Ester  9 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 32 versitos |
1 Al duodécimo mes, que es el mes de Adar, el día trece del mes, el día en que debía cumplirse el edicto del rey y en que los enemigos de los judíos habían pensado dominarlos, fue lo contrario lo que sucedió, y los judíos dominaron a sus enemigos.
2 Reuniéronse los judíos en sus ciudades, en todas las provincias del rey Asuero, para poner la mano sobre todos aquellos que buscaban su perdición; y nadie pudo resistirlos, porque el temor de ellos se había apoderado de todos los pueblos."
3 Y todos los jefes de las provincias, los sátrapas, los gobernadores y los funcionarios del rey, apoyaron a los judíos, por el temor que les inspiraba Mardoqueo;"
4 pues era Mardoqueo poderoso en la casa del rey, y su fama se esparció por todas las provincias, porque se hacía de día en día más poderoso.
5 Los judíos hirieron a espada a todos sus enemigos, los mataron y los hicieron perecer, y trataron como quisieron a los que les eran hostiles.
6 En Susa, la ciudadela, mataron los judíos, haciéndolos perecer, a quinientos hombres,
7 y degollaron a Parsandata, Dalfón, Asfata,
8 Porata, Adalía, Arudata,
9 Par-masta, Arisai, Aridai y Baizata,
10 los diez hijos de Aman, hijo de Hamedata, el enemigo de los judíos; pero éstos no se dieron al pillaje."
11 Llegó aquel día a conocimiento del rey el número de los muertos en la ciudadela de Susa,
12 y el rey dijo a Ester: “Los judíos han matado y hecho perecer en Susa, la ciudadela, a quinientos hombres y a diez hijos de Aman. ¿Qué habrán hecho en el resto de las provincias del rey? ¿Qué más pides? ¿Qué más quieres? Se te concederá, lo tendrás.”
13 Ester respondió: “Si al rey le parece bien, que les sea permitido a los judíos de Susa obrar también mañana conforme al edicto de hoy, Y Que se cuelgue en la horca a los diez hijos de Aman.”
14 El rey mandó que así se hiciera, y se publicó el edicto en Susa.
15 Los judíos de Susa se reunieron de nuevo el día catorce del mes de Adar, y mataron en Susa a trescientos hombres; pero tampoco se dieron al pillaje."
16 Los otros judíos que había en las provincias del rey se reunieron y defendieron su vida, y se procuraron reposo librándose de sus enemigos, y mataron a setenta y cinco mil, pero no se dieron al pillaje.
17 Esto sucedió el día trece del mes de Adar. Los judíos se aquietaron el catorce, haciendo de él un día de banquetes y regocijo.
18 Los que había en Susa, que se habían reunido el trece y el catorce, se aquietaron el quince, haciendo de él un día de banquetes y regocijo.
19 Por eso los judíos del campo, que habitan ciudades no amuralladas, hacen del día catorce del mes de Adar un día de banquete y de fiesta, en que se mandan presentes los unos a los otros.
20 Mardoqueo escribió estas cosas y envió cartas a los judíos de todas las provincias del rey Asuero, cercanas y lejanas,
21 mandándoles celebrar todos los años el día catorce y el quince del mes de Adar,
22 como días en que habían obtenido el reposo, librándose de sus enemigos, y celebrar el mes en que su tristeza habíase convertido en alegría, y su desolación en regocijo; y de hacer de estos días días de festín y de alegría, en que se mandan presentes los unos a los otros y se distribuyen dones a los indigentes."
23 Los judíos se comprometieron a hacer lo que ya habían comenzado y les mandaba Mardoqueo;"
24 porque Aman, hijo de Hamedata, agagita, enemigo de todos los judíos, había concebido el proyecto de exterminarlos y había echado el “pur,” es decir, la suerte, para matarlos y exterminarlos;"
25 pero, habiéndose presentado Ester al rey, mandó el rey por escrito hacer recaer sobre la cabeza de Aman el maligno proyecto que él había hecho contra los judíos, y le colgó de la horca a él y a sus hijos.
26 Por eso se llaman estos días “purim,” del nombre de “pur.” Conforme al contenido de esta carta, según lo que ellos mismos habían visto y les había sucedido,
27 los judíos tomaron por ellos, por su descendencia y por todos aquellos que a ellos se unieron, la resolución y el compromiso irrevocable de celebrar cada año estos dos días al modo y al tiempo prescritos.
28 Estos días habían de ser celebrados y recordados de generación en generación, en cada familia, en cada provincia y en cada ciudad, y estos días de “purim” no habían de ser jamás abolidos entre los judíos, ni borrado su recuerdo entre sus descendientes.
29 La reina Ester, hija de Abigaíl, y el judío Mardoqueo escribieron con instancia a los judíos por segunda vez para confirmar su carta acerca de los “purim,”
30 y se mandaron cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero. Contenían palabras de paz y fidelidad, prescribiendo los días de “purim” al tiempo fijado,
31 como el judío Mardoqueo y la reina Ester los habían establecido, para ellos y para toda su posteridad, y añadiendo prescripciones de ayunos y lamentaciones.
32 Así, la orden de Ester confirmó la institución de los “purim,” y esto fue escrito en el libro.

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Introducción a Ester 

Times New Roman ;;;
Ester.

Nombre y Texto.
El libro de Ester ha ido errante de un lugar a otro en el catálogo de libros sagrados, dándosele a veces un carácter poético, otras considerándolo como profetico y no pocas colocándolo al final de la lista de los libros históricos. En el canon judío ocupa un lugar entre los libros de la tercera colección (Ketubim), asignándosele el quinto puesto en la subdivisión conocida con el nombre de megilloth = rollos. En un tiempo gozó el libro de tanta estima entre los judíos, que se le llamaba la megillah por excelencia. Corrientemente es conocido por megillath Ester, rollo de Ester, que se leía en la fiesta de Purim.
Gran parte del libro se ha conservado en hebreo (1:1-10:4), y otra en griego (10:5-16:24). Estas dos partes reciben el nombre de proto y deuterocanónicas respectivamente.
A) Texto Hebreo. - Se ha conservado en buen estado y en él se reflejan las modalidades propias del hebreo posterior a la cautividad, con influencias aramaicas. A este texto se le llama también masorético. Una edición del mismo, al alcance de todos, es la de R. Kittel, Biblia Hebraica (Stuttgart 1949).
B) Texto Griego De Las Adiciones. - Damos este nombre a las secciones griegas que siguen al texto hebraico a partir de 10:4. No es el texto una traducción de algún original hebraico, como lo demuestra su estilo depurado helenista. Los pocos semitismos con que se tropieza en la lectura provienen del alma judía del autor, probablemente judío helenista. Este texto griego se conserva en dos formas, una abreviada y otra amplia,

Versiones.
A) Griegas. - La traducción griega del texto original hebraico se ha conservado en tres formas: 1) Texto común, que se encuentra en los códices unciales  S A y en otros menos importantes de la misma familia. Hizo esta versión Lisímaco, hijo de Tolomeo, que moraba en Jerusalén. En tiempos de Tolomeo y Cleopatra, cierto Dositeo, que se decía sacerdote y levita, y su hijo Tolomeo, la introdujeron en Egipto (v.1). Se reproduce en las principales ediciones griegas del Antiguo Testamento, tales como Tischendorf (1850-55), Vigouroux (1902), Swete (1887-1894), Rahlfs (Septuaginta I, Stuttgart 1935). Es el texto breve. 2) Texto amplio: Es una revisión de Luciano conservada en los códices 19, 93, 108. La publicó O. F. Fritzche 1. 3) Un tercer texto, del que nació la Vetus Latina, es acaso el más antiguo de todos. Schildenberger lo llama Ea.
B) Latinas. - 1) Vetus Latina. - Es la que mejor retransmite el texto griego original. Cree Schildenberger, siguiendo las huellas de D. de Bruyne, que es el testimonio más caracterizado del texto griego primitivo. Esta hipótesis, añade Lefévre 2, aunque no resuelva todas las dificultades, parece, sin embargo, la más probable.
2) Vulgata. - San Jerónimo tradujo el texto hebraico cuidadosamente, verbum e verbo (Praef. in libr. ludt: PL 28:1433). Como apéndice de esta versión coloca las partes adicionales, que dice haber encontrado en la edición vulgata de la Biblia griega, reuniéndolas al final del libro y anotándolas con un obelo (l.c.). No puso en su traducción el mismo esmero que en la del texto hebraico.

Cuestiones textuales.
No es fácil determinar la interdependencia existente entre los textos que acabamos de mencionar. ¿Cómo se explican las diferencias existentes entre los mismos? ¿Cuál es el origen del texto de las adiciones? El concilio de Trento decretó que el libro era sagrado y canónico en sus partes proto y deuterocanónicas. Sobre la cuestión textual se han propuesto las siguientes y principales hipótesis:
1) En un principio existieron dos textos hebraicos: uno corto, que corresponde al masorético actual, y otro más amplio, que utilizó Lisímaco en su traducción griega. Las partes deutero-canónicas no figuraban en el texto breve, pero sí en el segundo, que, al igual que las partes proto-canónicas, fueron traducidas al griego.
2) El texto masorético reproduce exactamente el original hebraico primitivo. autor sagrado compuso su libro sirviéndose de las memorias de Mardoqueo y Ester (9:20-23) y de los anales de los reyes de Persia (2:23; 6:1). El traductor griego, que tuvo a su disposición las mismas fuentes de consulta, quiso completar lo que le parecía manco y dar al libro un carácter religioso más palmario. De ahí el origen de las famosas adiciones griegas 3.
3) El texto griego de las partes proto y deutero-canónicas es una versión del texto original hebraico o aramaico. Más tarde, por motivos de la lectura del libro en la fiesta de Purim, se hizo una edición abreviada, que se ajusta al actual texto masorético. Dado que la fiesta había degenerado de su pureza primitiva, convirtiéndose en una bacanal, por respeto al nombre de Dios se suprimieron aquellas partes del libro de carácter religioso más acentuado. A esta opinión, que en su tiempo defendió J. B. de Rossi, se adhiere en parte B. Mariani4.
4) El texto hebraico masorético es el original; las partes deutero-canónicas griegas son amplificaciones, adiciones, suplementos hechos por el primer traductor griego u otro posterior. Hoy prevalece la opinión de que las adiciones fueron escritas originariamente en griego, no vislumbrándose en ellas vestigios de una traducción.

Partes deuterocanónicas.
Hemos dicho que San Jerónimo las puso como apéndice de su traducción del original hebraico. En las ediciones modernas se intercalan en el texto de la obra. Esta última costumbre ha puesto más al descubierto que su contenido no encaja perfectamente con lo que se dice en la primera parte o proto-canónica (3:2-6 y 12:6; 2:9 y 11:3; 6:3 y 12:5; 9:20-28 y 16:22). En las partes proto-canónicas no se menciona a Dios; en las otras, sí.
A pesar de las aparentes contradicciones, no hay inconveniente mayor en intercalar en el texto las partes que San Jerónimo reunió al final. Sus autores no tuvieron la intención de escribir una historia objetiva en todos sus pormenores, sino más bien componer, a base de una amplia libertad, un relato cuya finalidad primaria era didáctica. De las partes deutero-canónicas decía San Jerónimo que eran improvisaciones del autor, al igual que se hace en un ejercicio escolar, con el fin de manifestar los sentimientos del que sufre una injusticia o del que la infiere a otro (PL 28:1433). Con estas adiciones se facilitaba la lectura del libro en los ambientes helenistas; se humanizaba la obra con la supresión de pasajes demasiado hostiles a los paganos (9:5-19) y se daba al conjunto un carácter más religioso. El autor que compuso estas partes adicionales vióse asistido por el carisma de la inspiración, por el cual era infalible y exento de error formal en todo lo que él afirmaba y en el sentido que daba a su afirmación. Por ser de origen divino, estas partes fueron incluidas en el canon eclesiástico de los libros sagrados.

Ester, ¿libro histórico?
Muchos exegetas independientes zanjan la cuestión con decir que se trata de una leyenda etiológica inventada para explicar el origen y naturaleza de la fiesta de Purim. Por razón de la analogía sorprendente que existe entre los dos primeros capítulos del texto hebraico y la leyenda de Las mil y una noches, lanzó Goeije la hipótesis según la cual el libro de Ester procede de una leyenda persa que dio también origen a la famosa leyenda árabe 5.
Los panbabilonistas encuentran su origen en una leyenda babilónica. Ester corresponde al nombre de Istar; Aman es una palabra derivada de Humman, dios de Elam; Vasti es el Masti de Babilonia. En el libro se ensalza la victoria de los dioses de Babilonia sobre los de Elam (Wildeboer, Haupt, M. Maller). Otros, en fin, vuelven sus miradas hacia Egipto. Todas estas actitudes extremas carecen de fundamento histórico, por lo que caen cada día más vertiginosamente en el descrédito.
Al extremo opuesto se colocan muchos católicos y no pocos independientes, que consideran el libro como eminentemente histórico, tanto en sus líneas generales como en sus pormenores.
Contra los argumentos en favor de la total historicidad del libro se oponen los siguientes: 1) La expulsión de Vasti da la impresión de que es un episodio creado para facilitar el advenimiento de Ester al trono real de Persia. 2) Es inexplicable que tanto Asuero como Aman ignoraran la ascendencia judía de Ester, conociendo, por otra parte, los vínculos que le unían al judío Mardoqueo. 3) Según los historiadores paganos 6, la esposa de Jerjes y reina de Persia se llamaba Amestris; desconocen los nombres de Vasti y de Ester. 4) No se explica que el rey concediera tan alegremente la muerte masiva de sus subditos persas (8:11-12). La actitud tolerante de los monarcas persas es incompatible con el decreto de exterminio total de los judíos del imperio (3:7-15; 13:1-7).
Todas estas dificultades tienden a crear una atmósfera desfavorable al carácter estrictamente histórico del libro. La técnica con que se conduce la narración, el dramatismo que se observa en cada página, confirman aquella impresión. En efecto, aunque el autor sagrado no mencione explícitamente el nombre de Dios, da a entender que Yahvé dispone los acontecimientos históricos en beneficio del pueblo judío. Para nosotros la llave para la recta interpretación del libro está en las palabras de Zeres a Aman: Si el Mardoqueo ese delante del cual has comenzado a caer es de la raza de los judíos, no le vencerás; antes de cierto sucumbirás ante él (6:13). Toda la narración está salpicada con notas pintorescas encaminadas a intrigar al lector; se retrasa voluntariamente el desenlace y se acumulan detalles que contribuyen a poner de manifiesto la providencia divina para con su pueblo escogido. En el libro de Ester, como en el de Judit, se enfrentan el judaísmo y el paganismo, el Dios de Israel y la astucia y malicia humanas. Las dos fuerzas antagónicas están personificadas en dos personajes: el judío Mardoqueo y el agagita Aman. Aquél se niega a doblar su rodilla ante un ministro pagano (3:5), y Dios premia este acto de religión o de orgullo patriótico con el triunfo sobre el orgulloso Aman. De lo dicho cabe concluir que no deben tomarse al pie de la letra todos los pormenores de la narración. Más que en los archivos de Persia, el autor en la composición de su obra se inspiró en escenas de la antigua historia de Israel, tales como la exaltación de José al trono del Faraón, y, sobre todo, en el libro de Judit, en el que una mujer salva a su pueblo en unos momentos desesperados. El texto del libro recuerda la ideología imperante en la literatura sapiencial.

Autor y fecha de composición.
Debe distinguirse entre el autor del texto hebraico y el de las adiciones griegas; ambos son posteriores al exilio. El autor de la primera parte es judío. Modernamente prevalece el criterio de ver en estas páginas la pluma de un escritor de Palestina que vivió en tiempo de los Macabeos (Soubicou, Vaccari, Stummer) o hacia finales del mismo (Schildenberger). En esta última sentencia se explica el hecho de que sistemáticamente, por respeto quizá, no se mencione el nombre de Dios, como hace también el autor del 2 Mac. En una nota de 10:3 se dice que Dositeo introdujo la versión griega en Egipto durante el reinado de Tolomeo y Cleopatra. De los cuatro Tolomeos casados con una Cleopatra, parece que el texto se refiere, o bien al Tolomeo VIII Latiré (116-80), o a Tolomeo Neos Dionisios (51-44). Sólo el primero vivió cuatro años con una mujer llamada Cleopatra. Según el 2 Mac 15:37, celébrase en Palestina el Día de Mardoqueo.

Canonicidad.
La Mishna y el Talmud de Jerusalén dan instrucciones para la lectura de Judit en la fiesta de Purim. El libro y la mencionada solemnidad eran conocidos antes de los tiempos neotestamentarios. Flavio Josefo cita ampliamente el libro de Ester en sus Antiquitates ludaicae (1.2), y utiliza asimismo las secciones griegas, que posteriormente fueron eliminadas del canon judío.
La Iglesia recibió el libro en el canon según su versión griega. Orígenes no duda de la canonicidad aun de las partes deutero-canónicas, pero sus anotaciones críticas dieron pie a que lo hicieran San Atanasio y San Jerónimo. En cuanto a este santo, cabe decir que, por el hecho de relegar las adiciones al final del libro, dudaba de su canonicidad. Las dudas para estas partes griegas continuaron hasta el concilio Tridentino, que las declaró sagradas y canónicas.

Contenido doctrinal.
En conjunto, la obra quiere hacer ver que los judíos prevalecen siempre y en todas partes de sus enemigos. Otra de las finalidades es explicar los orígenes de la fiesta de Purim, que debe ser un día de alegría y acción de gracias por haberles salvado Dios del exterminio. La doctrina de la providencia divina para con su pueblo aparece en todo el libro. Lo que el autor no declara, no sabemos por qué exigencias literarias o ambientales, lo proclaman a los cuatro vientos las secciones propias del texto griego. La doctrina de la alianza es menos visible en Ester que en Judit, pero no está ausente del texto.
Por otra parte, hallamos en el libro pasajes que recuerdan la imperfección de la moral antigua en comparación con la del Evangelio (Mt 5:44). El espíritu de venganza de los judíos y la complacencia de la joven reina en la matanza de los enemigos de su pueblo no reza con la doctrina del amor a los enemigos y el perdón de los que nos persiguen y calumnian. Pero estas y otras circunstancias han sido introducidas en el texto por el autor sagrado por exigencias de la tesis doctrinal que intentó desarrollar. En el libro se aplica la ley del talión. Escribe el autor para alentar a sus hermanos de raza, tan a menudo envueltos en cuestiones raciales, y para dar un toque de atención a sus enemigos. Es natural que la puesta en práctica de los principios fundamentales del judaísmo llamen la atención de los que conviven con ellos y que les tilden de separatistas, de conspiradores contra la completa unidad del Estado. De ahí las reacciones antijudías de los pueblos de ayer y de hoy. El autor quiere advertir a los de su pueblo que su seguridad y permanencia en medio de las gentes depende exclusivamente del apoyo que Dios les preste 7.

La fiesta de Purim.
Flavio Josefo 8 habla de la fiesta que se celebraba durante los días 14 y 15 de Adar (febrero-marzo) para conmemorar la salvación de sus hermanos de Persia en tiempos de Mardoqueo. El 2 Mac 15:37 conmemora la fiesta de Nicanor, que se celebraba el día 13 de Adar, un día antes del día de Mardoqueo. El ceremonial de la festividad es indicado en el tratado Megillah del Talmud de Jerusalén. La fiesta tenía un doble aspecto, profano y religioso. Cabe a las manifestaciones ruidosas de regocijo, al estilo de nuestros carnavales, vistiéndose las mujeres con trajes de hombre y éstos con vestidos de mujeres, suculentos banquetes y excesos en las bebidas, intercambios de presentes entre parientes y amigos, se leía el libro de Ester. Modernamente prevalece la opinión de que la fiesta de Purim en parte es copia de una fiesta de primavera que se celebraba en Persia y Babilonia. Hacia el mes de marzo celebraban los persas la festividad llamada nauroz, con carácter de fiesta de primavera, durante la cual se intercambiaban presentes y se distribuían limosnas a los pobres, detalle que imitaron los judíos en la fiesta de Purim. Entre los años 160-114 antes de Cristo, la comunidad judaica dio a la fiesta un carácter político-religioso, relacionándola con la liberación de la colonia judía de Persia en tiempos de Jerjes I.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Ester  9,1-32

Venganza de los judíos (9:1-19).

Los judíos, en situación ventajosa (9:1-4).
1 Al duodécimo mes, que es el mes de Adar, el día trece del mes, el día en que debía cumplirse el edicto del rey y en que los enemigos de los judíos habían pensado dominarlos, fue lo contrario lo que sucedió, y los judíos dominaron a sus enemigos. 2 Reuniéronse los judíos en sus ciudades, en todas las provincias del rey Asuero, para poner la mano sobre todos aquellos que buscaban su perdición; y nadie pudo resistirlos, porque el temor de ellos se había apoderado de todos los pueblos. 3 Y todos los jefes de las provincias, los sátrapas, los gobernadores y los funcionarios del rey, apoyaron a los judíos, por el temor que les inspiraba Mardoqueo; 4 pues era Mardoqueo poderoso en la casa del rey, y su fama se esparció por todas las provincias, porque se hacía de día en día más poderoso.

A consecuencia de la carta de Mardoqueo cambió totalmente el cariz de los acontecimientos señalados para el 13 del mes de Adar (3:12). Desde el edicto de Mardoqueo hasta el citado día transcurrieron, según 8:9, nueve meses, durante los cuales pudieron los judíos reunirse (8:11), organizarse para mejor repeler la agresión, ¿Atreviéronse los persas a molestar a los judíos? Conociendo el contenido del decreto real y sabiendo que Mardoqueo era poderoso en palacio, que su fama iba en aumento, no es probable que los persas atacaran a los judíos, salvo pocas excepciones.

Matanzas en Susa (9:5-10).
5 Los judíos hirieron a espada a todos sus enemigos, los mataron y los hicieron perecer, y trataron como quisieron a los que les eran hostiles. 6 En Susa, la ciudadela, mataron los judíos, haciéndolos perecer, a quinientos hombres, 7 y degollaron a Parsandata, Dalfón, Asfata, 8 Porata, Adalía, Arudata, 9 Par-masta, Arisai, Aridai y Baizata, 10 los diez hijos de Aman, hijo de Hamedata, el enemigo de los judíos; pero éstos no se dieron al pillaje.

Los términos del texto sugieren claramente que había algo más que una defensa. Todos los que se habían mostrado contrarios a los judíos eran víctimas de los mismos. Aquellos que les resistieron fueron objeto de malos tratos: trataron como quisieron a los que les eran hostiles. ¿Hubo víctimas de parte de los judíos? Sin duda (9:16), porque no todos se resignaron a morir pasivamente.

Ansiedad del rey (9:11-16).
11 Llegó aquel día a conocimiento del rey el número de los muertos en la ciudadela de Susa, 12 y el rey dijo a Ester: Los judíos han matado y hecho perecer en Susa, la ciudadela, a quinientos hombres y a diez hijos de Aman. ¿Qué habrán hecho en el resto de las provincias del rey? ¿Qué más pides? ¿Qué más quieres? Se te concederá, lo tendrás. 13 Ester respondió: Si al rey le parece bien, que les sea permitido a los judíos de Susa obrar también mañana conforme al edicto de hoy, Y Que se cuelgue en la horca a los diez hijos de Aman. 14 El rey mandó que así se hiciera, y se publicó el edicto en Susa. 15 Los judíos de Susa se reunieron de nuevo el día catorce del mes de Adar, y mataron en Susa a trescientos hombres; pero tampoco se dieron al pillaje. 16 Los otros judíos que había en las provincias del rey se reunieron y defendieron su vida, y se procuraron reposo librándose de sus enemigos, y mataron a setenta y cinco mil, pero no se dieron al pillaje.

Llegó la noticia de la hecatombe a oídos del rey, quien se alarmó por las proporciones que tomaba la reacción judía. Llevado por dos sentimientos, de ansiedad uno y de satisfacción el otro, se dirigió a la reina, diciéndole: ¿Qué más pides? esperando que Ester le manifestara su gratitud y satisfacción por haber escuchado su ruego. Pero ¡cuál no fue su asombro al escuchar de labios de Ester la petición de prórroga de la matanza por espacio de otro día! Pero no quiso contrariarla y accedió a su ruego. La ansiedad del rey estaba muy justificada por las noticias alarmantes sobre la gran cantidad de víctimas. El texto hebraico habla de setenta y cinco mil muertos; los LXX los reducen a quince mil, y Luciano a diez mil ciento siete. Como hemos anotado, se exageran extraordinariamente las cifras con el fin de demostrar a los pueblos e individuos que, en caso de molestar a los judíos, se exponen a sufrir un castigo ejemplar.

Día conmemorativo (9:17-19).
17 Esto sucedió el día trece del mes de Adar. Los judíos se aquietaron el catorce, haciendo de él un día de banquetes y regocijo. 18 Los que había en Susa, que se habían reunido el trece y el catorce, se aquietaron el quince, haciendo de él un día de banquetes y regocijo. 19 Por eso los judíos del campo, que habitan ciudades no amuralladas, hacen del día catorce del mes de Adar un día de banquete y de fiesta, en que se mandan presentes los unos a los otros.

Señala el autor las razones históricas que dieron origen a la fiesta de Purim. Los judíos cumplieron matemáticamente la orden contenida en la carta de Mardoqueo. El 13 de Adar, los judíos de las provincias se vengaron a placer de sus enemigos, apoyados por las autoridades, exterminando a cuantos se habían mostrado contrarios a ellos. La petición de Ester hizo que se prorrogara otro día la matanza en Susa, destinando uno a los antijudíos de la ciudadela y otro a los de la población de Susa. Con ello se explica el porqué, en tiempos del autor, las gentes de provincia anticipaban en un día la fiesta de la liberación. Acaso se trata de una explicación popular de un hecho que no tiene justificación histórica.

Institución de la fiesta de Purim (9:20-22).
20 Mardoqueo escribió estas cosas y envió cartas a los judíos de todas las provincias del rey Asuero, cercanas y lejanas, 21 mandándoles celebrar todos los años el día catorce y el quince del mes de Adar, 22 como días en que habían obtenido el reposo, librándose de sus enemigos, y celebrar el mes en que su tristeza habíase convertido en alegría, y su desolación en regocijo; y de hacer de estos días días de festín y de alegría, en que se mandan presentes los unos a los otros y se distribuyen dones a los indigentes.

Nos hallamos en la parte jurídica del libro de Ester. Algunos creen que la sección 9:20-32 procede de una fuente distinta de la del resto del libro, presentando un estilo propio, que se caracteriza por las repeticiones e insistencia en los mismos temas. Según Patón, pudo el autor encontrar esta sección en una antigua historia judía.
Mardoqueo, en su calidad de jefe religioso, se dirige a todos los judíos de cerca y de lejos (Isa_57:19; Jer_25:26; Dan_9:7), encareciéndoles la celebración de la fiesta de la liberación. El día del triunfo de los judíos se celebrará con ruidosos banquetes (Dan_16:22; Dan_9:17), en los cuales se beberá vino en abundancia, permitiéndose la bebida hasta el límite de no poder distinguir entre las palabras maldito sea Aman y bendito sea Mardoqueo. La fiesta tuvo siempre un carácter profano, alcanzando proporciones comparables a la de los carnavales, vistiendo las mujeres trajes de hombre y adoptando éstos la indumentaria femenina. En un principio prescribía el Talmud (Meg. 2a) que en los pueblos se leyera el libro de Ester el día 14 de Adar, y en ningún caso antes del 11 ni después del 14. La lectura en las sinagogas era interrumpida con imprecaciones contra los enemigos del pueblo judaico. En conmemoración del ayuno de Ester (Dan_4:3-16) se observó un día de ayuno.

Adopción oficial de la fiesta (Dan_9:23-28).
23 Los judíos se comprometieron a hacer lo que ya habían comenzado y les mandaba Mardoqueo; 24 porque Aman, hijo de Hamedata, agagita, enemigo de todos los judíos, había concebido el proyecto de exterminarlos y había echado el pur, es decir, la suerte, para matarlos y exterminarlos; 25 pero, habiéndose presentado Ester al rey, mandó el rey por escrito hacer recaer sobre la cabeza de Aman el maligno proyecto que él había hecho contra los judíos, y le colgó de la horca a él y a sus hijos.26 Por eso se llaman estos días purim, del nombre de pur. Conforme al contenido de esta carta, según lo que ellos mismos habían visto y les había sucedido, 27 los judíos tomaron por ellos, por su descendencia y por todos aquellos que a ellos se unieron, la resolución y el compromiso irrevocable de celebrar cada año estos dos días al modo y al tiempo prescritos. 28 Estos días habían de ser celebrados y recordados de generación en generación, en cada familia, en cada provincia y en cada ciudad, y estos días de purim no habían de ser jamás abolidos entre los judíos, ni borrado su recuerdo entre sus descendientes.

Los judíos se habían adelantado a los deseos de Mardoqueo, ya que celebraban la fiesta con anterioridad y conforme a lo que se les dijo en la carta (Dan_16:22). Pero, al recibir el nuevo escrito de Mardoqueo, determinaron prorrogar la fiesta un día más,

Intervención de Ester en favor de la fiesta (Dan_9:29-32).
29 La reina Ester, hija de Abigaíl, y el judío Mardoqueo escribieron con instancia a los judíos por segunda vez para confirmar su carta acerca de los purim, 30 y se mandaron cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero. Contenían palabras de paz y fidelidad, prescribiendo los días de purim al tiempo fijado, 31 como el judío Mardoqueo y la reina Ester los habían establecido, para ellos y para toda su posteridad, y añadiendo prescripciones de ayunos y lamentaciones. 32 Así, la orden de Ester confirmó la institución de los purim, y esto fue escrito en el libro.

La carta escrita por Mardoqueo (v.23-24) iba refrendada por Ester con el fin de asegurar más su cumplimiento. ¿Supone esto que la primera carta de Mardoqueo (v.20-22) no consiguió la finalidad que pretendía? Como el lector puede observar, presenta el texto gran número de repeticiones, que engendran confusión. A partir Deu_9:19 se habla de la doble manera de celebrar la fiesta de purim. En g.26b se la considera como de origen tradicional, y en 9:20.26a.29 como institucional. Tres cartas se mencionan: dos de Mardoqueo (9:20-22; 9:24-26) y una de Ester (9:29-32). En esta última aparece la noticia inesperada de que los judíos deben prepararse a esta fiesta con ayunos y abstinencias. La fiesta de Purim celebróse desde muy antiguo. La recuerdan el 2 Mac 15:36-37, con el nombre de día de Mardoqueo, y Flavio Josefo (11:6:11-13). Según el Talmud, el día 13 había reunión en la sinagoga y se distribuían limosnas a los pobres.

Interpretación del sueño (10:5-13).
5 Y dijo Mardoqueo: Del Señor viene esto. Recuerdo, en efecto, el sueño que acerca de estos sucesos tuve, de los cuales ninguno ha quedado sin cumplimiento: 6 la fuentecilla que se convirtió en río de muchas aguas y la lucecita convertida en sol. El río es Ester, a quien el rey tomó por esposa, haciéndola reina. 7 Los dos dragones éramos yo y Aman, 8 y las naciones son las que se juntaron para acabar con el nombre judío. 9 Mi pueblo es este mismo Israel, los que clamaron a Dios y fueron salvos. Salvó el Señor a su pueblo y nos sacó de todos estos males, haciendo señales y prodigios grandes, cuales no se vieron entre las naciones. 10 Por esto estableció dos suertes: una para el pueblo de Dios y otra para todas las otras naciones. n Y estas dos suertes han llegado a su hora y tiempo, es decir, en el día del juicio delante de Dios. 12 Y se acordó el Señor de su pueblo y salió por la causa de su heredad. 13 Por esto serán celebrados por ellos estos días en el mes de Adar, los días catorce y quince del mes, con grande concurso, alegría y exaltación, delante de Dios, de generación en generación para siempre, en el pueblo de Israel.

El redactor griego empezó el libro narrando un sueño que tuvo Mardoqueo, con lo cual quería poner de relieve la intervención providencial de Dios en la trama de esta historia. Transcurridos aproximadamente once años, vuelve Mardoqueo su mirada hacia atrás y, después de un examen ponderado de los hechos, reconoce que todo cuanto ha acaecido fue predicho y anunciado de antemano por Dios.

Epístola sobre los
Purim.

El año cuarto del reinado de Tolomeo y Cleopatra, Dositeo, que se decía sacerdote y levita, y Tolomeo, su hijo, trajeron la presente epístola sobre los purim, que dicen ser auténtica y haber sido traducida por Lisímaco el de Tolomeo, vecino de Jerusalén.

El autor del texto griego fue, probablemente, algún jefe de la comunidad judaica. Dice haber recibido la presente epístola sobre los purim, a saber, el libro de Ester, de la comunidad de Palestina (2Ma_2:14-16). Defiende su autenticidad, afirmando que es una traducción hecha por Lisímaco, hijo de cierto Tolomeo, perteneciente a la comunidad de Jerusalén. Una vez conocido el origen del texto, se añade que Dositeo, que se decía sacerdote y levita, lo introdujo en Egipto. Ambos, Dositeo y su hijo Tolomeo, tienen interés en hacer constar que esta traducción de Ester es la mejor y que, por lo mismo, debe recibirse. Además debe notarse la noticia de que el libro procedía de Palestina, lo cual prueba la dependencia de los judíos de la Diáspora de las autoridades de Jerusalén en cuestiones disciplinares y cultuales. ¿Cuándo el libro fue introducido en Egipto? No es posible dar una respuesta definitiva, por ser muchos los Tolomeos que reinaron en Egipto, unos trece, y ser muy común el nombre de Gleopatra. Los pareceres se inclinan preferentemente entre las dos siguientes parejas reales: 1) Tolomeo VIII, Soter II, llamado Latiré (116-80), casado sucesivamente con Cleopatra IV y V; 2) Tolomeo XIV (51-44 a.C.), que asoció al imperio a su hermana Cleopatra. Fue ésta derrotada por Octavio Augusto en la batalla de Accio el año 30.