Ester  3 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 15 versitos |
1 Después de esto, el rey Asuero elevó al poder a Aman, hijo de Hamedata, agagita, ensalzándole y poniendo su silla sobre la de todos los príncipes que estaban con él.
2 Todos los servidores del rey que estaban a la puerta del palacio doblaban ante Aman la rodilla y se prosternaban ante él, pues tal era la orden del rey; pero Mardoqueo no doblaba sus rodillas ni se prosternaba,"
3 y los servidores del rey que estaban a la puerta dijeron a Mardoqueo: “¿Por qué traspasas la orden del rey?”
4 Y como se lo repitiesen todos los días y él no les hiciese caso, se lo comunicaron a Aman, para ver si Mardoqueo persistía en su resolución, pues les había dicho que era judío.
5 Viendo Aman que Mardoqueo no doblaba la rodilla y no se prosternaba ante él, se llenó de furor;"
6 pero, teniendo en poco poner su mano sobre Mardoqueo solamente, pues ya le habían dicho a qué pueblo pertenecía, quiso destruir al pueblo de Mardoqueo, a todos los judíos que habitaban en el reino de Asuero.
7 El mes primero, que es el mes de Nisán, en el duodécimo año del rey Asuero, se echó el “pur,” es decir, la suerte, ante Aman, de día en día y de mes en mes, hasta que salió el mes duodécimo, que es el mes de Adar.
8 Dijo entonces Aman al rey: “Hay en todas las provincias de tu reino un pueblo, disperso y separado de todos los otros pueblos, que tiene leyes diferentes de las de todos los otros y no guarda las leyes del rey. No conviene a los intereses del rey dejarlos en paz.
9 Si al rey le parece bien, escríbase orden de exterminarlos, y yo pesaré diez mil talentos de plata en manos de los superintendentes de la hacienda para que se ingresen en el tesoro real.”
10 Entonces el rey se quitó de la mano su anillo y se lo entregó a Aman, hijo de Hamedata, agagita, enemigo de los judíos,
11 y le dijo: “La plata que ofreces sea para ti, y para ti también ese pueblo, para que hagas con él lo que bien te parezca.”
12 Fueron entonces llamados los secretarios del rey, el día trece del mes primero, y se escribió todo lo que ordenaba Aman a los sátrapas del rey, a los gobernadores de todas las provincias y a los jefes de todos los pueblos, a cada provincia según su escritura y a cada pueblo según su lengua. Se escribió en nombre del rey Asuero y se sellaron las cartas con el anillo del rey.
13 Fueron mandadas las cartas, por medio de los correos, a todas las provincias del rey, ordenando destruir, hacer perecer y matar a todos los judíos, jóvenes y viejos, niños y mujeres, en un solo día, el día trece del duodécimo mes, que es el mes de Adar, y que sus bienes fuesen dados al pillaje.
14 Las cartas encerraban una copia del edicto, que debía publicarse en cada provincia, invitando a los pueblos a estar apercibidos para aquel día.
15 Los correos partieron apresuradamente, según la orden del rey. El edicto se publicó en Susa, en la ciudadela; y mientras el rey y Aman bebían, estaba la ciudad de Susa consternada."

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Introducción a Ester 

Times New Roman ;;;
Ester.

Nombre y Texto.
El libro de Ester ha ido errante de un lugar a otro en el catálogo de libros sagrados, dándosele a veces un carácter poético, otras considerándolo como profetico y no pocas colocándolo al final de la lista de los libros históricos. En el canon judío ocupa un lugar entre los libros de la tercera colección (Ketubim), asignándosele el quinto puesto en la subdivisión conocida con el nombre de megilloth = rollos. En un tiempo gozó el libro de tanta estima entre los judíos, que se le llamaba la megillah por excelencia. Corrientemente es conocido por megillath Ester, rollo de Ester, que se leía en la fiesta de Purim.
Gran parte del libro se ha conservado en hebreo (1:1-10:4), y otra en griego (10:5-16:24). Estas dos partes reciben el nombre de proto y deuterocanónicas respectivamente.
A) Texto Hebreo. - Se ha conservado en buen estado y en él se reflejan las modalidades propias del hebreo posterior a la cautividad, con influencias aramaicas. A este texto se le llama también masorético. Una edición del mismo, al alcance de todos, es la de R. Kittel, Biblia Hebraica (Stuttgart 1949).
B) Texto Griego De Las Adiciones. - Damos este nombre a las secciones griegas que siguen al texto hebraico a partir de 10:4. No es el texto una traducción de algún original hebraico, como lo demuestra su estilo depurado helenista. Los pocos semitismos con que se tropieza en la lectura provienen del alma judía del autor, probablemente judío helenista. Este texto griego se conserva en dos formas, una abreviada y otra amplia,

Versiones.
A) Griegas. - La traducción griega del texto original hebraico se ha conservado en tres formas: 1) Texto común, que se encuentra en los códices unciales  S A y en otros menos importantes de la misma familia. Hizo esta versión Lisímaco, hijo de Tolomeo, que moraba en Jerusalén. En tiempos de Tolomeo y Cleopatra, cierto Dositeo, que se decía sacerdote y levita, y su hijo Tolomeo, la introdujeron en Egipto (v.1). Se reproduce en las principales ediciones griegas del Antiguo Testamento, tales como Tischendorf (1850-55), Vigouroux (1902), Swete (1887-1894), Rahlfs (Septuaginta I, Stuttgart 1935). Es el texto breve. 2) Texto amplio: Es una revisión de Luciano conservada en los códices 19, 93, 108. La publicó O. F. Fritzche 1. 3) Un tercer texto, del que nació la Vetus Latina, es acaso el más antiguo de todos. Schildenberger lo llama Ea.
B) Latinas. - 1) Vetus Latina. - Es la que mejor retransmite el texto griego original. Cree Schildenberger, siguiendo las huellas de D. de Bruyne, que es el testimonio más caracterizado del texto griego primitivo. Esta hipótesis, añade Lefévre 2, aunque no resuelva todas las dificultades, parece, sin embargo, la más probable.
2) Vulgata. - San Jerónimo tradujo el texto hebraico cuidadosamente, verbum e verbo (Praef. in libr. ludt: PL 28:1433). Como apéndice de esta versión coloca las partes adicionales, que dice haber encontrado en la edición vulgata de la Biblia griega, reuniéndolas al final del libro y anotándolas con un obelo (l.c.). No puso en su traducción el mismo esmero que en la del texto hebraico.

Cuestiones textuales.
No es fácil determinar la interdependencia existente entre los textos que acabamos de mencionar. ¿Cómo se explican las diferencias existentes entre los mismos? ¿Cuál es el origen del texto de las adiciones? El concilio de Trento decretó que el libro era sagrado y canónico en sus partes proto y deuterocanónicas. Sobre la cuestión textual se han propuesto las siguientes y principales hipótesis:
1) En un principio existieron dos textos hebraicos: uno corto, que corresponde al masorético actual, y otro más amplio, que utilizó Lisímaco en su traducción griega. Las partes deutero-canónicas no figuraban en el texto breve, pero sí en el segundo, que, al igual que las partes proto-canónicas, fueron traducidas al griego.
2) El texto masorético reproduce exactamente el original hebraico primitivo. autor sagrado compuso su libro sirviéndose de las memorias de Mardoqueo y Ester (9:20-23) y de los anales de los reyes de Persia (2:23; 6:1). El traductor griego, que tuvo a su disposición las mismas fuentes de consulta, quiso completar lo que le parecía manco y dar al libro un carácter religioso más palmario. De ahí el origen de las famosas adiciones griegas 3.
3) El texto griego de las partes proto y deutero-canónicas es una versión del texto original hebraico o aramaico. Más tarde, por motivos de la lectura del libro en la fiesta de Purim, se hizo una edición abreviada, que se ajusta al actual texto masorético. Dado que la fiesta había degenerado de su pureza primitiva, convirtiéndose en una bacanal, por respeto al nombre de Dios se suprimieron aquellas partes del libro de carácter religioso más acentuado. A esta opinión, que en su tiempo defendió J. B. de Rossi, se adhiere en parte B. Mariani4.
4) El texto hebraico masorético es el original; las partes deutero-canónicas griegas son amplificaciones, adiciones, suplementos hechos por el primer traductor griego u otro posterior. Hoy prevalece la opinión de que las adiciones fueron escritas originariamente en griego, no vislumbrándose en ellas vestigios de una traducción.

Partes deuterocanónicas.
Hemos dicho que San Jerónimo las puso como apéndice de su traducción del original hebraico. En las ediciones modernas se intercalan en el texto de la obra. Esta última costumbre ha puesto más al descubierto que su contenido no encaja perfectamente con lo que se dice en la primera parte o proto-canónica (3:2-6 y 12:6; 2:9 y 11:3; 6:3 y 12:5; 9:20-28 y 16:22). En las partes proto-canónicas no se menciona a Dios; en las otras, sí.
A pesar de las aparentes contradicciones, no hay inconveniente mayor en intercalar en el texto las partes que San Jerónimo reunió al final. Sus autores no tuvieron la intención de escribir una historia objetiva en todos sus pormenores, sino más bien componer, a base de una amplia libertad, un relato cuya finalidad primaria era didáctica. De las partes deutero-canónicas decía San Jerónimo que eran improvisaciones del autor, al igual que se hace en un ejercicio escolar, con el fin de manifestar los sentimientos del que sufre una injusticia o del que la infiere a otro (PL 28:1433). Con estas adiciones se facilitaba la lectura del libro en los ambientes helenistas; se humanizaba la obra con la supresión de pasajes demasiado hostiles a los paganos (9:5-19) y se daba al conjunto un carácter más religioso. El autor que compuso estas partes adicionales vióse asistido por el carisma de la inspiración, por el cual era infalible y exento de error formal en todo lo que él afirmaba y en el sentido que daba a su afirmación. Por ser de origen divino, estas partes fueron incluidas en el canon eclesiástico de los libros sagrados.

Ester, ¿libro histórico?
Muchos exegetas independientes zanjan la cuestión con decir que se trata de una leyenda etiológica inventada para explicar el origen y naturaleza de la fiesta de Purim. Por razón de la analogía sorprendente que existe entre los dos primeros capítulos del texto hebraico y la leyenda de Las mil y una noches, lanzó Goeije la hipótesis según la cual el libro de Ester procede de una leyenda persa que dio también origen a la famosa leyenda árabe 5.
Los panbabilonistas encuentran su origen en una leyenda babilónica. Ester corresponde al nombre de Istar; Aman es una palabra derivada de Humman, dios de Elam; Vasti es el Masti de Babilonia. En el libro se ensalza la victoria de los dioses de Babilonia sobre los de Elam (Wildeboer, Haupt, M. Maller). Otros, en fin, vuelven sus miradas hacia Egipto. Todas estas actitudes extremas carecen de fundamento histórico, por lo que caen cada día más vertiginosamente en el descrédito.
Al extremo opuesto se colocan muchos católicos y no pocos independientes, que consideran el libro como eminentemente histórico, tanto en sus líneas generales como en sus pormenores.
Contra los argumentos en favor de la total historicidad del libro se oponen los siguientes: 1) La expulsión de Vasti da la impresión de que es un episodio creado para facilitar el advenimiento de Ester al trono real de Persia. 2) Es inexplicable que tanto Asuero como Aman ignoraran la ascendencia judía de Ester, conociendo, por otra parte, los vínculos que le unían al judío Mardoqueo. 3) Según los historiadores paganos 6, la esposa de Jerjes y reina de Persia se llamaba Amestris; desconocen los nombres de Vasti y de Ester. 4) No se explica que el rey concediera tan alegremente la muerte masiva de sus subditos persas (8:11-12). La actitud tolerante de los monarcas persas es incompatible con el decreto de exterminio total de los judíos del imperio (3:7-15; 13:1-7).
Todas estas dificultades tienden a crear una atmósfera desfavorable al carácter estrictamente histórico del libro. La técnica con que se conduce la narración, el dramatismo que se observa en cada página, confirman aquella impresión. En efecto, aunque el autor sagrado no mencione explícitamente el nombre de Dios, da a entender que Yahvé dispone los acontecimientos históricos en beneficio del pueblo judío. Para nosotros la llave para la recta interpretación del libro está en las palabras de Zeres a Aman: Si el Mardoqueo ese delante del cual has comenzado a caer es de la raza de los judíos, no le vencerás; antes de cierto sucumbirás ante él (6:13). Toda la narración está salpicada con notas pintorescas encaminadas a intrigar al lector; se retrasa voluntariamente el desenlace y se acumulan detalles que contribuyen a poner de manifiesto la providencia divina para con su pueblo escogido. En el libro de Ester, como en el de Judit, se enfrentan el judaísmo y el paganismo, el Dios de Israel y la astucia y malicia humanas. Las dos fuerzas antagónicas están personificadas en dos personajes: el judío Mardoqueo y el agagita Aman. Aquél se niega a doblar su rodilla ante un ministro pagano (3:5), y Dios premia este acto de religión o de orgullo patriótico con el triunfo sobre el orgulloso Aman. De lo dicho cabe concluir que no deben tomarse al pie de la letra todos los pormenores de la narración. Más que en los archivos de Persia, el autor en la composición de su obra se inspiró en escenas de la antigua historia de Israel, tales como la exaltación de José al trono del Faraón, y, sobre todo, en el libro de Judit, en el que una mujer salva a su pueblo en unos momentos desesperados. El texto del libro recuerda la ideología imperante en la literatura sapiencial.

Autor y fecha de composición.
Debe distinguirse entre el autor del texto hebraico y el de las adiciones griegas; ambos son posteriores al exilio. El autor de la primera parte es judío. Modernamente prevalece el criterio de ver en estas páginas la pluma de un escritor de Palestina que vivió en tiempo de los Macabeos (Soubicou, Vaccari, Stummer) o hacia finales del mismo (Schildenberger). En esta última sentencia se explica el hecho de que sistemáticamente, por respeto quizá, no se mencione el nombre de Dios, como hace también el autor del 2 Mac. En una nota de 10:3 se dice que Dositeo introdujo la versión griega en Egipto durante el reinado de Tolomeo y Cleopatra. De los cuatro Tolomeos casados con una Cleopatra, parece que el texto se refiere, o bien al Tolomeo VIII Latiré (116-80), o a Tolomeo Neos Dionisios (51-44). Sólo el primero vivió cuatro años con una mujer llamada Cleopatra. Según el 2 Mac 15:37, celébrase en Palestina el Día de Mardoqueo.

Canonicidad.
La Mishna y el Talmud de Jerusalén dan instrucciones para la lectura de Judit en la fiesta de Purim. El libro y la mencionada solemnidad eran conocidos antes de los tiempos neotestamentarios. Flavio Josefo cita ampliamente el libro de Ester en sus Antiquitates ludaicae (1.2), y utiliza asimismo las secciones griegas, que posteriormente fueron eliminadas del canon judío.
La Iglesia recibió el libro en el canon según su versión griega. Orígenes no duda de la canonicidad aun de las partes deutero-canónicas, pero sus anotaciones críticas dieron pie a que lo hicieran San Atanasio y San Jerónimo. En cuanto a este santo, cabe decir que, por el hecho de relegar las adiciones al final del libro, dudaba de su canonicidad. Las dudas para estas partes griegas continuaron hasta el concilio Tridentino, que las declaró sagradas y canónicas.

Contenido doctrinal.
En conjunto, la obra quiere hacer ver que los judíos prevalecen siempre y en todas partes de sus enemigos. Otra de las finalidades es explicar los orígenes de la fiesta de Purim, que debe ser un día de alegría y acción de gracias por haberles salvado Dios del exterminio. La doctrina de la providencia divina para con su pueblo aparece en todo el libro. Lo que el autor no declara, no sabemos por qué exigencias literarias o ambientales, lo proclaman a los cuatro vientos las secciones propias del texto griego. La doctrina de la alianza es menos visible en Ester que en Judit, pero no está ausente del texto.
Por otra parte, hallamos en el libro pasajes que recuerdan la imperfección de la moral antigua en comparación con la del Evangelio (Mt 5:44). El espíritu de venganza de los judíos y la complacencia de la joven reina en la matanza de los enemigos de su pueblo no reza con la doctrina del amor a los enemigos y el perdón de los que nos persiguen y calumnian. Pero estas y otras circunstancias han sido introducidas en el texto por el autor sagrado por exigencias de la tesis doctrinal que intentó desarrollar. En el libro se aplica la ley del talión. Escribe el autor para alentar a sus hermanos de raza, tan a menudo envueltos en cuestiones raciales, y para dar un toque de atención a sus enemigos. Es natural que la puesta en práctica de los principios fundamentales del judaísmo llamen la atención de los que conviven con ellos y que les tilden de separatistas, de conspiradores contra la completa unidad del Estado. De ahí las reacciones antijudías de los pueblos de ayer y de hoy. El autor quiere advertir a los de su pueblo que su seguridad y permanencia en medio de las gentes depende exclusivamente del apoyo que Dios les preste 7.

La fiesta de Purim.
Flavio Josefo 8 habla de la fiesta que se celebraba durante los días 14 y 15 de Adar (febrero-marzo) para conmemorar la salvación de sus hermanos de Persia en tiempos de Mardoqueo. El 2 Mac 15:37 conmemora la fiesta de Nicanor, que se celebraba el día 13 de Adar, un día antes del día de Mardoqueo. El ceremonial de la festividad es indicado en el tratado Megillah del Talmud de Jerusalén. La fiesta tenía un doble aspecto, profano y religioso. Cabe a las manifestaciones ruidosas de regocijo, al estilo de nuestros carnavales, vistiéndose las mujeres con trajes de hombre y éstos con vestidos de mujeres, suculentos banquetes y excesos en las bebidas, intercambios de presentes entre parientes y amigos, se leía el libro de Ester. Modernamente prevalece la opinión de que la fiesta de Purim en parte es copia de una fiesta de primavera que se celebraba en Persia y Babilonia. Hacia el mes de marzo celebraban los persas la festividad llamada nauroz, con carácter de fiesta de primavera, durante la cual se intercambiaban presentes y se distribuían limosnas a los pobres, detalle que imitaron los judíos en la fiesta de Purim. Entre los años 160-114 antes de Cristo, la comunidad judaica dio a la fiesta un carácter político-religioso, relacionándola con la liberación de la colonia judía de Persia en tiempos de Jerjes I.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Ester  3,1-15;;

Mardoqueo y Aman en conflicto (3:1-6).
1Después de esto, el rey Asuero elevó al poder a Aman, hijo de Hamedata, agagita, ensalzándole y poniendo su silla sobre la de todos los príncipes que estaban con él. 2 Todos los servidores del rey que estaban a la puerta del palacio doblaban ante Aman la rodilla y se prosternaban ante él, pues tal era la orden del rey; pero Mardoqueo no doblaba sus rodillas ni se prosternaba, 3 y los servidores del rey que estaban a la puerta dijeron a Mardoqueo: ¿Por qué traspasas la orden del rey? 4 Y como se lo repitiesen todos los días y él no les hiciese caso, se lo comunicaron a Aman, para ver si Mardoqueo persistía en su resolución, pues les había dicho que era judío. 5 Viendo Aman que Mardoqueo no doblaba la rodilla y no se prosternaba ante él, se llenó de furor; 6 pero, teniendo en poco poner su mano sobre Mardoqueo solamente, pues ya le habían dicho a qué pueblo pertenecía, quiso destruir al pueblo de Mardoqueo, a todos los judíos que habitaban en el reino de Asuero.

Con la noticia de la elevación de Ester al rango de reina se explica la alegría de los judíos y su pretensión de medir sus fuerzas y aun vencer a sus enemigos. él final del capítulo anterior hacía presentir que el rey, agradecido a Mardoqueo por haberle salvado la vida, le recompensaría pródigamente. Pero, en vez de la exaltación del judío Mardoqueo, habla el texto de la elevación de Aman, enemigo encarnizado del pueblo judío. De este hecho insólito arrancan las raíces del conflicto. El honor y la religión inducían a Mardoqueo a negar a su enemigo los honores que exigía. Aman quiere castigar la insolencia de Mardoqueo con el exterminio de todos los judíos residentes en Persia. Aman, descendiente de la familia Hamedata, extraño a la sangre de los persas (12:10), es llamado el agagita (haagagi: 3:10; 8:3.5; 9:24), mientras que Mardoqueo es conocido por el judío (hayyehudi: 2:5; 5:13; 6:10; 8:7; 9:29-31; 10:3). Estos dos personajes, el agagita y el judío, representan dos mundos religiosa y políticamente antagónicos, que se odian y persiguen hasta que el más fuerte, según la apreciación de los hombres, cae víctima del odiado judío. El agagita recuerda el rey Agag (Num_24:7; 1Sa_15:9).
La actitud de Mardoqueo, al negarse a rendir a Aman las muestras exteriores de respeto que le correspondían por su dignidad, se explica únicamente por un acto de orgullo de raza. ¿Cómo él, el judío, podía doblar la rodilla y postrarse ante un pagano enemigo declarado de su pueblo? El ceremonial persa exigía, según Heródoto (1Sa_7:134) Que los subditos doblaran la rodilla y se postraran delante del rey. A este ceremonial se acomodaba Mardoqueo todas cuantas veces se acercaba al monarca; pero rompe con él al tratarse de Aman, aunque lo hubiera mandado Asuero. Cuenta Heródoto (1Sa_7:136) que los embajadores de Esparta, Espertíes y Bulis, se negaron, por motivos de dignidad, a rendir al rey Jerjes tales muestras de respeto. A los servidores del rey les manifestó Mardoqueo que su condición de judío no le permitía tales reverencias (1Sa_3:4). Sin embargo, los judíos se postraban ante los reyes (1Sa_24:9; 1Re_1:23; 1Re_2:19; 2Re_4:37) y otros superiores (Gen_23:7; Gen_27:29; Gen_27:333)· El texto griego (Gen_13:12-14) atribuye la actitud de Mardoqueo al hecho de que Aman reclamaba para sí honores divinos. Según algunos autores (Vaccari, Stummer), cuando los dos verbos doblar la rodilla y postrarse van unidos (2Cr_7:3; 2Cr_22:29; Sal_22:30; Sal_95:6), denotan un acto de adoración a Dios. De Ester (Sal_8:3) se dice que, al presentarse ante el rey, se echó a los pies de Asuero. Otros exegetas explican que Mardoqueo se negó a rendir homenaje a Aman por tratarse de un amalecita, pueblo odiado por Israel; opinión esta que concuerda con el espíritu del libro, pero que no está respaldada por los hechos históricos. Considerada la índole del libro, creemos que Mardoqueo negóse a doblar su rodilla y postrarse ante un enemigo de su pueblo por motivos políticos y religiosos, arrostrando valientemente todas las consecuencias desagradables que pudieran surgir de semejante acto de insubordinación.

Fecha memorable (Sal_3:7).
7El mes primero, que es el mes de Nisán, en el duodécimo año del rey Asuero, se echó el pur, es decir, la suerte, ante Aman, de día en día y de mes en mes, hasta que salió el mes duodécimo, que es el mes de Adar.

Aman ha decidido destruir al pueblo judío. Sólo le faltaba determinar el día y el mes. Nos hallamos en el año 12 del reinado de Asuero (474 a.C.), cinco años después de la exaltación de Ester (Sal_2:16). Es muy probable que ignorase Aman la ascendencia judía de la reina Ester. Bajo la mirada de los dioses, como dice Luciano, echó Aman el pur, palabra extranjera, acaso acádica: puru = suerte; o persa: para = pedazo, fragmento, que, según el autor hebraico, corresponde a goral 1. Es probable que la palabra pur sea una glosa introducida con el fin de señalar anticipadamente la etimología de la fiesta de Purim (Sal_9:24-26).

Aman delibera con Asuero (Sal_3:8-11).
8 Dijo entonces Aman al rey: Hay en todas las provincias de tu reino un pueblo, disperso y separado de todos los otros pueblos, que tiene leyes diferentes de las de todos los otros y no guarda las leyes del rey. No conviene a los intereses del rey dejarlos en paz. 9 Si al rey le parece bien, escríbase orden de exterminarlos, y yo pesaré diez mil talentos de plata en manos de los superintendentes de la hacienda para que se ingresen en el tesoro real. 10 Entonces el rey se quitó de la mano su anillo y se lo entregó a Aman, hijo de Hamedata, agagita, enemigo de los judíos, u y le dijo: La plata que ofreces sea para ti, y para ti también ese pueblo, para que hagas con él lo que bien te parezca.

Aman no puede por sí mismo desencadenar una persecución contra los judíos. Los reyes persas, en general, se mostraron tolerantes con las prácticas religiosas de los pueblos sometidos a su autoridad. Sólo en momentos de ira cometió Jerjes actos sacrílegos. Las acusaciones de Aman contra los judíos son lugares comunes que se manejan en todos los escritos de la época helenística: 1) viven segregados de los otros pueblos; 2) se rigen por leyes propias (Dan_1:8; Jdt_12:1); 3) no cumplen los decretos reales (Dan_3:8-12; Esdr 4:12-16). De ello concluye Aman que, por interés del rey y seguridad del imperio, no se les debe dejar en paz. De las acusaciones pasa Aman a solicitar del rey, empleando la fórmula habitual de cortesía (19), el exterminio del pueblo judío. Con el fin de compensar el erario real de la pérdida económica que acarrearía la matanza de los judíos, ofrece de su propio peculio la elevada cantidad de diez mil talentos de plata. En moneda moderna su oferta equivalía a dieciocho millones de dólares.

Publicación del edicto real (3:12-13).
12 Fueron entonces llamados los secretarios del rey, el día trece del mes primero, y se escribió todo lo que ordenaba Aman a los sátrapas del rey, a los gobernadores de todas las provincias y a los jefes de todos los pueblos, a cada provincia según su escritura y a cada pueblo según su lengua. Se escribió en nombre del rey Asuero y se sellaron las cartas con el anillo del rey. 13 Fueron mandadas las cartas, por medio de los correos, a todas las provincias del rey, ordenando destruir, hacer perecer y matar a todos los judíos, jóvenes y viejos, niños y mujeres, en un solo día, el día trece del duodécimo mes, que es el mes de Adar, y que sus bienes fuesen dados al pillaje.

Para el día 13 de Nisán, día nefasto, que coincidía con la fiesta judía de Pascua (Exo_12:6), convocó Aman a los escribas reales (Exo_2:23; Exo_8:9) para que copiaran el edicto contra los judíos que él les dictaría. El decreto real, sin embargo, surtiría su efecto el 13 del duocécimo mes. Las cartas dirigidas a las autoridades mencionadas fueron repartidas por los harasim, los corredores. Fueron los persas los que crearon un servicio perfecto de correos con el fin de comunicar el palacio real con los pueblos del inmenso imperio. Los empleados utilizaban caballos veloces para cubrir enormes distancias. Nada ni nadie podía detener al correo en el cumplimiento de su deber, ni los fenómenos atmosféricos ni la oscuridad de la noche. Para asegurar el servicio existían fortalezas y puestos militares junto a los puentes y las zonas fronterizas 2. Calcula Heródoto que un correo cubre la etapa (camino real) de Sardes a Susa en noventa días (Exo_5:53). La mención de un correo rápido en 8:10 parece indicar que Aman tenía mucho interés en que la orden llegara rápidamente a conocimiento de los que debían ejecutarla. Dios concedió a los judíos un largo lapso de tiempo para salvar sus vidas y poner sus bienes en lugar seguro.

Contenido de la carta (3:1-7).
l He aquí el texto de la carta: El gran rey Artajerjes, a los gobernadores y a sus subordinados de las ciento veintisiete provincias, desde la India hasta la Etiopía, ordena lo que sigue: 2 Aun cuando tenga el imperio de muchas naciones y haya subyugado toda la tierra, jamás he querido engreírme con la confianza del poder, sino gobernar con justicia y moderación, asegurando a mis vasallos una vida perpetuamente tranquila y procurando la quietud y seguridad del reino hasta los extremos confines, para que florezca la paz tan deseada de los hombres. 3 Consultando con mis consejeros cómo podría llevarse esto a cabo, uno de ellos, de nombre Aman, distinguido por su discreción acerca de mí, de lealtad bien probada, de firme fidelidad, que en el palacio real ocupa la segunda dignidad, 4 me ha dado a conocer la existencia de un pueblo que vive mezclado con todas las tribus de la tierra, odioso por sus leyes, opuesto a todas las naciones, que continuamente traspasa los mandatos de los reyes e impide que tengan efecto las medidas de gobierno por mí intachablemente ordenadas. 5 He averiguado también que esta nación vive totalmente aislada, siempre en abierta oposición con todo el género humano, y que al tenor de sus leyes observa un género de vida extraño, hostil a nuestros intereses, y comete los más perversos excesos para impedir el buen orden del reino. 6 En virtud de esto, os ordeno que todos los por mí señalados en las cartas de Aman, a quien he encomendado este negocio, siendo como es mi segundo padre, todos, con sus mujeres e hijos, sean de raíz exterminados por la espada de sus enemigos, sin misericordia ni piedad, el día catorce del mes duodécimo de Adar del presente año; 7 de suerte que los enemigos de ayer y de hoy en un solo día desciendan al infierno por muerte violenta, y para el tiempo venidero sea. nuestro gobierno estable y perfectamente tranquilo.

La carta se ha conservado en griego mar, aliñado, con períodos más amplios y vocabulario más rico que el que figura en otras partes del libro. ¿Contribuye esta circunstancia a poner en duda su autenticidad? El contenido concuerda muy de cerca con la letra de Tolomeo IV, que aparece en 3 Mac 5:12-30. Salvo una palabra, el proemio es idéntico. Esta semejanza se explica, o bien porque ambos documentos proceden de la cancillería real, en que predominaba el estilo helénico, o porque el autor del libro la copió de 3 Mac 3:12-30. Al pueblo judío se lo manda eis ton Aide, al Hades, al sheol de los judíos (Gen_37:35), lugar en donde habitan los muertos y de donde no se sale jamás. Por su conducta merece que perezca de muerte violenta, considerada como un castigo de Dios. Si la carta no es auténtica críticamente, forma, sin embargo, parte del canon bíblico. Como el texto hebraico hablaba de cartas (Gen_3:12.14), que no se reproducían, quiso el autor suplir aquella laguna con la inserción de una cuyo contenido debía corresponder fundamentalmente con la que mandó Aman a los sátrapas y gobernadores.

Promulgación del decreto (Gen_3:14-15).
14 Las cartas encerraban una copia del edicto, que debía publicarse en cada provincia, invitando a los pueblos a estar apercibidos para aquel día.15 Los correos partieron apresuradamente, según la orden del rey. El edicto se publicó en Susa, en la ciudadela; y mientras el rey y Aman bebían, estaba la ciudad de Susa consternada.

A la carta dirigida a las autoridades provinciales acompañaba una copia (patsegen) del decreto real, que debía colocarse en lugar público, para que la población estuviera apercibida para el día de la matanza. Puede entenderse el texto en el sentido de que debían las autoridades sacar copias del decreto real y divulgarlo entre la población. La primera copia se fijó en la ciudadela de Susa, de modo que la noticia llegó pronto a la capital, sembrando el pánico entre la población judía. Entretanto, invitaba el rey a su fiel ministro a celebrar conjuntamente con sendas copas de vino el exterminio del pueblo judío.