Nehemías 7 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 73 versitos |
1 Cuando estuvo terminada la muralla y hube puesto las hijas de las puertas, los porteros, los cantores y levitas dedicáronse a sus funciones.
2 Confié el gobierno de Jerusalén a mi hermano Jananí y a Jananías, jefe éste de la fortaleza, hombre superior a muchos por su fidelidad y por su temor de Oíos, y les dije: “Las puertas de Jerusalén no han de abrirse hasta que caliente el sol, y se cerrarán al ponerse, echando los cerrojos; y los habitantes de Jerusalén harán la guardia cada uno en su puesto delante de su casa.”
3 (TEXTO OMITIDO)
4 La ciudad era espaciosa y grande, pero estaba poco poblada y había muchas casas sin reedificar.
5 Mi Dios me puso en el corazón reunir a los grandes, a los magistrados y al pueblo para hacer el censo. Hallé un registro genealógico de los primeros que habían vuelto, y vi escrito en él lo siguiente:
6 “Estos son los hijos de la provincia (judea) que subieron del destierro, los que había llevado cautivos Nabucodonosor, rey de Babilonia, y volvieron a Jerusalén y a Judá cada uno a su ciudad.
7 Partieron con Zorobabel: Josué, Nehemías, Azarías, Raamías, Najamaní, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigbai, Nahum y Baana. Número de los hombres del pueblo de Israel:
8 Hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos.
9 Hijos de Sefatías, trescientos sesenta y dos.
10 Hijos de Ara, seiscientos cincuenta y dos.
11 Hijos de Pahat Moab, los hijos de Josué y de Joab, dos mil ochocientos dieciocho,
12 Hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
13 Hijos de Zatu, ochocientos cuarenta y cinco.
14 Hijos de Zacai, setecientos sesenta.
15 Hijos de Baní, seiscientos cuarenta y ocho.
16 Hijos de Bebai, seiscientos veintiocho.
17 Hijos de Azgad, dos mil trescientos veintidós.
18 Hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y siete.
19 Hijos de Bigbaí” dos mil sesenta y siete.
20 Hijos de Adín, seiscientos cincuenta y cinco.
21 Hijos de Ater, de Jejisquía, noventa y ocho.
22 Hijos de Jasún, trescientos veintiocho.
23 Hijos de Besai, trescientos veinticuatro.
24 Hijos de Jarif, ciento doce.
25 Varones de Gabaón, noventa y cinco.
26 Varones de Betlehem y de Netofa” ciento ochenta y ocho
27 Varones de Anatot, ciento veintiocho.
28 Varones de Betazmavet, cuarenta y dos.
29 Varones de Quiriat-Jerarim, Quefira y Beerot, setecientos cuarenta y tres
30 Varones de Rama y Gabba, seiscientos veintiuno.
31 Varones de Micmas, ciento veintidós.
32 Varones de Betel y de Hai, ciento veintitrés.
33 Hijos de Nebo, de Magbis, cincuenta y dos,
34 Hijos de la otra Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
35 Hijos de Jarim, trescientos veinte.
36 Varones de Jericó, trescientos cuarenta y cinco.
37 Varones de Lod, de Jadid y Ono, setecientos veintiuno.
38 Hijos de Senaa, tres mil novecientos treinta.
39 Sacerdotes: Hijos de Idayas, de la casa de Josué, novecientos setenta y tres.
40 Hijos de Immer, mil cincuenta y dos.
41 Hijos de Pasjur, mil doscientos cuarenta y siete.
42 Hijos de Jarim, mil diecisiete.
43 Levitas: Hijos de Jesúa, de Cadmiel, de Baní, de Ode vías, setenta y cuatro.
44 Cantores: Hijos de Asaf, ciento cuarenta y ocho.
45 Porteros: Hijos de Salum, hijos de Ater, hijos de Taiman, hijos de Acub, hijos de Jatita, hijos de Sobai, ciento treinta y ocho.
46 Netineos: Hijos de Sija, hijos de Jasufa, hijos de Tabaot,
47 hijos de Queros, hijos de Sia, hijos de Padón,
48 hijos de Lebana, hijos de Jegaba, hijos de Acub, hijos de Jabag, hijos de Salmeí,
49 hijos de Janón, hijos de Guedel, hijos de Gajar;"
50 hijos de Rehaya, hijos de Rasín, hijos de Necada,
51 hijos de Gasam, hijos de Uza, hijos de Fasea,
52 hijos de Besaí, hijos de Asna, hijos de Mehunim, hijos de Nefisim,
53 hijos de Bacbuc, hijos de Jacufa, hijos de Jar-jur,
54 hijos de Basut, hijos de Mejidas, hijos de Jarsa,
55 hijos de Barcos, hijos de Sisera, hijos de Temaj,
56 hijos de Nesiaj, hijos de Jatifa.
57 Hijos de los siervos de Salomón: hijos de Sotai, hijos de Hasoforet, hijos de Perida,
58 hijos de Jaala, hijos de Darcón, hijos de Guidel,
59 hijos de Sefatías, hijos de Jatil, hijos de Poqueret-Asebasim, hijos de Amón.
60 Todos los netineos e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos.
61 Estos son los que subieron de Telmelaj, Teljarsa, Querub Addón e Immer, y no pudieron probar la casa de sus padres ni su linaje, y si eran de Israel:
62 hijos de Delayas, hijos de Tobías, hijos de Necoda, seiscientos cuarenta y dos.
63 Y de los sacerdotes, hijos de Abaías, hijos de Hacos, hijos de Barzilai, que tomó mujer de las hijas de Barzilai, galadita, y se llamó con el nombre de ellas.
64 Estos buscaron su registro en las genealogías, y no se halló, y fueron privados del sacerdocio,
65 y les mandó el “tirsata” que no comiesen de las cosas santas hasta que hubiese sacerdote con “urim” y “tummim.”
66 La congregación toda era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta,
67 sin contar sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete, habiendo entre ellos doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. Sus caballos eran setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco;"
68 sus camellos, cuatrocientos treinta y cinco, y sus asnos, seis mil setecientos veinte.
69 Algunos de los príncipes de las familias dieron para las obras. El “tirsata” dio para el tesoro mil dáricos de oro, cincuenta tazones y treinta vestiduras sacerdotales;"
70 y los príncipes de las familias dieron para el tesoro de la obra veinte mil dáricos de oro y dos mil doscientas minas de plata;"
71 y lo que dio el resto del pueblo fueron veinte mil dáricos de oro, dos mil minas de plata y sesenta y siete vestiduras sacerdotales.
72 Habitaron los sacerdotes, los levitas, los cantores, los porteros, los netineos y todo Israel en sus ciudades. Llegado el séptimo mes ya estaban los hijos de Israel en sus ciudades.
73 (TEXTO OMITIDO)

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Introducción a Nehemías

Times New Roman ;;; Riched20 5.40.11.2210;
Esdras-Nehemias.

Introducción.

Título.
Llámanse así por razón de que los protagonistas de los mencionados libros son Esdras y Nehemías. En el antiguo canon judío formaban un solo libro, que llevaba el título de Esdras; la misma unidad existía en los antiguos códices griegos (BSA) de los LXX, en los que ocupa el primer puesto el libro de Esdras A, que corresponde al III de Esdras, apócrifo, seguido de Esdras Â, ï sea de los libros canónicos de Esdras-Nehemías. Los Santos Padres dividieron el libro en dos, atendiendo a su argumento. Al primero llamaron Esdras, y Nehemías al segundo, por razón de las palabras de Neh 1:1. Esta división entró en el texto hebraico a partir de la edición de D. Bomberg (Venecia 1917). En la Vulgata se les llama 1 y 2 de Esdras.

Texto.
El libro fue escrito originariamente en hebreo en su mayor parte bien conservado en general, pero deficiente en cuanto a la transcripción de los nombres propios y números. En general, la lengua hebraica es decadente en cuanto a la gramática y sintaxis, principalmente en las partes que son propias del autor; menudean los aramaísmos. Dos pasajes están escritos en lengua aramaica, Esd 4:8-6:18; 7:12-26, sobre cuya índole disputan los autores. La versión griega se ha conservado en los códices BSA; fue hecha directamente del hebreo; de gran utilidad para la crítica textual es la revisión de Luciano. En general, el texto griego es inferior al hebreo (Kxos-Termann).

Argumento y división.
Tres son los temas principales que se desarrollan en el libro: i) Reconstrucción del templo (Esd c.1-6, menos 4:6-23). 2) Reparación de los muros de Jerusalén y repoblación de la misma (Esd 4:6-23; Neh c.1-13). 3) Bases jurídicas del judaismo (Esd c.7-19). A la restauración material, moral y religiosa de la comunidad hebraica se dedicaron los sionistas a partir del decreto de Ciro (538 a.C.)· Podríamos dividir el libro de Esdras en dos partes: i) Vuelta de los primeros cautivos bajo el caudillaje de Zorobabel (c.1-6), y 2) Caravana de repatriados conducidos por Esdras y reforma de costumbres (c.7-10). También el libro de Nehemías presenta una dob división: i) Nehemías llega a Jerusalén (c.1-7). 2) Reforma llevada a cabo por Esdras.

Autor.
Cada día toma más auge la sentencia de los que defienden que al principio los libros de Esdras y Nehemías formaban parte integrante de las Crónicas, siendo uno mismo el autor de unos y otros. Los que admiten esta unidad de autor insisten en las analogías; pero, si bien es verdad que entre estos libros es idéntico el espíritu de redacción, existen diferencia en cuanto al método empleado. La época de la redacción final es la de Alejandro Magno.

Documentos.
En la primera parte del libro de Esdras (1:1-6:22) hallamos una sección en hebreo y otra en aramaico (4:6-6:18). En la hebraica cabe distinguir dos documentos: i) edicto de Ciro (1:1-4), Que se reproduce en 6:3-5, y 2) elenco de repatriados (2:1-70), que, con ligeras variantes, se halla en la segunda (4:6-6:22), donde se incluyen los siguientes documentos: a) carta de los samaritanos a Artajerjes (4:7-16); b) respuesta del rey (4:17-22); c) carta de Tatnaí y Setar-Boznaí a Darío I (5:6-17), y a) contestación del monarca (6:3-12). El autor sagrado ha añadido a las mencionadas fuentes algunas indicaciones (4:7), las ha encuadrado en su contexto histórico (4:24-5:5), ha puesto una conclusión de índole histórica (6:13-18), terminando con una noticia sobre la celebración de la pascua (6:19-22). A las fuentes mencionadas cabe añadir, según algunos autores, otra, de origen hebraico en los dos primeros capítulos, visible, según dicen, en Esd 1:2-4; 8-11.
En la última parte del libro (c.7-10) aparecen las Memorias de Esdras. Según Lusseau, este documento representa la relación global de su memorial destinado a las autoridades persas (7:1-10:44). Es importante este documento por los datos cronológicos que encierra. En estas memorias se incluye una carta, en arameo, del rey Artajerjes a Esdras, sacerdote y escriba (7:11; 26).
Las Memorias de Nehemías abarcan desde Neh 1:1 hasta 12, 27-13-3; con la inserción de otros documentos contemporáneos (Neh 3:1-32; 11:4-19) y otro de origen más antiguo (7:6-72). El autor no siempre reproduce íntegramente las fuentes de que se sirve; algunas veces ha suprimido aquello que no interesaba y ha añadido algo que conducía a su fin (Neh 11:25-12:26; Neh 8:7-9; 9:4-5; 12:33-36); otras las ha resumido (Esd 4:6-7; 7:1-11) o retocado ligeramente o las ha desplazado de su contexto (Esd 4:6-6:18). Los capítulos Neh 8-10 interrumpen el discurso directo, desplazan la reforma material al terreno religioso y moral, reapareciendo la figura de Esdras. Su colocación plantea un problema no resuelto todavía.

¿Esdras-Nehemías, o a la inversa?
La lectura del libro supone que los acontecimientos se sucedie-°n según el orden cronológico actual de Esdras-Nehemías.
Este orden tradicional es puesto en tela de juicio por muchos autores recientes, católicos e independientes, siguiendo a Van Hoonacker, quienes proponen el siguiente curso de los acontecimientos·1) reconstrucción del templo por los repatriados con ocasión del edicto de Ciro (año 538; Esd 1:1-6:22); 2) en el año veinte de Artajerjes I Longimano (445-44) se dirige Nehemías a Jerusalén, emprendiendo el trabajo de reconstrucción de las murallas (comienzo de las 70 semanas del profeta Daniel, Dan 9:24-27); 3) al año séptimo del reinado de Artajerjes II Mnemone (404-358), es decir, el 398, llegó Esdras a Jerusalén para acometer la reforma religiosa (Esd 7:1-10:44). Sus argumentos tienen importancia, lo que explica el gran favor que ha encontrado esta inversión entre los autores católicos (Touzard, Renie, Ricciotti, Vandervost, Pelaia, Le-Maire-Baldi, etc.) e independientes. Pero no son decisivos. Es difícil, escribe Dhorme, pronunciarse sobre esta cuestión, que obligaría a reconsiderar toda la historia de la restauración hecha por Esdras y Nehemías. Según el espíritu del autor sagrado, el templo es antes que la ciudad, el sacerdote antes que el gobernador.
Podríamos amontonar razones en pro y en contra de esta debatida cuestión; nuestra posición coincide con la de Schneider al decir que se inclina más por la prioridad de Nehemías; pero, haciendo suyas unas palabras del P. De Vaux 1, añade: Sin embargo, no estoy todavía convencido de ello. Lemaire-Baldi y Pelaia confiesan que las razones aportadas para la prioridad de Nehemías no son apodícticas; tomadas aisladamente, pueden impugnarse; consideradas en su conjunto, tienen gran valor.

Historia profana del período Esdras-Nehemías.
Las noticias sobre la repatriación y reorganización de la comunidad judaica en Jerusalén por obra de Esdras y Nehemías corresponden a un marco histórico que tiene como término a quo el año 538 y como fin el reinado de Artajerjes II (404-358). El año 539, Ciro entró triunfante en Babilonia. Murió en 530, sucediéndole su hijo Cambises (530-522), que sometió a Egipto, achacándole Heródoto haberse dejado dominar allí por su locura sacrilega, noticia que confirma un texto de Elefantina en que se dice que destruyó todos los templos egipcios, excepto el de Yaho (Yahvé; Pritchard, 492).
A Cambises siguió Darío I (521-486), que unificó el imperio, construyó una red de caminos por todo el país, dividió el imperio en veinte satrapías, ensanchando sus límites. La quinta satrapía, llamada Abarnahara, comprendía Palestina, Fenicia, Chipre y Siria. Sucedióle Jerjes (485-464). Fue un rey muelle, afeminado, despótico y cruel. En el libro de Ester se da de él un retrato muy parecido a este que hemos mencionado de Heródoto. Fue asesinado en una revuelta de palacio, junto con su hijo Darío. Subió al trono Artajerjes I (464-424), con el sobrenombre de Longimano. A su muerte reinó su hijo Jerjes II, sólo por cuarenta y cinco días. Darío II (424-405), hijo de Artajerjes, siguió las inspiraciones de s mujer Parisatis. Del séptimo año de Darío (417) se conserva un texto del sátrapa de Egipto, Arsames, que señala a los judíos de la colonia de Asuán la manera de celebrar la pascua.
A él siguió Artajerjes II (404-358), llamado Mnemone. Tuvo que sofocar la revuelta de su hermano Ciro el Joven, a quien venció en la batalla de Kunaxa (401 a.C.). El año 404, Egipto consiguió la independencia, dando inicio la 28 dinastía. Los partidarios del orden Ne-hemías-Esdras colocan la misión de este último el año 398 a.C., en tiempos en que a la dinastía 28, de Amisteo, sucedió la 29, de Neferites I (398-392), contra la que combatía encarnizadamente Artajerjes. ¿Era buena esta fecha para autorizar la repatriación de numerosos judíos capitaneados por Esdras?
Esta rápida ojeada histórica confirma que la historia bíblica y profana corren paralelas, sin desacuerdos ni antinomias.

Los judíos en el imperio persa.
Los judíos marcharon al destierro por última vez el año 587 por orden de Nabucodonosor. En un principio fueron recluidos en campos de concentración, de donde fueron sacados para dedicarse a trabajos de construcción, de canalización y riegos agrícolas. Estableciéronse en lugares cercanos a Babilonia, junto al río Kebar, en Tell Abib (Ez 3:15) y otros lugares de la región de Nippur. Acudían a Babilonia en busca de trabajo o se afincaban en el campo dedicados a la explotación agrícola (Ez 3:15-23). Pronto gozaron de relativa libertad de movimientos, autorizándoseles enviar cartas a Palestina (Jer c.29; 51:59; Neh 1:1ss), agruparse y gobernarse por sus ancianos (Jer 29:1; Ez 8:1; 14:1). Con el tiempo, la fortuna sonrió a no pocos, que atesoraron grandes riquezas, ocuparon elevados cargos, mientras otros vivían en la indigencia. Se han conservado los archivos de la familia Murashu, que en tiempos de Artajerjes I y Darío II dedicábase a operaciones bancarias, al comercio, administración de bienes, etc.2. Con abundantes medios de vida en Babilonia, se comprende que muchos se negaron a repatriarse llegado el momento de la libertad en tiempos de los persas.
La administración persa mostróse liberal con los pueblos subyugados por Babilonia, a los que se autorizaba gobernarse según sus propias leyes. Los primeros gobernadores de los repatriados pertenecían a la dinastía davídica.

Renovación religiosa.
Fue el exilio una dura prueba para Israel (Jer 31:15). Corría peligro de que al contacto con los pueblos paganos perdiera su peculiaridad religiosa, su sentimiento de pertenencia a Yahvé y de que Denegara de un Dios que, en concepto de algunos, no fue capaz de liberarlo de manos de Nabucodonosor. Pero la actividad de los profetas, sobre todo Jeremías y Ezequiel, salvó al pueblo en esta Coyuntura trágica. Israel supo reaccionar favorablemente. Ezequiel fue el promotor de las grandes corrientes religiosas existentes despues del exilio: separación total del mundo pagano, estudio de 1 Ley. Las almas encontraban asimismo una literatura tonificante en el oráculo de Is c.40-55, que, a causa de sus predicciones mesiánicas, excitaban también el patriotismo. Con el exilio nace el judaísmo y se constituye el Estado-Iglesia 3.
Los repatriados iniciaron su vida según las Escrituras, que, por obra de Esdras, se comienzan a codificar, formando el canon de las Escrituras sagradas. En toda la literatura sagrada, mosaica y profética, coleccionada en esta época se encontraba la respuesta de Israel a la revelación divina. Restauróse el altar de los sacrificios, el templo y la ciudad santa; Israel surgía con espíritu y corazón nuevos (Ez 6:9; 11:19) Y reanudaba su alianza con Dios (Ez 11:20; 14:11).

Doctrina religiosa.
Los judíos que habitaban en Babilonia no se desentendieron de sus hermanos que en Judea ponían las bases del nuevo Estado de Israel. Zorobabel, Esdras y Nehemías fueron hombres providenciales, instrumentos de que se sirvió Dios para despertar la conciencia de su pueblo escogido. Sometido Israel al dominio persa, no trató de sacudir su yugo, proclamar su independencia nacional, sino que centró todas sus actividades en torno al templo y a la sombra de los muros de la ciudad santa. La Ley será su norma de fe y costumbres; de su meditación y estudio surgirán diversas leyes encaminadas a separar, segregar al pueblo escogido de las gentes del país y obligarle a un comportamiento escrupuloso de las leyes de la teocracia. Quienes se negaban a acatarlas eran separados de la comunidad. Israel se agrupa en torno a un solo Dios, a un único templo servido por sacerdotes y levitas. En las sinagogas empezó a leerse la Ley y los Profetas, con lo que se recuerda constantemente al pueblo sus deberes religiosos. Un cuerpo de escribas se entrega al estudio de la Escritura. Es una época de renovación espiritual silenciosa, pero eficaz.

1 RB 63 (1956) 423-427.
2 G. Cardascia, Les Archives de Murashu (París 1951).


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Nehemías 7,1-73

Medidas de seguridad (7:1-3).
1 Cuando estuvo terminada la muralla y hube puesto las hijas de las puertas, los porteros, los cantores y levitas dedicáronse a sus funciones. 2Confié el gobierno de Jerusalén a mi hermano Jananí y a Jananías, jefe éste de la fortaleza, hombre superior a muchos por su fidelidad y por su temor de Oíos, y les dije: Las puertas de Jerusalén no han de abrirse hasta que caliente el sol, y se cerrarán al ponerse, echando los cerrojos; y los habitantes de Jerusalén harán la guardia cada uno en su puesto delante de su casa.

Una vez puestas las hojas de las puertas, los porteros hiciéronse cargo de las mismas. A primera vista choca la mención de cantores y levitas cabe a la de los porteros. Muchos autores (Batten, Bertho-Let, Rehm, Gelin, Michaeli, etc.) los eliminan del texto, y explican su presencia en él por tratarse de una lista de nombres casi mecánica y de una lamentable confusión entre los porteros del templo y los de la ciudad. Un amanuense, acostumbrado a leer las tres palabras juntas (Esd_2:70; Esd_7:7; Neh_7:72; Neh_10:29; Neh_13:5) las repitió mecánicamente aquí. Los pocos exegetas que siguen el texto aducen las circunstancias extraordinarias por las que atravesaba la ciudad, en régimen de excepción. En tiempos normales eran solamente los porteros los que vigilaban las puertas; pero en un ambiente de hostilidad, interna y externa, no es de maravillar que Nehemías tomara medidas extraordinarias y, no juzgando suficiente el número de los porteros, echara mano de otros que tenían una posición oficial y de cuya probada fidelidad podía fiarse (Fernández).
De Jananí se habló en 1:2; se duda si era hermano de Nehemías en sentido estricto. De Jananías se sabe que era fiel y temeroso de Dios. Debía de ser de condición humilde, pero superaba en virtud a otros muchos que alardeaban de religiosos y patriotas, desmintiendo en la práctica lo que afirmaban de palabra. A Jananías estaba encomendada la vigilancia de la fortaleza, de la birah, baris, o torre Antonia, que se hallaba en la extremidad noroeste del templo. Las puertas de la ciudad abríanse de día y cerrábanse de noche, cuando todavía había sol, según lección de Aquila y Siríaca. Este parece ser el sentido del v.3, cuyo texto masorético debe corregirse ligeramente. Circunstancialmente había dos clases de guardias: los que lo eran de oficio y los que vigilaban el trecho de la muralla delante de su casa.

Repoblación de Jerusalén (7:4-6).
4 La ciudad era espaciosa y grande, pero estaba poco poblada y había muchas casas sin reedificar. 5 Mi Dios me puso en el corazón reunir a los grandes, a los magistrados y al pueblo para hacer el censo. Hallé un registro genealógico de los primeros que habían vuelto, y vi escrito en él lo siguiente: 6 Estos son los hijos de la provincia (judea) que subieron del destierro, los que había llevado cautivos Nabucodonosor, rey de Babilonia, y volvieron a Jerusalén y a Judá cada uno a su ciudad.

No cabe imaginar el área de Jerusalén en tiempos de Nehemías como la que ocupa actualmente. No puede calcularse el número de Abitantes, y sería aventurado señalar un censo superior a los diez mil. Porque aunque regresaran de Babilonia 42.360 judíos en tiempos de Zorobabel, muchos de ellos se establecieron en los pueblos de la provincia (Esdr 2:70; Neh_7:72; Neh_11:3), por disponer allí de tierras, por ser más llevadera la vida (Neh_5:1-19; Neh_11:3)y por estar allí el sepulcro de sus mayores. Reconstruida la muralla de la ciudad, era fácil que muchos judíos de los pueblos circunvecinos se trasladaran a la capital, por considerarse allí más seguros. Nehemías favorecía la im migración a la ciudad con el fin de formar una aglomeración compacta de muchas familias. Dícese en el texto que había muchas casas sin reedificar. No quiere esto decir que la ciudad estuviera en ruinas, sino que muchas casas derruidas con ocasión de la toma de Jerusalén por Nabucodonosor no fueron levantadas de nuevo. A medida que llegaban nuevas olas de sionistas, levantábanse casas (Age_1:4-9), devolviendo a la capital el aspecto urbanístico que tuvo antes de la cautividad. Pero quedaban muchos solares baldíos y casas derruidas que no encontraban una mano que los redimiera. Sin embargo, la expresión casas sin reedificar puede tener el sentido de familias que no estaban constituidas, alegando para esta interpretación el v.3 y Ageo (Age_1:8). La frase construir una casa debe entenderse, dice Gelin, de formar una familia (Pro_24:27; Rut_4:11). ¿Cuántos eran los repatriados? ¿En dónde habitaban? Para hacer el censo convocó Nehemías una asamblea general en vistas a reconstruir la genealogía de las familias. Esto le permitirá saber con certeza qué familias conservaban su pureza de raza y cuáles habíanse contagiado con matrimonios mixtos. Un elenco de familias repatriadas en tiempos de Zorobabel facilitó la tarea. Dicha lista yacía en algún archivo de la ciudad. Nehemías la juzgó tan importante, que la incorporó en sus Memorias, ejemplo que siguió más tarde el cronista o autor del libro de Esdras. Aparte de pequeñas variantes de nombres y cifras, debido a la tradición textual, ambas listas convienen.

Familias que volvieron con Zorobabel (Rut_7:7-68).

7 Partieron con Zorobabel: Josué, Nehemías, Azarías, Raamías, Najamaní, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigbai, Nahum y Baana. Número de los hombres del pueblo de Israel: 8 Hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos. 9 Hijos de Sefatías, trescientos sesenta y dos. 10 Hijos de Ara, seiscientos cincuenta y dos. 11 Hijos de Pahat Moab, los hijos de Josué y de Joab, dos mil ochocientos dieciocho, 1 2 Hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 13 Hijos de Zatu, ochocientos cuarenta y cinco. 14 Hijos de Zacai, setecientos sesenta. 15 Hijos de Baní, seiscientos cuarenta y ocho. 16 Hijos de Bebai, seiscientos veintiocho. 17 Hijos de Azgad, dos mil trescientos veintidós. 18Hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y siete. 19 Hijos de Bigbaí dos mil sesenta y siete. 20 Hijos de Adín, seiscientos cincuenta y cinco. 21 Hijos de Ater, de Jejisquía, noventa y ocho. 22 Hijos de Jasún, trescientos veintiocho. 23Hijos de Besai, trescientos veinticuatro. 24 Hijos de Jarif, ciento doce. 25 Varones de Gabaón, noventa y cinco. 26 Varones de Betlehem y de Netofa ciento ochenta y ocho 27 Varones de Anatot, ciento veintiocho. 28 Varones de Betazmavet, cuarenta y dos. 29Varones de Quiriat-Jerarim, Quefira y Beerot, setecientos cuarenta y tres 30Varones de Rama y Gabba, seiscientos veintiuno. 31Varones de Micmas, ciento veintidós. 32Varones de Betel y de Hai, ciento veintitrés. 33 Hijos de Nebo, de Magbis, cincuenta y dos, 34Hijos de la otra Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 35Hijos de Jarim, trescientos veinte. 36Varones de Jericó, trescientos cuarenta y cinco. 37Varones de Lod, de Jadid y Ono, setecientos veintiuno. 38 Hijos de Senaa, tres mil novecientos treinta. 39 Sacerdotes: Hijos de Idayas, de la casa de Josué, novecientos setenta y tres. 40 Hijos de Immer, mil cincuenta y dos. 41 Hijos de Pasjur, mil doscientos cuarenta y siete. 42 Hijos de Jarim, mil diecisiete. 43 Levitas: Hijos de Jesúa, de Cadmiel, de Baní, de Ode vías, setenta y cuatro. 44 Cantores: Hijos de Asaf, ciento cuarenta y ocho. 45 Porteros: Hijos de Salum, hijos de Ater, hijos de Taiman, hijos de Acub, hijos de Jatita, hijos de Sobai, ciento treinta y ocho. 46 Netineos: Hijos de Sija, hijos de Jasufa, hijos de Tabaot, 47 hijos de Queros, hijos de Sia, hijos de Padón, 48 hijos de Lebana, hijos de Jegaba, hijos de Acub, hijos de Jabag, hijos de Salmeí, 49 hijos de Janón, hijos de Guedel, hijos de Gajar; 50 hijos de Rehaya, hijos de Rasín, hijos de Necada, 51 hijos de Gasam, hijos de Uza, hijos de Fasea, 52 hijos de Besaí, hijos de Asna, hijos de Mehunim, hijos de Nefisim, 53 hijos de Bacbuc, hijos de Jacufa, hijos de Jar-jur, 54 hijos de Basut, hijos de Mejidas, hijos de Jarsa, 55hijos de Barcos, hijos de Sisera, hijos de Temaj, 56 hijos de Nesiaj, hijos de Jatifa. 57 Hijos de los siervos de Salomón: hijos de Sotai, hijos de Hasoforet, hijos de Perida, 58 hijos de Jaala, hijos de Darcón, hijos de Guidel, 39hijos de Sefatías, hijos de Jatil, hijos de Poqueret-Asebasim, hijos de Amón. 60Todos los netineos e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos. 61 Estos son los que subieron de Telmelaj, Teljarsa, Querub Addón e Immer, y no pudieron probar la casa de sus padres ni su linaje, y si eran de Israel: 62 hijos de Delayas, hijos de Tobías, hijos de Necoda, seiscientos cuarenta y dos. 63 Y de los sacerdotes, hijos de Abaías, hijos de Hacos, hijos de Barzilai, que tomó mujer de las hijas de Barzilai, galadita, y se llamó con el nombre de ellas. 64 Estos buscaron su registro en las genealogías, y no se halló, y fueron privados del sacerdocio, 65 y les mandó el tirsata que no comiesen de las cosas santas hasta que hubiese sacerdote con urim y tummim. 66La congregación toda era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, 67sin contar sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete, habiendo entre ellos doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. Sus caballos eran setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco; 68 sus camellos, cuatrocientos treinta y cinco, y sus asnos, seis mil setecientos veinte.

En el v.7 se leen los nombres de Azadas, Raamías, Misperet y Nahum en lugar de Seraya, Raelayas, Mispar y Rehum. En el v.10 2 halla el número 652 en vez de 775 (Esdr 2:5). Otras diferencias Amérales en v.11:13:17:32. Gran parte de las lecciones variantes se explican por desidia de los copistas y por el afán de otros de querer concordar ambas listas.

Regalos al templo (7:69-72).
69 Algunos de los príncipes de las familias dieron para las obras. El tirsata dio para el tesoro mil dáricos de oro, cincuenta tazones y treinta vestiduras sacerdotales; 70y los príncipes de las familias dieron para el tesoro de la obra veinte mil dáricos de oro y dos mil doscientas minas de plata; 71 y lo que dio el resto del pueblo fueron veinte mil dáricos de oro, dos mil minas de plata y sesenta y siete vestiduras sacerdotales. 72Habitaron los sacerdotes, los levitas, los cantores, los porteros, los netineos y todo Israel en sus ciudades. Llegado el séptimo mes ya estaban los hijos de Israel en sus ciudades.

A medida que el elenco toca a su fin, se observa mayor discrepancia entre el texto de Esdras y el de Nehemías. El v.69 no se halla en Esdras. Algunos jefes de familia dieron para la obra; en Esdr 2:68 se dice que las limosnas iban destinadas a las obras del templo. Un dato nuevo es el donativo del gobernador (tirsata), probablemente Zorobabel. ¿Es acaso Nehemías? Los LXX citan expresamente su nombre. Distingue el texto tres clases de donantes: el gobernador, los jefes y el pueblo. El v.72 y el primero del capítulo siguiente se reproducen casi textualmente en Esdr 2:70b-3:1. Acaso sea éste su lugar propio, por tratarse de un fragmento de las memorias de Esdras, que cita el cronista. Cuando este último tomó la lista de Neh_7:6-72a, para insertarla también en Esdr c.2, dejó subsistir estos dos versículos, que preparan la lectura de la Ley, y no el restablecimiento del altar, de que se habla en Esdras (Michaeli).

1 Ant. Iud. 11:5-8.