaica, Esd 4:8-6:18; 7:12-26, sobre cuya índole disputan los autores. La versión griega se ha conservado en los códices BSA; fue hecha directamente del hebreo; de gran utilidad para la crítica textual es la revisión de Luciano. En general, el texto griego es inferior al hebreo (Kxos-Termann).
Argumento y división.
Tres son los temas principales que se desarrollan en el libro: i) Reconstrucción del templo (Esd c.1-6, menos 4:6-23). 2) Reparación de los muros de Jerusalén y repoblación de la misma (Esd 4:6-23; Neh c.1-13). 3) Bases jurídicas del judaismo (Esd c.7-19). A la restauración material, moral y religiosa de la comunidad hebraica se dedicaron los sionistas a partir del decreto de Ciro (538 a.C.)· Podríamos dividir el libro de Esdras en dos partes: i) Vuelta de los primeros cautivos bajo el caudillaje de Zorobabel (c.1-6), y 2) Caravana de repatriados conducidos por Esdras y reforma de costumbres (c.7-10). También el libro de Nehemías presenta una dob división: i) Nehemías llega a Jerusalén (c.1-7). 2) Reforma llevada a cabo por Esdras.
Autor.
Cada día toma más auge la sentencia de los que defienden que al principio los libros de Esdras y Nehemías formaban parte integrante de las Crónicas, siendo uno mismo el autor de unos y otros. Los que admiten esta unidad de autor insisten en las analogías; pero, si bien es verdad que entre estos libros es idéntico el espíritu de redacción, existen diferencia en cuanto al método empleado. La época de la redacción final es la de Alejandro Magno.
Documentos.
En la primera parte del libro de Esdras (1:1-6:22) hallamos una sección en hebreo y otra en aramaico (4:6-6:18). En la hebraica cabe distinguir dos documentos: i) edicto de Ciro (1:1-4), Que se reproduce en 6:3-5, y 2) elenco de repatriados (2:1-70), que, con ligeras variantes, se halla en la segunda (4:6-6:22), donde se incluyen los siguientes documentos: a) carta de los samaritanos a Artajerjes (4:7-16); b) respuesta del rey (4:17-22); c) carta de Tatnaí y Setar-Boznaí a Darío I (5:6-17), y a) contestación del monarca (6:3-12). El autor sagrado ha añadido a las mencionadas fuentes algunas indicaciones (4:7), las ha encuadrado en su contexto histórico (4:24-5:5), ha puesto una conclusión de índole histórica (6:13-18), terminando con una noticia sobre la celebración de la pascua (6:19-22). A las fuentes mencionadas cabe añadir, según algunos autores, otra, de origen hebraico en los dos primeros capítulos, visible, según dicen, en Esd 1:2-4; 8-11.
En la última parte del libro (c.7-10) aparecen las Memorias de Esdras. Según Lusseau, este documento representa la relación global de su memorial destinado a las autoridades persas (7:1-10:44). Es importante este documento por los datos cronológicos que encierra. En estas memorias se incluye una carta, en arameo, del rey Artajerjes a Esdras, sacerdote y escriba (7:11; 26).
Las Memorias de Nehemías abarcan desde Neh 1:1 hasta 12, 27-13-3; con la inserción de otros documentos contemporáneos (Neh 3:1-32; 11:4-19) y otro de origen más antiguo (7:6-72). El autor no siempre reproduce íntegramente las fuentes de que se sirve; algunas veces ha suprimido aquello que no interesaba y ha añadido algo que conducía a su fin (Neh 11:25-12:26; Neh 8:7-9; 9:4-5; 12:33-36); otras las ha resumido (Esd 4:6-7; 7:1-11) o retocado ligeramente o las ha desplazado de su contexto (Esd 4:6-6:18). Los capítulos Neh 8-10 interrumpen el discurso directo, desplazan la reforma material al terreno religioso y moral, reapareciendo la figura de Esdras. Su colocación plantea un problema no resuelto todavía.
¿Esdras-Nehemías, o a la inversa?
La lectura del libro supone que los acontecimientos se sucedie-°n según el orden cronológico actual de Esdras-Nehemías.
Este orden tradicional es puesto en tela de juicio por muchos autores recientes, católicos e independientes, siguiendo a Van Hoonacker, quienes proponen el siguiente curso de los acontecimientos·1) reconstrucción del templo por los repatriados con ocasión del edicto de Ciro (año 538; Esd 1:1-6:22); 2) en el año veinte de Artajerjes I Longimano (445-44) se dirige Nehemías a Jerusalén, emprendiendo el trabajo de reconstrucción de las murallas (comienzo de las 70 semanas del profeta Daniel, Dan 9:24-27); 3) al año séptimo del reinado de Artajerjes II Mnemone (404-358), es decir, el 398, llegó Esdras a Jerusalén para acometer la reforma religiosa (Esd 7:1-10:44). Sus argumentos tienen importancia, lo que explica el gran favor que ha encontrado esta inversión entre los autores católicos (Touzard, Renie, Ricciotti, Vandervost, Pelaia, Le-Maire-Baldi, etc.) e independientes. Pero no son decisivos. Es difícil, escribe Dhorme, pronunciarse sobre esta cuestión, que obligaría a reconsiderar toda la historia de la restauración hecha por Esdras y Nehemías. Según el espíritu del autor sagrado, el templo es antes que la ciudad, el sacerdote antes que el gobernador.
Podríamos amontonar razones en pro y en contra de esta debatida cuestión; nuestra posición coincide con la de Schneider al decir que se inclina más por la prioridad de Nehemías; pero, haciendo suyas unas palabras del P. De Vaux 1, añade: Sin embargo, no estoy todavía convencido de ello. Lemaire-Baldi y Pelaia confiesan que las razones aportadas para la prioridad de Nehemías no son apodícticas; tomadas aisladamente, pueden impugnarse; consideradas en su conjunto, tienen gran valor.
Historia profana del período Esdras-Nehemías.
Las noticias sobre la repatriación y reorganización de la comunidad judaica en Jerusalén por obra de Esdras y Nehemías corresponden a un marco histórico que tiene como término a quo el año 538 y como fin el reinado de Artajerjes II (404-358). El año 539, Ciro entró triunfante en Babilonia. Murió en 530, sucediéndole su hijo Cambises (530-522), que sometió a Egipto, achacándole Heródoto haberse dejado dominar allí por su locura sacrilega, noticia que confirma un texto de Elefantina en que se dice que destruyó todos los templos egipcios, excepto el de Yaho (Yahvé; Pritchard, 492).
A Cambises siguió Darío I (521-486), que unificó el imperio, construyó una red de caminos por todo el país, dividió el imperio en veinte satrapías, ensanchando sus límites. La quinta satrapía, llamada Abarnahara, comprendía Palestina, Fenicia, Chipre y Siria. Sucedióle Jerjes (485-464). Fue un rey muelle, afeminado, despótico y cruel. En el libro de Ester se da de él un retrato muy parecido a este que hemos mencionado de Heródoto. Fue asesinado en una revuelta de palacio, junto con su hijo Darío. Subió al trono Artajerjes I (464-424), con el sobrenombre de Longimano. A su muerte reinó su hijo Jerjes II, sólo por cuarenta y cinco días. Darío II (424-405), hijo de Artajerjes, siguió las inspiraciones de s mujer Parisatis. Del séptimo año de Darío (417) se conserva un texto del sátrapa de Egipto, Arsames, que señala a los judíos de la colonia de Asuán la manera de celebrar la pascua.
A él siguió Artajerjes II (404-358), llamado Mnemone. Tuvo que sofocar la revuelta de su hermano Ciro el Joven, a quien venció en la batalla de Kunaxa (401 a.C.). El año 404, Egipto consiguió la independencia, dando inicio la 28 dinastía. Los partidarios del orden Ne-hemías-Esdras colocan la misión de este último el año 398 a.C., en tiempos en que a la dinastía 28, de Amisteo, sucedió la 29, de Neferites I (398-392), contra la que combatía encarnizadamente Artajerjes. ¿Era buena esta fecha para autorizar la repatriación de numerosos judíos capitaneados por Esdras?
Esta rápida ojeada histórica confirma que la historia bíblica y profana corren paralelas, sin desacuerdos ni antinomias.
Los judíos en el imperio persa.
Los judíos marcharon al destierro por última vez el año 587 por orden de Nabucodonosor. En un principio fueron recluidos en campos de concentración, de donde fueron sacados para dedicarse a trabajos de construcción, de canalización y riegos agrícolas. Estableciéronse en lugares cercanos a Babilonia, junto al río Kebar, en Tell Abib (Ez 3:15) y otros lugares de la región de Nippur. Acudían a Babilonia en busca de trabajo o se afincaban en el campo dedicados a la explotación agrícola (Ez 3:15-23). Pronto gozaron de relativa libertad de movimientos, autorizándoseles enviar cartas a Palestina (Jer c.29; 51:59; Neh 1:1ss), agruparse y gobernarse por sus ancianos (Jer 29:1; Ez 8:1; 14:1). Con el tiempo, la fortuna sonrió a no pocos, que atesoraron grandes riquezas, ocuparon elevados cargos, mientras otros vivían en la indigencia. Se han conservado los archivos de la familia Murashu, que en tiempos de Artajerjes I y Darío II dedicábase a operaciones bancarias, al comercio, administración de bienes, etc.2. Con abundantes medios de vida en Babilonia, se comprende que muchos se negaron a repatriarse llegado el momento de la libertad en tiempos de los persas.
La administración persa mostróse liberal con los pueblos subyugados por Babilonia, a los que se autorizaba gobernarse según sus propias leyes. Los primeros gobernadores de los repatriados pertenecían a la dinastía davídica.
Renovación religiosa.
Fue el exilio una dura prueba para Israel (Jer 31:15). Corría peligro de que al contacto con los pueblos paganos perdiera su peculiaridad religiosa, su sentimiento de pertenencia a Yahvé y de que Denegara de un Dios que, en concepto de algunos, no fue capaz de liberarlo de manos de Nabucodonosor. Pero la actividad de los profetas, sobre todo Jeremías y Ezequiel, salvó al pueblo en esta Coyuntura trágica. Israel supo reaccionar favorablemente. Ezequiel fue el promotor de las grandes corrientes religiosas existentes despues del exilio: separación total del mundo pagano, estudio de 1 Ley. Las almas encontraban asimismo una literatura tonificante en el oráculo de Is c.40-55, que, a causa de sus predicciones mesiánicas, excitaban también el patriotismo. Con el exilio nace el judaísmo y se constituye el Estado-Iglesia 3.
Los repatriados iniciaron su vida según las Escrituras, que, por obra de Esdras, se comienzan a codificar, formando el canon de las Escrituras sagradas. En toda la literatura sagrada, mosaica y profética, coleccionada en esta época se encontraba la respuesta de Israel a la revelación divina. Restauróse el altar de los sacrificios, el templo y la ciudad santa; Israel surgía con espíritu y corazón nuevos (Ez 6:9; 11:19) Y reanudaba su alianza con Dios (Ez 11:20; 14:11).
Doctrina religiosa.
Los judíos que habitaban en Babilonia no se desentendieron de sus hermanos que en Judea ponían las bases del nuevo Estado de Israel. Zorobabel, Esdras y Nehemías fueron hombres providenciales, instrumentos de que se sirvió Dios para despertar la conciencia de su pueblo escogido. Sometido Israel al dominio persa, no trató de sacudir su yugo, proclamar su independencia nacional, sino que centró todas sus actividades en torno al templo y a la sombra de los muros de la ciudad santa. La Ley será su norma de fe y costumbres; de su meditación y estudio surgirán diversas leyes encaminadas a separar, segregar al pueblo escogido de las gentes del país y obligarle a un comportamiento escrupuloso de las leyes de la teocracia. Quienes se negaban a acatarlas eran separados de la comunidad. Israel se agrupa en torno a un solo Dios, a un único templo servido por sacerdotes y levitas. En las sinagogas empezó a leerse la Ley y los Profetas, con lo que se recuerda constantemente al pueblo sus deberes religiosos. Un cuerpo de escribas se entrega al estudio de la Escritura. Es una época de renovación espiritual silenciosa, pero eficaz.
1 RB 63 (1956) 423-427.
2 G. Cardascia, Les Archives de Murashu (París 1951).
Esdras 9,1-15
Los Matrimonios Mixtos (c.9-I0).
Grave Acusación (9:1-2).
1 Después de todo esto se me acercaron los jefes, diciendo: El pueblo de Israel, los sacerdotes y levitas no han estado apartados de las gentes de esta tierra e imitan sus abominaciones las de los cananeos, jéteos, fereceos, jebuseos, amonitas, moa-bitas, egipcios y amorreos; 2 pues han tomado de entre ellos mujeres para sí y para sus hijos y han mezclado su raza santa con la de las gentes de esta tierra. Los jefes y magistrados han sido los primeros en cometer este pecado.
Al poco de llegar Esdras a Jerusalén enteróse del clima religioso y moral de los judíos que habitaban en la ciudad y alrededores. No será aventurado decir que la mayoría de los deportados eran varones que buscaron mujeres entre las hijas del país. Con gran dolor supo Esdras que todos, autoridades y pueblo, habían contraído matrimonio con mujeres extranjeras. Esta mezcla de la raza santa con la de las gentes de la tierra constituía un grave pecado (Deu_7:3; Exo_23:32; Exo_34:11-16; Neh_13:25). En Deu_7:3 había dicho Dios: No contraigas matrimonio con ellas, no des tus hijas a sus hijos, ni tomes su hija para tus hijos, para que no te arrastren a la idolatría. En el mencionado texto se citan los jéteos, guergueseos, amorreos, cananeos, fereceos, jeveos, jebuseos, de los que deben apartarse los hijos de Israel. Israel debe vivir separado de los pueblos gentiles (Deu_6:21; Deu_10:11; Neh_9:2; Neh_10:28). Israel pertenece a Yahvé; le pertenecía, y, por tanto, debía ser santo. Sed santos para mí, porque yo, Yahvé, soy santo, y os he separado de las gentes para que seáis míos (Lev_20:26).
Inútil buscar una indicación concreta temporal en las palabras después de todo esto. ¿Cuánto tiempo transcurrió entre los sucesos narrados anteriormente y el hecho que se refiere en este capítulo? No es posible fijarlo. Algunos hacen estos cálculos: entre el día 4 del mes quinto y la escena que aquí se narra, que sucedió cinco días antes del 20 del mes noveno (Lev_10:9), transcurren más de cuatro meses. Lo más lógico es considerar las mencionadas palabras como fórmula general de transición.
Esdras examinó detenidamente la situación religiosa y moral del pueblo. Como el mal estaba muy enraizado y los culpables eran muchos y de categoría, comprendió que debía proceder con prudencia, informándose de los abusos, identificando los culpables ganándose adeptos para su causa y estudiando las reformas que debían llevarse a cabo. El mal había sido provocado por el contacto con las gentes del país, envueltos en sus abominaciones idolátricas (toeboth). La prohibición de tomar mujeres extranjeras aparece, además del citado texto de Deu_7:3, en Exo_23:32; Exo_34:11-16. El ejemplo de Salomón causó impresión en Israel: sus mujeres extranjeras torcieron su corazón, arrastrándole hacia los dioses ajenos (1Re_11:3-13). Esta defección dolorosa debía servir de lección a Israel; ella sola justificaba el rigor de la ley referente a los matrimonios con mujeres extranjeras (Neh_13:25). El motivo de esta prohibición es religioso (Neh_9:1-11), pero se invoca también la pureza de la raza (Neh_9:2). A la lista estereotipada de pueblos (Exo_23:23; Deu_7:2; Deu_20:17; Gen_15:19-21; Exo_3:8) se añaden los egipcios; quizá debe leerse edomitas en lugar de amorreos (Mal_1:2-5; Lam_4:21). De vuelta del exilio se emplea la frase los pueblos del país (Age_2:4; Zac_7:5; Dan_9:6); pero el sentido que tenía antes cambia en Esdras y Nehemías, en los cuales (Esdr 3:3; 9:1; 2; 11; 10:2-11; Neh_9:30; Neh_31:32) designa a los habitantes de Palestina que no son los judíos que obstruyen la obra de la restauración, dificultan la observancia del sábado y con los cuales se celebran matrimonios mixtos. Se oponen al pueblo de Judá en Esdr 4:4, al pueblo de Israel en Esdr 9:1. Es un cambio completo del sentido de la frase con relación al uso anterior al exilio, y se explica todavía por el sentido fundamental de la expresión. La comunidad de los repatriados no es el pueblo del país, porque no se rige por el estatuto político que había reconocido a los samaritanos, amonitas, moabitas; éstos son los pueblos del o de los países. De esta manera se prepara la tercera significación de la época rabínica: pueblo del país son los que ignoran la Ley o no la practican 1.
Muestras de dolor (9:3-5).
3Al oír esto rasgué mis vestiduras, mi manto, y me arranqué cabellos de mi cabeza y de mi barba, y me senté desolado. 4 Juntáronse conmigo todos los temerosos de las palabras del Dios de Israel por la prevaricación de los hijos de la cautividad. Yo estuve desolado hasta el sacrificio de la tarde; 5y luego, al tiempo de la ofrenda de la tarde, me levanté de mi humillación y, con mis vestidos y mi manto rasgados, póstreme de rodillas y, tendiendo a Yahvé, mi Dios, mis manos, dije:
Una vez examinado el estado religioso de los repatriados, que forman la golah (Neh_10:6; Neh_10:8; Neh_10:16), percatóse de la magnitud que el abuso de los matrimonios mixtos había alcanzado, con los consiguientes efectos religiosos. Su alma sacerdotal sintióse transida de dolor, y así la expuso públicamente. No cabe hablar de un acto de debilidad senil, sino más bien de una manifestación previamente calculada. Desgarró Esdras la túnica y el manto, las dos prendas principales del vestido judío (Gen_37:29-34; Lev_10:6; Jos_7:6; Amo_8:10; Mat_26:65). Al decir que se arrancó cabellos de su cabeza, acaso quiere aludir al hecho de raparse la cabeza, como solía hacerse en señal de pena o dolor (Jer_7:29; Miq_1:16). Lo mismo solía hacerse con la barba, signo de distinción y virilidad (2Sa_19:24; Jer_41:5). Muchos judíos contemplaron las muestras de dolor de Esdras; unos siguieron su camino, otros se unieron a su empresa. No dice el texto cuándo empezaron estas muestras externas de dolor, pero asegura que duraron hasta las tres de la tarde (la hora nona), en que se ofrecía el sacrificio vespertino (Exo_29:38-41). Fue entonces cuando Esdras, con la túnica y el manto rasgados, oró en voz alta al Señor, consiguiendo con ello impresionar a gran muchedumbre de gentes, que derramaron lágrimas (Exo_10:1). No indica el texto que Esdras rasgara los vestidos por segunda vez.
Israel ha pecado (Exo_9:6-7).
6¡Dios mío! Estoy confuso y avergonzado, Dios mío, y no me atrevo a levantar a ti mi rostro, porque nuestras iniquidades se han multiplicado por encima de nuestra cabeza, y nuestros delitos suben hasta el cielo. 7Desde los días de nuestros padres hasta hoy hemos sido muy culpables; y por nuestras iniquidades, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados a las manos de los reyes extranjeros, a la espada, a la cautividad, al saqueo, a la vergüenza que cubre nuestro rostro.
Con dos expresiones hiperbólicas (Sal_38:4; Sal_36:6) confiesa que Israel ha amontonado pecados sobre pecados. Esta apostasía de Israel no tenía justificación alguna, por lo cual, avergonzado (Sal_10:1-6; 1Re_8:23), no se atreve a levantar la cabeza delante de Dios ofendido. Pero estas prevaricaciones no quedarán impunes. Por el pacto de la alianza se compromete Dios a velar por la prosperidad e independencia de Israel; si éste prevarica, Dios se desentiende de él y le castiga entregándole en manos de los enemigos. Aun en la actualidad, parte del pueblo judío vivía en el exilio, bajo el dominio de los reyes de Persia. Cuando cese el pecado y vuelva Israel a su Dios, se acabará el estado ignominioso actual y se reanudarán plenamente las relaciones amistosas entre Yahvé y su pueblo.
El Dios de misericordia (1Re_9:8-9).
8Con todo, Yahvé, nuestro Dios, acaba de hacer con nosotros misericordia, dejándonos un resto de libertad y dándonos refugio en su lugar santo, para hacer brillar nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre; 9 porque esclavos somos pero, en medio de nuestra esclavitud, Dios no nos ha abandonado. Nos ha conciliado la benevolencia de los reyes de Persia conservándonos la vida para que pudiéramos edificar la casa de nuestro Dios, levantando sus ruinas y dándonos un refugio seguro en Judá y en Jerusalén.
Dios castigó a Israel entregándole en manos del enemigo. Sin embargo, Dios, de repente, ablanda el corazón de los reyes de Persia para que traten con benignidad a su pueblo, autorizándole incluso el regreso a la patria. De ahí que, por un acto de misericordia de Yahvé, un resto (peleta), una porción escogida se ha salvado del naufragio general. Este resto será la simiente de la cual surgirá el nuevo Israel.
Permitió Dios que su pueblo fuera probado en el crisol de la cautividad y que la vergüenza cubriera su rostro, pero no permitió la ruina total. La nueva comunidad instalada en Palestina ha sido purificada por la prueba, pero a ella está vinculada la promesa de un futuro glorioso (Isa_1:9; Isa_4:23; Isa_7:3; Isa_10:21-22). El texto hebraico usa la siguiente imagen: Y dándonos una estaca de tienda (yetad) en su lugar santo (v.8). Con una imagen sacada de la vida nómada dice que Dios ha concedido al resto de los exilados el privilegio de fijar su tienda, o lo que es lo mismo, de establecerse de nuevo en Jerusalén. Pero esta tienda puede arrancarse y ser transportada a lejanas tierras en el caso de que los repatriados imiten la conducta de sus antepasados. Con la expresión hacer brillar nuestros ojos se expresa la nueva inyección de vida, de fuerza y energía (1Sa_14:27). No goza Israel de completa independencia política, pero dentro de la esclavitud se le conceden privilegios inauditos, que sólo se explican por la acción de Dios en el corazón de los reyes de Persia. Ciro permitió a los cautivos regresar a su patria (1Sa_1:2-4); Darío atajaba las intrigas de los samaritanos y contribuía con fondos del peculio real a la reconstrucción del templo (1Sa_6:6-12); Artajerjes (1Sa_7:12-26) hizo otro tanto. Dios ha conservado la vida de los repatriados para que éstos reedifiquen el templo, dándonos un refugio seguro en Judá y en Jerusalén. El término refugio es una traducción de la palabra hebraica gader. Ordinariamente significa muralla, muro de protección de un campo, viña, ciudad (Num_22:24; Pro_24:31; Eze_42:7-10; Isa_5:5). Los que admiten la prioridad de la llegada de Nehemías a Jerusalén toman el término en el sentido obvio de la muralla que levantó Nehemías en torno a la Ciudad Santa; los partidarios del orden Esdr as-Nehemías interpretan gader en sentido traslaticio de refugio, abrigo, protección (Eze_13:5; Eze_22:30; Ose_2:8). Este último sentido recomienda el contexto al hablar de un refugio en Judá, ya que no cabe la idea de una muralla protectora del territorio de Judea 2.
Nuevas transgresiones (Ose_9:10-15).
10 ¿Qué podemos, pues, decir después de todo esto, oh Dios nuestro? Pues hemos abandonado tus mandamientos, 11los que nos prescribiste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: La tierra que vais a poseer es una tierra manchada por las abominaciones de los pueblos de esas regiones, que del uno al otro cabo la han llenado de sus inmundicias; 12 no deis vuestras hijas a sus hijos, ni toméis sus hijas para vuestros hijos, ni os cuidéis nunca de su prosperidad ni de su bienestar, y así vendréis a ser fuertes y comeréis lo mejor de los frutos de la tierra, y la dejaréis a vuestros hijos en heredad para siempre. 13 Después de todo lo que nos ha sucedido por nuestras maldades y grandes pecados que hemos cometido, porque tú, Dios nuestro, no nos has castigado en proporción de nuestras iniquidades, 14¿vamos a comenzar de nuevo a traspasar tus mandamientos, a emparentar con esos pueblos abominables? ¿No se ensañaría contra nosotros tu cólera hasta destruirnos del todo, sin dejar ni resto ni escape? 15 Yahvé, Dios de Israel: Tú eres justo, pues que hemos quedado hoy un resto de escapados. Henos aquí ante ti como culpables, sin poder por eso permanecer en tu presencia.
La oración de Esdras se parece algo a un sermón. De ahí que no debe extrañarnos que alegue el Deuteronomio y los profetas. Estos, aunque no condenaron explícitamente los matrimonios mixtos, señalan la contaminación de la tierra por los ídolos (Jer_12:6). En la época de Esdras denuncia Malaquías (Jer_2:10-12) estas uniones (Gelin). Esdras no se inspira en el espíritu cultual y formalista del código sacerdotal, sino en las palabras de los profetas, de los cuales el mayor de todos fue Moisés. Ninguna oposición entre la Ley y los Profetas: Moisés fue un legislador porque fue profeta. No cita un texto determinado, pero resume las enseñanzas contenidas en Exo_34:16; Lev_18:25-27; Deu_7:1-3; Deu_23:6; 2Re_17:23; 2Re_21:10; 2Re_24:2. El mayor pecado que puede cometer Israel es la idolatría, crimen que se caracteriza por las palabras niddah mancha (Lev_18:25), to ebah = abominación, turna = impureza. Israel debe cumplir los mandamientos de Dios, que señalaron los profetas, incluyendo en primer lugar el de servir a Dios con exclusión de los ídolos. Teniendo una experiencia de muchos años, sabiendo que el alejamiento de los mandamientos de Dios acarrea los males que sufre el pueblo, ¿querrán los repatriados, los que forman parte del resto de Israel, excitar de nuevo la ira de Yahvé y atraer sobre sí nuevos castigos? Los matrimonios mixtos, ¿no constituyen el primer peldaño que conduce necesariamente a la idolatría?
Estamos en un momento definitivo, viene a decir Esdras, momento en que se juega la supervivencia de Israel como pueblo de Yahvé. Si los escogidos, el resto (Isa_11:11; Isa_28:5; Jer_31:7; Jer_50:20); si los que han sido salvados (peleta; Jer_9:8; Jer_9:13-15) delinquen, no quejará ni resto ni escape. Al término de la oración pone Esdras de relieve la justicia de Dios, que equivale a su voluntad salvífica y que le inclina a la misericordia, como demostró al reservarse el resto En la salvación de unos pocos pueden considerarse dos aspectos misericordioso, en cuanto que éstos fueron realmente salvados justiciero, en cuanto que sólo éstos se salvaron, mientras que todos los otros perecieron (Fernández). No quiere Dios que Israel, a pesar de sus graves pecados, desaparezca de la faz de la tierra. Pero exige que el pueblo pecador se arrepienta y confiese sus pecados, abandonando las sendas del mal para andar por los caminos que señalan los mandamientos de Yahvé. Esdras se incluye entre los pecadores por formar parte del pueblo judío, aunque individualmente llevara una vida perfecta.