;;;;;
Cantar de los Cantares.
Introducción.
Nombre, contenido y división.
En hebreo se le designa con el nombre de shir hashinm, que literalmente significa Cantar de los Cantares, como comúnmente traducen las versiones antiguas. En realidad, habría que traducirlo por el Cantar por excelencia, ya que la forma hebraica es una perífrasis equivalente al superlativo 1. El título, pues, responde a su contenido poético e idílico, que no tiene par dentro de la literatura bíblica.
Por su contenido material apenas podríamos deducir que se trata de un libro religioso, ya que no se menciona a Dios, y, por otra parte, los diversos poemas no versan sino sobre las relaciones amorosas de dos corazones que se buscan para unirse en matrimonio. Sus formulaciones tienen aparentemente un carácter puramente erótico, en el mejor sentido de la palabra. Sólo la tradición judaico-cristiana nos dará la pauta para descubrir en estas expresiones amorosas un sentido religioso más alto, en consonancia con el contenido del canon de los libros sagrados. En realidad, los esposos expresan sus sentimientos afectivos de un modo vivo y aun crudo, en conformidad con el género literario nupcial de las fiestas de los desposorios en el antiguo Oriente.
Los autores no concuerdan al establecer una división neta de los diversos fragmentos del libro, atendiendo a la evolución conceptual del tema. Por nuestra parte, creemos como más aceptable suponer la existencia de siete poemas que desarrollan paralelamente el mismo tema, aunque bajo diversos símbolos, conforme a la distribución convencional de los siete días que duraban las fiestas nupciales:
Preludio (1:1-4).
Primer poema: Diálogo de la esposa y del esposo (1:5-2:7).
Segundo poema: Monólogo de la esposa (2:8-3:5).
Tercer poema: Monólogo del esposo (4:1-5:1).
Cuarto poema: Monólogo de la esposa (5:2-6:3).
Quinto poema: Monólogo del esposo (6:4-12).
Sexto poema: Diálogo del coro, del esposo y de la esposa (7:1-14).
Séptimo poema: Diálogo de los dos esposos (8:1-7).
Apéndices (8:8-14)2.
Estructura literaria del libro
La contextura especial de esta obra no encaja dentro de los moldes literarios bíblicos conocidos, y por ello los comentaristas no están de acuerdo al determinar su módulo literario. He aquí algunas de las opiniones más destacadas:
1. No pocos autores acatólicos suponen que d Cantar es una colección heterogénea de cantos eróticos (Liebesliedcr) que han sido compilados por un redactor anónimo, sin más unidad que la del tema del amor 3.
2. El Cantar consta de cantos nupciales (Hochzeitslieder), que, aparte del tema erótico común, guardan cierta relación, distribuidos conforme al rito de las nupcias de los antiguos orientales 4.
3. El Cantar es esencialmente una composición dramática con diversas escenas o actos en los que se cantan los amores de Salomón con la Sulamitis (Konigshypothese) 5 o los de un pastor y una pastora (Hirtenhypothese) que desean unirse en matrimonio, oponiéndose a ello el rey Salomón, que está enamorado de la pastorcilla 6.
4. El Cantar se compone esencialmente de diálogos líricos sobre el tema del amor, con cierta distribución dramática elemental7.
5. El Cantar consta esencialmente de siete poemas con unidad propia, en los que se repite siempre el mismo tema amoroso de dos esposos, con las mismas alternativas: anhelos de unión, encuentro de los amantes con mutuas alabanzas, y, finalmente, mutua posesión 8. Esta opinión nos parece la más verosímil. De hecho, en todo el desarrollo del libro encontramos sustancialmente el mismo estilo y el desarrollo paralelo de los mismos temas, como veremos en el comentario. La división en siete poemas, que tienen su unidad por el tema y por el autor, parece obedecer al número simbólico septenario - sinónimo de perfección - y quizá a la duración de siete días de las fiestas nupciales. Con todo, el carácter convencional del libro es evidente, y su estructura semidramática responde a las exigencias literarias de los diálogos para avivar la atención del lector, introduciendo nuevos temas y símiles en boca de los esposos del cortejo nupcial.
Sistemas de interpretación.
El Cantar de los Cantares es el libro más desconcertante de la Biblia, ya que en sus páginas no aparece ni una sola vez el nombre de Dios; ni siquiera aparentemente se ve el sentido religioso. Con todo, ha sido recibido en el canon judaico y cristiano, y esto basta para ver, a través de sus apariencias eróticas, un sentido religioso profundo, pues de otra forma sería incomprensible la veneración que la tradición judaico-cristiana ha tenido por esta obra idílica. No es de extrañar, pues, que los autores acatólicos no vean en el Cantar más que una serie de poemas amatorios sin conexión necesaria con lo religioso.
1. La exégesis naturalista ve en la trama del Cantar nada más que el desahogo amoroso de dos personas que quieren unirse en matrimonio. Esta interpretación, propuesta ya por Teodoro de Mopsuestia, es comúnmente admitida entre los autores racionalistas 9. Dentro de esta interpretación no faltan quienes supongan que se cantan los amores lascivos de dos enamorados 10, aunque la mayor parte de los autores sostengan que más bien se cantan los amores castos del matrimonio. Esta opinión es compartida actualmente por no pocos autores católicos: El Cantar, al menos en su sentido obvio, celebra el amor conyugal. Es normal que aluda al compuesto sexual de este amor... Un creyente debe suponer que las descripciones del Cantar no son inmorales por su estilo... Nada impide ulteriormente que el cuadro del amor humano, fiel y dichoso, sirva para sugerir aspectos correspondientes del amor divino. Sería éste el sentido espiritual o típico, sobrepasando las intenciones del autor humano n. J.-P. Audet, abundando en esta interpretación, cree que el Cantar nació del alma popular, en tiempo de Salomón o poco después, del que existían dos recensiones, una del reino del norte y otra del sur 12. J. Winandy se coloca en la línea del anterior y explícita: El Cantar es un canto de amor humano, o más bien, un poema lírico en muchos cánticos. Pero este poema no tiene nada de sensual en el sentido peyorativo del término; no canta una unión culpable, sino un amor y una admiración recíprocos, de los que nada permite creer que no sean legítimos... Todo lo que se puede decir es que ha sido verosímilmente compuesto para ser cantado en el curso de la celebración de las fiestas nupciales.13
2. Interpretación típica. - Según esta hipótesis, el Cantar celebraría en sentido literal los amores históricos de Salomón con la hija del faraón, pero en sentido típico el amor de Yahvé a Israel o a la humanidad 14. Otra modalidad de interpretación típica: el Cantar celebra el ideal del matrimonio humano como vínculo de unión querido por Dios, tal como aparece instituido en Gen 2:24. G. Pouchet G. Guitton distinguen tres estadios de interpretación en el Cantar: En una fase primerísima era una obra de imaginación, un drama histórico y lírico destinado a dar una lección moral conyugal; llegó pronto a ser una parábola, cuyo aspecto principal consistía en ilustrar el amor de Yahvé para con su pueblo. Se convirtió, finalmente, en una alegoría, cuando, descuidado el sentido literal y olvidado el sentido parabólico, se sacó de los versículos sagrados un tratado de espiritualidad mística... El Cantar es un drama encantador que celebra las grandezas del amor conyugal... Tal es su sentido literal y temporal. En cuanto a su sentido espiritual y eterno, es el de revelarnos el esplendor del amor divino, del que el amor humano no es más que la imagen 15. Desde el punto de vista doctrinal, no parece haya nada que oponer a esta interpretación, ya que aun en el estadio primitivo de interpretación nos encontraríamos con una gran lección moral: la fidelidad al amor conyugal.
3. Interpretación alegórica. - Las relaciones amorosas de los dos esposos serían el reflejo de las relaciones históricas entre Yahvé e Israel como pueblo. Así, en los diversos poemas e incidencias de los mismos encontraríamos alusiones a la historia de Israel: al éxodo, a la vida del desierto, al exilio babilónico: El Cantar describe a grandes rasgos las principales peripecias del amor de Yahvé y de Israel tal cual las conocemos por los libros históricos de la Biblia. El Cantar es, pues, una especie de poema de historia alegorizada16. Los dos héroes del poema son Yahvé y la nación de Israel personificada, y los presenta bajo la figura de dos esposos 17. La interpretación alegórica historicista se presta, a nuestro entender, a afirmaciones demasiado cabalísticas e infantiles, pues las concreciones históricas y geográficas están totalmente en el aire, ya que las alusiones del libro son muy problemáticas y generales.
4. Interpretación parabólica. - En el Cantar se expresan las relaciones amorosas de Yahvé e Israel bajo el símil del matrimonio, como es corriente en la literatura profética. Los profetas, al aludir al matrimonio entre Yahvé e Israel, frecuentemente recriminan la infidelidad de la esposa, que se ha apartado de su Esposo, yéndose tras de los ídolos paganos 18. El autor del Cantar, en cambio, considera los amores primeros de Yahvé e Israel, los amores de la juventud, prescindiendo de las infidelidades históricas del pueblo elegido; y también en su perspectiva hay una alusión a los tiempos ideales de la era mesiánica, en que Yahvé e Israel llegarán a la más íntima y espiritual unión en un pacto indestructible 19. He aquí cómo Ezequiel escribe los primitivos desposorios de Yahvé con Israel: Pasé yo junto a ti y te miré. Era tu tiempo el tiempo del amor, y tendí sobre ti mi manto, cubrí tu desnudez, me ligué a ti con juramento e hice alianza contigo, y fuiste mía... Te ungí con óleo, te vestí de recamado, te calcé de piel de tejón, te ceñí de lino fino y te cubrí de seda. Te atavié con joyas, puse pulseras en tus brazos, y collares en tu cuello..., y espléndida diadema en tu cabeza. Estabas adornada de oro y de plata, vestida de lino y seda en recamado; comías flor de harina de trigo, miel y aceite; te hiciste cada vez más hermosa y llegaste hasta reinar... 20
El poeta del Cantar parece, pues, trabajar con este trasfondo profético al celebrar los primeros amores de Yahvé con Israel. Los poemas tienen así un aire de parábola idílica, en la que se cantan en general los amores de Yahvé con el Israel ideal, que tiene su plena realización en los tiempos mesiánicos. Pero esto no quiere decir que sus alusiones circunstanciales escénicas tengan un sentido alegórico histórico, sino la idea general del matrimonio entre Yahvé e Israel domina todo el poema. Esta perspectiva se continúa en los tiempos mesiánicos en el símil del amor de Dios a su Iglesia, que es el Israel espiritual, el de las promesas21. Partiendo de las realidades presentes..., el hagiógrafo condensó en una parábola genial, de contextura lírico-dramática, su visión del enlace definitivo de Yahvé con su pueblo, dejando traslucir, a través de las descripciones del Esposo y de la Esposa, una concepción enteramente nueva de sus relaciones mutuas. El hecho de que cada uno de los poemas o de los actos del drama, lo mismo que el conjunto de la acción, desemboque, tras repetidas demoras, en la anhelada posesión, revela que toda su intención estaba orientada hacia este punto misterioso y sagrado de la unión, y que, consiguientemente, tanto las posibles evocaciones históricas como los diversos elementos literarios - alegóricos o parabólicos, líricos y dramáticos - han sido movilizados en orden a expresar en lenguaje inteligible a los contemporáneos la visión del hagiógrafo sobre la nueva alianza a través del simbolismo nupcial. Sólo la revelación posterior ha podido manifestar en todo su alcance el sentido vinculado por Dios y por el propio hagiógrafo a esta última fase de la aventura del amor divino, que los vates, sabios y profetas de Israel se han esforzado en traducir al idioma del amor humano 22. Para ello pudo utilizar fragmentos de poemas eróticos anteriores, dándoles un nuevo sentido místico parabólico religioso. El solo hecho de que un autor bíblico haya querido hablar del amor divino en lenguaje de poesía amorosa, muestra toda la nobleza del amor humano, que desemboca en el matrimonio y en la procreación de los hijos... No hay en la Biblia humanismo desligado de Dios: la grandeza del matrimonio humano le viene de que es un reflejo de la alianza. 23
Como conclusión debemos sostener que el sentido literal (del Cantar) es metafórico en su conjunto; es decir, que el esposo es la metáfora permanente de Yahvé, y la esposa la metáfora permanente de Israel... El Cantar no es una alegoría perfecta; es una alegoría ampliamente parabolizante, cuyos desarrollos proceden a la manera parabólica. Es decir, que los cuadros no tienen más que un alcance o significación de conjunto, sin la menor significación metafórica para los elementos secundarios que la componen 24. El hagiógrafo opera con luz sapiencial o profética, o simplemente bajo el influjo de la inspiración bíblica, sobre la imagen tradicional de la alianza nupcial de Yahvé e Israel, proyectándola sobre la edad mesiánica, iniciada en cierto modo con la vuelta del destierro en los tiempos de la restauración; y c\ cuadro literario creado por su imaginación para expresar de modo concreto y dramático su pensamiento a base cíe moldes tradicionales y pro ícticos... es una especie de parábola, en la que sólo la acción de conjunto y los actores principales que entran en escena tienen significación metafórica o alegórica, mientras la mayoría de los elementos secundarios... carecen, a fuer de simples adornos literarios, de significado alegórico especial. 25
Supuesto este sentido literal del Cantar, no hemos de excluir otros sentidos plenos, típicos y acomodaticios que los escritores han visto en este maravilloso libro poético-religioso a pesar de su pura apariencia erótica. Conforme a la penetración teológica y aun. la imaginación acomodaticia de los autores, han surgido sabrosos comentarios que cantan los amores de Dios a la humanidad y a la Iglesia, de Cristo a la Iglesia, a los fieles más selectos - las almas místicas - y, por supuesto, a la criatura más santa que haya existido: la Santísima Virgen.
Autor y canonicidad del libro.
Según el título, Salomón es el autor de esta maravillosa obra poética 26; pero, por razones de lengua y estilo, los comentaristas modernos suponen que el Cantar es de composición postexílica 27. La atribución a Salomón se ha de explicar por el procedimiento de la seudoepigrafía o seudonimia: al gran rey poeta se atribuye esta obra maestra poética, como se le atribuye el libro de la Sabiduría a pesar de ser de la época helenística.
En los siglos 1-11 de la era cristiana surgieron dudas sobre la canonicidad del Cantar de los Cantares - que ya había sido recibido en la lista de las escrituras sagradas -, pero pronto desaparecieron las dudas, según las declaraciones de los más renombrados rabinos 28. En la Iglesia cristiana no surgieron dificultades sobre su admisión en el canon bíblico. En el concilio Constantinopolitano II se condenó la interpretación profana del libro 29.
1 Cf. Gen 9:25: siervo de los siervos: siervo ínfimo; Ex 26:34: santo de los santos: santísimo; Ap 19:16: rey de reyes: rey supremo. Ya explicaba así el nombre de Cant Orígenes, In Cant hom. 1:1: PG 13.37· - 2 Es la división propuesta por D. buzy, Cantique des Cantiques (La Samte Bible, de Pirot-Glamer, VI) (1951) 289. - 3 Así opinan: J. G. Von Herder, Lieder der Liebe (Leipzig 1778); P. haupt, Dassogenannte Hohelied Salomons (Leipzig 1907); V. Zapletal, Das Hohelied (Friburgo [Suiza] 1907). - 4 Esta opinión aparece ya en C. Sánchez, In Ct com. cum exposit Ps 67 (Lyón 1916) 4-11; A. Galmet, Com. littéral sur le Cantique V 1726.71-76; el cónsul alemán en Damasco J. G. Wetzstein creyó encontrar la explicación de la escenificación de los poemas del Cantar en las fiestas nupciales de la región del Hauran: las fiestas se celebran en primavera durante siete días. En esta semana llamada real, los esposos son llamados rey y reina respectivamente. Se-hace el rito de la entronización. La esposa, con una espada, dirige el coro, sigue el festín, y, finalmente, el esposo, acompañado de sus amigos, conduce a la esposa a su casa. Cf. J. Halévy, Les chants nuptiaux des Cantiques: Recherches Bibliques, III (París 1905) 366-419. - 5 Opinión de fr. Delitzsch, Hohelied 341. - 6 Hipótesis de H. Ewald, Das Hohelied, (Gotinga 1826). - 7 Opinión bastante común entre los autores. Cf. A. Miller a. Metzinger, Introductio spedalis in V.T. (Roma 1946) 343-344. - 8 Hipótesis de D. buzy: RB 49 (1940) 161-94; La Sainte Bible (Pírot-Clamer) VI (1951) 210. - 9 Cf. PG 66:6995; J. G. Lessing, Eclogae regís Salomonis (Leipzig 1777); J- Jacob, Das Hohelied (Berlín 1902). - 10 Opinión de P. Haupt, Liebeslieder 340. - 11 A.-M. Dubarle, L'amour humain dans le Cantique des Cantiques: RB 61 (i954) %5S· - 12 J. P. Audet, Le sens du Cantique des Cantiques: RB 62 (i955) 217. - 13 G. Winandy, Le Cantique des Cantiques (Tournai) 26.323. - 14 Propuesto ya por Honorio De Autun: PL 172:347-496. - 15 G. Poucmrr-G. Guitton, Le Cantiquc Je; Cantiques (París 1934) iogs. - 16 P. Joüon, Le Cantique des Cantiques (París 1909) 95. - 17 A. Robert, Le Cantique des Cantiques (La Bible de Jérusalem, 1953) 14. - 18 Cf. Os 2:4; Jer 3:1. - 19 Cf. Jer 31:315. - 20 Ez 16:9-14. - 21 Cf. Roni4,i6s. - 22 J. Prado, Síntesis Bíblica VIII (Madrid 1962) 1092. - 23 F. Feuillet: RB (1961) 35- - 24 D. Buzy, o.c., 294. - 25 J. Prado, o.c., 1094. - 26 Sostienen esta opinión, entre los modernos, Wutz, Delitzsch. - 27 Sobre la lista de arameísmos, palabras persas y aun griegas del Cantar véase P. Joüon, o.c., 90. - 28 Cf. Jadajim 3:5; Tosefta, Sanh. XII, 10; Strack-Billerbeck, Comentar IV, 1 (1928) 432S. - 29 Cf. PG 66:6995.
Preludio: el anhelo de la esposa y del coro de doncellas (1:2-4).
Esposa. 11 Cantar de los Cantares, de Salomón 1,
2 ¡Béseme con besos de su boca!
3 Son tus amores más deliciosos que el vino;
son tus ungüentos agradables al olfato.
Es tu nombre un perfume que se difunde;
por eso te aman las doncellas.
Coro. 4 ¡Arrástranos tras de ti, corramos!
Introdúcenos, rey, en tus cámaras 2,
y nos gozaremos y regocijaremos contigo,
y celebraremos tus amores más que el vino.
¡Con razón eres amado!
En este maravilloso poema dramático del Cantar de los Cantares, todo es anónimo y misterioso, y hemos de ceder a las exigencias de la poesía pura. En él se cantan los amores de dos esposos que se buscan y, después de una ausencia momentánea, vuelven a unirse para no volver a separarse. Siguiendo a la tradición judía - basada en el simbolismo profetice -, veremos en el esposo a Yahvé y en la esposa a Israel, justamente en los momentos de sus primeros amores juveniles, cuando se encontraron en el desierto y se hicieron promesas de mutua fidelidad y asistencia. El poeta, pues, canta estos primeros amores ideales, que no debieron ser empañados con las múltiples infidelidades de parte de Israel, y que tendrán su culminación en la nueva alianza de los tiempos mesiánicos.
Antes de iniciar los diálogos y monólogos, y haciendo intervenir un coro de relleno, como en los dramas helenísticos, el autor hace un avance de las ideas centrales de los siete poemas que se sucederán en un conjunto insuperable de armonía y de belleza. El preludio, pues, es un primer esbozo de los diálogos posteriores entre los dos protagonistas. Vemos aquí el primer enunciado de los temas que constituirán el objeto de los poemas: deseo o demanda (v.2a), contemplación (v.2b-4), posesión (v.4b). 3
La esposa, en un arranque de amor, declara ex abrupto sus ansias incontenibles de acercarse al esposo y de gozar de su intimidad recibiendo el ósculo de amor. Sólo a ella le está reservado este privilegio. Por encima de la suavidad del vino - símbolo literario de todas las alegrías sensuales, porque alegra los banquetes y la vida del hombre4 - está la atracción amorosa del esposo sobre la fascinada esposa. Esta presiente ya la presencia de su amado envuelto en perfumes el día de sus nupcias - son tus ungüentos agradables al olfato -, y su mismo nombre es un reclamo que la arrastra irresistiblemente como un perfume que se difunde. Este atractivo sobre la esposa tiene también su parte en las doncellas que constituyen el acompañamiento de honor de la esposa en los días de los regocijos nupciales. Ellas participan de la admiración de la esposa y, en la medida que les es alcanzable - sin herir los derechos legítimos de la que ha de ser única esposa -, se sienten unidas a su desbordante persona: por eso te aman las doncellas 5.
Al oír esta declaración de la esposa, las doncellas, unidas a ésta en un coro común, declaran sus deseos de seguir al esposo a su casa para celebrar los amores de los dos esposos, que para ellas resultan también más dignos de alabanza que el vino, que con sus versos tantas veces han celebrado en los banquetes nupciales. La esposa - salvados sus derechos inalienables conyugales - se siente honrada con la atracción que su amado ejerce sobre su corte de honor, lo que justifica su buena elección de esposo: ¡Con razón eres amado!
1 Cantar de los Cantares es un semitismo para indicar el Cántico por excelencia de la Biblia. Se atribuye por seudonimia a Salomón, porque era el sabio por excelencia y porque había gozado como nadie del amor de las mujeres. - 2 Bib. de Jér.: El rey me ha introducido en sus apartamentos. Así también Buzy. VI 298. - 3 D. Buzy, Le Cantique des Cantiques (La Sainte Bible, de Pirot-Ülamer) (París 1951) - 4 Sal 104:15; Eclo 31:35
Cantares 1,1-17;;
Poema Primero (1:5-2:7). Diálogo del Esposo y de la Esposa.
Esposa.
5 Soy morena, pero hermosa, hijas de Jerusalén, como las tiendas de Cedar, como los pabellones de Salomón 6. 6 No miréis que soy morena: es que me ha quemado el sol. Los hijos de mi madre, airados contra mí, me pusieron a guardar viñas; no era mi viña la que guardaba. 7 Dime tú, amado de mi alma: ¿Dónde pastoreas, dónde sesteas al mediodía? no venga yo a extraviarme tras de los rebaños de tus compañeros.
Las ansias de la esposa revelan su inquietud por asegurarse el amor de su esposo y gozar de su intimidad. Inesperadamente, el esposo parece haberse ausentado, cuando parecía que lo tenía ya cerca de sus brazos, habiendo sentido ya el olor de sus perfumes. No sabe a qué obedece esta inesperada ausencia. ¿Es que la ha despreciado, encontrando poco agradable su rostro, atormentado pollos rayos solares? ¿Es que quiere probar el amor de su esposa haciéndola probar la amarga ausencia? En todo el libro encontramos este jugar al amor, escondiéndose los amantes para hacer más sensible la mutua atracción con la ausencia. El poeta juega maravillosamente con todos los recursos de la psicología de los amantes en sus relaciones para escenificar su drama de amor espiritual entre Yahvé e Israelí.
Cada poema parece tener su unidad, pues siete veces parecen reproducirse en el libro los deseos de la esposa por ver a su esposo, la mutua contemplación de ambos, y, finalmente, la mutua posesión, conforme al esquema del prólogo que acabamos de ver. Siete veces, en el Cantar, todo se acaba, y siete veces comienza de nuevo del mismo modo, siguiendo las leyes de una misma evolución. Este hecho elimina todo sistema histórico, alegórico o dramático que quisiera prolongar el mismo relato o la misma acción desde el principio hasta el fin. Son poemas distintos y convergentes; no hay ni historia, ni alegoría, ni drama seguido.7 Esta séptuple repetición del mismo tema, desarrollado de un modo paralelo, parece fundarse en la distribución de los siete días de los festejos nupciales del folklore ambiental. El hagiógrafo ha querido cantar los amores de Yahvé e Israel en siete poemas en los que se repite sustancial-mente el mismo proceso conceptual.
En este primer poema encontramos, en efecto, en un diálogo de los esposos, las confidencias de la esposa, la contemplación recíproca de ambos esposos, y, finalmente, la mutua plácida posesión. Es el esquema de los siete poemas, que hemos visto esbozado en el preludio.
La esposa, sobreexcitada por sus ansias amorosas, declara en voz alta sus íntimas inquietudes a las hijas de Jerusalén - el coro de doncellas 8- -, sus confidentes, que le acompañan especialmente en estos festejos nupciales. Ellas forman su escolta de honor, y durante días van a cumplir su misión de declarar las bellezas de la esposa y de calmar sus angustias y temores hasta que los festejos culminen con la entrega definitiva en matrimonio de la esposa al esposo. El hagiógrafo dramatiza maravillosamente, en diálogos de la más alta poesía, las declaraciones de amor de ambos desposados. La escenificación dramática está sólo en embrión, y no ha de compararse a la distribución de comparsas de la literatura dramática griega. Baste referirnos al juego normal de los cantos orientales, dramas en miniatura, en los que se actúa al mismo tiempo que se canta, donde el solista desarrolla sus coplas, mientras que los espectadores repiten el estribillo. Poema oriental, el Cantar ha de explicarse en el marco de la poesía oriental. 9
En la ausencia de su amado, ella piensa en sus posibles imperfecciones físicas que hayan motivado la separación. Reconoce que no tiene el color sonrosado de la doncella que ha pasado sus años tranquilamente en casa, sino más bien el de una pastora, que ha tenido que llevar una vida dura guardando viñas, porque sus hermanos - los hijos de mi madre - la han tratado mal después que ha muerto su progenitor. En lugar de guardarla en casa cuidadosamente hasta que llegara el momento de su boda, le han dado un oficio duro, encomendado generalmente a mercenarios: guardar viñas. Por eso está morena. Su color oscuro no obedece a una fealdad física, sino a que ha sido desmesuradamente tostada por el sol tórrido de Oriente. Su rostro actual de pastora refleja una historia de trabajo y de pruebas. Las doncellas, pues, deben percatarse de su situación para enjuiciar su actual belleza. Su color moreno se asemeja a las tiendas de Cedar, hechas de piel de cabras negras, como aún se ve en los campamentos de beduinos 10. Una segunda comparación realza más su belleza morena: los pabellones regios de Salomón. El poeta tiene interés en relacionar a sus protagonistas con la magnificencia del suntuoso rey de Israel, que con su numeroso harén aparecía a los ojos simplistas del pueblo hebreo como el modelo del monarca feliz oriental. Estas alusiones del Cantar a los palacios y artesonados de Salomón dan un marco de grandeza a toda la obra, que tiene especial importancia para los lectores judíos, los cuales veían en el reinado de Salomón la edad de oro de la historia de Israel.
La frase no era mi viña la que guardaba parece recargar el ritmo y es considerada por no pocos críticos como adición de un copista, que quería explicar y justificar el abandono, por parte de la esposa, de las viñas de sus hermanos para dedicarse a la propia, que es la de su amado 11.
Una vez declarada la excusa de su color - que ha podido alejar la presencia de su amado -, la esposa decide abandonar la casa paterna, donde sus hermanos la tratan con desconsideración, y lanzarse, en ansias de liberación, tras del que constituye su verdadero y único amor. Ella ha tenido que ejercer el oficio del pastoreo, y por eso inconscientemente se lanza tras de las majadas de los pastores, esperando encontrar al amado de su alma. Ella sabe que, a determinadas horas, los rebaños se colocan a la sombra del oasis cuando el calor del mediodía está en su mayor fuerza. Es la hora de la siesta de los pastores, y, por tanto, la ocasión de encontrarlos y cambiar impresiones con ellos. Más tarde, a la caída del sol, tendrá que guiar de nuevo su ganado tras de problemáticos pastos por la estepa. Por eso la esposa tiene prisa por localizar a su amado, que sin duda descansa junto a las majadas de los pastores; pero en la geografía calcinada de Palestina abundan los wadys profundos, y es fácil extraviarse, sin dar con el lugar deseado. Los temores de la esposa son, pues, muy explicables; por ello, antes de ponerse en camino, inquiere en voz alta la posible ruta del amado, no sea que vaya a dar a otras majadas de pastores, quedando así burlada en su amor.
Los poetas de todos los tiempos han buscado en la vida libre pastoril el marco adecuado para cantar los amores de los protagonistas de sus obras literarias. El hagiógrafo en esto no es una excepción. Existía, además, una razón para situar los amores de Yahvé y de Israel en un ambiente pastoril, pues el pueblo elegido fue guiado en el desierto por Yahvé como solícito pastor al servicio de sus intereses hasta llevarlo a los pastos pingües de la tierra prometida.
En busca del Esposo (8-11).
Coro. 8 Si no lo sabes, ¡oh la más hermosa de las mujeres!
sigue las huellas del rebaño
y apacienta tus cabritos cabe las majadas de los pastores. Esposo. 9 Al tiro de los carros del faraón 12
te comparo, amada mía.
10 Cuan hermosas están tus mejillas entre las guedejas,
tu cuello con los collares!
11 Te haremos pendientes de oro,
con sartas de plata.
Al interrogante inquieto de la desposada en busca de su amado, responde el coro dando a entender que sabe dónde se halla éste. No tiene más que seguir las huellas del rebaño, aunque tenga que merodear por valles y colinas en busca de su dilecto esposo. Para hacer más fructuoso su viaje, debe ella misma conducir su manada de cabritos hacia los lugares de reunión en los oasis, donde se dan cita los rebaños de todos los pastores de la comarca. Entre ellos ha de aparecer su amado.
La estampa pastoril desaparece inesperadamente, y el poeta hace entrar en escena al esposo, sin detallar las escenas del encuentro. Este, al ver avanzar su bello busto erguido con su pecho cargado de collares policromados, la compara a la yegua enjaezada del suntuoso carro del faraón. La mutua admiración de los esposos ha de entenderse dentro de la fraseología de la poesía oriental, cuyos gustos no coinciden con los nuestros. El primitivismo de las metáforas resulta encantador para el intérprete que trata de explicarlas en su antiguo marco bíblico. La mención del cortejo del faraón tiene especial encanto por su exotismo. Las mentes sencillas de los israelitas en Canaán habían oído hablar de las suntuosidades de la corte·faraónica. El poeta no encuentra otro símil más atrayente para describir la majestad y ricos atavíos de la esposa que el de la yegua que avanza caracoleando graciosamente con sus brillantes jaeces al frente del carro personal del legendario faraón de Egipto 13.
Pasando de la metáfora (guardiana de viñas, pastora de cabras y yegua del faraón) a la realidad, el poeta pone en boca del esposo unas expresiones admirativas en sentido directo: sus mejillas resultan desbordantes de belleza adornadas de joyas de toda clase. El rostro de la esposa resulta así maravillosamente enmarcado entre oro y pedrería, destacándose por su color atrayente. El poeta pasa con toda libertad de la descripción de una pastora morena, tostada por el sol, a la de una reina sonrosada oriental adornada con las más preciadas joyas. Estos cambios bruscos son frecuentes en el libro. La razón de ello ha de buscarse en la libertad con que se mueve el hagiógrafo dentro del módulo de la poesía pura. La imaginación ardiente prevalece sobre el discurso frío de la lógica. Por ello, el poeta bíblico tan pronto presenta las escenas epitalámicas en el marco del idilio pastoril como dentro de los palacios salomónicos, según las conveniencias de cada escena.
El esposo, entusiasmado con la belleza de su esposa, promete aumentar los adornos actuales con pendientes de oro y recamados de plata (v.11).
Diálogo de los dos esposos (12-2:3a).
Esposa. 12 Mientras reposa el rey en su lecho, exhala mi nardo su aroma.
13 Es mi amado para mí bolsita de mirra, que descansa entre mis pechos.
14 Es mi amado para mí racimito de alheña de las viñas de Engadí.
Esposo. 15 ¡Qué hermosa eres, amada mía!
¡Qué hermosa eres!
Tus ojos son palomas.
Esposa. 16 ¡Qué hermoso eres, amado mío!
¡Qué agraciado!
¡Nuestro pabellón verdeguea ya!
Esposo. Las vigas de nuestra casa son de cedro;
nuestros artesonados, de ciprés.