Nehemías 10 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 40 versitos |
1 Por todo esto, nosotros hacemos hoy una fiel alianza y la escribimos, signada por nuestros príncipes, nuestros levitas y nuestros sacerdotes.
2 Los que firmaron con sus sellos fueron: Nehemías el gobernador, hijo de Helcías; Sedecías,"
3 Serayas Azarías, Jeremías,
4 Pasjur, Amarías, Malaquías,
5 Jatús, Sebanías, Maluc,
6 Jarín, Meremot, Obadías,
7 Daniel, Guinetón, Baruc,
8 Mesulam, Abías, Miyamín,
9 Maasías, Bilgai y Semeyas. Estos sacerdotes.
10 Levitas: Josué, hijo de Azanías; Binuí, de los hijos de Jenadad; Cadmiel"
11 y sus hermanos; Sebanías, Odias, Quelita, Pelayas, Jonán,"
12 Mica, Rejob, Jasabías,
13 Zacur, Serebías, Sebanías,
14 Odias, Baní y Beninu.
15 Cabezas del pueblo: Paros, Pahat Moab, Elam, Zatu, Baní,
16 Buní, Azgab, Babai,
17 Adonías, Bigval, Adim,
18 Ater, Je-jisquía, Azur,
19 Odias, Jasum, Besai,
20 Jarif, Anatot, Nebaí,
21 Magpías, Mesulam, Jezir,
22 Mesezabeel, Sadoc, Jadúa,
23 Pelatías, Janán, Ananías,
24 Hoseas, Jonanías, Jasub,
25 Halojes, Pilja, Sobeo,
26 Rejum, Jesabna, Maaseas,
27 Ajías, Janán, Anán,
28 Maluc, Jarim, Baana.
29 Y el resto del pueblo, los sacerdotes y los levitas, porteros y cantores, los netineos y todos los que se habían apartado de los pueblos de la región, volviendo a la Ley de Dios, sus mujeres, sus hijos y sus hijas y todos cuantos tenían conocimiento y discreción,
30 se adhirieron a sus hermanos, sus príncipes, y convinieron en la protestación y el juramento de andar en la Ley de Dios, que dio por mano de Moisés, su siervo, y guardar y cumplir los mandamientos de Yahvé, nuestro Señor, y sus juicios y preceptos;"
31 de no dar nuestras hijas a los pueblos de aquella tierra, ni tomar sus hijas para nuestros hijos;"
32 de no comprar nada en día de sábado, en día santificado, de las mercaderías y comestibles que en sábado trajesen a vender los pueblos de la tierra; de liberar la tierra el año séptimo y remitir toda deuda."
33 Impusimos, además, por ley la carga de contribuir cada año con un tercio de siclo para la obra de la casa de nuestro Dios,
34 para los panes de la proposición, para la ofrenda perpetua y para el holocausto continuo, el de los sábados, el de los novilunios y el de las solemnidades, para las santificaciones y sacrificios expiatorios por Israel y para toda la obra de la casa de nuestro Dios.
35 Echamos también suertes entre los sacerdotes, los levitas y el pueblo, sobre la ofrenda de la leña, y para traerla a la casa de nuestro Dios en tiempos determinados cada año, para quemarla sobre el altar de Yahvé, nuestro Dios, según está prescrito;"
36 de traer cada año las primicias de nuestra tierra y las primicias de los frutos de nuestros árboles a la casa de Yahvé, así como los primogénitos de nuestros hijos y de nuestras bestias, como está escrito en la Ley;"
37 y de traer los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios;"
38 de traer las primicias de nuestras masas y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, del vino, del aceite, a los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra a los levitas; y de que recibirían los levitas las décimas de nuestras labores en todas las ciudades."
39 De que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas cuando los levitas recibieran el diezmo, y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro;"
40 pues a las cámaras han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite, y allí han de estar los vasos del santuario y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores, no abandonando la casa de nuestro Dios.

Patrocinio

 
 

Introducción a Nehemías

Times New Roman ;;; Riched20 5.40.11.2210;
Esdras-Nehemias.

Introducción.

Título.
Llámanse así por razón de que los protagonistas de los mencionados libros son Esdras y Nehemías. En el antiguo canon judío formaban un solo libro, que llevaba el título de Esdras; la misma unidad existía en los antiguos códices griegos (BSA) de los LXX, en los que ocupa el primer puesto el libro de Esdras A, que corresponde al III de Esdras, apócrifo, seguido de Esdras Â, ï sea de los libros canónicos de Esdras-Nehemías. Los Santos Padres dividieron el libro en dos, atendiendo a su argumento. Al primero llamaron Esdras, y Nehemías al segundo, por razón de las palabras de Neh 1:1. Esta división entró en el texto hebraico a partir de la edición de D. Bomberg (Venecia 1917). En la Vulgata se les llama 1 y 2 de Esdras.

Texto.
El libro fue escrito originariamente en hebreo en su mayor parte bien conservado en general, pero deficiente en cuanto a la transcripción de los nombres propios y números. En general, la lengua hebraica es decadente en cuanto a la gramática y sintaxis, principalmente en las partes que son propias del autor; menudean los aramaísmos. Dos pasajes están escritos en lengua aramaica, Esd 4:8-6:18; 7:12-26, sobre cuya índole disputan los autores. La versión griega se ha conservado en los códices BSA; fue hecha directamente del hebreo; de gran utilidad para la crítica textual es la revisión de Luciano. En general, el texto griego es inferior al hebreo (Kxos-Termann).

Argumento y división.
Tres son los temas principales que se desarrollan en el libro: i) Reconstrucción del templo (Esd c.1-6, menos 4:6-23). 2) Reparación de los muros de Jerusalén y repoblación de la misma (Esd 4:6-23; Neh c.1-13). 3) Bases jurídicas del judaismo (Esd c.7-19). A la restauración material, moral y religiosa de la comunidad hebraica se dedicaron los sionistas a partir del decreto de Ciro (538 a.C.)· Podríamos dividir el libro de Esdras en dos partes: i) Vuelta de los primeros cautivos bajo el caudillaje de Zorobabel (c.1-6), y 2) Caravana de repatriados conducidos por Esdras y reforma de costumbres (c.7-10). También el libro de Nehemías presenta una dob división: i) Nehemías llega a Jerusalén (c.1-7). 2) Reforma llevada a cabo por Esdras.

Autor.
Cada día toma más auge la sentencia de los que defienden que al principio los libros de Esdras y Nehemías formaban parte integrante de las Crónicas, siendo uno mismo el autor de unos y otros. Los que admiten esta unidad de autor insisten en las analogías; pero, si bien es verdad que entre estos libros es idéntico el espíritu de redacción, existen diferencia en cuanto al método empleado. La época de la redacción final es la de Alejandro Magno.

Documentos.
En la primera parte del libro de Esdras (1:1-6:22) hallamos una sección en hebreo y otra en aramaico (4:6-6:18). En la hebraica cabe distinguir dos documentos: i) edicto de Ciro (1:1-4), Que se reproduce en 6:3-5, y 2) elenco de repatriados (2:1-70), que, con ligeras variantes, se halla en la segunda (4:6-6:22), donde se incluyen los siguientes documentos: a) carta de los samaritanos a Artajerjes (4:7-16); b) respuesta del rey (4:17-22); c) carta de Tatnaí y Setar-Boznaí a Darío I (5:6-17), y a) contestación del monarca (6:3-12). El autor sagrado ha añadido a las mencionadas fuentes algunas indicaciones (4:7), las ha encuadrado en su contexto histórico (4:24-5:5), ha puesto una conclusión de índole histórica (6:13-18), terminando con una noticia sobre la celebración de la pascua (6:19-22). A las fuentes mencionadas cabe añadir, según algunos autores, otra, de origen hebraico en los dos primeros capítulos, visible, según dicen, en Esd 1:2-4; 8-11.
En la última parte del libro (c.7-10) aparecen las Memorias de Esdras. Según Lusseau, este documento representa la relación global de su memorial destinado a las autoridades persas (7:1-10:44). Es importante este documento por los datos cronológicos que encierra. En estas memorias se incluye una carta, en arameo, del rey Artajerjes a Esdras, sacerdote y escriba (7:11; 26).
Las Memorias de Nehemías abarcan desde Neh 1:1 hasta 12, 27-13-3; con la inserción de otros documentos contemporáneos (Neh 3:1-32; 11:4-19) y otro de origen más antiguo (7:6-72). El autor no siempre reproduce íntegramente las fuentes de que se sirve; algunas veces ha suprimido aquello que no interesaba y ha añadido algo que conducía a su fin (Neh 11:25-12:26; Neh 8:7-9; 9:4-5; 12:33-36); otras las ha resumido (Esd 4:6-7; 7:1-11) o retocado ligeramente o las ha desplazado de su contexto (Esd 4:6-6:18). Los capítulos Neh 8-10 interrumpen el discurso directo, desplazan la reforma material al terreno religioso y moral, reapareciendo la figura de Esdras. Su colocación plantea un problema no resuelto todavía.

¿Esdras-Nehemías, o a la inversa?
La lectura del libro supone que los acontecimientos se sucedie-°n según el orden cronológico actual de Esdras-Nehemías.
Este orden tradicional es puesto en tela de juicio por muchos autores recientes, católicos e independientes, siguiendo a Van Hoonacker, quienes proponen el siguiente curso de los acontecimientos·1) reconstrucción del templo por los repatriados con ocasión del edicto de Ciro (año 538; Esd 1:1-6:22); 2) en el año veinte de Artajerjes I Longimano (445-44) se dirige Nehemías a Jerusalén, emprendiendo el trabajo de reconstrucción de las murallas (comienzo de las 70 semanas del profeta Daniel, Dan 9:24-27); 3) al año séptimo del reinado de Artajerjes II Mnemone (404-358), es decir, el 398, llegó Esdras a Jerusalén para acometer la reforma religiosa (Esd 7:1-10:44). Sus argumentos tienen importancia, lo que explica el gran favor que ha encontrado esta inversión entre los autores católicos (Touzard, Renie, Ricciotti, Vandervost, Pelaia, Le-Maire-Baldi, etc.) e independientes. Pero no son decisivos. Es difícil, escribe Dhorme, pronunciarse sobre esta cuestión, que obligaría a reconsiderar toda la historia de la restauración hecha por Esdras y Nehemías. Según el espíritu del autor sagrado, el templo es antes que la ciudad, el sacerdote antes que el gobernador.
Podríamos amontonar razones en pro y en contra de esta debatida cuestión; nuestra posición coincide con la de Schneider al decir que se inclina más por la prioridad de Nehemías; pero, haciendo suyas unas palabras del P. De Vaux 1, añade: Sin embargo, no estoy todavía convencido de ello. Lemaire-Baldi y Pelaia confiesan que las razones aportadas para la prioridad de Nehemías no son apodícticas; tomadas aisladamente, pueden impugnarse; consideradas en su conjunto, tienen gran valor.

Historia profana del período Esdras-Nehemías.
Las noticias sobre la repatriación y reorganización de la comunidad judaica en Jerusalén por obra de Esdras y Nehemías corresponden a un marco histórico que tiene como término a quo el año 538 y como fin el reinado de Artajerjes II (404-358). El año 539, Ciro entró triunfante en Babilonia. Murió en 530, sucediéndole su hijo Cambises (530-522), que sometió a Egipto, achacándole Heródoto haberse dejado dominar allí por su locura sacrilega, noticia que confirma un texto de Elefantina en que se dice que destruyó todos los templos egipcios, excepto el de Yaho (Yahvé; Pritchard, 492).
A Cambises siguió Darío I (521-486), que unificó el imperio, construyó una red de caminos por todo el país, dividió el imperio en veinte satrapías, ensanchando sus límites. La quinta satrapía, llamada Abarnahara, comprendía Palestina, Fenicia, Chipre y Siria. Sucedióle Jerjes (485-464). Fue un rey muelle, afeminado, despótico y cruel. En el libro de Ester se da de él un retrato muy parecido a este que hemos mencionado de Heródoto. Fue asesinado en una revuelta de palacio, junto con su hijo Darío. Subió al trono Artajerjes I (464-424), con el sobrenombre de Longimano. A su muerte reinó su hijo Jerjes II, sólo por cuarenta y cinco días. Darío II (424-405), hijo de Artajerjes, siguió las inspiraciones de s mujer Parisatis. Del séptimo año de Darío (417) se conserva un texto del sátrapa de Egipto, Arsames, que señala a los judíos de la colonia de Asuán la manera de celebrar la pascua.
A él siguió Artajerjes II (404-358), llamado Mnemone. Tuvo que sofocar la revuelta de su hermano Ciro el Joven, a quien venció en la batalla de Kunaxa (401 a.C.). El año 404, Egipto consiguió la independencia, dando inicio la 28 dinastía. Los partidarios del orden Ne-hemías-Esdras colocan la misión de este último el año 398 a.C., en tiempos en que a la dinastía 28, de Amisteo, sucedió la 29, de Neferites I (398-392), contra la que combatía encarnizadamente Artajerjes. ¿Era buena esta fecha para autorizar la repatriación de numerosos judíos capitaneados por Esdras?
Esta rápida ojeada histórica confirma que la historia bíblica y profana corren paralelas, sin desacuerdos ni antinomias.

Los judíos en el imperio persa.
Los judíos marcharon al destierro por última vez el año 587 por orden de Nabucodonosor. En un principio fueron recluidos en campos de concentración, de donde fueron sacados para dedicarse a trabajos de construcción, de canalización y riegos agrícolas. Estableciéronse en lugares cercanos a Babilonia, junto al río Kebar, en Tell Abib (Ez 3:15) y otros lugares de la región de Nippur. Acudían a Babilonia en busca de trabajo o se afincaban en el campo dedicados a la explotación agrícola (Ez 3:15-23). Pronto gozaron de relativa libertad de movimientos, autorizándoseles enviar cartas a Palestina (Jer c.29; 51:59; Neh 1:1ss), agruparse y gobernarse por sus ancianos (Jer 29:1; Ez 8:1; 14:1). Con el tiempo, la fortuna sonrió a no pocos, que atesoraron grandes riquezas, ocuparon elevados cargos, mientras otros vivían en la indigencia. Se han conservado los archivos de la familia Murashu, que en tiempos de Artajerjes I y Darío II dedicábase a operaciones bancarias, al comercio, administración de bienes, etc.2. Con abundantes medios de vida en Babilonia, se comprende que muchos se negaron a repatriarse llegado el momento de la libertad en tiempos de los persas.
La administración persa mostróse liberal con los pueblos subyugados por Babilonia, a los que se autorizaba gobernarse según sus propias leyes. Los primeros gobernadores de los repatriados pertenecían a la dinastía davídica.

Renovación religiosa.
Fue el exilio una dura prueba para Israel (Jer 31:15). Corría peligro de que al contacto con los pueblos paganos perdiera su peculiaridad religiosa, su sentimiento de pertenencia a Yahvé y de que Denegara de un Dios que, en concepto de algunos, no fue capaz de liberarlo de manos de Nabucodonosor. Pero la actividad de los profetas, sobre todo Jeremías y Ezequiel, salvó al pueblo en esta Coyuntura trágica. Israel supo reaccionar favorablemente. Ezequiel fue el promotor de las grandes corrientes religiosas existentes despues del exilio: separación total del mundo pagano, estudio de 1 Ley. Las almas encontraban asimismo una literatura tonificante en el oráculo de Is c.40-55, que, a causa de sus predicciones mesiánicas, excitaban también el patriotismo. Con el exilio nace el judaísmo y se constituye el Estado-Iglesia 3.
Los repatriados iniciaron su vida según las Escrituras, que, por obra de Esdras, se comienzan a codificar, formando el canon de las Escrituras sagradas. En toda la literatura sagrada, mosaica y profética, coleccionada en esta época se encontraba la respuesta de Israel a la revelación divina. Restauróse el altar de los sacrificios, el templo y la ciudad santa; Israel surgía con espíritu y corazón nuevos (Ez 6:9; 11:19) Y reanudaba su alianza con Dios (Ez 11:20; 14:11).

Doctrina religiosa.
Los judíos que habitaban en Babilonia no se desentendieron de sus hermanos que en Judea ponían las bases del nuevo Estado de Israel. Zorobabel, Esdras y Nehemías fueron hombres providenciales, instrumentos de que se sirvió Dios para despertar la conciencia de su pueblo escogido. Sometido Israel al dominio persa, no trató de sacudir su yugo, proclamar su independencia nacional, sino que centró todas sus actividades en torno al templo y a la sombra de los muros de la ciudad santa. La Ley será su norma de fe y costumbres; de su meditación y estudio surgirán diversas leyes encaminadas a separar, segregar al pueblo escogido de las gentes del país y obligarle a un comportamiento escrupuloso de las leyes de la teocracia. Quienes se negaban a acatarlas eran separados de la comunidad. Israel se agrupa en torno a un solo Dios, a un único templo servido por sacerdotes y levitas. En las sinagogas empezó a leerse la Ley y los Profetas, con lo que se recuerda constantemente al pueblo sus deberes religiosos. Un cuerpo de escribas se entrega al estudio de la Escritura. Es una época de renovación espiritual silenciosa, pero eficaz.

1 RB 63 (1956) 423-427.
2 G. Cardascia, Les Archives de Murashu (París 1951).


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Patrocinio

Notas

Nehemías 10,1-39

Los firmantes de la alianza (10:1-28).
1 Por todo esto, nosotros hacemos hoy una fiel alianza y la escribimos, signada por nuestros príncipes, nuestros levitas y nuestros sacerdotes. 2 Los que firmaron con sus sellos fueron: Nehemías el gobernador, hijo de Helcías; Sedecías, 3 Serayas Azarías, Jeremías, 4 Pasjur, Amarías, Malaquías, 5 Jatús, Sebanías, Maluc, 6 Jarín, Meremot, Obadías, 7 Daniel, Guinetón, Baruc, 8 Mesulam, Abías, Miyamín, 9 Maasías, Bilgai y Semeyas. Estos sacerdotes. 10 Levitas: Josué, hijo de Azanías; Binuí, de los hijos de Jenadad; Cadmiel 11 y sus hermanos; Sebanías, Odias, Quelita, Pelayas, Jonán, 12 Mica, Rejob, Jasabías, 13 Zacur, Serebías, Sebanías, 14 Odias, Baní y Beninu. 15 Cabezas del pueblo: Paros, Pahat Moab, Elam, Zatu, Baní, 16 Buní, Azgab, Babai, 17 Adonías, Bigval, Adim, 18 Ater, Je-jisquía, Azur, 19 Odias, Jasum, Besai, 20Jarif, Anatot, Nebaí, 21 Magpías, Mesulam, Jezir, 22 Mesezabeel, Sadoc, Jadúa, 23Pelatías, Janán, Ananías, 24 Hoseas, Jonanías, Jasub, 25 Halojes, Pilja, Sobeo, 26 Rejum, Jesabna, Maaseas, 27 Ajías, Janán, Anán, 28 Maluc, Jarim, Baana.

La expresión corriente para la alianza es karath berith =· cortar la alianza, aludiendo a la ceremonia de dividir una víctima en el acto de contraer una alianza (Jer_34:18). El escrito donde estaba la alianza antes de firmarse se plegó y se puso el sello en la parte exterior, llamándose por lo mismo hatum, como en Jeremías (Jer_32:11-14)·junto al sello pusiéronse las firmas (Jer_32:10-14). En el texto griego no figura Nehemías entre los firmantes. Firman veintiún sacerdotes, cuyos nombres reaparecen en 12:1-7; de los levitas (9:4-5; 11:22-24; 12:8-9) firman diecisiete.

Juramento del pueblo (10:29-40).
29 Y el resto del pueblo, los sacerdotes y los levitas, porteros y cantores, los netineos y todos los que se habían apartado de los pueblos de la región, volviendo a la Ley de Dios, sus mujeres, sus hijos y sus hijas y todos cuantos tenían conocimiento y discreción, 30 se adhirieron a sus hermanos, sus príncipes, y convinieron en la protestación y el juramento de andar en la Ley de Dios, que dio por mano de Moisés, su siervo, y guardar y cumplir los mandamientos de Yahvé, nuestro Señor, y sus juicios y preceptos; 31 de no dar nuestras hijas a los pueblos de aquella tierra, ni tomar sus hijas para nuestros hijos; 32 de no comprar nada en día de sábado, en día santificado, de las mercaderías y comestibles que en sábado trajesen a vender los pueblos de la tierra; de liberar la tierra el año séptimo y remitir toda deuda. 33 Impusimos, además, por ley la carga de contribuir cada año con un tercio de siclo para la obra de la casa de nuestro Dios, 34 para los panes de la proposición, para la ofrenda perpetua y para el holocausto continuo, el de los sábados, el de los novilunios y el de las solemnidades, para las santificaciones y sacrificios expiatorios por Israel y para toda la obra de la casa de nuestro Dios. 35 Echamos también suertes entre los sacerdotes, los levitas y el pueblo, sobre la ofrenda de la leña, y para traerla a la casa de nuestro Dios en tiempos determinados cada año, para quemarla sobre el altar de Yahvé, nuestro Dios, según está prescrito; 36 de traer cada año las primicias de nuestra tierra y las primicias de los frutos de nuestros árboles a la casa de Yahvé, así como los primogénitos de nuestros hijos y de nuestras bestias, como está escrito en la Ley; 37 y de traer los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios; 38 de traer las primicias de nuestras masas y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, del vino, del aceite, a los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra a los levitas; y de que recibirían los levitas las décimas de nuestras labores en todas las ciudades. 39 De que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas cuando los levitas recibieran el diezmo, y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro; 40 pues a las cámaras han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite, y allí han de estar los vasos del santuario y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores, no abandonando la casa de nuestro Dios.

Con juramento obligáronse a no contraer matrimonios mixtos (v.31), a no comerciar en sábado (Exo_31:12-14; Exo_23:12; Deu_5:12; v. 18:3), no admitiendo la mercancía de los pueblos del país (13:16). Se juramentaron a guardar el año sabático, dejando la tierra en barbecho (Exo_23:10; Lev_25:2-7; Deu_15:2), a no exigir la deuda (v.32; Deu_15:1-6), a pagar la contribución al templo por valor de un tercio de siclo, en vez de medio (Exo_30:11-16; Exo_38:26), dada la condición económica precaria en que se hallaban. Con ello contribuían a sufragar los gastos de los panes de la proposición (Lev_24:5-8), la ofrenda perpetua (Exo_29:38-42; Num_28:3-8), el holocausto perpetuo (Exo_29:38-42; Num_28:3-8), los sacrificios del sábado (Num_28:9-10), de los novilunios (Num_28:11-15), de las fiestas Num_28:16-29) y expiatorios (Lev_4:13-21; Lev_16:21-34). El edificio del templo necesitaba continuas reparaciones (Esdr 3:8; 6:22), que todos se comprometen a sufragar. De la misma manera se obligan a procurar la leña para el sacrificio (Lev_6:5-13; Jos_9:27; Esdr 2:43), a hacer la ofrenda de las primicias del campo (Exo_23:19; Deu_26:2-10), de los árboles (Num_18:12; Lev_19:23; Deu_8:8). Debían consagrarse a Dios los primogénitos de los hombres, que se rescataban con cinco siclos de plata. Rescatábanse asimismo los primogénitos de los animales inmundos (Exo_13:11-16; Exo_34:19-20; Lev_27:27; Num_18:15-19). Los primogénitos de los animales mundos eran ofrecidos en sacrificio. Otra de las obligaciones a que se obligaron fue a pagar los diezmos a los levitas (Num_18:20-24), a los que pertenecía toda décima de la tierra (Lev_27:30). Reforzando las prescripciones del código sacerdotal (Lev c.27 y Núm c.18), que, según Malaquías, el pueblo había olvidado (3-Lev_8:11), toma Nehemías la decisión de obligar a que lleven a Jerusalén, en los almacenes, todos los diezmos destinados a los levitas, que entregarán a los sacerdotes la parte que se les debe.
En esta solemne asamblea pusiéronse los cimientos del judaísmo. Autoridades y pueblo sellan y firman un documento con el cual se comprometen con juramento a observar en adelante todo cuanto prescribe la Ley de Moisés. Debe considerarse Esdras como el segundo legislador del judaísmo. En el continuo estudio de la Ley llegó él a penetrar en su espíritu y a actualizarla sin quitarle la paternidad mosaica.