Nehemías 4 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 23 versitos |
1 Pero Sambalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los de Azoto se enfurecieron sobre manera al saber que la reparación de las murallas avanzaba y que comenzaban a cerrarse las brechas,
2 y todos a una se confabularon para venir a atacar a Jerusalén y hacer el daño posible.
3 Nosotros rogarnos a nuestro Dios, y pusimos una guardia que de día y de noche vigilara, para defendernos de sus ataques. Sin embargo, Judá decía: “Ya faltan las fuerzas a los acarreadores, y el escombro es todavía mucho; no podemos acabar la muralla.”
4 (TEXTO OMITIDO)
5 Mientras que los enemigos decían: “Nada sabrán y nada verán hasta que lleguemos en medio de ellos y los matemos, y así haremos que cesen las obras.”
6 Los judíos que entre ellos habitaban, vinieron diez veces para advertirnos de todos los lugares de donde venían a nosotros.
7 Por eso puse detrás de las murallas al pueblo por familias, todos con sus espadas, sus lanzas y sus arcos.
8 Fui a ver, y levantándome, dije a los jefes y a los magistrados y al resto del pueblo: “¡No los temáis! Acordaos del Señor, grande y terrible, y luchad por vuestros hermanos, por vuestros hijos y vuestras hijas, por vuestras mujeres y vuestras casas.”
9 Cuando supieron los enemigos que estábamos apercibido frustró Dios su consejo, y volvimos todos a continuar la muralla cada uno en su trabajo.
10 Desde entonces, la mitad de los mío* trabajaba, y la otra mitad estaba sobre las armas con las lanzas8 los escudos, los arcos y las corazas. Los jefes estaban detrás de toda la casa de Judá.
11 Los que construían la muralla y los que cargaban y acarreaban las cargas, trabajaban con una mano y tenían una arma en la otra;"
12 todos, mientras trabajaban, tenían las espadas ceñidas a sus lomos. Yo tenía junto a mí al trompeta;"
13 y dije a los jefes, a los magistrados y al resto del pueblo: “La obra es mucha y extensa y estamos en la muralla apartados, lejos unos de otros;"
14 cuando oigáis, pues, la trompeta, reuníos, y nuestro Dios combatirá por nosotros.”
15 Seguimos, pues, trabajando en la obra, teniendo la mitad de nosotros la lanza en la mano desde el levantarse de la aurora hasta el salir de las estrellas.
16 Al mismo tiempo dije también al pueblo: “Que cada uno con su criado pase la noche en Jerusalén, haciendo así de noche centinela y trabajando de día en la obra,”
17 Ni yo, ni mis hermanos, ni mis mozos, ni la gente de guardia que me seguía, nos desnudábamos, si no era para bañarnos. Cada uno tenía su arma en la mano derecha.
18 (TEXTO OMITIDO)
19 (TEXTO OMITIDO)
20 (TEXTO OMITIDO)
21 (TEXTO OMITIDO)
22 (TEXTO OMITIDO)
23 (TEXTO OMITIDO)

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Introducción a Nehemías

Times New Roman ;;; Riched20 5.40.11.2210;
Esdras-Nehemias.

Introducción.

Título.
Llámanse así por razón de que los protagonistas de los mencionados libros son Esdras y Nehemías. En el antiguo canon judío formaban un solo libro, que llevaba el título de Esdras; la misma unidad existía en los antiguos códices griegos (BSA) de los LXX, en los que ocupa el primer puesto el libro de Esdras A, que corresponde al III de Esdras, apócrifo, seguido de Esdras Â, ï sea de los libros canónicos de Esdras-Nehemías. Los Santos Padres dividieron el libro en dos, atendiendo a su argumento. Al primero llamaron Esdras, y Nehemías al segundo, por razón de las palabras de Neh 1:1. Esta división entró en el texto hebraico a partir de la edición de D. Bomberg (Venecia 1917). En la Vulgata se les llama 1 y 2 de Esdras.

Texto.
El libro fue escrito originariamente en hebreo en su mayor parte bien conservado en general, pero deficiente en cuanto a la transcripción de los nombres propios y números. En general, la lengua hebraica es decadente en cuanto a la gramática y sintaxis, principalmente en las partes que son propias del autor; menudean los aramaísmos. Dos pasajes están escritos en lengua aramaica, Esd 4:8-6:18; 7:12-26, sobre cuya índole disputan los autores. La versión griega se ha conservado en los códices BSA; fue hecha directamente del hebreo; de gran utilidad para la crítica textual es la revisión de Luciano. En general, el texto griego es inferior al hebreo (Kxos-Termann).

Argumento y división.
Tres son los temas principales que se desarrollan en el libro: i) Reconstrucción del templo (Esd c.1-6, menos 4:6-23). 2) Reparación de los muros de Jerusalén y repoblación de la misma (Esd 4:6-23; Neh c.1-13). 3) Bases jurídicas del judaismo (Esd c.7-19). A la restauración material, moral y religiosa de la comunidad hebraica se dedicaron los sionistas a partir del decreto de Ciro (538 a.C.)· Podríamos dividir el libro de Esdras en dos partes: i) Vuelta de los primeros cautivos bajo el caudillaje de Zorobabel (c.1-6), y 2) Caravana de repatriados conducidos por Esdras y reforma de costumbres (c.7-10). También el libro de Nehemías presenta una dob división: i) Nehemías llega a Jerusalén (c.1-7). 2) Reforma llevada a cabo por Esdras.

Autor.
Cada día toma más auge la sentencia de los que defienden que al principio los libros de Esdras y Nehemías formaban parte integrante de las Crónicas, siendo uno mismo el autor de unos y otros. Los que admiten esta unidad de autor insisten en las analogías; pero, si bien es verdad que entre estos libros es idéntico el espíritu de redacción, existen diferencia en cuanto al método empleado. La época de la redacción final es la de Alejandro Magno.

Documentos.
En la primera parte del libro de Esdras (1:1-6:22) hallamos una sección en hebreo y otra en aramaico (4:6-6:18). En la hebraica cabe distinguir dos documentos: i) edicto de Ciro (1:1-4), Que se reproduce en 6:3-5, y 2) elenco de repatriados (2:1-70), que, con ligeras variantes, se halla en la segunda (4:6-6:22), donde se incluyen los siguientes documentos: a) carta de los samaritanos a Artajerjes (4:7-16); b) respuesta del rey (4:17-22); c) carta de Tatnaí y Setar-Boznaí a Darío I (5:6-17), y a) contestación del monarca (6:3-12). El autor sagrado ha añadido a las mencionadas fuentes algunas indicaciones (4:7), las ha encuadrado en su contexto histórico (4:24-5:5), ha puesto una conclusión de índole histórica (6:13-18), terminando con una noticia sobre la celebración de la pascua (6:19-22). A las fuentes mencionadas cabe añadir, según algunos autores, otra, de origen hebraico en los dos primeros capítulos, visible, según dicen, en Esd 1:2-4; 8-11.
En la última parte del libro (c.7-10) aparecen las Memorias de Esdras. Según Lusseau, este documento representa la relación global de su memorial destinado a las autoridades persas (7:1-10:44). Es importante este documento por los datos cronológicos que encierra. En estas memorias se incluye una carta, en arameo, del rey Artajerjes a Esdras, sacerdote y escriba (7:11; 26).
Las Memorias de Nehemías abarcan desde Neh 1:1 hasta 12, 27-13-3; con la inserción de otros documentos contemporáneos (Neh 3:1-32; 11:4-19) y otro de origen más antiguo (7:6-72). El autor no siempre reproduce íntegramente las fuentes de que se sirve; algunas veces ha suprimido aquello que no interesaba y ha añadido algo que conducía a su fin (Neh 11:25-12:26; Neh 8:7-9; 9:4-5; 12:33-36); otras las ha resumido (Esd 4:6-7; 7:1-11) o retocado ligeramente o las ha desplazado de su contexto (Esd 4:6-6:18). Los capítulos Neh 8-10 interrumpen el discurso directo, desplazan la reforma material al terreno religioso y moral, reapareciendo la figura de Esdras. Su colocación plantea un problema no resuelto todavía.

¿Esdras-Nehemías, o a la inversa?
La lectura del libro supone que los acontecimientos se sucedie-°n según el orden cronológico actual de Esdras-Nehemías.
Este orden tradicional es puesto en tela de juicio por muchos autores recientes, católicos e independientes, siguiendo a Van Hoonacker, quienes proponen el siguiente curso de los acontecimientos·1) reconstrucción del templo por los repatriados con ocasión del edicto de Ciro (año 538; Esd 1:1-6:22); 2) en el año veinte de Artajerjes I Longimano (445-44) se dirige Nehemías a Jerusalén, emprendiendo el trabajo de reconstrucción de las murallas (comienzo de las 70 semanas del profeta Daniel, Dan 9:24-27); 3) al año séptimo del reinado de Artajerjes II Mnemone (404-358), es decir, el 398, llegó Esdras a Jerusalén para acometer la reforma religiosa (Esd 7:1-10:44). Sus argumentos tienen importancia, lo que explica el gran favor que ha encontrado esta inversión entre los autores católicos (Touzard, Renie, Ricciotti, Vandervost, Pelaia, Le-Maire-Baldi, etc.) e independientes. Pero no son decisivos. Es difícil, escribe Dhorme, pronunciarse sobre esta cuestión, que obligaría a reconsiderar toda la historia de la restauración hecha por Esdras y Nehemías. Según el espíritu del autor sagrado, el templo es antes que la ciudad, el sacerdote antes que el gobernador.
Podríamos amontonar razones en pro y en contra de esta debatida cuestión; nuestra posición coincide con la de Schneider al decir que se inclina más por la prioridad de Nehemías; pero, haciendo suyas unas palabras del P. De Vaux 1, añade: Sin embargo, no estoy todavía convencido de ello. Lemaire-Baldi y Pelaia confiesan que las razones aportadas para la prioridad de Nehemías no son apodícticas; tomadas aisladamente, pueden impugnarse; consideradas en su conjunto, tienen gran valor.

Historia profana del período Esdras-Nehemías.
Las noticias sobre la repatriación y reorganización de la comunidad judaica en Jerusalén por obra de Esdras y Nehemías corresponden a un marco histórico que tiene como término a quo el año 538 y como fin el reinado de Artajerjes II (404-358). El año 539, Ciro entró triunfante en Babilonia. Murió en 530, sucediéndole su hijo Cambises (530-522), que sometió a Egipto, achacándole Heródoto haberse dejado dominar allí por su locura sacrilega, noticia que confirma un texto de Elefantina en que se dice que destruyó todos los templos egipcios, excepto el de Yaho (Yahvé; Pritchard, 492).
A Cambises siguió Darío I (521-486), que unificó el imperio, construyó una red de caminos por todo el país, dividió el imperio en veinte satrapías, ensanchando sus límites. La quinta satrapía, llamada Abarnahara, comprendía Palestina, Fenicia, Chipre y Siria. Sucedióle Jerjes (485-464). Fue un rey muelle, afeminado, despótico y cruel. En el libro de Ester se da de él un retrato muy parecido a este que hemos mencionado de Heródoto. Fue asesinado en una revuelta de palacio, junto con su hijo Darío. Subió al trono Artajerjes I (464-424), con el sobrenombre de Longimano. A su muerte reinó su hijo Jerjes II, sólo por cuarenta y cinco días. Darío II (424-405), hijo de Artajerjes, siguió las inspiraciones de s mujer Parisatis. Del séptimo año de Darío (417) se conserva un texto del sátrapa de Egipto, Arsames, que señala a los judíos de la colonia de Asuán la manera de celebrar la pascua.
A él siguió Artajerjes II (404-358), llamado Mnemone. Tuvo que sofocar la revuelta de su hermano Ciro el Joven, a quien venció en la batalla de Kunaxa (401 a.C.). El año 404, Egipto consiguió la independencia, dando inicio la 28 dinastía. Los partidarios del orden Ne-hemías-Esdras colocan la misión de este último el año 398 a.C., en tiempos en que a la dinastía 28, de Amisteo, sucedió la 29, de Neferites I (398-392), contra la que combatía encarnizadamente Artajerjes. ¿Era buena esta fecha para autorizar la repatriación de numerosos judíos capitaneados por Esdras?
Esta rápida ojeada histórica confirma que la historia bíblica y profana corren paralelas, sin desacuerdos ni antinomias.

Los judíos en el imperio persa.
Los judíos marcharon al destierro por última vez el año 587 por orden de Nabucodonosor. En un principio fueron recluidos en campos de concentración, de donde fueron sacados para dedicarse a trabajos de construcción, de canalización y riegos agrícolas. Estableciéronse en lugares cercanos a Babilonia, junto al río Kebar, en Tell Abib (Ez 3:15) y otros lugares de la región de Nippur. Acudían a Babilonia en busca de trabajo o se afincaban en el campo dedicados a la explotación agrícola (Ez 3:15-23). Pronto gozaron de relativa libertad de movimientos, autorizándoseles enviar cartas a Palestina (Jer c.29; 51:59; Neh 1:1ss), agruparse y gobernarse por sus ancianos (Jer 29:1; Ez 8:1; 14:1). Con el tiempo, la fortuna sonrió a no pocos, que atesoraron grandes riquezas, ocuparon elevados cargos, mientras otros vivían en la indigencia. Se han conservado los archivos de la familia Murashu, que en tiempos de Artajerjes I y Darío II dedicábase a operaciones bancarias, al comercio, administración de bienes, etc.2. Con abundantes medios de vida en Babilonia, se comprende que muchos se negaron a repatriarse llegado el momento de la libertad en tiempos de los persas.
La administración persa mostróse liberal con los pueblos subyugados por Babilonia, a los que se autorizaba gobernarse según sus propias leyes. Los primeros gobernadores de los repatriados pertenecían a la dinastía davídica.

Renovación religiosa.
Fue el exilio una dura prueba para Israel (Jer 31:15). Corría peligro de que al contacto con los pueblos paganos perdiera su peculiaridad religiosa, su sentimiento de pertenencia a Yahvé y de que Denegara de un Dios que, en concepto de algunos, no fue capaz de liberarlo de manos de Nabucodonosor. Pero la actividad de los profetas, sobre todo Jeremías y Ezequiel, salvó al pueblo en esta Coyuntura trágica. Israel supo reaccionar favorablemente. Ezequiel fue el promotor de las grandes corrientes religiosas existentes despues del exilio: separación total del mundo pagano, estudio de 1 Ley. Las almas encontraban asimismo una literatura tonificante en el oráculo de Is c.40-55, que, a causa de sus predicciones mesiánicas, excitaban también el patriotismo. Con el exilio nace el judaísmo y se constituye el Estado-Iglesia 3.
Los repatriados iniciaron su vida según las Escrituras, que, por obra de Esdras, se comienzan a codificar, formando el canon de las Escrituras sagradas. En toda la literatura sagrada, mosaica y profética, coleccionada en esta época se encontraba la respuesta de Israel a la revelación divina. Restauróse el altar de los sacrificios, el templo y la ciudad santa; Israel surgía con espíritu y corazón nuevos (Ez 6:9; 11:19) Y reanudaba su alianza con Dios (Ez 11:20; 14:11).

Doctrina religiosa.
Los judíos que habitaban en Babilonia no se desentendieron de sus hermanos que en Judea ponían las bases del nuevo Estado de Israel. Zorobabel, Esdras y Nehemías fueron hombres providenciales, instrumentos de que se sirvió Dios para despertar la conciencia de su pueblo escogido. Sometido Israel al dominio persa, no trató de sacudir su yugo, proclamar su independencia nacional, sino que centró todas sus actividades en torno al templo y a la sombra de los muros de la ciudad santa. La Ley será su norma de fe y costumbres; de su meditación y estudio surgirán diversas leyes encaminadas a separar, segregar al pueblo escogido de las gentes del país y obligarle a un comportamiento escrupuloso de las leyes de la teocracia. Quienes se negaban a acatarlas eran separados de la comunidad. Israel se agrupa en torno a un solo Dios, a un único templo servido por sacerdotes y levitas. En las sinagogas empezó a leerse la Ley y los Profetas, con lo que se recuerda constantemente al pueblo sus deberes religiosos. Un cuerpo de escribas se entrega al estudio de la Escritura. Es una época de renovación espiritual silenciosa, pero eficaz.

1 RB 63 (1956) 423-427.
2 G. Cardascia, Les Archives de Murashu (París 1951).


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Nehemías 4,1-23

Proyectos de ataque (4:1-2).
1 Pero Sambalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los de Azoto se enfurecieron sobre manera al saber que la reparación de las murallas avanzaba y que comenzaban a cerrarse las brechas, 2 y todos a una se confabularon para venir a atacar a Jerusalén y hacer el daño posible.

Los enemigos temían que el resurgir del judaísmo menguara las atribuciones de las gentes del país. Indica el autor la idea de reparación por el término aruka, que indica, en sentido propio, la piel nueva que sube poco a poco y cubre la herida (Jer_8:22; 30:17-2Cr_24:13).

Temores de los judíos (2Cr_4:3-5).
3 Nosotros rogarnos a nuestro Dios, y pusimos una guardia que de día y de noche vigilara, para defendernos de sus ataques. Sin embargo, Judá decía: Ya faltan las fuerzas a los acarreadores, y el escombro es todavía mucho; no podemos acabar la muralla. 5 Mientras que los enemigos decían: Nada sabrán y nada verán hasta que lleguemos en medio de ellos y los matemos, y así haremos que cesen las obras.

Junto con la oración tomó Nehemías las medidas humanas conducentes a asegurar los trabajos. Tales medidas eran tanto más necesarias cuanto que algunos se desanimaban al contemplar lo mucho que quedaba por hacer. En forma rimada, como un refrán del género de las lamentaciones, decían unos: A los acarreadores les faltan fuerzas; otros: Son demasiados los escombros que se deben remover, y otros, finalmente: Por más que trabajemos, no terminaremos la muralla. No existía ningún complot en contra de Nehemías; únicamente el desaliento asomaba de vez en cuando, apagando el entusiasmo, que constituía la tónica reinante. Los enemigos urdían asechanzas y amenazaban con lanzarse sobre Jerusalén en el momento más inesperado.

Medidas defensivas (2Cr_4:6-8).
6 Los judíos que entre ellos habitaban, vinieron diez veces para advertirnos de todos los lugares de donde venían a nosotros. 7 Por eso puse detrás de las murallas al pueblo por familias, todos con sus espadas, sus lanzas y sus arcos. 8 Fui a ver, y levantándome, dije a los jefes y a los magistrados y al resto del pueblo: ¡No los temáis! Acordaos del Señor, grande y terrible, y luchad por vuestros hermanos, por vuestros hijos y vuestras hijas, por vuestras mujeres y vuestras casas.

Los judíos que venían de los pueblos vecinos a tomar parte en las obras contaban a Nehemías las confabulaciones de las gentes del país, con lo que crecía el temor de algunos. Di cese que diez veces trajeron tales noticias, con lo que quiere significarse que fueron muchas o repetidas veces. Otros comentaristas entienden diversamente el texto. Nehemías no se arredró por las amenazas; al contrario, a la violencia opuso la violencia. El v.7, escribe Fernández, es de una oscuridad desesperante. Lo que se deduce de cierto del mismo es que Nehemías armó al pueblo y colocó a gente armada en torno a la ciudad para hacer abortar todo intento de ataque por sorpresa. Fernández traduce: Entonces aparté en las partes bajas del lugar, detrás del muro, en los sitios abiertos, al pueblo, distribuido por familias, con sus espadas, sus lanzas y sus arcos. La frase en sitios abiertos (sehihim) parece que no corresponde a las leyes de la estrategia; de donde algunos prefieren la impresión de los LXX: en tois skepeinois = en los lugares abrigados. Las medidas defensivas de Nehemías atemorizaron a sus contrarios, quienes, al ser descubiertos, se retiraron. Nehemías recorría los puestos de guardia para levantar la moral de todos, diciéndoles que no temieran, porque Dios estaba con ellos.

Trabajadores y guerreros (4:9-15).
9Cuando supieron los enemigos que estábamos apercibido frustró Dios su consejo, y volvimos todos a continuar la muralla cada uno en su trabajo. 10 Desde entonces, la mitad de los mío* trabajaba, y la otra mitad estaba sobre las armas con las lanzas8 los escudos, los arcos y las corazas. Los jefes estaban detrás de toda la casa de Judá. 11 Los que construían la muralla y los que cargaban y acarreaban las cargas, trabajaban con una mano y tenían una arma en la otra; 12 todos, mientras trabajaban, tenían las espadas ceñidas a sus lomos. Yo tenía junto a mí al trompeta; 13 y dije a los jefes, a los magistrados y al resto del pueblo: La obra es mucha y extensa y estamos en la muralla apartados, lejos unos de otros; 14 cuando oigáis, pues, la trompeta, reuníos, y nuestro Dios combatirá por nosotros. 15Seguimos, pues, trabajando en la obra, teniendo la mitad de nosotros la lanza en la mano desde el levantarse de la aurora hasta el salir de las estrellas.

Fue Dios el que desbarató los planes del enemigo. Pero, si bien éste había desistido por el momento, convenía tomar precauciones. De ahí que, al mismo tiempo que mandó continuar la obra, estableció una vigilancia permanente. Parte de sus servidores (jóvenes, dice el texto original), que formaban su escolta personal (5:10; 13; 19), trabajaban, y otra parte empuñaba las armas para proteger a sus hermanos. El autor señala en bloque el armamento de que disponía la guardia de Nehemías. Dice el texto que los jefes estaban detrás cuidando de que todo estuviera en orden. Michaéli suprime el término jefes (sarim), que considera como glosa, y traduce: Detrás toda la casa de Judá. Según esta versión, todo Judá apoyaba estas medidas tomadas por Nehemías. No se explica fácilmente cómo alhamíes y transportistas pudieran manejar simultáneamente las herramientas de trabajo y las armas. Entiéndese el texto en el sentido que los albañiles, que necesitaban ambas manos para trabajar, llevaban una espada ceñida a los lomos; los que acarreaban materiales, que tenían una mano libre, utilizaban la otra para llevar jabalinas y otras armas. Sin embargo, el texto más bien debe entenderse en el sentido de que todos tenían a mano armas para repeler el ataque en caso de que los enemigos les acometieran.
El encargado de dar la señal de alarma con la trompeta estaba constantemente al lado de Nehemías. Las obras proseguían a lo largo de toda la muralla, de manera que entre unos y otros mediaba gran distancia. La única manera de retransmitir órdenes urgentes era el toque de trompeta. A los jefes y magistrados dio las órdenes de reunir a todos tan pronto como el toque convenido llegue a sus oídos. Habrá llegado la hora del combate, pero también de la victoria, ya que Yahvé combatirá junto a ellos. En el v.15 se dice: y la mitad de ellos tenían la lanza en la mano, palabras que acaso un escriba ha introducido inspirándose en el v.10. Mejor corre el texto con la siguiente traducción: Seguimos trabajando en la obra desde el levantarse de la aurora hasta la aparición de las estrellas

En la brecha (4:16-17).
16 Al mismo tiempo dije también al pueblo: Que cada uno con su criado pase la noche en Jerusalén, haciendo así de noche centinela y trabajando de día en la obra, 17 Ni yo, ni mis hermanos, ni mis mozos, ni la gente de guardia que me seguía, nos desnudábamos, si no era para bañarnos. Cada uno tenía su arma en la mano derecha.

Del v.16 se deduce que muchos de los que trabajaban en la muralla residían en las aldeas de los alrededores de la capital, adonde regresaban de noche para pernoctar allí. Nehemías decretó que, para seguridad de unos y de otros, quedaran todos en la capital, turnándose en el puesto de centinela. Es posible que de cada familia fueran dos o más personas al trabajo. Basándose en varios manuscritos, algunos exegetas traducen: Ellos (los que vienen de fuera) nos servirán de guardia durante la noche y trabajarán de día. El texto del v.17 en el original hebraico es ininteligible, deduciendo por el contexto y las versiones que el sentido allí contenido debe ser: el peligro es inminente; de un momento a otro se teme un ataque. Por lo mismo, ni Nehemías, ni su parentela, ni sus criados, ni los componentes de su guardia personal se desnudaban de noche, a no ser para tomar un baño. Las cuatro palabras del hebreo dicen: Y cada uno su arma, el agua, que faltan en el texto griego. En lugar de hammaim, leer beminó, beyado, y traducir: Cada uno tenía el arma en su mano derecha.