Jeremías  2 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 37 versitos |
1 Vínome la palabra de Yahvé, diciéndome:
2 Anda y clama a los oídos de Jerusalén: Así habla Yahvé: Me acuerdo en favor tuyo del afecto de tu adolescencia, del amor de tus desposorios, de tu seguirme en el desierto, tierra donde no se siembra,
3 (Era) Israel lo santo de Yahvé, la primicia de sus frutos. Quien de ella comía, pecaba , y caía sobre él la desgracia, oráculo de Yahvé.
4 Oíd la palabra de Yahvé, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel.
5 Así dice Yahvé: ¿Qué injusticia hallaron en mí vuestros padres para alejarse de mí e irse en pos de la vanidad de los ídolos, para hacerse vanos?
6 Y no dijeron: ¿Dónde está Yahvé, el que nos subió de la tierra de Egipto, el que nos condujo a través del desierto, tierra de estepas y de barrancos, tierra árida y tenebrosa, tierra por donde no transita nadie y donde nadie habita?
7 Yo os introduje en tierra fértil para que comierais sus frutos y sus bienes, y en cuanto en ella entrasteis, contaminasteis mi tierra e hicisteis abominable mi heredad.
8 Tampoco los sacerdotes preguntaron: ¿Dónde está Yahvé? los depositarios de la Ley me desconocieron y los pastores se insurreccionaron contra mí. También los profetas se hicieron profetas de Baal y se fueron tras de los que nada valen.
9 Por eso todavía he de entrar en juicio con vosotros, oráculo de Yahvé, y con los hijos de vuestros hijos contenderé.
10 Pasad, pues, hasta las islas de Kittim y ved, mandad a Ce-dar e informaos bien, a ver si jamás sucedió cosa como ésta.
11 ¿Hubo jamás pueblo alguno que cambiase de dios, con no ser dioses ésos? Pues mi pueblo ha cambiado su gloria por lo que nada vale.
12 Pasmaos, cielos, de esto y horrorizaos, estupefactos, sobremanera, oráculo de Yahvé.
13 Pues un doble mal ha cometido mi pueblo: dejarme a mí, la fuente de aguas vivas, para excavarse cisternas agrietadas, incapaces de retener el agua.
14 ¿Es por ventura Israel un siervo, un siervo nacido en casa? ¿Cómo, pues, ha venido a ser presa? Cachorros de león rugieron sobre él, dieron su rugido.
15 Han hecho de su tierra un desierto, han quemado y despoblado sus ciudades.
16 Hasta los habitantes de Menfis y de Tafnis te quebrantaron la coronilla.
17 ¿Todo esto no lo ha traído sobre ti el haberte apartado de Yahvé, tu Dios?
18 Y ahora ¿qué es lo que buscas camino de Egipto? ¿Beber las aguas del Sijor? ¿Y qué es lo que buscas camino de Asiría? ¿Beber las aguas del río?
19 Sírvante de castigo tus perversidades, y de escarmiento tus apostasías. Reconoce y advierte cuan malo y amargo es apartarte de Yahvé, tu Dios, y no poseer mi temor, oráculo del Señor, Yahvé de los ejércitos.
20 Porque desde antiguo quebrantaste tu yugo, rompiste tus coyundas y dijiste: No serviré; pues sobre todo collado alto y bajo todo árbol frondoso te acostaste y prostituíste."
21 Y yo te planté de vid generosa, toda ella de legítimos plantones. ¿Cómo, pues, te me has convertido en sarmientos degenerados de vid ajena?.
22 Pues aunque te laves con nitro, por mucha lejía que emplees, permanecerá marcada tu iniquidad ante mí, oráculo del Señor, Yahvé.
23 ¿Cómo dices: No estoy manchada, no me he ido en pos de los baales? Repara en tu conducta en el valle, reconoce lo que hiciste, camella joven, ligera, titubeante en sus caminos.
24 Asna salvaje, habituada al desierto, en el ardor de su pasión olfatea el viento; su celo, ¿quién lo reducirá? El que la busque no tendrá que fatigarse, la hallará en su mes (de celos)."
25 Evita que tus pies estén descalzos, que tus fauces estén sedientas. Pero tú dices: Es en vano, no; pues amo los extranjeros y tras ellos me voy."
26 Corno queda confundido el ladrón al ser sorprendido, así será confundida la casa de Israel. Ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas,
27 que dicen a un leño: “Tú eres mi padre,” y a una piedra: “Tú me engendraste.” Pues vuelven hacia mí la espalda, y no su rostro, pero al tiempo de su desgracia dicen: Álzate y sálvanos,
28 ¿Dónde están tus dioses que te hiciste? ¡Que se alcen ellos si pueden salvarte al tiempo de tu desventura! Pues tantos son tus dioses cuantas tus ciudades, ¡oh Judá! y cuantas son las calles de Jerusalén, tantos son los altares a Baal.
29 ¿Por qué pretendéis litigar conmigo? Todos os habéis rebelado contra mí,oráculo de Yahvé.
30 En vano os he castigado; vuestros hijos no aceptaron la corrección, La espada ha devorado a vuestros profetas como león devastador."
31 Oíd los de esta generación la palabra de Yahvé: ¿Por ventura soy yo para Israel un desierto o una tierra tenebrosa ? ¿Por qué dice mi pueblo: Somos libres, no iremos más en pos de ti?
32 ¿Se olvida por ventura la doncella de sus galas, y de su ceñidor la esposa? Pues mi pueblo se ha olvidado de mí ya desde días sin cuento.
33 ¡Qué bien amañas tus caminos para buscar el amor! También a las maldades avezaste tus caminos.
34 Hasta en tus palmas de la mano se descubre sangre de vidas de pobres inocentes, no de sorprendidos en conatos de robo.
35 Y dices: “Soy inocente, su cólera se ha apartado ya de mí.” Heme aquí para juzgarte por decir: “No he pecado.”
36 ¿Cómo te apresuras sobremanera a cambiar tus caminos? También de Egipto serás avergonzada, como lo fuiste de Asiría.
37 También de ahí saldrás con las manos en la cabeza, porque Yahvé ha rechazado aquellos en quien confías, y no tendrás éxito con ellos.

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Introducción a Jeremías 

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Jeremías.

Introducción.

Vida del Profeta.
Jeremías (en heb. Yirmeyahu: Yahvé exalta?) aparece en la introducción histórica a sus oráculos como hijo de Releías, del linaje de los sacerdotes que habitaban en Anatot, 1 la actual Anata, a unos cuatro kilómetros al nordeste de Jerusalén, camino del desierto, que era también la patria del sumo sacerdote Abiatar, 2 a cuya familia sacerdotal podía pertenecer el profeta. Cuando era aún muy joven, en el año 13 del reinado de Josías (627 a.C.), fue llamado al ministerio profético, 3 que ejerció durante los reinados de este rey y de sus sucesores Joacaz (609), Joaquim (609-598), Joaquín o Jeconías (598) y Sedecías (598-586); y aún sobrevivió a la catástrofe nacional del 586 a.C. Su vida fue muy agitada, ya que tuvo que sufrir en los vaivenes de la política después de la muerte del piadoso rey Josías (609). Durante el reinado de éste, colaboró extraordinariamente en la reforma religiosa emprendida en 622-621, cuando fue hallado el libro de la Ley en los cimientos del templo. Su vida, en este sentido, es paralela a la de Isaías, que un siglo antes había prestado auxilio moral en la reforma religiosa emprendida por el también piadoso rey Ezequías (727-698).
Bajo el rey Joaquim (609-598), el profeta de Anatot tuvo que sufrir mucho, en primer lugar de sus propios conciudadanos de Anatot 4; y en Jerusalén, por recriminar la impía conducta del pueblo, fue encarcelado 5; y por anunciar la ruina de la ciudad, los sacerdotes quisieron atentar contra su vida, siendo librado de la muerte por algunos príncipes que recordaron la profecía de Miqueas sobre la destrucción de Jerusalén.6 En el año 604 (año cuarto del reinado de Joaquim) dictó sus oráculos a su amanuense Baruc, y los leyó al año siguiente públicamente en el templo. Por orden del rey Joaquim - indignado porque Jeremías le echaba en cara su impiedad y tiranía - fueron quemados7; pero Jeremías los volvió a dictar a Baruc. 8 Más tarde fue encarcelado, como traidor, por orden del rey Sedecías (597-587). 9 Fue libertado después de la toma de Jerusalén por los babilonios (586), quedando por algún tiempo dedicado a la consolación de los vencidos y a la reconstrucción religiosa y nacional del país en colaboración con el gobernador Godolías, nombrado por Nabucodonosor. Pero la facción ultranacionalista asesinó al gobernador, huyendo a Egipto, llevándose por la fuerza al profeta, el cual continuó allí su obra de exhortación a la penitencia. 10 Según la tradición judaica, Jeremías fue lapidado en Egipto por sus compatriotas, a los que recriminaba su pésima conducta . Según una tradición menos fundada, Jeremías fue llevado por Nabucodonosor a Babilonia después de haber conquistado Egipto en el 566 a.C. 12

Índole temperamental del profeta.
En el profeta Isaías hemos indicado como características de su temperamento la virilidad, serenidad y aplomo ante las situaciones críticas, como consecuencia de ser un hombre reflexivo y aun cerebral, con pocas concesiones a lo afectivo. Jeremías es, al contrario, un hombre de temperamento afectivo y aun tímido, el cual, sin embargo, tuvo que afrontar situaciones mucho más críticas que su antecesor Isaías. A pesar de su natural retraído y solitario, el profeta de Anatot, con la gracia divina, supo mantenerse firme y enérgico cuando llegaba la hora de la intransigencia. A pesar de tener un profundo amor hacia su pueblo, Jeremías tuvo que predicar el sometimiento a Babilonia, apareciendo como traidor a la causa nacional. Esta fue su gran tragedia; fue tan amarga su misión, que muchas veces, llevado de su natural, protesta ante Dios por haberle obligado a soportar una carga superior a sus fuerzas y que está en contra de sus sentimientos. 13 Quiso orar por la salud de su pueblo, y Yahvé se lo prohibió 14; quiso callar sus oráculos de exterminio sobre Jerusalén, pero no podía, porque le ardían como fuego en su interior. 15 Varias veces, en medio de esta lucha psicológica, se atrevió a quejarse de Yahvé. 16
Su misión era la de destruir, arrancar, arruinar y asolar, levantar, edificar y plantar17; debía ser el contrastador de la conducta de su pueblo, 18 el portavoz de la ira de Yahvé, anunciando la destrucción, 19 mientras que él, dulce y tranquilo por temperamento, hubiera deseado anunciar cosas agradables al pueblo oprimido 20. Fue durante su vida un signo de contradicción, 21 objeto de las burlas de sus contemporáneos. Hubiera querido huir al desierto para vivir tranquilo. 22 Dios es su seductor, por haberle obligado a aceptar una misión para la que no se siente con fuerzas. 23 Pero no puede menos de seguir los impulsos de su Dios: Tú me sedujiste, ¡oh Yahvé! y yo me dejé seducir. Tú eras el más fuerte, y fui vencido. Ahora soy todo el día la irrisión, la burla de todo el mundo. Siempre que les hablo tengo que gritar, tengo que clamar: ¡Ruina, devastación! Y todo el día la palabra de Yahvé es oprobio y vergüenza para mí. Y aunque me dije: 'No pensaré más en ello, no volveré a hablar en su nombre', es dentro de mí como fuego abrasador, que siento dentro de mis huesos, que no puedo contener y no puedo devorar. 24
Su misión es la de ser un signo constante de contradicción: Soy objeto de querella y de contienda para todos. A nadie presté, nadie me prestó, y, sin embargo, todos me maldicen. ¿Soy yo culpable? ¿En el tiempo del infortunio no te rogaba por el bien de los que me odian?25 No caben palabras más elocuentes para describir la tragedia íntima de Jeremías, la paradoja de una vida entregada a una misión que contrariaba a sus afectos más íntimos. Toda su vida fue un sufrimiento continuo por la incomprensión, el escepticismo, la ironía sangrienta. A pesar de todo, sentía que Yahvé, aunque su seductor, era también su refugio y su fortaleza, 26 Por eso, en medio de las contrariedades prosigue su tarea de profeta, de centinela de los intereses espirituales de su pueblo, anunciando el peligro, pero, al mismo tiempo, la era mesiánica, que será el gran contraste con las angustias e incomprensiones de sus compatriotas. 27
En ningún profeta aparece tan clara la vocación divina al ministerio profético como en Jeremías, ya que la labor que se impone en nombre de Dios está en total contradicción con su temperamento, retraído, afectivo y pacífico. Los Santos Padres presentan al profeta de Anatot como el tipo doliente de Cristo, que es incomprendido de sus compatriotas y sufre por la ceguera de su pueblo. Hasta su misma vida de celibato le asemeja al Maestro de Nazaret. Pero, naturalmente, el tipo difiere mucho del antitipo, porque en Cristo no se dan los desahogos airados de Jeremías, que llega en algunos momentos a desear el castigo de sus enemigos. 28 Es la diferencia del hombre puramente hombre y el Hombre-Dios.

Ambiente histórico.
A Jeremías le tocó asistir a la mayor tragedia de su pueblo, la catástrofe del 586, en que tuvo lugar el colapso nacional de Judá como consecuencia de una equivocada política nacionalista contra el invasor babilonio. Por ello, los últimos años de la vida del profeta no pudieron ser más agitados, ya que tuvo que hacer frente a la facción egiptófila, que postulaba una resistencia a ultranza contra el coloso caldeo. En 625 había muerto Asurbanipal (668-625), el monarca más grande de Asiría, que había logrado llegar con sus tropas hasta Tebas, en el Alto Egipto. Después de él, el general caldeo Nabopolasar logró liberar a Babilonia del yugo asirio, inaugurando así su reinado (625-605). Los viejos sueños de Merodacbaladán contra Senaquerib se van a cumplir ahora, cuando el imperio asirio, gastado, entra en su ocaso. Los medos, por su parte, caen sobre el nordeste del imperio asirio a las órdenes de Ciáxares, y, al no poder tomar la ciudad de Asur, se alian con el rebelde Nabopolasar de Babilonia en el sur. El pacto fue sellado por el matrimonio del hijo de Nabopolasar, llamado Nabucodonosor, con la hija del medo. Después de infructuosos ataques aislados contra Asur y Nínive, lograron por fin tomar esta ciudad en 612 a.C. El rey asirio Asuruballit se trasladó a Jarran con ánimo de organizar la resistencia, pero también esta ciudad cayó en poder de la coalición medo-babilonia. El faraón egipcio Necao II acudió en auxilio del rey asirio en 609, pero fue derrotado a las puertas de Jarran por Nabopolasar.
En el reino de Judá sucedían también cambios importantes durante este tiempo. En 640 moría el impío rey Manases, que se había dedicado sistemáticamente a deshacer la reforma religiosa que había emprendido su padre, el piadoso Ezequías, con la aprobación y auxilio moral de Isaías. Persiguió a los fieles yahvistas, introduciendo, como su abuelo Acaz, los cultos asirios en el templo. 29 Su hijo Amón seguía la misma conducta, pero fue asesinado en 640 a.C., subiendo al trono su hijo de ocho años, Josías (640-609), el cual, educado religiosamente bajo la égida de los sacerdotes, empezó de nuevo la reforma religiosa. En 621 tuvo lugar un acontecimiento notable: el hallazgo del libro de la Ley en los cimientos del templo, al parecer el Deuteronomio 30. Inmediatamente mandó poner por obra sus preceptos relativos a la centralización del culto y la supresión de todos los santuarios sincretistas que pululaban en el país. Incluso extendió su reforma religiosa al antiguo reino de Samaría, que desde el 721 era una provincia asiría. 31
El piadoso rey se consideraba dueño de aquellos territorios, y por eso en el 609 salió al paso del faraón Necao II, con el que trabó batalla desigual en Megiddo, cerca del monte Carmelo, y allí murió trágicamente (609 a.C.). 32 Con esta pérdida se comprometió toda su obra de reforma religiosa y se terminó el ciclo de paz relativa que desde hacía veinte años disfrutaba el reino de Judá. Su hijo Joacaz fue su sucesor, aclamado por el pueblo de la tierra, o clase humilde del país; pero Necao II le depuso, y entronizó en su lugar a su hermano Eliaquim, al que puso el nombre de Joaquim (609-598) en señal de dominio. 33 El nuevo rey era de carácter despótico y no favoreció el desarrollo de la vida religiosa en el país, cometiendo torpezas políticas que le llevaron a la ruina. 34 Es bajo su reinado cuando comenzó el calvario de Jeremías, el cual había sido muy bien considerado por el piadoso Josías. En 605, Nabucodonosor hizo una incursión por la tierra siro-fenicia-palestina después de haber derrotado al faraón Necao II en Carquemis, 35 persiguiéndolo hasta la frontera egipcia. El rey Joaquim le ofreció tributo, y así se liberó de la invasión caldea. Nabucodonosor se volvió a Babilonia para recoger las riendas del imperio al morir su padre en 605 a.C.
Poco tiempo después, el rey Joaquim de Judá se atrevió a rebelarse contra el babilonio,36 y al principio Nabucodonosor no tomó en serio esta actitud, enviando sólo unas partidas de soldados caldeos, árameos, moabitas y amonitas para que hostigaran el país de Judá. 37 Pero, una vez que se vio desembarazado de sus preocupaciones en Babilonia, Nabucodonosor emprendió una expedición punitiva contra Jerusalén en 598 a.C. 38 Joaquim murió durante el asedio (no está claro si de muerte natural o violentamente), 39 y le sucedió su hijo Joaquín o Jeconías, el cual capituló a los tres meses de subir al trono, siendo llevado en cautividad, con su familia y lo más selecto de la nación, a Babilonia. 40 Nabucodonosor puso en su lugar en el trono a su tío Matanías (hermano de Joaquim y de Joacaz), cambiándole el nombre en Sedecías (597-587). Al principio éste se mantuvo dócil al rey caldeo, mas en 594 entró en relaciones con los pueblos vecinos para insurreccionarse contra Babilonia; pero, por la intervención de Jeremías,41 la coalición antibabilónica no tuvo realización formal.
Egipto, por su parte, fomentaba la insurrección de los reyezuelos de Palestina contra el coloso babilonio. En el 589 subió al trono egipcio Hofra, el cual al punto orientó su política contra Nabucodonosor. Este decidió jugar la carta definitiva, y así se vino al occidente, estableciendo su cuartel general en Ribla, junto al Orontes (Alta Siria), seguramente para dirigir las operaciones contra Tiro, que continuaba resistiendo42. Contra Judá envió a uno de sus generales, Nabuzardán, el cual se apoderó de las pequeñas ciudades hasta lograr aislar a Jerusalén (589 a.C.). Ante el ataque del faraón Hofra, el ejército caldeo se vio obligado a levantar el sitio de Jerusalén para atacar al ejército egipcio, al que venció, llegando hasta las fronteras de Egipto. 43 Después el general babilonio se entretuvo en asediar a Laquis y Azeca antes de volver al asedio de Jerusalén. Esta tardanza hizo nacer el optimismo entre los jerosolimitanos, los cuales llegaron a apropiarse de nuevo los esclavos que habían manumitido. 44 Pero no tardó en comenzar de nuevo el asedio, y las condiciones de resistencia se hicieron imposibles. Jeremías predicaba la capitulación para evitar el desastre completo. Sedecías no supo imponerse a la facción nacionalista fanática, y en un momento de confusión huyó por una brecha, siendo alcanzado por los soldados caldeos en la llanura de Jericó, donde fue apresado y llevado a presencia de Nabucodonosor en Ribla. Más tarde fue llevado al exilio, sin que se sepan más noticias de él. Mientras tanto, Jerusalén caía en poder de los babilonios en julio del 586 a.C.; la parte cualificada de la población fue llevada en cautiverio hacia Babilonia, y Judá fue convertida en provincia babilónica. El vencedor nombró gobernador de dicha provincia arruinada al nativo Godolías, amigo de Jeremías. El nuevo gobernador procuró rehacer la vida política, económica y social de la nación; pero la facción ultranacionalista le asesinó, y los judíos, temiendo la represión, huyeron a Egipto, llevándose con ellos al profeta Jeremías, el cual se oponía a esta huida. Así terminó la vida de Judá como nación.
En este ambiente de inseguridad y de tragedia personal debemos estudiar los oráculos de Jeremías. No es fácil establecer una cronología de la mayor parte de sus oráculos, pero conocemos perfectamente el ambiente histórico en que se desarrolló su trágica vida, y esto nos sirve para comprender la actividad profética y literaria del profeta de Anatot, que merece el nombre de mártir.

El libro de Jeremías.
Los escritos profético-históricos que han llegado a nosotros con el nombre de Jeremías son - como los de Isaías - una colección desordenada de oráculos y de datos históricos, recopilados sin orden cronológico por un redactor posterior al profeta. Como en el libro de Isaías, pudiéramos distribuir los oráculos jeremianos lógicamente, según los tres apartados siguientes: a) profecías contra Judá y Jerusalén; b) profecías contra las naciones paganas; c) profecías relativas a la restauración de Israel como nación. Pero esta distribución lógica no corresponde a la cronológica y, sobre todo, no coincide con la distribución de los oráculos en el actual libro de Jeremías. Para darnos una idea de la distribución anómala de los oráculos, presentamos el cuadro siguiente según las indicaciones cronológicas del libro actual:

a) Reinado de Josías (640-609):
1:2 (año 13 de Josías: 627 a.C.).
3:6 (en tiempo de Josías: 626-609).
b) Reinado de Joaquim (609-598):
26:1 (principio del reinado de Joaquim: 608).
25:1 (año 4 de Joaquim: 605).
36:1 (año 4 de Joaquim: 605).
45:1 (año 4 de Joaquim: 605).
35:1 (durante el reinado de Joaquim: 609-598).
7:1 (principio de Joaquim: 608).
c) Reinado de Sedecías (598-586):
24:1 (después de la deportación de 598).
29:1 (después de la deportación de 598).
27:1 (al principio del reinado de Sedecías: 598).
28:1 (al principio del reinado de Sedecías: 598).
49:34 (al principio del reinado de Sedecías: 598).
32:1 (año 10 del reinado de Sedecías: 588).
33:1 (al tiempo de la detención de Jeremías: 588).
34:1 (durante el asedio de Jerusalén: 588-587).
37:1-6 (durante el asedio de Jerusalén: 588-587).
39:1-15 (poco después de la toma de Jerusalén: 586).
40:1 (poco después de la toma de Jerusalén: 586).
44:1 (mientras el profeta estaba en Egipto: 5865).

De esta distribución cronológica se deduce que la compilación actual se ha hecho en diversas épocas y sin criterio uniforme. Sin embargo, en la distribución actual del libro de Jeremías podemos dividir los oráculos en tres partes:

Parte I: Vaticinios contra Judá (c.2-29).
1. Corrupción general (c.2-6).
2. Contra el fetichismo del templo y el formalismo religioso (c.7-10),
3. Dios no perdonará al pueblo que infringe el pacto (c.11-17).
4. Simbolismo de la vasija rota. Sufrimientos de Jeremías (c. 18-20).
5. Invectivas contra la corte y los jefes políticos y falsos profetas (c. 21 - 23). Simbolismo de los dos cestos de higos (c.24).
6. Predicción del exilio de setenta años y oráculos contra las naciones (c.25).
Discurso en el templo y peligro para Jeremías (c.26). Muerte del profeta Urías (c.26:20). Jeremías y los falsos profetas (c.27-28).
7. Carta a los deportados (c.29).

Parte
II: La Era Mesiánica (c.30-33)
1. Retorno de Israel renovado (c.30-31).
2. El nuevo pacto (31:315).
3. Compra simbólica del campo de Anatot (c.32). Israel en la paz mesiánica (c.33).

Parte III: Vaticinios Durante el Asedio de Jerusalén (c.34-40)
1 Contra la injusticia de tomar de nuevo a los esclavos (c.34).
2. Los recabitas (c.35).
3. El rollo quemado por Joaquim (c.36).
4. Encarcelamiento de Jeremías (c.37-38).
5. Toma de Jerusalén (c.39-40).

Parte
IV: Vaticinios después de la caída de Jerusalén (c.40-45).
1. Godolías, gobernador (c.40-41).
2. Huida a Egipto (c.42-43).
3. Jeremías predice la suerte de los refugiados y de Egipto (c.43-44).
4. Apéndice: Vaticinio sobre Baruc (c.45).

Parte V: Vaticinio contra las naciones (c.46-51)
Apéndice: Fin de Jerusalén. Liberación de Joaquín (c.52).

Distribución Lógico-Cronológica General de los Oráculos.
I. Introducción: Vocación de Jeremías (1:1-19).
II. Oráculos contra Judá: (c.2:1-45:5).
1. Oráculos en tiempo de Josías (2:1-6:30).
Iniquidad del pueblo e ingratitud (2:1-3:5).
Las dos hermanas Israel y Judá, perversas (3:6-6:30).
2. Oráculos en tiempo de Joaquim (7:1-29:32).
Contra la falsa confianza en el templo (7:1-10,25).
Castigo por el pacto quebrantado (11:1-13:27).
Reprobación de Judá (14:1-20).
La cautividad anunciada (25:1-38).
Jeremías es condenado y salvado (26:1-24).
La muerte de Urías profeta (26:20).
Jeremías y los falsos profetas (27:1-28:17).
Epístola de Jeremías a los exilados (20:1-32).
3 Vaticinios en tiempo de Sedecías (21:1-24:10).
Contra la casa real, la corte y los falsos profetas (21:1-23:4).
Símbolos relativos a la suerte de Judá (24:1-10).
4 Vaticinios de salvación mesiánica (30:1-33:26).
Restablecimiento de Israel (30:1-31:30).
Nueva alianza (31:31-40).
Compra del campo, símbolo de la restauración (32:1-44).
Enmienda del pueblo y restauración (33:1-26).
5. Últimos vaticinios y sufrimientos de Jeremías (34:1-36:32).
Contra Sedecías y el pueblo (34:1-22).
Fidelidad de los recabitas (35:1-19).
Joaquim manda quemar los escritos de Jeremías (36:1-32).
6. Sucesos durante el asedio de Jerusalén (37:1-40:6).
Jeremías encarcelado y salvado (37:1-38:13).
Coloquio de Jeremías con el rey (38:14-28).
Destrucción de Jerusalén (39:1-40:6).
7. Después de la destrucción de Jerusalén (40:7-54:5).
Godolías, gobernador de Judá (40:7-41:18).
Fuga de los judíos a Egipto (42:1-43:7).
Jeremías en Egipto (43:8-44:30).
Consolación de Baruc (45:1-5).

III. Oráculos contra las naciones paganas (46:1-51:64).
1. Contra Egipto (46:1-28).
2. Contra los filisteos (47:1-7).
3. Contra Moab (48:1-47).
4. Contra Amón (49:1-6).
5. Contra Idumea (49:7-22).
6. Contra Damasco (49:23-27).
7. Contra Arabia (49:28-33).
8. Contra Elam (49:34-39).
9. Contra Babilonia (50:1-51:64) 45.

Apéndice histórico:
Cautividad de Sedecías, liberación de Jeconías. Destrucción de Jerusalén (52:1-34).

Autenticidad.
A la vista de esta distribución, podemos decir que el actual libro de Jeremías es una colección de oráculos y de relatos de diferentes épocas de la vida y actividad del profeta, que han sido reunidos al azar en el transcurso del tiempo. En realidad, parece que antes de reunirse en esta colección general existieron antes con unidad independiente en colecciones particulares, como resultado de aportaciones de redactores diferentes. Se suelen reconocer tres estratos en la formación de la actual colección de escritos de Jeremías: 1) oráculos en primera persona (c.1-25); 2) oráculos en tercera persona (c.26-35); 3) biografía del profeta (en tercera persona), dispuesta según un orden cronológico (c.36-45). La primera sección podría en general considerarse como redacción personal del profeta46. En ella está la sección de las llamadas confesiones de Jeremías, porque el profeta refleja sus luchas y problemas personales por cumplir fielmente su ministerio profetice, impuesto por Yahvé. Ningún profeta nos ha revelado como Jeremías ese carácter íntimo del oficio profético. Con toda sinceridad expresa sus dificultades, ansiedades, pensamientos y deseos y los de su Dios. 47
La parte biográfica, en que se habla en tercera persona, y algunos oráculos pueden ser obra de Baruc, su secretario. De todos modos hay que reconocer el carácter fragmentario de cada una de estas secciones. En el texto actual se dice que el profeta dictó algunos de sus oráculos y hechos personales a Baruc.48 Algunos de ellos aparecen en primera persona,49 mientras que otros están redactados en tono narrativo, en tercera persona.50 Los relatos de los c.37-44 parecen ser obra de Baruc, el cual puede considerarse como el principal compilador-redactor de la actual colección. Sin embargo, esto no quiere decir que no haya abundantes adiciones posteriores al mismo Baruc.51 De hecho, muchos textos tienen gran parecido con otros del libro de Ezequiel,52 lo que indica que las tradiciones oraculares de ambos profetas se interfieren mutuamente, y un redactor posterior, sin mayor preocupación crítica, los asignó a alguno de ellos para que se conservaran en la colección canónica.

Texto y versiones.
Es célebre en la historia de la exégesis la gran discrepancia en el libro de Jeremías de los textos hebreo, masorético y griego de los LXX. La Vg sigue el texto hebraico. 53 En el texto griego falta la octava parte (unas 2.700 palabras) del TM. Esta tendencia a abreviar se concreta en la supresión de epítetos de Dios, fórmulas accesorias que no afectan a la sustancia de los oráculos. Incluso faltan algunos versículos íntegros.54 Además, la disposición de muchos de los oráculos no es igual en el TM y en el texto griego, pues éste coloca los oráculos contra las naciones después de 25:13, mientras que en el TM ocupan los c.46-51. Todas estas diferencias pueden explicarse por la diversidad de criterio del recopilador hebreo y el traductor griego. Así, bien pudo éste tener un criterio abre viador, y por ello suprime cosas que le parecen redundancias. Muchos autores,\sin embargo, suponen que hubo en principio dos textos originales hebreos, uno más ceñido y breve, seguido por el traductor griego y otro más amplificado y redundante, que estaría extendido en Palestina.55
La Vetus Latina está traducida sobre el texto griego, mientras que la versión de San Jerónimo (actual texto de la Vulgata) está sobre el texto hebreo masorético.56 La versión siríaca llamada Peshitta es muy afín al TM, aunque parece que en su redacción actual tiene influencias de la versión de los LXX e incluso del Targum de Jonatán 57.

Estilo literario.
La personalidad del profeta queda perfectamente retratada en su estilo, el cual, lejos de tener el vigor de expresión y la ironía de Isaías, se desliza ingenuamente, reflejando las ansias de paz de un alma atribulada. Se le ha querido comparar con el estilo virgiliano, 58 pero su situación psicológica es muy distinta de la del gran vate romano, y por eso sus expresiones tienen un contenido de tragedia, que, si no alcanzan el radicalismo del libro de Job, sin embargo, matizan sus pensamientos de inquietud y aun de desesperación. Jeremías es un alma nacida para la soledad, la tranquilidad del hogar, y, sin embargo, es lanzado por Dios a la vida agitada política de Judá en los momentos más críticos de su historia. Por otra parte, es un temperamento claramente afectivo, y en esto habría que compararlo con el profeta Oseas, pero no posee la riqueza de imaginación de éste. Pudiéramos caracterizar el estilo literario de Jeremías como carente de adorno. Con la mayor sencillez y sin pretensiones expresa sus profundas ideas, generalmente coloreadas con un aire de tristeza y amargura.
Por otra parte, en sus oráculos es propenso a la repetición de frases, imágenes y pensamientos.59 En su predicación suele depender mucho de la de los profetas anteriores y aun de la doctrina deutero-nomística, lo que es perfectamente explicable teniendo en cuenta que en su tiempo se encontró el libro de la Ley (probablemente el Deuteronomio), el cual le proporcionaba muchas expresiones e ideas estereotipadas para dar a entender sus propias ideas. Sin embargo, no se debe negar a Jeremías la elevada inspiración literaria y poética, ya que, aunque a veces su estilo es difuso y abunda en frases estereotipadas, con frecuencia es muy original en sus simbolismos e imágenes, algunas de belleza extraordinaria. Así, habla de Dios como fuente de agua viva,60 y a Israel lo compara a una camella o asno salvaje que anda alocado tras de los ídolos, 61 y en momentos de especial afección lo compara a una viña amorosamente cuidada por su Dios. 62
Tenía una especial predilección por la vida solitaria campestre, deseando habitar en una cabaña de viandantes en el desierto. 63 También siente nostalgia de la paz doméstica. La vida de celibato le ha sido impuesta por Dios.64 En las confesiones65 es donde mejor se revela el alma profunda del profeta. Su lucha interior entre sus afectos más queridos y su misión parece reflejada en una serie de expresiones sublimes, de una sinceridad desconcertante. En todas sus palabras hay un tono elegiaco y descorazonador, que sólo parece superado por el realismo y vigor de expresión del libro de Job. Algunos autores le han proclamado el poeta más grande entre los profetas de la Biblia.66 Esta afirmación parece basada en el aspecto puramente psicológico de la poesía jeremiana 67; pero, en conjunto, la elevación poética de Jeremías no se acerca a la de Isaías. Desde el punto de vista estilístico del lenguaje, el hebreo de Jeremías es muy inferior al de Isaías, pues aunque es clasicista, sin embargo, no es un estilo tan depurado y aticista como el de su gran antecesor. San Jerónimo dice que el estilo de Jeremías es sencillo y propio de uno que no está habituado a la elegancia ciudadana y literaria, como lo estaba Isaías.68 Los lingüistas encuentran en las expresiones de Jeremías influencias aramaicas en cuanto al vocabulario y a la sintaxis. 69
Aparte de la predicación oracular, Jeremías tiene especial preferencia por las acciones simbólicas para plasmar mejor sus ideas. 70 Este género de predicación era muy adaptado a la mentalidad poco evolucionada de muchos de sus oyentes. Como oriental, el profeta busca impresionar con sus acciones. Ezequiel seguirá esta pauta, y con él otros profetas.

Doctrina teológica.
En Jeremías encontramos las nociones teológicas comunes que ya hemos visto en Isaías, pues habían sido ya propuestas por Amos, Oseas y Miqueas. La gran tradición yahvista se continúa según las grandes ideas monoteístas en el sentido más estricto. Podemos distinguir en la predicación de Jeremías los siguientes apartados teológicos.
1. Dios. - Enfáticamente se dice que los ídolos son vanidades,71 y, por tanto, implícitamente se expresa la idea de la sola existencia del Dios de Judá e Israel, que es la fuente de la vida, 72 y, como Dios, escruta y penetra los más íntimos pensamientos de los hombres. 73 La trascendencia divina aparece en la clara afirmación sobre la creación y conservación de todas las cosas por Yahvé. 74 Como Señor de todo, domina los elementos de la naturaleza y siembra la vida.75 Es omnisciente, y todo lo ha creado y dispuesto con sabiduría.76 Es el Dios omnipotente,77 pero su fuerza no es ciega, sino que la atempera a las exigencias de su justicia.78 Como Juez justo, da a cada uno lo que es suyo. 79 Pero su justicia está contrarrestada con su misericordia. 80
2. Dios y la humanidad, - Supuesto que todo ha sido creado por Dios, se sigue que todas las naciones deben reconocerle como tal.81 Su influencia no se limita sólo a los destinos del reino de Judá e Israel, sino que dirige el curso de la historia de las naciones. Incluso se promete a los gentiles que le reconozcan por Dios el habitar prósperamente en medio del pueblo elegido. 82 Pero por sus pecados tendrán que apurar la copa de su ira, como lo ha tenido que hacer el propio Israel. 83 Dios es el que señala los confines de los pueblos, incluso de los paganos. 84 Y no sólo su justicia descargará sobre ellos, sino que también su misericordia les abraza a todos, y sus ciudadanos podrán disfrutar de los mismos derechos que los del pueblo elegido.
3. Dios e Israel. - Los vínculos que Dios tiene con la humanidad en general quedan reforzados cuando se trata de Israel, pues fue escogido por El con designios providenciales y le ha prodigado toda clase de protección a través de la historia. 85 El profeta compara el cuidado que Dios tiene de Judá al de un agricultor que cuidadosamente cultiva su viña.86 Como Oseas, compara las relaciones de Israel con Dios a las de dos esposos, que han hecho una alianza. 87 Las expresiones en este sentido son sumamente tiernas. 88 Dios e Israel se pertenecen mutuamente. 89 Por eso la apostasía de Israel, yéndose tras de los ídolos, reviste los caracteres de un verdadero adulterio. 90 Israel debía estar unido a Yahvé como el ceñidor a la cintura del que lo lleva, 91 único medio de preservarse intacto. La base de tales relaciones está en el pacto del Sinaí, 92 pero Judá ha roto el pacto, 93 y por eso Yahvé enviará el castigo y la ruina. Después del castigo purificador, Dios hará una alianza nueva, escrita en los corazones, de forma que no haya lugar a su quebrantamiento. 94 Israel volverá después del exilio a ser el hijo primogénito, 95 y Yahvé volverá a ser el pastor único de la grey. 96
Todas estas relaciones se refieren a Dios e Israel como colectividad nacional, pero con la prueba del exilio la responsabilidad individual adquiere más relieve: En esos días ya no se dirá más: Nuestros padres comieron las agraces, y los hijos sufrimos la dentera, sino que cada uno morirá por su propia iniquidad; quien coma el agraz, ése sufrirá la dentera. 97 En efecto, el profeta se plantea problemas puramente personales, sin conexión con la nación israelita como colectividad; así inquiere la razón de sus propias angustias y tragedias íntimas y se plantea el problema sobre la ecuación entre méritos y premios, pecados y castigos, siendo así un antecesor del libro de Job 98. El tono a veces se asemeja al de los Salmos, en los que con toda viveza se plantean las angustias personales de los justos perseguidos y despreciados.
4. El pecado. - En su primera fase de predicación, el profeta fustiga los pecados de Israel como nación, y por ello será castigado por Yahvé. El pecado nacional era la idolatría, el sincretismo religioso y el abandono sistemático de Yahvé como único rector de los destinos de Judá. En esto contrasta con la conducta de los pueblos paganos, que nunca abandonan a sus dioses. El profeta pone en boca de Yahvé esta queja lacerante: ¿Qué tacha hallaron en mí vuestros padres para apartarse de mí e irse en pos de la vanidad de los ídolos? 100 El pueblo ha abandonado totalmente la Ley y se ha entregado a toda clase de excesos: lujuria, violencia, atropellos sociales, falsedad, perjurios, 101 y esto no sólo en la clase humilde, sin formación, sino también en la clase directora 102. El profeta insiste en la malicia del corazón humano como fuente de pecados 103; por eso, en la nueva teocracia mesiánica suspira por un cambio de corazones, ya que no basta la Ley escrita, sino que era necesario grabarla en lo más íntimo de la personalidad humana 104. El profeta suspira por una unión más íntima del hombre con Dios como fuente de vida,105 como fruto de una reconciliación con El por el arrepentimiento y la penitencia. 106
5. Las observancias religiosas. - Como Isaías y los profetas que le precedieron, Jeremías detesta el mero formalismo religioso, al que considera como una hipocresía. Enérgicamente protestaba por la confianza fetichista en el templo de Jerusalén como medio de liberarse de la ira divina. 107 Ante todo predica Infidelidad a Yahvé como consecuencia de un conocimiento profundo de su Ley. Para él, la verdadera religión consiste en la práctica de la justicia con el prójimo 108 y la circuncisión del corazón,109 lo que implica obediencia a la Ley de Yahvé. 110 Los valores éticos deben prevalecer sobre los ritos formalistas de culto: ¿A mí qué el incienso de Sabá y las cañas aromáticas de tierras lejanas? Vuestros holocaustos no me son gratos, vuestros sacrificios no me deleitan. 111 Hasta el arca de la alianza será sustituida en el nuevo orden de cosas, donde prevalecerá la religión del corazón.112 Esa interioridad de la religión en Jeremías se refleja en su espíritu profundo de oración. En todos los momentos críticos de su vida ha acudido a la plegaria como solución a los grandes problemas; así ora por la nación. 113 Dios le prohibe que ore por el pueblo para no verse obligado a emplear su misericordia. 114 Enfáticamente afirma el profeta la eficacia de la oración confiada. 115 En este aspecto, la personalidad de Jeremías es paralela a la de muchos salmistas, que, movidos de una religiosidad profunda, acuden a Dios como único valedor de sus intereses. 116
6. Ideas mesianicas. - A pesar del espiritualismo tan elevado de los oráculos de Jeremías, apenas se encuentran en sus escritos promesas claras mesianicast como hemos visto, al menos en lo referente a la persona del Mesías, en Isaías. Naturalmente, el profeta tiene una profunda esperanza en los destinos mesianicos del pueblo israelita como tal. Así anuncia la restauración de la nación después del castigo del exilio, la cual será gobernada por jefes que, lejos de esquilmarla, como antes, la ayudarán a conseguir toda clase de felicidades. 117 Israel y Judá volverán a unirse para constituir una nación sola, como en el pasado. 118 El templo será nuevamente purificado de toda contaminación, y la ciudad, reedificada. El nombre del futuro rey - reencarnación de David (suscitaré a David, vástago de justicia) - será el símbolo de la nueva teocracia y llevará el nombre prometedor de Dios, nuestra justicia.119 Todos reconocerán al nuevo rey, vástago de David, como lugarteniente de Yahvé, 120 porque implantará un reinado de justicia y de equidad: Yo suscitaré a David, vástago de justicia, que como verdadero rey reinará prudentemente y hará derecho y justicia en la tierra. En sus días será salvado Judá, e Israel habitará en paz.121 Y toda esta situación de paz vendrá como consecuencia de una nueva alianza - grabada en los corazones - signada entre Yahvé y su pueblo. El pecado desaparecerá y no volverá a romperse lo pactado, como en días antiguos. 122

Jeremías y el Deuteronomio.
Durante la vida de Jeremías tuvo lugar un acontecimiento trascendental en la vida religiosa de Judá: el hallazgo del libro de la Ley en los cimientos del templo en 621 a.C. reinando Josías. 123 Generalmente se admite entre los críticos que el libro hallado - cuyo contenido consternó a los fieles yahvistas de la época por las amenazas que en él se consignan contra los transgresores de la Ley - es el Deuteronomio, al menos los capítulos 12-26 del mismo. Ahora bien, en los escritos de Jeremías no encontramos la más mínima alusión a este hecho. Según la Biblia, el profeta había iniciado su ministerio hacia el año 627 (decimotercer año del reinado de Josías). ¿Qué influencia tuvo el profeta en la reforma religiosa que siguió al hallazgo del libro de la Ley? Una de las cosas que más se urgieron en esta reforma fue la centralización del culto en el templo de Jerusalén, como base del retorno a Yahvé. Pero hemos visto que el profeta apenas da importancia a la religión ritualista externa, a los actos de culto formalísticos, sino a la religión del corazón. No obstante, no por esto debemos generalizar su actitud de oposición al culto externo. Como Isaías, ataca a los actos de culto externo cuando van desprovistos de la entrega del corazón a Dios, con lo que esto supone de reconocimiento de sus derechos, plasmados en la legislación positiva dada al pueblo elegido. Es verdad que Jeremías urge ante todo la circuncisión del corazón, 124 la rectitud de intención, 125 la sumisión a la voluntad divina 126 y la práctica de las virtudes sociales. 127 En esto no hace sino colocarse en la línea doctrinal de los antiguos profetas. Precisamente en el Deuteronomio se urgen el monoteísmo estricto, el amor a Dios con todo el corazón y las virtudes sociales como parte fundamental de la vida religiosa. En este sentido, Jeremías se halla dentro de la línea deu-teronomística. Por otra parte, los críticos han sorprendido muchas frases en los escritos de Jeremías que parecen depender del Deuteronomio. 128 El fomentar el culto externo era tarea de los sacerdotes como tales, y de seguro que por su propio interés no dejarían de inculcar la necesidad de que todos los israelitas fueran a Jerusalén a cumplir sus votos y sus sacrificios. Jeremías, como los profetas anteriores - Amos, Oseas e Isaías - , ante todo urgía el cumplimiento de los valores éticos y del espíritu. En esto no hace sino seguir la pauta de Isaías. También éste tenía que conocer los esfuerzos de reforma religiosa desplegados por el rey Ezequías - sobre todo la lucha contra los lugares de culto fuera del templo - , y, sin embargo, Isaías no se preocupa de predicar el cumplimiento de los actos meramente cultuales. Esta labor incumbía a los sacerdotes, los cuales, por otra parte, apenas se preocupaban de predicar el cumplimiento de las virtudes sociales y la entrega del corazón a Dios. Jeremías, pues, en esto no es sino un mero continuador de la antigua tradición profética.

1 Jer 1:1. En 2 Re 22:8 se habla de un sacerdote llamado Helcías, que descubrió el libro de la Ley; pero puede ser otro personaje distinto del padre del profeta. - 2 1 Re 1:26. - 3 Jer 1:2-19; 25:3- - 4 Jer 11:18-12:6. - 5 Jer 19:1-20,6. - 6 Jer 26:1-19; 7:1-28. - 7 Jer 11:1-5.9-14; 22:13-19. - 8 Jer 36:1-32. - 9 Jer 27:12-15. - 10 Jer 43:1-44:30. - 11 Cf. A. Condamin, Jérémie, 0.269 XII; J. Gutmann, Jeremía-Apokriphon: Encyclo-pedia ludaica, VIII (1931) 1092-1094; Tertuliano: PL 2:137; San Jerónimo, Adv. Éïõ. 2:37: PL 23:335; San Isidoro: PL 83:142. - 12 Cf. Seder Olam Rabba 26. - 13 Jer 15:10-18; 20,7-9.14. - 14 Jer 14:11. 19 Jer 20:8. - 15 Jer 20:7-9. - 16 Jer 15:1. - 17 Jer 1:10. - 18 Jer 6:27. - 20 Jer_28:6. - 21 jer 15:10; 20:8. - 22 jer 20:8. - 23 Jer 20:7. - 24 Jer 20:7-9. - 25 Jer 15:10s. - 26 Jer 16:19. - 27 Jer 36:23; 11:18-21; 18:18-23; 26:8s, - 28 Jer 15:15-16; 20:12. - 29 Cf. 2 Re 21:16. 32 Cf. 2 Par 35:21. - 30 2 Re 22:8s. 33 Cf. 2 Re 23:33; Jer 22:10. - 31 Cf. 2 Re 23:15-20.. - 34 Cf. 2 Re 23:37; Jer 22:13-17 - 35 Cf. 2 Re 24:7. Véase también Flavio Josefo; Contra Appionem I 19:135-141; y Antiq, X 11:1:219-221. Véase Bi 8 (1927) p.401. - 36 Cf. 2 Re 24:1 - 37 2 Re 24:2. - 38 2 Re 24:3. - 39 Jer 22:19. - 40 Jer 52:318. - 41 Jer 27:1. - 42 Cf. Ez 29:175. - 43 Cf. Ez 30:20-25. - 44 Jer 34:8s. - 45 Cf. Hopfl-Miller-Metzinger, Introductio specialis in V. T. (Roma 1946) p.441. - 46 Es la tesis de E. Podechard, Le livre de Jérémie. Structure et formation: RB 37 (1928) 181-197. Nótscher la acepta en general; cf. su obra Das Buch Jeremías (Bonn 1934) 21-23 - 47 Cf. Jer 11:18s; 15:10-21; 17:14-17; 18:18-20; Jer_20:75. - 48 Jer 36:4.27.32; 45:1. - 49 Jer 1:1-6; 11:6.9. - 50 Jer 7:1; 11:1; 19:14; 20:3. - 51 Entre ellas se suelen citar por los críticos: Jer 10:1-16; 52:1-34; 17:19-27; Jer_50:1-51 :58. Cf. A. Condamin, Jérémie et la critique radicale en Allemagne: RScR 6(1916) 167-184; F. Nótscher, O.C., 21S. - 52 Compárese Jer 3:6-10 y Ez 16 y 23; Jer 7:16; 11:14, Y Ez 14:12-20. - 53 Cf. San Jerónimo, In ler.: PL 28:848. - 54 Por ejemplo: 8:10-12; Jer_10:6-8; 11:75; 17:35; 23:105; 29:16-20. - 55 Así J. Gotsberger, Giesebrecht, E. Tobac, Steuernagel. - 56 Cf. A. Condamin, Les caracteres de la traduction de la Bible par St. /eróme: RScR 2 (1911) 105-138; A. Penna, S. Gerolamo (Turín 1949) 371-377· - 57 Cf. A. Rahalfs, Beitrdge zu Textkritik der Peshitta: Zatw 9 (1899) 161-210; P. Churgin, Targum Jonathan to the Prophets (N. Haven 1907). - 58 Cf. A. Penna, o.c., p.17. - 59 Cf., por ejemplo, 2:28b y 11:133; 4:6 y 6:1b; 5:9 y 9:9; 7:16 y 11:14, etc. Véase una lista más completa en A. W. Streane, Jeremiah, 34. - 60 Jer2:13 - 61 2:23-24. - 62 2:21. - 63 Jer 9:1. - 64 Jer 16:35. - 65 Jer 11:18-23; 15:10.15-21; 17:14-18; 18:18-23; 20,7-17. - 66 Así P. Volz, Der Pmphet Jeremía (Lipsia 1922) p.xxxvi. - 67 Es la opinión de Ë. Ñåííá, o.c., 18. - 68 San Jerónimo: PL 28:903. - 69 Cf. C. Zimmer, Aramaismi lereminiani (Halle 1880). - 70 Las acciones simbólicas aparecen en 13,is; 18:2s; 18,is; 32:85. - 71 Jer 2:5; 8:19; 18:8. - 72 Jer 2:13. - 73 Jer 23:235. - 74 10:16; 27:5; 31:35-37- - 75 5:24; 10:13; 14:22; 31:35- - 76 32:18; 10:12. - 77 21:1; 32:19; 4:27- - 78 32:19; 3:12; 4:27; 5:18. - 79 31:3-11; 33:11. - 80 16:19. - 81 12,l6. - 82 25:15s. - 83 4:6; 19,3; 22:7; 43:10. - 84 12:l6. - 85 Jer 2:6; 11:4; 23:7; 32:20.21. - 86 Jer 2:21; 12:10; cf. Is 5:1. - 87 Jer 2:2. - 88 Jer 3:4. - 89 Jer 24:7- - 90 Jer 2:11. - 91 Je 13:11. - 92 Je 11:33; 14:21. - 93 Je 22:9. - 94 Je 31:31s. - 95 Je 31:9- - 96 Jer 23:35. - 97 Jer 31:29. - 98 Job 21:7; Sal 37:1s. - 99 Jer 20:13; cf. Sal_40:18; 70:6. - 100 Jer 2:5. - 101 Jer 5:8; 5:1s; 7:9. - 102 Jer 2:8.26; 5:5; 8:10. - 103 Jer 17:9. - 104 Jer31:31s. - 105 Jer 2:13. - 106 Jer 18:23. - 107 Jer 7:4; 3:134; 33:8. - 108 Jer 22:16. - 109 Jer 4:4. - 110 Jer 7:23. - 111 Jer 6:20; 7:21s; 14:12; 7:4; 11:15. - 112 Jer 12:2:11; 29:13. - 113 Jer7:16; 11:14; 24:6; 32:16. - 114 Jer 7:16; 11:14; 11:11. - 115 Jer 27:18; 37:3. - 116 Sobre la personalidad espiritualista profunda de Jeremías véanse los siguientes artículos del P. M. L. Dumeste, Le message du prophéte Jérémie: Vie Spirituelle, 55 (1938) 38-59; id., Jérémie et la religión de l'Esprit: ibid., 156-182; id., La religión personnelle de Jérémie: ibid., 56 (1938) 40-59. - 117 Jer 23:8; 31:2-6. - 118 Jer 23:6. - 119 Jer 23:6. - 120 Jer 30:9 - 121 Jer 23:3-7· - 122 Jer 31:Sal_31:33· - 123 Cf. 2 Re 23:1-3- - 124 Jer 4:4; 17:1. - 125 Jer_2:20; 17:16. - 126 Jer 3:17; 9:2-5; 22:16. - 127 jer 5:1:6; 9:1-5; 22:135. - 128 Jer 2:5; 8:19; 14:22; 16:19, y Dt 32:21; Jer 2:6 y Dt 32:10; Jer 7:24; 9:14, y Dt 29:19; Jer 4:4 Y Dt 10:16; Jer 5:15 Y Dt 28:49; Jer 7:18; 8:19; 25:7, Y Dt 4:25; 31:29; 32:16; Jer 7:33; 16:4 Y Dt 28:26; Jer 11:3 y Dt 11:265; Jer 11:4 y Dt 4:20; Jer 11:5 y Dt 7:13; Jer 15:4; 24:9 y Dt 28:25; Jer 23:17 y Dt 29:19.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Jeremías  2,1-37

2. La apostasía de Israel, Causa del estado desgraciado Actual.
En este capítulo encontramos diversos fragmentos profetices, unidos posteriormente por cierta ilación lógica. Parecen de la primera época de su ministerio. En 2:28 se alude a Asiría como centro de atracción de los judíos, lo que quiere decir que es de antes de la caída del imperio asirio, que sufrió el primer colapso con la muerte de Asurbanipal en 625, y definitivamente en 612 con la caída de Nínive. No es, pues, esta profecía posterior a esta época. Por otra parte, en 2:36 aparece Egipto como centro de atracción de un sector de opinión judía, y como Egipto fue derrotado por Nabucodonosor en el 604 y expulsado de Palestina, síguese que este fragmento no puede ser posterior a esta fecha.

Israel, esposa de Yahvé (1-3).
1 Vínome la palabra de Yahvé, diciéndome: 2 Anda y clama a los oídos de Jerusalén: Así habla Yahvé: Me acuerdo en favor tuyo del afecto de tu adolescencia, del amor de tus desposorios, de tu seguirme en el desierto, tierra donde no se siembra, 3 (Era) Israel lo santo de Yahvé, la primicia de sus frutos. Quien de ella comía, pecaba , y caía sobre él la desgracia, oráculo de Yahvé.

Encontrarnos aquí por primera vez el símil del matrimonio para reflejar las relaciones amorosas de Yahvé con Israel. Un siglo antes, Oseas había hecho girar todos sus oráculos en torno a este símil, que se convirtió después en un tópico en la literatura profética y sapiencial. Jeremías debe proclamar a los oídos de Jerusalén sus infidelidades, contraponiéndolas a las buenas relaciones que en otro tiempo tuvo su pueblo con Yahvé. La época del desierto había quedado como la era ideal de las relaciones de Israel con su Dios. Aislados en la estepa, sin infiltraciones de los cultos sensuales cananeos, aquella generación del desierto tenía una mentalidad más sencilla, y, formada en un ambiente de milagrosa providencia divina, tenía una psicología ruda e infantil, pero sabía corresponder mejor a las exigencias de la religión. Naturalmente, toda esta concepción era fruto de una idealización del pasado hecha por los representantes del yahvismo, que estaban hastiados del materialismo reinante en su época. Reiteradamente los profetas acuden al pasado como época ideal de las relaciones entre Yahvé y su pueblo. 2 Yahvé mismo tiene nostalgia de aquellos tiempos en que Israel se entregaba virginalmente a su providencia: me acuerdo. del afecto de tu adolescencia, del amor de tus desposorios (v.2b). Israel entonces se entregaba ilusionada a la solicitud de su Dios, esperándolo todo en una tierra inhóspita, donde no se siembra (v.2c). Cuando Israel se instaló en Canaán y se dedicó a trabajar una tierra más feraz, se olvidó de Yahvé, atribuyendo la feracidad de la región a la bendición de los dioses cananeos, con lo que desertó de su primera vocación religiosa.
Israel en su primera etapa del desierto era lo santo de Yahvé (í·3); e.d., 1a propiedad sagrada de Yahvé, a quien le pertenecía la primicia de los frutos (v.3). Era la porción que se había reservado entre todos los pueblos. Según la ley levítica, las primicias de todos los frutos pertenecían a Yahvé, y el que se atrevía a apropiárselos estaba sujeto al castigo. 3 Es el caso de Israel: quien se atrevía a tocarle como nación, deseando apropiarse de ella, estaba sujeto al castigo divino: quien de ella comía pecaba, o debía recibir el pago (v.3b). 4

Infidelidad de Israel (4-6).
4 Oíd la palabra de Yahvé, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel. 5 Así dice Yahvé: ¿Qué injusticia hallaron en mí vuestros padres para alejarse de mí e irse en pos de la vanidad de los ídolos, para hacerse vanos? 6 Y no dijeron: ¿Dónde está Yahvé, el que nos subió de la tierra de Egipto, el que nos condujo a través del desierto, tierra de estepas y de barrancos, tierra árida y tenebrosa 5, tierra por donde no transita nadie y donde nadie habita?

Después de consignar la nostalgia de Yahvé por los tiempos del desierto, el profeta se dirige enfáticamente a la casa de Jacob, o Israel, encarándose con su ingratitud. ¿A qué obedece la actual apostasía? ¿Es que creen que el Dios actual de ellos no es el de antes? ¿Es que ven en El algo injusto o desleal? (v.5). El hecho es que le han abandonado para ir en pos de la vanidad de los ídolos, para hacerse vanos ellos mismos (v.5b). La expresión de vanidad (cosa hueca, sin valor) aplicada a los ídolos es muy característica de Jeremías 6. Los ídolos no tienen vida, en contraposición a Yahvé, el Dios viviente por excelencia. Como no son nada, no pueden ayudar a sus fieles, que terminan haciéndose vanos como ellos, engañándose a sí mismos.
En realidad, este vicio ya es antiguo, pues sus padres abandonaron a Yahvé, sin querer acordarse de sus beneficios en el desierto, cuando Israel estaba naciendo a la vida como pueblo organizado. En el fondo de esa conducta está una inmensa ingratitud, pues se olvidaron de los beneficios que Yahvé había hecho a su pueblo en los momentos más críticos de su existencia (v.6). El profeta se complace en destacar el carácter estepario e inhóspito del desierto, para resaltar más la especialísima providencia que Yahvé ha tenido con ellos. Ezequiel dirá que encontró a Israel como un niño recién nacido abandonado y que tuvo que prestarle los primeros y elementales cuidados7.

La profanación de la heredad de Yahvé (7-9).
7 Yo os introduje en tierra fértil para que comierais sus frutos y sus bienes, y en cuanto en ella entrasteis, contaminasteis mi tierra e hicisteis abominable mi heredad. 8Tampoco los sacerdotes preguntaron: ¿Dónde está Yahvé? los depositarios de la Ley me desconocieron y los pastores se insurreccionaron contra mí. También los profetas se hicieron profetas de Baal y se fueron tras de los que nada valen. 9Por eso todavía he de entrar en juicio con vosotros, oráculo de Yahvé, y con los hijos de vuestros hijos contenderé.

La providencia especial de Yahvé sobre Israel continuó después de la peregrinación en el desierto, pues fue El quien los introdujo en la tierra fértil (v.7) de Canaán, la cual, en comparación con las estepas del Sinaí, era un verdadero edén. Pero, lejos de agradecer tal beneficio, la contaminaron con sus idolatrías, haciendo abominable la heredad de Yahvé, su verdadero propietario. Los israelitas eran sólo usufructuarios, pero se entregaron a otros dioses, como si fueran los propietarios del país.
Y en esta apostasía general intervienen en primer término los sacerdotes, que no se preguntaron: ¿Dónde esta Yahvé? (v.8). Abdicaron de su condición privilegiada de depositarios de la Ley. Con ellos, los dirigentes o pastores del pueblo se alejaron de Yahvé, sin que faltaran entre esos desertores los profetas, que tenían por misión despertar las inquietudes espirituales del pueblo; se pasaron al culto de Baal, considerando más lucrativo ejercer su profetismo en dichos cultos licenciosos. Baal es un nombre genérico que se aplica a cualquier ídolo. Significa dueño, y existían dueños o baales en cada localidad. El profeta les arguye desde el punto de vista utilitario, ya que esos que se entregan a los ídolos sólo buscan prosperar en sus negocios materiales; pero aun en esto se equivocan, pues nada valen.
Pero esta situación no puede seguir así. Yahvé va a iniciar un proceso judicial: he de entrar en juicio con vosotros., y con vuestros hijos contenderé (v.9). El pecado es demasiado grave, y por ello el castigo afectará aun a las generaciones venideras. Es una frase para encarecer la magnitud del pecado de idolatría. Por otra parte, en la teología del A.T. se destaca mucho el principio de la solidaridad en el mal y en el bien. 8 Este principio parecerá modificado después del destierro, como lo expresará el mismo Jeremías.9

Magnitud del crimen de idolatría (10-13).
10 Pasad, pues, hasta las islas de Kittim y ved, mandad a Ce-dar e informaos bien, a ver si jamás sucedió cosa como ésta. 11 ¿Hubo jamás pueblo alguno que cambiase de dios, con no ser dioses ésos? Pues mi pueblo ha cambiado su gloria por lo que nada vale. 12 Pasmaos, cielos, de esto y horrorizaos, estupefactos, sobremanera, oráculo de Yahvé. 13 Pues un doble mal ha cometido mi pueblo: dejarme a mí, la fuente de aguas vivas, para excavarse cisternas agrietadas, incapaces de retener el agua.

El estilo es ahora más solemne. Se invita a hacer una visita a los pueblos paganos desde el oriente al occidente, para ver si algún pueblo ha cambiado de divinidad. Kittim es la Kittion de los documentos antiguos, la actual Larnaca, en Chipre. 10 Cedar es la conocida tribu en la Biblia que tenía su asiento en el desierto siro-arábigo, al este de Palestina, confinando con la actual Jordania, vecina de los antiguos nabateos. Muchas veces en la Biblia suele ser sinónima de árabe o de hombre de la estepa. El profeta invita a sus oyentes a que visiten países paganos para ver si son tan ingratos como los israelitas, que abandonaron a su Dios nacional: ¿Hubo jamás pueblo que cambiase de dios? (v.11a). Todo pueblo es reacio a abandonar sus tradiciones religiosas, que considera como el mejor patrimonio del pasado, su gloria. Israel, en cambio, ha cambiado su gloria (v.11b). Yahvé, que le había sacado milagrosamente de Egipto, había mostrado su omnipotencia, y debía constituir un timbre de gloria estar vinculado a tan excepcional protector. Ningún pueblo podía presentar una historia semejante ni una divinidad tan excelsa. Yahvé era realmente la gloria de su pueblo con su majestad y esplendor 12. El profeta recalca que los dioses de otros pueblos no son dioses (v.11a), para evitar el equívoco a que pudiera dar lugar la frase anterior. 13 La conducta de Israel ha sido un mal negocio: ha cambiado su gloria (Yahvé) por lo que nada vale, es decir, los impotentes ídolos.
Enfáticamente, el profeta toma a los cielos como testigos de esta enorme maldad y equivocación desde el punto de vista del cálculo lucrativo (v.12). Al abandonar su gloria, se han labrado la ruina: han dejado a Yahvé, fuente de aguas vivas, para excavarse cisternas agrietadas, incapaces de retener el agua (v.13). El pecado ha sido doble: abandonar a Yahvé, omnipotente, y buscar otros dioses que no puedan ayudarlos. Yahvé era como una fuente de agua viva, es decir, un pozo manantial, que siempre se renueva cristalino, dando por eso la impresión que el agua está viva. En cambio, los ídolos a quienes acuden son míseras cisternas agrietadas para recoger al agua de lluvia, siempre inferior a la de manantial.14

Israel, castigado y humillado (14-19).
14 ¿Es por ventura Israel un siervo, un siervo nacido en casa? ¿Cómo, pues, ha venido a ser presa? Cachorros de león rugieron sobre él, dieron su rugido. 15Han hecho de su tierra un desierto, han quemado y despoblado sus ciudades. 16Hasta los habitantes de Menfis y de Tafnis te quebrantaron la coronilla. 17¿Todo esto no lo ha traído sobre ti el haberte apartado de Yahvé, tu Dios? 18 Y ahora ¿qué es lo que buscas camino de Egipto? ¿Beber las aguas del Sijor? ¿Y qué es lo que buscas camino de Asiría? ¿Beber las aguas del río? 19 Sírvante de castigo tus perversidades, y de escarmiento tus apostasías. Reconoce y advierte cuan malo y amargo es apartarte de Yahvé, tu Dios, y no poseer mi temor, oráculo del Señor, Yahvé de los ejércitos.

Como en los v.2-3, contrasta el profeta la situación del Israel actual, entregado a los ídolos como siervo (v.14a), y el estado de plena libertad de hijo en que se hallaba al ser elegido por Yahvé en el desierto. Era lo santo de Yahvé, las primicias entre todos los pueblos, objeto de las complacencias de Dios, en tal forma que nadie podía tocarle sin incurrir en castigo. Ahora, por su idolatría, ha sido castigado y convertido en esclavo de todas las naciones paganas. Israel por vocación no es un siervo, ni siervo nacido en casa, sino un ser libre. La Ley distinguía dos clases de esclavos: a) los que habían sido privados de su libertad después de haber sido libres, por una acción de guerra o por una deuda que no pudieron saldar; b) los nacidos en casa (el verna de los romanos), e.d., los hijos nacidos como tales, hijos de un esclavo. La condición de estos últimos era más degradante, pues no tenía esperanza de emancipación, mientras que el simple siervo, si era israelita, debía ser dejado en libertad a los seis años de esclavitud, 16 o antes si era rescatado o dejado en libertad por su dueño. En la interrogación, pues, del profeta hay un climax o avance de pensamiento: Israel ni era siervo simplemente ni siervo nacido en casa, sino que en los planes de Dios era su primogénito. 17
Pero ahora ha perdido su libertad: ¿Cómo ha venido a ser presa? (v.14b); alusión a su sometimiento político a Asiría y a la política de otras naciones más fuertes. Sus enemigos han caído sobre Israel como cachorros de león (v.14b). Quizá en la imagen hay una alusión al emblema de león que empleaban los asirios como señal de su imperialismo. 18 El paso del invasor ha dejado la devastación y la ruina: han quemado y despoblado las ciudades (v.15). ¿A qué hecho concreto alude el profeta? En el 701, Senaquerib había invadido Judá, pero éste quedaba muy lejano en la mente de los contemporáneos de Jeremías. Quizá aluda a la derrota de Josías en Megido, a manos de Necao II, en el 609. Puede el profeta aludir a incursiones de otros pueblos invasores, como moabitas y edomitas, que constantemente amenazaban sus fronteras. En todo caso, el pensamiento del profeta es claro: en otro tiempo, Israel era algo santo y las primicias ante Dios, que no permitía que le tocaran; en cambio, ahora todas las naciones abusan de él como si fuera un siervo, y Yahvé se desentiende de su suerte.
En esa humillación ha tenido parte principal Egipto: Los habitantes de Menfis y Tafnis te quebrantaron la coronilla (v.16), probable alusión a la derrota de Megido antes mencionada. Necao II humilló a Judá después de haber muerto Josías, deponiendo a su hijo Joacaz, elegido por los judíos, y nombrando en lugar de él a su hermano Eliaquim, al que cambió el nombre en Joaquim, para mostrar insolentemente su poder. 19 Egipto es aquí mencionado con el nombre de sus dos capitales: Menfis, 20 capital del bajo Egipto, junto a El Cairo actual, y Tafnis, la Dafne de los griegos, actualmente llamada Tell-Defenne, al sudeste de Pelu-sium, fortaleza en el delta oriental, en la ruta caravanera de Egipto a Asiría. La expresión quebrantaron la coronilla (v.16), que indica humillación y subyugación, es traducida por algunos: rasuraron la coronilla, signo de humillación y oprobio, ya que la rasuración era signo de duelo para los judíos y otros pueblos orientales. 21
El profeta da la razón teológica de esta humillación y esclavitud de Israel: ¿Todo esto no lo ha traído sobre ti el haberte apartado de Yahvé, tu Dios? (v.17). Los dirigentes de Judá habían hecho cálculos políticos humanos, y desoyeron los consejos de los profetas, que predicaban volver a Yahvé como mejor medio de conciliar su protección contra los peligros de invasión. Por eso se opone Jeremías a toda política humana de acercamiento a Egipto y a Asiría. Fustiga la posición de los dos partidos: el egiptófilo y el asirófilo, que se dividían la opinión desde hacía un siglo. Nada tienen que esperar de Egipto ni de Asiría. Lo mejor es neutralidad y confiar en Yahvé, Señor de todo: ¿Qué es lo que buscas de Egipto? ¿Beber las aguas del Sijor? (v.15a). Sijor era uno de los canales del Nilo en el extremo norte oriental, 22 y aquí es sinónimo de Egipto. El profeta no quiere tampoco que se acerquen a Asiría: ¿Qué es lo que buscas camino de Asiría? ¿Beber las aguas del río? El río sin artículo en hebreo designa al Eufrates, el río por excelencia. Aquí es sinónimo de Asiría. 23

Las infidelidades de Israel (20-25).
20 Porque desde antiguo quebrantaste tu yugo, rompiste tus coyundas y dijiste: No serviré; pues sobre todo collado alto y bajo todo árbol frondoso te acostaste y prostituíste. 21 Y yo te planté de vid generosa, toda ella de legítimos plantones. ¿Cómo, pues, te me has convertido en sarmientos degenerados de vid ajena?24. 22Pues aunque te laves con nitro, por mucha lejía que emplees, permanecerá marcada tu iniquidad ante mí25, oráculo del Señor, Yahvé. 23 ¿Cómo dices: No estoy manchada, no me he ido en pos de los baales? Repara en tu conducta en el valle, reconoce lo que hiciste, camella joven, ligera, titubeante en sus caminos. 24 Asna salvaje, habituada al desierto, en el ardor de su pasión olfatea el viento26; su celo, ¿quién lo reducirá? 27El que la busque no tendrá que fatigarse, la hallará en su mes (de celos). 25Evita que tus pies estén descalzos28, que tus fauces estén sedientas. Pero tú dices: Es en vano, no29; pues amo los extranjeros y tras ellos me voy.

Sigue la diatriba con la enumeración de las infidelidades de Israel. En el fondo, toda su historia ha sido una constante rebelión contra Dios (v.20). La Ley de Yahvé era un yugo para Israel, pero que había de reportarle muchos beneficios. El culto a los ídolos era de momento más atrayente, pero iba a traerle la catástrofe. La imagen de Israel como novilla indómita era la más propia para expresar su permanente espíritu de rebelión contra su Dios 30: no serviré (v.20b). Israel se prostituyó, entregándose a los ídolos. Israel estaba desposada con Yahvé con una alianza 31; al abandonarle, yéndose tras de otros dioses, se entregó a una prostitución espiritual: te acostaste. (v.20c). Y los lugares de esa prostitución son sobre todo collado alto y bajo todo árbol frondoso, lugares tradicionales de culto a los ídolos: los lugares altos 32 y los jardines llenos de árboles frondosos 33, lugares de culto cananeo, símbolo de la fecundidad otorgada por divinidades licenciosas, como Astarté (la Isthar me-sopotámica) y Adonis (el Tammuz asiro-babilónico).
De nuevo el recuerdo del elevado origen de Israel como pueblo: Yo te planté de vid generosa., de legítimos plantones (v.21a). Esta comparación es muy similar a la famosa alegoría de la viña de Isaías 34. Israel es como una viña plantada con los mejores plantones 35. Dada su calidad selecta, era de esperar que diera buenos frutos, pero se ha degenerado, convirtiéndose en sarmientos de vid ajena (v.21b). Supuesta su buena naturaleza, hubiera debido dar frutos de santidad y de justicia; pero ha dado frutos de apostasía, de injusticia y de infidelidad. Esta es la terrible realidad. Como en la alegoría de Isaías, dio agrazones, indignos de las cepas de calidad de origen.
Ese proceso de degeneración ha hecho que Israel aparezca manchada ante los ojos de su Esposo, Yahvé: Aunque te laves con nitro., con lejía., permanecerá marcada tu iniquidad ante mí (v.22a). También esta imagen parece estar tomada de Isa_1:18.25. Con estas palabras el profeta quiere destacar la enormidad de los pecados de Israel, acumulados durante su historia. Ha sido una rebeldía constante, y por eso a los ojos de Dios aparece como un vestido tan manchado, que es muy difícil dejarlo en su limpieza primitiva. No quiere esto decir que sus pecados sean imperdonables, sino que quiere destacar el grado de degeneración a que ha llegado Israel, acumulando infidelidades que le fueron alejando de su Dios.
La obcecación de Israel es tal, que no reconoce su conducta alejada de Yahvé. El pueblo creía lícito un culto sincretista, es decir, reconocer oficialmente a Yahvé, asistiendo al culto en el templo; pero, al mismo tiempo, participar en cultos licenciosos de los baales. Por eso dice: No estoy manchada, no me he ido en pos de los baales (v.23a). El profeta concreta al punto sus acusaciones: Repara en tu conducta en el valle. (v.23b), probable alusión al culto de Moloc en el valle que resulta de la confluencia del Cedrón y el Ge-Hinnom o Gehenna, famoso por sus cultos idolátricos 36. Israel se parece en sus galanteos con los ídolos a la camella joven, ligera, titubeante en sus caminos (v.23b) cuando está en época de celos y anda inquieta buscando satisfacer su instinto erótico con el macho. Es el asna salvaje, habituada al desierto; en el ardor de su pasión olfatea el viento (v.24a). El asno salvaje es considerado en la Biblia como símbolo del que quiere vivir libre 37. Israel se parece en este aspecto a una asna salvaje, que no quiere coyundas y que al mismo tiempo desea entregarse a los cultos de los ídolos, satisfaciendo sus instintos sensuales. La comparación está jugando con la idea de prostitución religiosa, expresada con crudo realismo, y al mismo tiempo parece aludir a la causa de frecuentar estos cultos, participar de ritos orgiásticos licenciosos. En esa época de su celo, ¿quién la reducirá? es decir, ¿quién será capaz de sujetarla y hacerla volver a su dueño? El profeta insiste más en la locura de Israel siguiendo el símil de la camella o asna salvaje: el que la busque no tendrá que fatigarse, la hallará en su mes (de celos); es decir, sus amantes no tendrán que fatigarse en hacerle la corte, pues ella misma se ofrecerá en la época del celo para satisfacer su sensualidad con el primero que encuentra. La inclinación de Israel por la idolatría, por sus amantes los ídolos, es tal, que, en vez de buscarla éstos a ella, ésta los buscará ansiosamente.
El profeta irónicamente dice a Israel que ande menos aprisa, no sea que pierda el calzado y se haga daño en los pies: Evita que tus pies estén descalzos (v.25a). Anda tan loca tras de sus amantes, que corre peligro de hacerse daño en los pies. Por otra parte, tanto andar le va a resecar la garganta: evita que tus fauces estén sedientas. Es demasiado caminar tras de los ídolos. Pero la respuesta de Israel no se hace esperar: Es en vano, no, pues amo los extranjeros. (v.25b). Confiesa que es tal la pasión que tiene por los ídolos extranjeros, que no puede contenerse.

Degradación idolátrica de Israel (26-30).
26 Corno queda confundido el ladrón al ser sorprendido, así será confundida la casa de Israel. Ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, 27 que dicen a un leño: Tú eres mi padre, y a una piedra: Tú me engendraste. Pues vuelven hacia mí la espalda, y no su rostro, pero al tiempo de su desgracia dicen: álzate y sálvanos, 28 ¿Dónde están tus dioses que te hiciste? ¡Que se alcen ellos si pueden salvarte al tiempo de tu desventura! Pues tantos son tus dioses cuantas tus ciudades, ¡oh Judá! y cuantas son las calles de Jerusalén, tantos son los altares a Baal38. 29¿Por qué pretendéis litigar conmigo? Todos os habéis rebelado contra mí,oráculo de Yahvé. 30En vano os he castigado; vuestros hijos no aceptaron la corrección, La espada ha devorado a vuestros profetas como león devastador.

La apostasía de Israel es un mal negocio, pues le va a acarrear la confusión y el deshonor como ladrón sorprendido in fraganti (v.26). La infidelidad ha comenzado por las altas clases, que tenían especial obligación de velar por los intereses religiosos de su pueblo. Los reyes, príncipes, sacerdotes y profetas son los principales culpables de la idolatría; Tú eres mi padre (v.27), dicen a un simple leño. Alusión a los cultos de árboles sagrados. Aún hoy día entre las gentes incultas beduinas se cree que los árboles tienen especiales geniecillos y poderes. Son restos de la religión animista. En el culto cananeo se daba mucho realce al árbol como símbolo de la fecundidad; y aun se daba culto a leños secos llamados asera, relacionándolos con Astarté, la diosa de la fecundidad. Además, estaba el culto a la piedra o estela llamada massebah. Los templos cananeos eran al aire libre: bosques naturales o artificiales (troncos dispuestos verticalmente) o piedras en forma de menhires; por eso aquí se dice que el devoto dice a una piedra: Tú me engendraste (v.27a). Quizá en estas expresiones del profeta sólo haya una simple alusión al material de que estaban hechos los ídolos en general. La ironía es sangrante: los hombres reconociendo como progenitores suyos a los seres inanimados, la vida proporcionada por objetos que no la tienen. Isaías desarrolla esta idea del modo más sarcástico39. Los israelitas abandonan al Dios-Yahvé, trascendente, santísimo, que los ha elegido como pueblo, para entregarse a la más crasa idolatría. No cabe mayor degradación religiosa.
Esta conducta, no obstante, es sólo en épocas de bonanza, pues cuando llega la desgracia y la adversidad, vuelven a Yahvé, diciendo: álzate y sálvanos (v.27c). La expresión hebrea usada para sálvanos es el hoshianna (hosanna), que después quedará estereotipado en el uso litúrgico como exclamación de júbilo y esperanza. Yahvé responde con ironía a este grito de socorro in extremis, diciendo que, puesto que tienen tantos ídolos cuantas ciudades. (v.28b), que acudan a ellos para que les ayuden40.
Pero, además, la hipocresía de estos israelitas idólatras llega a tal término, que se atreven a pedir cuentas al mismo Yahvé. Se creen inocentes, y se atreven a acusar a Yahvé de demasiado susceptible y severo. ¿Por qué pretendéis litigar conmigo? (v.29). La historia de Israel ha sido una constante rebelión contra su Dios. Yahvé les recuerda los castigos que ha enviado a sus hijos. Los israelitas han tenido que sufrir los rigores de la ira divina con el fin de hacerles entrar en buen camino, pero ha sido todo en vano: no aceptaron la corrección. Parece que Jeremías alude a alguna matanza general debida a un levantamiento popular en el que hubieran caído los falsos profetas del pueblo: La espada ha devorado a nuestros profetas (v.30b). No obstante, no sabemos que en estos tiempos hubiera habido una matanza de profetas como la había habido en tiempos de Elias y de Jehú, rey de Israel41, en el reino del Norte. Por eso, algunos autores prefieren ver aquí una alusión a los verdaderos profetas de Yahvé muertos en alguna rebelión popular. Sabemos que Manases años antes había llenado Jerusalén de sangre inocente 42, especialmente de profetas. Pero el contexto parece insinuar la primera interpretación.

Ingratitud de Israel para con Yahvé (31-37).
31 Oíd los de esta generación la palabra de Yahvé43: ¿Por ventura soy yo para Israel un desierto o una tierra tenebrosa ? ¿Por qué dice mi pueblo: 1 Somos libres 44, no iremos más en pos de ti? 32 ¿Se olvida por ventura la doncella de sus galas, y de su ceñidor la esposa? Pues mi pueblo se ha olvidado de mí ya desde días sin cuento. 33 ¡Qué bien amañas tus caminos para buscar el amor! También a las maldades avezaste tus caminos. 34 Hasta en tus palmas de la mano se descubre sangre de vidas de pobres inocentes 45, no de sorprendidos en conatos de robo46. 35Y dices: Soy inocente, su cólera se ha apartado ya de mí. Heme aquí para juzgarte por decir: No he pecado. 36¿Cómo te apresuras sobremanera a cambiar tus caminos? 47 También de Egipto serás avergonzada, como lo fuiste de Asiría. 37También de ahí saldrás con las manos en la cabeza, porque Yahvé ha rechazado aquellos en quien confías, y no tendrás éxito con ellos.
La conducta de Israel ha sido inexplicable, pues Yahvé no ha sido para ellos precisamente un desierto o una tierra tenebrosa (v.14). Yahvé no ha sido en la historia tan hosco como para huir de El como si fuera un lugar inhóspito, lleno de tinieblas. El desierto era símbolo de terror, que había de evitar el viajero, ya que, aparte de su carácter estepario y sin vida, era lugar de salteadores y guarida de fieras, amparadas en la oscuridad. En realidad, Yahvé ha sido en la historia como un lugar atractivo, lleno de vida y vegetación, pues le ha protegido y ayudado siempre. Y, sobre todo, la religión yahvista era mucho más luminosa y elevada que las idolátricas48. Sin embargo, Israel dice despectivamente: somos libres, no queremos ir en pos de ti (v.31c). Esta conducta es inexplicable, como lo sería la de una doncella que olvidara sus galas (v.32a), que son su adorno y le dan prestancia ante los hombres. Yahvé es, en realidad, el mejor adorno que puede tener Israel. En Oriente aún hoy día mujeres pobrísimas lucen joyas de mucho valor, que han recibido por tradición en herencia y de las que no se desprenden aun en la mayor necesidad. Saben que ello forma parte de su personalidad. Israel, en cambio, se ha olvidado de su adorno y ceñidor, que es Yahvé. En Isaías encontramos un símil semejante: el buey y el asno saben ir a su pesebre, mientras que Israel no sabe volver a su Dios, del que todo lo recibe49. Y este proceso de apostasía es antiguo, de días sin cuento (v.32b).
De nuevo el tono irónico recriminatorio: ¡Qué bien amañas tus caminos para buscar el amor (v.33a) de los dioses extranjeros! Israel tiene una predisposición especial para apartarse de su Dios y entregarse a su amor, su obsesión de los cultos idolátricos. Es como una mujer que está experta en probar amores bastardos. Pero su proclividad es a algo más que a los cultos idolátricos, pues se ha familiarizado con los mayores crímenes (v.33b). Y especifica estas maldades: Hasta en tus palmas de la mano se descubre sangre de vidas de pobres inocentes (v.34a). El profeta parece aludir a los sacrificios cruentos de niños a Moloc. Es una explicación de lo dicho en v.22-23. Esa sangre está presente a los ojos de Yahvé, que sabe ver en las mismas palmas de la mano que levantan hipócritamente para orar en las épocas de angustia. Y esta sangre que ve en las manos de los israelitas no es precisamente de ladrones que han sido cogidos atacando el muro de una casa: No de sorprendidos en conatos de robo (v.34b). Según esta versión, se aludiría aquí a la ley mosaica, según la cual, cuando se mataba a un ladrón en el acto de atacar, no había culpa alguna50. Esta idea de que los israelitas tienen las manos manchadas en sangre se encuentra a menudo en Jeremías51.
A pesar de estos horrendos crímenes, Israel no admite su culpabilidad (v.35a). Israel parece aquí presumir de inocencia, precisamente porque se siente próspera. Según la mentalidad de la época, el mal provenía de algún pecado, como castigo de Dios. De ahí la ecuación de justicia y prosperidad, desgracia y pecado. Yahvé ahora quiere castigar a Israel por esta presunción hipócrita, pues no quiere reconocer sus pecados: Heme aquí para juzgarte por decir: No he pecado (v.35b). El castigo le hará recapacitar reconociendo su culpabilidad.
Y de nada le han de valer las alianzas políticas para evitar la manifestación justiciera de Yahvé: ¿Cómo te apresuras sobremanera a cambiar tus caminos? (v.36a); alusión a su nerviosismo buscando aliados en Egipto y en Asiría. Parece que había una facción fuerte egiptófila, que buscaba en Egipto protección contra el peligro babilonio, encarnado en Nabucodonosor. Pero de nada le servirá esta alianza, pues los egipcios serán derrotados por Nabucodonosor en 604, siendo definitivamente arrojados de Palestina. Y entonces se volverá a repetir la historia de la alianza anterior con Asiría, cuando Josías salió a defender a ésta contra Necao II en Megiddo, y la suerte fue la muerte trágica del piadoso rey Josías: También de Egipto serás avergonzada, como lo fuiste de Asiría. No hay más que una política realista según el profeta: reconocer los pecados y volver a Dios, el único salvador de Israel.
Todo lo que sea meterse en alianzas con potencias extranjeras será ir al fracaso, teniendo que volver con las manos sobre la cabeza (v.37a), gesto de confusión y desesperación52. La suerte ya está echada, y el profeta lo anuncia en nombre del que dirige los hilos misteriosos de la historia (v.37b).

1 Otros traducen: quien de ella comía debía pagan, es decir, recibir el pago de su atrevimiento. 2 Cf. Ose_2:15(17). 3 Cf. Exo_23:19; Num_8:8; Lev_22:9. 4 Cf. Ex i9:5ss; Deu_7:6; Deu_14:2. 5 En heb. sombra de muerte. 6 Cf. Jer_8:19; Jer_10:1-16; Jer_14:22; Jer_16:19; cf. también 1Sa_12:21; Is 44>9s; Deu_32:21; 2Re_17:15. 7 Cf. Ez 16. 8 Cf. Exo_34:7. 9 Cf. Jer_31:29; Ez 0.28; Deu_24:16. 10 Cf. Flavio Josefo, Ant. I 6:1. Los Kftttm aparecen en Gen_10:4 como descendientes de Yaván o Grecia. En Dan_11:30 se refiere a las naves romanas. En 1Ma_1:1; 1Ma_1:8, 1Ma_1:5, se refiere a Macedonia. Cf. Deu_11:30. 11 Kedar o Cedar era el segundo hijo de Ismael (Gen_25:13). Cf. Isa_42:11; Isa_42:60, Isa_42:7; Isa_21:17; Eze_27:21; Can_1:5. Son los Cedraei de Plinio, Htst. Nat. V 11:12. 12 Cf. Deu_10:21; 1Sa_4:21; Sal_106:20. 13 Cf. Deu_32:21; Isa_37:19; 1Co_8:4; Jer_16:20. 14 Cf. Sal_36:10; Jua_4:10ss; Jua_7:38. Dussaud ve en estas palabras una alusión al Bahal fenicio patrono de la lluvia. Cf. Les découvertes de Ras Shamra et V Anden Testament (París 1937) P-74- 15 Así según el hebreo. El griego dice: te conocieron y te ultrajaron. 16 Cf. Exo_21:2-4; Exo_34:10. 17 Cf. Exo_4:22. 18 Cf. Nah_2:12; Jer_4:7; Jer_5:6; Jer_25:38; Jer_25:49, iQ; So.i?· 19 Cf. Jer_22:10-12; 2Re_23:315. 20 En egipcio Men-Ofer. 21 Cf. Isa_15:2; Isa_22:12; Isa_3:17.24. 22 Cf. Jos_13:3; 1Cr_13:5; Isa_23:3. Los LXX traducen Geón, identificando al Nilo con el Geón del paraíso. Cf. Flavio Josefo, Aní. I 1:3. 23 Cf. Isa_8:7. 24 El texto es oscuro en el detalle, pero claro en la idea general. La Bible de Jérusalem traduce: planta degenerada, viña bastarda. Dennefeld: plantas degeneradas y bastardas. 25 Así según la Bible de Jérusalem. Dennefeld: la mancha de tu iniquidad permanecerá ante mí. 26 Frase oscura. La traducción arriba expuesta es la seguida por la Bible de Jérusalem, Dennefeld, Streane. 27 La Bible de Jérusalem: su ruta, ¿quién la frenará? Streane: En su ocasión, ¿quién puede volverla? 28 Bible de Jérusalem: ¡Ten cuidado! Tu pie va a descalzarse. 29 Bible de Jérusalem: No, qué importa. Dennefeld: Imposible. 30 Cf. Ose_10:1-1; Jer_31:18. 31 Cf. Jer_2:2; Ose_4:13s; Amo_2:7. 32 Cf. Deu_23:18; 1Re_1:14.24; 1Re_22:47; 2Re_23:7. 33 Cf. Jer_3:6ss; Jer_17:2; Isa_1:21; Isa_57:5; Ose_4:13.14; Eze_6:13. 34 Cf. Is s.iss. 35 En hebreo dice de Soreq, que es una localidad llamada hoy Kh. Surik, junto al actual Beit-Dgebrim. En Jue_16:4 es la patria de Dalila. Quizá fuera famoso por sus vinos, y de ahí el nombre de esas cepas excepcionales. 36 Cf. Isa_57:9. 37 Cf. Job_39:5ss. La traducción de los LXX es muy diferente: alargo sus caminos hacia el agua del desierto, llevada del viento en el ardor de su alma; ¿existe vía determinada para hacerla volver? 38 Este último estico falta en el TM. 39 Cf. Isa_44:11-17. 40 Aparece de nuevo en Jer_1:13. 41 Cf. 1Re_18:40; 2Re_10:18-27. 42 Cf. 2Re_21:6; Luc_11:47; Hec_7:52. 43 El texto es inseguro. 44 Bibl. de Jérus.: corremos aquí y allá. 45 Así según G., pero el H. dice: en los bordes de tu vestido hallóse sangre. 46 Frase muy oscura, aunque el sentido general es claro. La Bible de Jérus.: A éstos no los habías sorprendido forzando puertas. 47 Bible de Jérus.: ¡Cómo frivolamente cambias de camino! Dennefeld: ¡qué poco te cuesta cambiar de caminos! 48 Cf. Deu_30:11s; Isa_45:19. 49 Cf. Isa_1:3. 50 Cf. Exo_22:2. La versión de los LXX difiere bastante: Sobre tus manos se ha encontrado sangre de almas inocentes; no la encontraste en las fosas, sino bajo toda encina. Con-damin deduce de esto que aquí se aludiría a sacrificios de niños bajo los árboles en los que había ritos idolátricos. 51 Cf. Jer_5:26; Jer_22:13.17; Isa_1:15; Isa_8:15; Eze_34:23. 52 Cf. 2 Sam 13:19.